Insisto, DEFLACION!!!!

IPC != Inflación.

IPC = Aumento del coste de la vida = lo que realmente fastidia de la inflación

La cesta de la compra siempre será algo personal y subjetivo, pero el IPC oficial es una buena medida de la inflación general (no de productos particulares).


Además, que shishi, si estamos en deflación en Europa. Normal que los germanos saquen bonos así. No vas a ver al Tesoro Americano sacando lo mismo. Y aunque lo veas, dudo mucho que te protejan contra el más de 10% de valor que ha perdido en los últimos dos meses...

^^ Los germanos sacaron esos bonos en el punto álgido de la burbuja del petróleo, cuando despuntaba el IPC [aunque dicho sea de paso: a medio plazo estas burbujas son deflacionarias, por lo que el bobierno alemán hizo una hábil jugada].
 
¿Es posible una devaluación interna?

Bajar precios y salarios tendría en España un efecto similar a depreciar la moneda

El 9 de julio de 2007 el presidente francés, Nicolás Sarkozy, se presentó en Bruselas ante el Eurogrupo (formado por los entonces 13 países de la moneda única) y espetó, para sorpresa de muchos: "Tenemos que devaluar el euro. Es la única forma de poder seguir vendiendo aviones Airbus en el mundo". Huelga decir que enfrente se encontró con la oposición de toda la ortodoxia económica, encabezada por Jean Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE). Dos años después, Francia (que empieza a salir de la recesión) ya no habla de devaluación. En cambio, España lo ha incorporado al doloroso debate sobre el futuro de su economía.

Con la política monetaria y cambiaria en manos del BCE, resulta evidente que España por sí sola no tiene potestad para devaluar la moneda, medida que ayudaría a que sus productos y servicios fueran más competitivos. "Dada nuestra situación económica, es la mejor opción a corto plazo para ganar competitividad pues hace todo el trabajo de una vez, y tiene menos efectos secundarios que otras opciones", indica Natalia Aguirre, jefa de análisis de Renta 4. Incluso Jordi Mestre, director general de Caixa Sabadell, la ha expuesto abiertamente, aunque, según él, debería afectar sólo a España para que fuera eficaz y no a los demás países euro. Algo, por ahora, irrealizable.

Descartado este bálsamo de Fierabrás, algunos analistas, como José Luis Martínez, economista jefe de Citigroup, creen que se podría hacer una devaluación interna que tuviera unos efectos similares a la tradicional "vía bajada de precios, sueldos y salarios". Una medida de la que llevan tiempo hablando el premio Nobel de Economía, Paul Krugman, y, antes que él, Olivier Blanchard, economista jefe del FMI, aunque no sólo pensando en nuestro país, sino también en Irlanda, Grecia e Italia.

Guillermo de la Dehesa, presidente del Center for Economic Policy Research (CEPR) de Londres, explica en qué consistiría esta devaluación interna: "Los salarios españoles deberían crecer durante muchos años por debajo de la zona euro (al igual que han crecido por encima durante bastante tiempo); la productividad de España tendría que superar la media de la eurozona (del mismo modo que lleva muchos años por debajo) y habría que reducir los costes salariales (cotizaciones a la Seguridad Social)".

Pero esta iniciativa de incidir sobre el bolsillo de los trabajadores no gusta a todos: "Lo que Krugman propone es una deflación del 20% de precios y salarios. Y esto es algo inviable", advierte Juan Iranzo, director del Instituto de Estudios Económicos (IEE). "España ya es de por sí un país de salarios bajos y creo, además, que no sería asumible políticamente", precisa Mario Weitz, consultor del Banco Mundial y profesor en el ESIC.

El propio Krugman es consciente de la gran dificultad de aplicar sus recetas y de lo "extremadamente difícil que es conseguir una reducción de los salarios". Sin embargo, hay otras fórmulas que tendrían un efecto similar a la imposible devaluación del euro español. Juan Iranzo aboga por una bajada de cinco puntos en las cotizaciones sociales y una subida de dos en el IVA. "Además" -puntualiza Iranzo- "este impuesto tiene la ventaja de que se deduce de las exportaciones, con lo que se consigue un resultado parecido a una devaluación al aumentar la competitividad".

