r o n a n o i r
Himbersor
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Algunos por aquí ya dijimos en su momento que el asesinato de Seleimani sonaba a ajuste de cuentas desde el interior usando a EE.UU. como ejecutor... ya el golpe a la base militar con misiles era todavía más surrealista y una muestra más de intentar dar credibilidad a ese asesinato y a la depuración de dudas... pero que EE.UU. lo hubiese aceptado sin más, en cierto sentido DEMOSTRABA que el asesinato tenía claras connotaciones traidoras desde el propio Irán...
Algo, por no decir todo en ese asesinato pone sobre el tapete la TRAICIÓN interna a Soleimani desde su propio bando y eso era y es un asunto muy grave que IRAN todavía no ha desvelado en su total realidad...
Y esto que aquí se expone no viene más que a dar la razón a la propia lógica de lo que aconteció...
Soleimani era EL PROBLEMA para todos, ya que su línea clara y disciplinada IMPEDIA de hecho cualquier medio negociador que permitiese un paso atrás de Irán e imponía una línea MUY DURA que conllevaba o victoria o derrota... pero no medias tintas en las que poder navegar los políticos...
En ese escenario y por lo que se deduce de la conversación en realidad de facto Soleimani dirigía en gran medida la política de Irán y lo que era más preocupante para todos en el largo plazo además PODRIA ganar una elecciones de manera bastante fácil, lo cual era todavía, obviamente más preocupante para esos políticos...
Para EE.UU. era un enemigo PROBABLEMENTE insuperable con el cual no querría verse en una mesa negociadora... FACIL aceptar la propuesta de eliminarlo del tablero...
En fin...
Es muy probable. Desde su oscura trayectoria en los 80 Hasán Rouhaní <entremezcla cosas> con la CIA. la popularidad ganada a pulso de Seleimani era ya molesta. Y el caso de Ahmadineyad es de libro.
Edito:
Lo poliédrico de las cosas hicieron -en los 90- a Irán aliado y proveedor de todo a la Armija de Bosnia y un acercamiento de una Serbia abandonada a su suerte a un siempre posibilista y <judío especulador> Israel. Es historia, pero no conviene olvidarla pues requiebra y retuerce en el pasado lo que ahora solo se puede narrar. Yeltsin estaba de fontanero borracho. No valoro, expongo.
Y por supuesto, con la convicción de que la confrontación de ideas en la historigrafía es una fuente para su enriquecimiento, que no siempre se ciñe a los legajos que cualquiera puede escribir vía <sus> testimonios de archivística o los testimonios orales que -también- se pueden tergiversar. Es muy difícil la ecuanimidad cuando las fuentes son poco tangibles.
Ahora, en la era smart, no lo son nada.
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