Sigue firme allí, enhiesta gloriosamente y con el orgullo intacto. Como puede verse en la foto del post de arriba, el señor del cuadro, que es un retrato de su dueño repasando el anuncio de la inmobiliaria, ya se ha quedado canoso esperando que lo llamen.
Yo no sé qué pasa con la gente, que no se la sacan de las manos. Debe ser una señal de que el fin del mundo está cerca y moriremos cienes de veces.