Hablamos de una devaluación interior que ya planteó, recuerda Guillermo de la Dehesa, en su día Nicolás Sarkozy cuando llegó al Elíseo. Aunque en su caso la propuesta era más agresiva: bajar cuatro puntos el IVA y seis las cotizaciones sociales.

Pero como es evidente, hay miradas muy distintas sobre este mismo problema. "No soy partidario de estos equilibrios. Lo que tenemos que hacer es reducir nuestros costes, no sólo el salarial; sino los energéticos, los de las infraestructuras...", recomienda Jordi Gual, economista jefe de la Caixa. Y puntualiza: "Utilizar el sistema fiscal sería más de lo mismo".

Ahora bien, otro camino para esta devaluación interna puede ser "un aumento de nuestra productividad tecnológica (I+D) y de la calidad en la mano de obra. Aunque viendo los nuevos Presupuestos Generales y el recorte que han sufrido estas partidas se antoja algo complicado", reflexiona Miguel Freijo, experto de IG Markets. Además, son medidas de largo plazo y no de corto, que es lo prioritario.

Está claro que el hilo de Ariadna de este laberinto es incrementar la productividad. El problema es que, como sucede con el colesterol, la hay buena y mala. "Y España está aumentado su productividad mala. La que proviene de destruir empleo; por lo que al final lo que tenemos es un brutal ajuste del mercado de trabajo", comenta José Luis Martínez, de Citigroup. Este crecimiento descompensado, tiene el riesgo, además, de enquistarse en el torrente económico español, y generar una "recuperación titubeante e incapaz de crear empleo en el futuro", advierte José Luis Martínez.

Éste es el inquietante mensaje que nos llega del Servicio de Estudios del BBVA cuando pronostica una contracción de la economía para 2010 del 1,2% y un paro del 20,1%. Parece, pues, que habrá que esperar hasta 2014, como vaticina el FMI, para recuperar nuestra antigua renta per cápita. O bien, si se quieren acortar los plazos, poner en marcha esta devaluación interna, algo que Alemania ya ha sido capaz de implantar con éxito en sus empresas a base de reducir jornada laboral y salarios. ¿Pero alguien se atreve a ponerle el cascabel a este escurridizo gato?

La peseta no volverá

La salida de España del euro es una pesadilla. No porque pueda ocurrir (está descartado), sino por las devastadoras consecuencias que tendría: "Tensión en los tipos de interés, encarecimiento de la deuda, caída del crecimiento durante mucho tiempo...", enumera José Luis Martínez, economista jefe de Citigroup. "Sería un gravísimo error salir. La moneda única nos viene muy bien, por ejemplo, para tener unos tipos bajos", dice Juan Iranzo, del (IEE). También Guillermo de la Dehesa lo ve inviable: "La peseta se desplomaría si volviéramos a ella como referencia. Sufriría una devaluación tremenda". Y para Jordi Gual, economista jefe de la Caixa, "no tiene sentido ni planteárselo. Sin la moneda única estaríamos en una situación de tipos de interés más elevada y la prima de riesgo sería muy alta" .

Y la otra opción, que nos echen del euro, no resulta factible ya que el Tratado de la Unión Europea no recoge esta posibilidad para ningún país miembro, aunque incumpla (caso de España) los límites de déficit. Así que, por ahora, estamos abrazados a la seguridad de la moneda única. -

¿Es posible una devaluación interna? · ELPAÍS.com
 
El tal Iranzo lee a nueestro Eddy
Iranzo
El propio Krugman es consciente de la gran dificultad de aplicar sus recetas y de lo "extremadamente difícil que es conseguir una reducción de los salarios". Sin embargo, hay otras fórmulas que tendrían un efecto similar a la imposible devaluación del euro español. Juan Iranzo aboga por una bajada de cinco puntos en las cotizaciones sociales y una subida de dos en el IVA. "Además" -puntualiza Iranzo- "este impuesto tiene la ventaja de que se deduce de las exportaciones, con lo que se consigue un resultado parecido a una devaluación al aumentar la competitividad".

Eddy
Por ejemplo, se rebajan las cotizaciones sociales fuertemente a la vez que se sube el IVA.

