Hay más fuentes en la actualidad que esas, al menos cinco, pero como no consta su autenticidad prefiero no difundirlas.
En cualquier caso, lo del nuevo Pentecostés solo es una posibilidad. Pienso que lo esencial que hemos de sacar de todo lo que está pasando es que aunque se intente acabar con el pecado dejando de hablar de él (o incluso prohibiendo hablar de él), sea desde la Iglesia o desde los poderes temporales, este tiene consecuencias sobre la vida de las personas y el devenir de las sociedades. El mal es malo porque engendra desorden, enfermedad y muerte.
1 Co 10,23, "«Todo es lícito», mas no todo es conveniente. «Todo es lícito», mas no todo edifica."
Personalmente sí que creo que tras un tiempo de desorden vendrá una etapa de fe renovada, alcanzando una mayor calidad que antes. Dios permite un mal para sacar de él un bien mayor, y en este caso el enfoque está en la libertad individual y en la necesidad de aprender a utilizarla correctamente sin la rigidez de las normas externas, que siempre son incompletas y dejan lugar a la hipocresía y otros abusos. Esto solo se puede conseguir mediante la gracia del Espíritu Santo.
