Estoy seguro que habéis observado la retórica bélica, que prácticamente al unísono, han adoptado los principales lideres mundiales.
El Tercer Elías, en su esencia, representaría la promesa de un cambio profundo, un precursor de la venida de una nueva era marcada por la paz y la equidad. Sin embargo, en el discurso actual de estos lideres, observamos un lenguaje y posturas que evocan la guerra y el conflicto.
La adopción de un lenguaje bélico por parte de las élites políticas y espirituales puede entenderse como un reflejo de las batallas internas y externas que enfrentamos como individuos y como sociedad.
En este sentido, el Tercer Elías emerge como un llamado a superar estas divisiones a través de un entendimiento más profundo de nuestras luchas compartidas hacia una justicia auténtica.
Frente a la tentación de perpetuar un ciclo de “nosotros contra ellos”, el simbolismo del Tercer Elías nos insta a buscar caminos alternativos hacia el cambio, aquellos que fomentan la comprensión, el diálogo y la reconciliación. El “Tercer Elías” nos recuerda que la verdadera batalla no se libra contra un enemigo externo, sino contra las sombras de la ignorancia, el miedo y el conflicto que oscurecen nuestro mundo.