El efecto es como una devaluación "virtual" (el coste salarial cae, la capacidad de compra también, y se desvía producción al exterior, a la vez que se gana competitividad).

Mas ejemplos:

- se importan coches de lujo: Megatasa "verde" al canto (pa que Bruselas no las píe).

- Los pepitos van de turismo a Cancún en vez de ir a Benidorm, como deberían: megatasa a los vuelos de salida transoceánicos.


Ideas hay, pero falta voluntad (paqué? si yanoestamosrecuperando y las terracitas están llenas)

http://www.burbuja.info/inmobiliaria/burbuja-inmobiliaria/124804-edward-hugh-hilo-oficial-17.html#post2155516
 
'Eso' puede ocurrir aquí

El Gobierno descarta la deflación, pero varios expertos ven riesgos cada vez mayores

Pregunte a tres economistas su opinión sobre cualquier cosa y obtendrá al menos tres respuestas distintas casi con toda seguridad. Si uno de los tres es Keynes, entonces habrá no menos de cuatro respuestas diferentes: Winston Churchill decía que Keynes siempre hacía dos aportaciones. Eso es exactamente lo que pasa cuando se pregunta por la deflación, una de esas palabras desagradables que utilizan los académicos para referirse a una caída generalizada y prolongada del nivel de precios que si no se aisla -y eso es algo tremendamente difícil- puede provocar años de doloroso estancamiento económico, paro y problemas en el sector financiero.

La Gran Depresión de los años treinta y la década perdida japonesa de los noventa del siglo pasado son las dos referencias históricas más claras de un fenómeno extraño, antónimo de la inflación, el aparentemente inexorable incremento de los precios de bienes y servicios que los bancos centrales de todo el mundo llevan décadas combatiendo. Pero entre los académicos ni siquiera hay un acuerdo claro en la definición o en la aplicación práctica de esa definición. Ni en la posibilidad de que eso ocurra, o esté ocurriendo ya, en España y en el mundo.

- Es la deflación, menso. Más o menos la mitad de los economistas piensan que la crisis actual derivará en una fuerte inflación en cuanto la economía empiece a recuperarse. Pero los expertos están entre el fuego y el hielo: la otra mitad, encabezada por el Nobel Paul Krugman, opina que el principal riesgo, el dragón que acecha, es la deflación -o al menos un estado de ánimo deflacionista-, que ha afectado durante meses a Francia, Alemania y EE UU y que tiene aún entre sus garras a economías pujantes, como Brasil, y a los países más afectados por el pinchazo de sus burbujas, Irlanda y España. Amén del inevitable Japón, que lleva prácticamente 20 años entrando y saliendo de un fenómeno económico que si no es una deflación se le parece mucho.

Hay un par de trabajos de referencia para saber si estamos o no en deflación. Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal (el banco central estadounidense, la Fed) y gran experto en la Gran Depresión, dio una conferencia en 2002 -en plena explosión de la burbuja puntocom- con un título esclarecedor: "Deflación: eso no va a ocurrir aquí". Aludía a que llegado el momento de enfrentarse a esa amenaza, EE UU dispone de una tecnología infalible: la máquina de imprimir dinero. Al grano: definía deflación como una "caída general de precios, con énfasis en la palabra general". "Ocurre cuando índices de precios de base amplia, como el índice de precios de consumo (IPC), registran caídas sucesivas", añadía. El IPC español, por ejemplo, lleva ocho meses en negativo. En la práctica, la Fed sigue al dedillo la evolución del índice de precios sin alimentos y energía (la denominada subyacente, otra palabra imposible), y el deflactor del PIB del consumo (más de lo mismo).

Bernanke apuntaba además que es mejor prevenir que curar la deflación. Y que las causas suelen ser un colapso de la demanda "tan severo que obliga a las empresas a reducir precios para buscar compradores", con efectos peligrosísimos: recesión, paro y la llamada "deflación de deuda": el coste real de las deudas se vuelve prohibitivo, lo que puede ocasionar un aumento de impagados y bancarrotas.

