La arquitectura legal española está pensada para que nadie monte empresas (para que nadie se busque un trabajo mejor siquiera) y en caso de que alguien se atreva y le vaya bien que nunca dé el salto de pyme a gran empresa. De lo contrario pasaría como en USA o Suiza y los ricos de toda la vida (los dueños del cortijo, que llevan siendo los mismos desde hace siglos) se verían desplazados por nuevas fortunas.