Después de la exhibición del sistema
Jibiny en el Mar oscuro el año pasado y la guinda de anteayer con los
misiles de crucero de las corbetas del Caspio
dá para retirarse prudentemente y haciendo poco ruido. Porque el escándalo es de órdago. Y las consecuencias, también.
El poder marítimo de USA puede tocar a su fin con las mastodónticas -e
insoportablemente caras-
Task Force. Es -
'¿era?'- un poder basado el la propaganda al más estilo cinematográfico Hollywood pero a todas luces vulnerable como lo fueron los acorazados de la segunda guerra mundial.
Es curioso ver como la aviación embarcada, que mató al acorazado en la segunda guerra mundial se aburguesó hasta casi morirse de fama y
porqueyolovalgismo. Es indiscutible el papel que jugó en su momento (la SGM), pero desde la generalización de sistemas de misiles avanzados (no sólo antibuque sino también antiaéreos, que pueden abatir con facilidad y a bajo coste los aviones embarcados) nos deja claro que el papel teóricamente primordial del portaaviones ha sido
casi artificial.
En la propia segunda guerra mundial debió tomarse ya en consideración esto, cuando los alemanes hundieron con un misil guiado por radio al acorazado
Roma que huía a para entregarse a los ingkleses tras firmar Italia el armisticio.
Occidente siguió embelesado dando preponderancia al portaaviones en las décadas siguientes y nadie quiso escuchar el
aviso a navegantes que proclamaron con claridad los argentinos en Malvinas con un exíguo puñado de
Exocets. Incluso, 'potencias' de segundo orden (Gran Bretaña, de larga tradición marinera) parecieron no aprender nada. Lo importante era
'fardar', llegar con un
cCarrier de visita a un puerto daba
prestigio, '
Grandeur' en el caso de Francia y quizá quitaba una espinita de no haberse unido al club del porta como en Italia.
'Lo' de España es aparte. El 'Príncipe de Asturias', haciendo honor a su nombre ha sido el colmo de la inutilidad y un caso sangrante de quiero y no puedo. Con una exigua carga de aviones de segunda se había convertido en un 'muerto viviente' gastón e inútil, al que la crisis ha puesto en su sitio. Un quiero y no puedo, desde su botadura hasta su achatarramiento.
El portaaviones se convirtió en una tarjeta de visita de los fuertes, en un tigre de papel, en el arma
protocolaria típicamente occidental de la Guerra Fría. Y con él toda una estrategia y parafernalia de guerra naval, de
escoltas ahora imposibles y de
sistemas ahora vulnerables como el Aegis en el que las
corporaciones (Lockheed, Martin, Raytheon, Microsoft...) han actuado como lo que son, trileros, timadores que han hipotecado a la sucesión de gobiernos títeres y esclavos de sus intereses en USA como los tiburones de las finanzas lo han hecho en Wall Street.
Dos caras de la misma moneda. Exactamente la misma, Los mismos hombres de oscuro uniformados o de civil. Pero los mismos.
El timo, la burbuja puede ser de proporciones colosales, millones y millones de Toneladas de Registro Bruto, de reactores nucleares, de aviación embarcada, de sistema de infladísimo coste y dudosísisma eficacia (como el Aegis) que ¡como no! las indigentes mentes que gobiernan España han adquirido en un momento es que le país puede rondar un paro real del 30%. Porque lo valemos.
La quiebra de occidente es bancaria, social, militar, moral... y de todo. Porque cuestiones como la
eficacia, la
austeridad o el
patriotismo (si, si, el patriotismo) se han
obviado conscientemente en aras del enriquecimiento de unos poderes oligárquicos con un afán de lucro sin límites que insaciables, hasta han acabado con el estado del que se han adueñado para vampirizarlo. Y consecuentemente con los pilares básicos de la sociedad. Todo ello, arropado de citas electorales cuatrienales y demás teatrillos. Que no se diga.
Volviendo a temas navales, mientras la US Navy ponía quilla a casi dos docenas de mastodónticos aeropuertos flotantes, la Armada Soviética perfeccionaba el fuego de saturación con misiles antibuque. Casi cualquier barco del tonelaje de un patrullero iba equipado con esos misiles. La capacidad antiaérea y antibuque de fragatas, destructores y cruceros era directamente proporcional a su capacidad para asestar múltiples y letales aguijonazos. La Unión Soviética renunció a la construcción de portaaviones hasta la década de los 80, quizá imbuida de la
fiebre protocolariaa occidental, pero en un grado infinitamente menor. Nunca dedicó partidas importantes a la investigación y desarrollo de aeronaves embarcadas y si tenía una tupidísima red de aviación antibuque basada en tierra, de larguísimo radio con abastecimiento en vuelo y combinada con una letal flota submarina que le conferían (sobre el papel) una aplastante capacidad. Y a un precio muy ajustado.
30 años más tarde, la Federación Rusa presenta unas credenciales para echarse a temblar y puede poner de vuelta y media la doctrina naval de occidente. Quizá porque sus investigadores y empresas -muchas estatales, pues no se deja la defensa en manos privadas- carecen (su historia es la que es y 'pesa') del afán de lucro de las occidentales y se mueven por derroteros de austeridad, simpleza y patriotismo que aquí ni se conocen o directamente, y lo que es peor, se desprecian...
Tras la demostración en el Mar oscuro de que se puede
anestesiar el 'todopoderoso' Aegis desde un contenedor alar de un ya algo vetusto Su-24, ahora constata, que una vez anestesiado el elefante, se le puede agijonear hasta acabar con él con unas corbetas desde el mar Caspio (por ejemplo) y con unos misiles de crucero que deben valer cada uno la quinta parte que un F-18 embarcado.
Y todo ello, convenientemente presentado en sociedad, con luz y taquígrafos. Para que se pueda tomar nota.