Cuando era economista jefe del FMI, Kenneth Rogoff firmó un estudio que da algunas pistas más sobre lo que significa una caída "prolongada" de "un buen número de precios, el IPC o el deflactor del PIB". "Uno o dos trimestres técnicos de deflación no son problemáticos", decía. Pero si la caída continúa -y en España se acerca ya a los tres trimestres-, empieza a ser preocupante "por la incertidumbre que lleva asociado ese fenómeno".

Rogoff ha llegado a proclamar recientemente que la obsesión de los bancos centrales con la inflación es una de las causas de la crisis actual. Y que una de las vías de salida de la recesión -y una forma de evitar la caída en la siniestra deflación- es fabricar una inflación notable, en torno al 6%, para impedir que la economía global se congele.

- La anorexia y otras trampas. La causa más habitual de una deflación es una caída importante de la demanda agregada "resultado, por ejemplo, del pinchazo de una burbuja o del aumento de la incertidumbre por motivos geopolíticos", según el servicio de estudios de La Caixa. Con los tipos de interés en el 0%, se puede convertir en una "trampa de la liquidez", en la que el mejor activo para invertir es el efectivo, sin riesgo y con alta rentabilidad real.

Pero el gran problema llega cuando se instala en las expectativas de los consumidores, que dejarán de comprarse un coche -o una vivienda, si se piensa en clave española- si creen que en el plazo de unos meses el precio de ese coche va a bajar notablemente. Un proceso que el economista Antón Costas suele comparar con la anorexia, una especie de desgana por consumir. En ese caso, el reto para los bancos centrales es "prometer de forma creíble que va a ser irresponsable", según Paul Krugman. Es decir, ponerse a imprimir billetes y tirarlos desde un helicóptero si es necesario, confiando en que la gente gaste. Una metáfora que en realidad consiste en inundar de liquidez los bancos a la espera de que empiecen a dar crédito de una vez, en lugar de usar el dinero, como ahora, para limpiar los balances.

- ¿España japonesa? Hay varios factores en España que recuerdan a la trampa japonesa. "Se generó una burbuja enorme que explotó; el Gobierno ha anunciado una subida de impuestos cuando la economía ni siquiera ha iniciado el despegue; hay un claro exceso de capacidad y un declive de la demanda agravado por el repunte del paro, que aún no ha llegado a su punto álgido, y dificultades para que los empresarios ajusten vía salarios... Sin la posibilidad de usar el tipo de cambio o la política monetaria, la trampa japonesa no se puede descartar", asegura Jordi Galí, de la Pompeu Fabra. "Pero lo más grave es el desplome del índice de precios sin alimentos y energía: raya el 0% y no hay motivos para pensar que se vaya a recuperar", avisa.

Guillermo alopécico dibuja un horizonte tenebroso desde Columbia: "Es difícil ser optimista con España. El crecimiento estuvo muy basado en capital barato y abundante, con poco cambio tecnológico. Las crisis anteriores, como la Gran Depresión y las que golpearon a los mercados emergentes, demuestran que el crédito es una variable que tarda mucho en recuperarse. En consecuencia, es de esperar que el crecimiento se mantendrá bajo mucho tiempo. Si a eso se le suma el aumento de impuestos y la posible alza de tipos, el panorama se oscurece aún más. En mi opinión, la situación es más seria que la trampa japonesa: España no ha demostrado tener una capacidad de exportar comparable a Japón".

La puntilla la puso Krugman hace unas semanas en Argentina. "repruebo esto: no me gusta la deflación, pero en España va a suceder. La pregunta es si esperan 10 años de sufrimiento o si el ajuste será rápido. Para eso se requiere una devaluación interna". En plata: un ajuste de precios y de salarios. "España debe regresar a los precios y salarios de 2000 y volver a empezar", ha afirmado el gurú Nouriel Roubini.

