A ver, "Nebulosas".
La aportación de todas las gentes que desembarcaron en la Argentina tiene que sumar, como afluentes, y por muy caudalosos que sean, al río principal que es el de la raíz hispánica, por disminuido que parezca.
Si no se entiende esto, se termina rápido en esa alucinación bonaerense que se traga que los argentinos son de todo, menos hispanos. 100 años creyéndose franceses y hoy, con el indigenismo, parece que toca 100 años creyéndose indios.
Todo menos asumir la enorme responsabilidad histórica que tiene Argentina, que es la de no malgastar ese "regalo de Dios" que es la oportunidad geopolítica de convertirse en uno de los pilares de la Hispanidad. Argentina es un país con suficiencia agraria, un potencial de crecimiento demográfico hasta los 400 millones de personas (es el número estimado de personas que alimenta la soja argentina), que está lejos de los centros de poder norteños (centros que nos destrozaron a mexicanos y a españoles, tanto EEUU en 1848 como Napoleón en 1808) y capaz de gobernar, como un mahout a su elefante, al gigante brasileño para que juntos, lideren la Suramérica, y a partir de ahí el mundo hispano e ibérico al completo.
Esto lo han entendido argentinos, pero los de verdad. Los que no lo entienden son una especie de Antiargentina que quiere convertir Buenos Aires en un "Hong Kong sudamericano", la Australia patagónica que nunca fue, y que se apoyarán en todo lo que huela a antiespañol para tener esa comunión con lo anglosajón, ya sea consciente o inconscientemente.
¿Les iría mejor siendo anglosudamericanos? Les fue muy bien a finales del XIX siéndolo. Pero, ¿es el maldito dinero lo que les mueve? Además, el mundo anglosajón se está viniendo abajo, es muy posible que ni siquiera por ese camino tengan el beneficio económico que pudiera reportarles la traición en otras épocas.
Argentina sólo tiene un camino, y cuanto más tiempo tarde en darse cuenta del mismo, más daño se hará a sí misma, y más daño hará a los pueblos hispanos. Por eso reaccionamos con violencia, y por eso decimos que si esas "gentes extrañas" bajadas del barco no colaboran (mejor dicho, "pensamientos extraños" bajados de barcos de ideas, pero que tienen su representación física en aquellas oleadas de pagapensiones), sólo habrán funcionado como un vector destructivo, piratas al abordaje que destruyen y hunden el barco, en vez de pilotos astutos que reconocen el potencial de la máquina a la que se han subido.