Un rojo peligroso llamado John Rambo
La historia de cómo un pacífico profesor canadiense creó
la parábola más contundente sobre la guerra de Vietnam, las protestas estudiantiles y la polarización de todo un país, es de traca, dado que Morrell no había oído hablar del conflicto en Vietnam hasta que llegó a EEUU en 1966. En cuanto pisó la universidad, comprobó que nadie hablaba de otra cosa. Los estudiantes se manifestaban y ocupaban los campus y entre los alumnos de Morrell había veteranos del Vietnam recién llegados a casa. "
Tenían graves problemas para aceptarme como figura de autoridad. Éramos todos veinteañeros, pero ellos habían arriesgado sus vidas en una jungla lejana", cuenta Morrell en su ensayo sobre los orígenes del personaje: Rambo and Me.
¿Y si uno de los manifestantes contra la guerra resultaba ser un veterano de guerra cabreado?El horno no estaba entonces para bollos. Morrell quedó "anonadado" tras ver a la Policía de Chicago
vapulear manifestantes antibélicos a las puertas de la controvertida Convención del Partido Demócrata en 1968. Viendo los choques por televisión, se le iluminó la bombillita: "¿Y si uno de los
manifestantes resultaba ser como uno de esos
veteranos de guerra cabreados que me había encontrado en clase? ¿Y si uno de esos veteranos era un hombre con habilidades especiales para el combate, un antiguo miembro condecorado de las fuerzas especiales?
¿Y si había decidido que la guerra fue un error y creía haberse ganado el derecho a protestar sin parecer un antipatriota? ¿Y si estaba furioso y para colmo la Policía le golpeaba un cráneo rebosante de furia destructiva?", se preguntó entonces el escritor.
Resumiendo: el Rambo remoto era un manifestante contra el Vietnam dispuesto a enfrentarse a tiros a las fuerzas del orden; es decir:
un terrorista rojo. Que tal tipo acabara convertido en el gran héroe de acción del reaganismo es, sin duda, una de las mutaciones culturales más locas del Hollywood moderno.
Morrell ya tenía el rol en la cabeza. Ahora quedaban los detalles. La idea del look hippie se le ocurrió tras leer una noticia en el periódico sobre un grupo de hippies detenidos en un pueblo sureño. "Les cortaron el pelo y la barba,
les afeitaron la cara y la cabeza, les condujeron a los lindes del pueblo y les instaron a no volver por allí. ¿Y si entre ellos hubiera estado mi imaginario veterano de las Fuerzas Especiales cuyas experiencias en Vietnam le habían perturbado tanto que había decidido salirse del sistema?", reflexionó Morrell.
El escritor decidió incluso dejarse el pelo largo como "experimento", comprobando en sus propias carnes
cómo la Policía le "insultaba" cuando pasaba a su lado. De ahí sacó uno de los conceptos políticos claves de
Primera sangre: la polarización. "La violenta polarización de EEUU devino tan intensa que muchos de mis amigos estudiantes temían que el país pudiera caer en una guerra civil. Me pregunté si eso podía ser el objeto de una novela. No sabía cómo podía dramatizar una gran guerra civil, pero quizás sí podía inventar una en miniatura. O podía inventar una pequeña versión de la guerra de Vietnam, solo que esta guerra privada tendría lugar en EEUU".
No obstante,
Primera sangre no es una novela activista. Entre otras cosas porque Morrell no podía ni hablar a las claras ni dar su opinión sobre la guerra de Vietnam: estaba en EEUU gracias a una
visa temporal que especificaba que "debía abstenerse de expresar opiniones políticas o participar en actividades políticas
a riesgo de ser deportado". Las restricciones no hicieron más que potenciar uno de los puntos fuertes del libro: su ambigüedad.