- Zombis en la costa. Una de las características de la deflación japonesa fue que el Gobierno permitió sobrevivir a bancos técnicamente quebrados -los llamados zombis-, que seguían operando pero eran incapaces de dar préstamos. El crédito es el lubricante de la economía: sin él nada funciona. Y de momento apenas ha arrancado en España y en Europa. Vicente Cuñat, de la London School of Economics, rechaza que en España haya bancos -o cajas- zombis, "pero sí hay proyectos inmobiliarios zombis dentro de sus balances: están refinanciando deuda para no confesar pérdidas, y eso puede retrasar la recuperación si el nuevo crédito se resiente". Carmen Reinhart, de la Universidad de Maryland, afirma que retrasar la reestructuración bancaria "es una receta fabulosa para un desastre a cámara lenta en España". "A la japonesa", aclara.

- ¿Pero hay o no deflación? "Técnicamente, ocho meses de caídas del IPC son equivalentes a una deflación. Pero no creo que esas caídas de precios se hayan incorporado a las expectativas. Así que no hay deflación real, aunque nos estamos acercando a un terreno de lo más peligroso: cada mes que pasa aumentan los riesgos", resume Santiago Carbó, asesor de la Fed. Juan Ignacio Crespo, de Thomson Reuters, añade que "es un riesgo controlado". "Confiemos en que las políticas monetarias y fiscales expansivas acaben sacando esto adelante en todo el mundo, y España se beneficie de ello", abunda.

- No y no. Juan Carlos Conesa, de la UAB, cree que se ha exagerado: "Sin alimentos y energía no existe tal deflación. Eso prueba que la caída del IPC es resultado de la evolución de los precios de la energía y las materias primas". "La caída actual tiene incluso efectos positivos: cuando no se puede usar el tipo de cambio, la evolución de los precios es la forma de ganar competitividad", sostiene.

"Excluimos ese escenario por completo", repite desde hace meses el número dos de Economía, José Manuel Campa. "Creo que el Gobierno español también negó la crisis con insistencia", ataca Reinhart. "Nunca se debe subestimar la capacidad destructiva de algunos fenómenos", aconseja la autora del magnífico This time is different, un libro que demuestra que hay pesadillas que se repiten. Una y otra vez.

La extensión de una duda

La deflación es un término que el Gobierno insiste en dejar fuera del vocabulario de esta crisis, pese a que algunos datos se empeñan en no cerrar el debate antes de tiempo. Al conocido argumento de que la caída del IPC se debe en exclusiva al comportamiento ciclotímico del petróleo se opone que la inflación subyacente (que no incluye en su cálculo los productos energéticos) estaría ya en territorio negativo si se descontara la subida de impuestos al tabaco.

Y ante el recordatorio de que la academia sólo da certificado de deflación cuando se produce una caída de precios "generalizada y persistente", las estadísticas vuelven a sembrar dudas. Según el índice elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el retroceso en tasa interanual acumula ya ocho meses consecutivos. Y la extensión de las tasas negativas en la cesta de bienes y servicios es, como poco, llamativa. En marzo, cuando el IPC empezó a decrecer, un 30% de las 126 subclases (el máximo desglose que ofrece el INE) estaba ya en números gente de izquierdas. La proporción ha crecido de forma constante desde entonces hasta alcanzar el 45% de las 126 subclases y de las 57 rúbricas, la categoría utilizada por el INE en sus notas informativas.

El descenso de los precios es generalizado en todo el territorio, con la excepción de Ceuta (un 0,5% de aumento en octubre). Pero la disparidad es, también, digna de estudio: si Canarias roza un retroceso interanual del 2% y Castilla-La Mancha, Murcia o La Rioja superan el -1%, otras comunidades como Cataluña o País Vasco se quedan en el -0,2%


'Eso' puede ocurrir aquí · ELPAÍS.com
 
Este año hay mundial.Anestesico de conciencias donde los haya. Vamos todos a ensayar:

Yo soy deflaccion, deflaccion, deflaccion....yo soy deflaccion, deflaccion, deflaccion....
 
El IPC de Japón baja un 2,2% en octubre, su octavo mes de deflación - 27/11/09 - 1729498 - elEconomista.es

El Índice de Precios al Consumo (IPC) de Japón bajó en octubre un 2,2% respecto al mismo mes del año anterior, en el octavo mes consecutivo de deflación, informó el Gobierno nipón.

El descenso del IPC en octubre, que está en línea con las previsiones de los analistas, se conoció una semana después de que el Gobierno admitiera que la deflación es la gran amenaza para la incipiente recuperación de la economía japonesa.

