HISTORIA DE UN ALEMÁN (1914-1933) – Sebastian Haffner
Publicado por javier | Visto 88 veces
Cualquiera que esté interesado en la historia del siglo XX se habrá topado en los últimos años con el nombre de Sebastian Haffner. Sus libros se citan como clásicos entre la inabarcable bibliografía sobre el nacionalsocialismo y la Alemania de los años anteriores a la IIGM, y en España se han publicado varias de sus obras en apenas tres años.
¿Cuál es la razón para que un autor prácticamente desconocido hasta 2000 parezca de repente imprescindible para conocer una época sobre la que parecía estar todo escrito? Se puede decir que todo comenzó con este libro.
Publicado 60 años después de ser escrito, tras ser rescatado de los papeles que el autor dejó al morir en 1999, esta autobiografía -si se puede llamar así a una obra escrita con apenas 31 años- se plantea como la lucha desigual entre un poderoso Estado y un individuo, “pequeño y anónimo”, dice Haffner, pero lo suficientemente lúcido como para hacer balance, en 1939, del primer tercio de siglo en Alemania y de lo que esperaba a su país si seguía – como siguió- el camino iniciado en 1933.
El libro se divide en tres partes: “Prólogo” (del verano de 1914 al verano de 1932), “Revolución” (del 30 de enero de 1932 al verano de 1933) y “Despedida” (verano de 1933). A lo largo de ellas Haffner recorre el itinerario del país de la mano de su propia trayectoria vital, casi a la manera de una educación sentimental en la que vemos como pasan ante sus ojos la IGM y sus desastrosas consecuencias para Alemania, la fracasada revolución espartaquista, la república de Weimar, la ocupación francesa del Ruhr y la gran crisis económica, pasos previos todos ellos a la victoria de Hitler en las elecciones de 1933.
En cualquier caso, lo que hace diferente a este libro es la persona que lo escribe y su inusual lucidez y coraje, a la vista del comportamiento del resto de sus compatriotas. Haffner no es judío, ni comunista, ni miembro de ninguna otra minoría amenazada por el nuevo régimen. Bien al contrario, se trata de un alemán de buena posición, abogado, conservador y considerado ario. Acostumbrados como estamos a ver cómo las grandes obras de denuncia del nazismo suelen provenir de aquellos directamente amenazados por él, reconforta encontrarse con la denuncia que hace un ciudadano “de primera clase”, que además se considera patriota, ante la deriva de su país. Al final, nos dice con tristeza, sólo una derrota militar podrá salvarlos de esa deriva. Estamos en 1939.
Más allá de la admiración que pueda suscitar el valor de Haffner, quedan sus críticas, y no son pocas. En primer lugar, el pueblo alemán. filtro, pusilánime, falto de dignidad y aborregado, se deja arrastrar en nombre de aquellos instintos que la civilización llevaba intentando superar durante siglos. Haffner es tan implacable con sus compatriotas como con él mismo: qué poco han luchado. A la cabeza de él, los políticos, incapaces de otra cosa que no sea esperar la llegada de Hitler, asumida como inevitable. Dicho sea de paso, cuando uno se entera de los aplausos que la socialdemocracia dedicó a Hitler en el Reichstag, no puede resistirse a recordar el poema de Kavafis en el que los senadores romanos esperan resignados, y secretamente ansiosos, la llegada salvadora de los bárbaros.
Pero hay más críticas en el libro, en las que quizá no pensó el propio Haffner: todos aquellos – una vez más, y en primer lugar, los propios alemanes, pero también otros países y la propia Iglesia- a los que la guerra despertó a la realidad, y que después habrían de lamentarse por lo ocurrido. Después de este libro, no es creíble alegar desconocimiento para no ser culpado de, como mínimo, pasividad cómplice. Y la mayor crítica, que planea sobre todo el libro: saber que su éxito se basa, precisamente, en lo extraordinario de su caso.
Y junto a estas críticas, un par de reflexiones: la primera es el estupor ante la degeneración de un país que representaba los más altos valores de la cultura occidental. Así como Adorno decía que no puede haber poesía después de Auschwitz, Sloterdijk dirá que el humanismo puede ser una vía muerta después de lo que ocurrido en Alemania.
La segunda es lo inquietante del refugio nacionalista, de la autocontemplación y egolatría nacionales. Cuando Haffner dice que un alemán que cae víctima del nacionalismo deja de ser alemán – precisamente por ser éste un individuo abierto, autocrítico y generoso-, lo hace alabando también el valor romántico de su pueblo, su musicalidad, sus infinitas posibilidades intelectuales. Es esa línea sentimental, entre lo idílico y lo macabro, la que a día de hoy sigue recorriendo el nacionalismo.
En fin, un libro muy recomendable, de un autor al que seguir la pista.
Fuente:
HISTORIA DE UN ALEMN (1914-1933) – Sebastian Haffner Grandes contiendas Historia por épocas Libros de Historia, libros con Historia – Hislibris