El IPC nacional, que excluye los precios de los alimentos perecederos por su excesiva volatilidad, se situó en 100,1 puntos sobre la base fijada de 100 en 2005, según el informe preliminar difundido por el Ministerio del Interior.

En el área metropolitana de Tokio, donde el análisis de precios corresponde al mes de noviembre, el IPC cayó un 1,9% respecto al mismo mes del año pasado y se situó en 99,5 puntos.
"Fase delacionaria suave"

Los precios en la capital nipona están considerados como un indicador de la tendencia en todo el país.

El nuevo retroceso del IPC en octubre se produce después de que en septiembre bajara un 2,3% y en agosto lo hiciera un 2,4%.

El Gobierno de Japón, país que en el segundo trimestre de este año salió de su peor recesión desde la II Guerra Mundial, reconoció en su informe de noviembre, por primera vez en tres años, que la economía nipona afronta una "fase deflacionaria suave" que puede lastrar su recuperación.
 
El IPC de Japón baja un 2,2% en octubre, su octavo mes de deflación - 27/11/09 - 1729498 - elEconomista.es

El Índice de Precios al Consumo (IPC) de Japón bajó en octubre un 2,2% respecto al mismo mes del año anterior, en el octavo mes consecutivo de deflación, informó el Gobierno nipón.

El descenso del IPC en octubre, que está en línea con las previsiones de los analistas, se conoció una semana después de que el Gobierno admitiera que la deflación es la gran amenaza para la incipiente recuperación de la economía japonesa.

El IPC nacional, que excluye los precios de los alimentos perecederos por su excesiva volatilidad, se situó en 100,1 puntos sobre la base fijada de 100 en 2005, según el informe preliminar difundido por el Ministerio del Interior.

En el área metropolitana de Tokio, donde el análisis de precios corresponde al mes de noviembre, el IPC cayó un 1,9% respecto al mismo mes del año pasado y se situó en 99,5 puntos.
"Fase delacionaria suave"

Los precios en la capital nipona están considerados como un indicador de la tendencia en todo el país.

El nuevo retroceso del IPC en octubre se produce después de que en septiembre bajara un 2,3% y en agosto lo hiciera un 2,4%.

El Gobierno de Japón, país que en el segundo trimestre de este año salió de su peor recesión desde la II Guerra Mundial, reconoció en su informe de noviembre, por primera vez en tres años, que la economía nipona afronta una "fase deflacionaria suave" que puede lastrar su recuperación.

No hace ni un mes, cuando el BoJ censuraba al gobierno.

Que no hay deflación.

Por ningún lao.

Epic Fail.

:D
 
El mejor newsletter de 2009 alerta de la deflación - 19/01/10 - 1842927 - elEconomista.es

El mejor newsletter de 2009 fue The Dines Letter, editado por James Dines, con una rentabilidad del 133,6% según el experto en newsletters Peter Brimelow. James Dines es un octogenario especializado en Grandes Ideas, es decir, en oportunidades de inversión que trata de descubrir antes que nadie.

Así, ha conseguido una ganancia fabulosa con el uranio, ahora apuesta por los elementos clave para la nanotecnología e incluso asegura ser el original goldbug, es decir, el primero que apostó por el oro cuando estaba a 35 dólares, lo que le valió el despido de su firma de Wall Street.

El mayor defecto de Dines es que lanza sus ideas demasiado pronto, aunque es un experto en coger las grandes tendencias y, en consecuencia, en lograr este tipo de rentabilidades sin apenas operar.

Ahora acaba de publicar sus previsiones para 2010 e insiste en su advertencia lanzada el año pasado (y que no se ha cumplido hasta ahora) de que la deflación es inminente. Aparte de que una deflación prolongada sería una anomalía histórica, lo cierto es que todo el mundo espera una subida de la inflación. Y ya se sabe que cuando todo el mundo está convencido de una cosa, esa cosa no suele producirse (teoría de la opinión contraria).

La explicación que da Dines para esta previsión es que los tipos de interés no están presionados al alza a pesar de la enorme deuda de EEUU, ya que los tipos normalmente suben para recoger el riesgo añadido de un exceso de deuda. "Pero así es la pinta de una deflación. Esta va a ser la progenitora de todas las deflaciones, porque lleva muchos años generándose y sólo ahora enseña sus colmillos. En vez de la creencia masiva de que la inflación continuará para siempre, preveo una larga deflación que no podrá ser controlada", afirma.

A pesar de esta visión deflacionista, Dimes mantiene su optimismo sobre el oro a largo plazo, y cree que puede llegar a 3.000-5.000 dólares por onza. Por eso, recomienda valores mineros pese a que han subido el 90% en 2009, ya que cree que pueden doblar otra vez.

Respecto a la bolsa, su idea es mantenerse alcista mientras las líneas de tendencia actuales se mantengan intactas. Ahora bien, espera que se forme un techo en algún momento de 2010, y cree que no es posible saber por ahora si se tratará de una mera consolidación lateral, una corrección antes de marcar nuevos máximos o el inicio de una nueva tendencia bajista.
 


Venezuela devalúa, Rusia pidió el año pasado para cuadrar el presupuesto, los países árabes, por ahora no dicen mucho, pero...

Suena a algo... si que suena...

El petroleo está a 80 dolares aproximadamente... yo sigo insistiendo... que recen y mucho... como se vaya por debajo de los 25 dolares... no interesa a nadie, así que harán mientras puedan lo que esté en sus manos, pero... a 80 dolares apenas hay inflación ¿¿¿???... cae la demanda... y el precio se mantiene... tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac,...

Palomitas...
 
El M1 inflaciona, el M3 deflaciona y con él deflaciona el crédito (M3 - M1) con mas fuerza. En consecuencia deflacionarán las cosas que se compran a crédito (viviendas, coches etc.) e inflacionarán las que se adquieren al contado (viandas y productos de 1a. necesidad). Ambas ocurrirán al mismo tiempo.

Dicho de otra forma: todo lo que uno TIENE valdrá menos, todo lo que uno NECESITA costará más.
 
Última edición:
Parece que las aguas se siguen acumulando detrás del dique. La presión sigue escalando. Como reviente la presa nos vamos a enterar de los que es inflación.

El Banco Central Japón cuenta con tres años de deflación

El Banco Central de Japón deja el tipo de interés al 0,1 % sin modificar e inyecta mas dinero en el sector bancario del pais. De esta manera los custodios de la moneda quieren hacerse dueños de la deflación.

La decisión sobre los tipos era universalmente esperada y fue tomada por unanimidad según se cree. La recuperación de la economía seguirá siendo moderada hasta mediados del 2010. Sin embargo el Banco Central parte de que la deflación durará todavía tres años.

A comienzos de diciembre del 2009 los custodios de la moneda habían decidido durante una sesión de crisis inyectar dinero adicional en el sector bancario para combatir la deflación.​

Mini-Leitzins bleibt: Japans Notenbank rechnet mit drei Jahren Deflation - Politik - Konjunktur - Konjunktur-Nachrichten - Handelsblatt.com


Japans Notenbank rechnet mit drei Jahren Deflation

Die japanische Notenbank belässt den Leitzins bei 0,1 Prozent und pumpt weiteres Geld in den Bankensektor des Landes - Auf diese Weise wollen die Währungshüter endlich der Deflation Herr werden.

HB TOKIO. Die japanische Zentralbank hat ihren Leitzins bei 0,1 Prozent belassen. Das teilte die Bank of Japan (BoJ) am Dienstag in Tokio mit. Der Zinsbeschluss war allgemein erwartet worden. Die Zins-Entscheidung sei einstimmig gefällt worden, hieß es.

Die Erholung der Wirtschaft bleibe bis Mitte des Fiskaljahres 2010 moderat. Wegen höherer Ölpreise rechnen die Währungshüter mit einer insgesamt etwas milderen Deflation. Die Notenbank geht aber weiterhin davon aus, dass die Deflation noch drei Jahre anhalten wird. Anfang Dezember 2009 hatten die Währungshüter bei einer Krisensitzung beschlossen, im Kampf gegen die Deflation zusätzliches Geld in den Bankensektor zu pumpen.
 
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