“Gracias por pararte, nadie se para”: la experiencia “desesperada” de captadores de ONG que toman las calles de Madrid

Roquete

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He limpiado letrinas en colegios y fábricas, oliendo hez ajena todos los días, y me parece todavía más indigno haber sido captador de socios.
Limpiar la hez de los demás no es indigno. Es indigno que los demás te pongan a limpiar su hez y encima te miren por encima del hombro.

A las personas de la limpieza habría que tenerlas en un pedestal.
 

Xenofon

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Esto de ir mendigando dinero a cambio de nada es una costumbre feísima bastante extendida por internet también.

Escritorcilla pedorra haciendo crowdfunding para que el timo de la auto edición lo paguen entre 4 idiotas y no ella, que es la interesada.

Podcastero de los narices machacado con el ko-fi del malo.

Youtuber que si con el patreon.

Que sí, que lo entiendo, que tener un trabajo normal es un ardor de estomago y si cuela, cuela.
 

Deitano

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  • Dos extrabajadoras abordan su etapa en el sector: “La situación laboral te hace ir a degüello, todos los meses estás en la cuerda floja”, dice una de ellas pese a la existencia de un Código de Conducta y un Observatorio 'Face to Face' promovidos por las propias entidades.

Ver archivo adjunto 1885726


Dos captadores sociales de la calle Preciados piden esperar una hora para atender preguntas, hasta su descanso, pero cuando llega cambian de opinión y prefieren no hablar. Otro trabajador muestra telefónicamente su disposición a participar en un reportaje al respecto, pero “después de hablar con la empresa” acaba declinándolo. Lola y Laura, exempleadas del sector, cuentan su experiencia pero en realidad no se llaman Lola y Laura. La ONG Plan International no responde las consultas trasladas por este medio. Aldeas Infantiles redirige a la Asociación Española de Fundraising para conocer su postura. Esta entidad sí contesta, pero indica a su vez que “para conocer los detalles habría que acudir a cada organización”.

Esta es la marea de opacidad que envuelve al que es paradójicamente uno de los oficios más visibles -y sobre el papel bienintencionados- en el Madrid de hoy. Personas, la mayoría jóvenes, que tratan de conseguir nuevos socios para las ONG o asociaciones de distinto tipo con movimientos rápidos y efusivos, sonrisas de oreja a oreja y palabras agradables. Han tomado las vías más transitadas de la capital y de otras muchas ciudades: la plaza de Callao, la Puerta del Sol, la calle Fuencarral, Goya, Alonso Martínez o los techos de Nuevos Ministerios cuando llueve. Pero no son un elemento más del paisaje urbano, algo a ignorar como si se tratase de farolas o una de las Meninas que coloca el Ayuntamiento. Esconden una realidad detrás.

“Es un mundo muy pequeño y enseguida te pueden echar, la gente está acojonada”. Lola trabajó en Acnur (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) entre 2018 y 2021, unos meses como captadora “rasa” y año y medio como jefa de equipo. Madre de una hija pequeña, explica a Somos Madrid que se trata de puestos “muy precarizados”. “Yo no he vivido una vida laboral más angustiosa. Todos los meses estás en la cuerda floja”, asegura.

Critica que ni siquiera en su época con una mayor responsabilidad disponía de un contrato a jornada completa. Fernando Morón, director gerente de la Asociación Española de Fundraising (organización sin ánimo de lucro que agrupa a diveras Entidades No Lucrativas), reconoce que predominan los contratos labores indefinidos “a tiempo parcial entre 20 y 25 horas semanales”. Esta Asociación, que rechaza la etiqueta de “patronal del sector”, ha impulsado el Observatorio Face to Face: “Velamos porque los contratos estén dentro de la legalidad y cuando eso no es así podemos intervenir si nos llega un caso, pero no somos la inspección de trabajo”, detalla Morón.

“Cuando era jefa de equipo trabaja 25 horas, cinco horas a la semana cinco días a la semana, con lo que eso implica para cotizaciones salariales o para cobrar el paro. Además, ya se te queda en nada con la hez que ganas y teniendo en cuenta que casi todo viene de prorrateos y complementos”, cuenta Lola. Explica que el problema radica principalmente en los objetivos de socios que las entidades obligan a alcanzar y así añadir incentivos a un sueldo base “raquítico”.




Ver archivo adjunto 1885736


Desde Acnur especifican a este diario las condiciones: “Tenemos dos opciones contractuales. La más frecuente es un salario base es de 910€ por 25 horas de trabajo semanal. La otra opción (a elección del trabajador o trabajadora) son 706€ por 20 horas semanales. Son varios los incentivos que reciben nuestros captadores y captadoras, tanto por volumen de captación, como por donación media, además de determinados complementos de función en algunos casos. Todos los incentivos vienen claramente reflejados en el contrato laboral”.

Indican que para lograrlos los empleados necesitan 18 socios para contratos de 25 horas y 14 para los de 20: “Marcamos unos objetivos asequibles que hacen que la mayor parte de nuestra plantilla los cubran ampliamente. Es cierto que tenemos captadores que en un determinado momento ya sea puntual o prolongado en el tiempo no alcanzan los objetivos. En ese momento se traza un plan de recuperación para poder retomar esos objetivos”.

Lola apunta que durante su etapa le requerían un mínimo de 20 afiliaciones al mes, una diaria, para comenzar a obtener esos pluses de productividad y “no temer que tu puesto de trabajo corriera peligro”. “Por si fuera poco, todos los meses te llegaba un listado con los negativos: gente que no había estado más de dos meses pagando la cuota, así que se te descuenta y ese mes en vez de 20 hay que llegar a 21”, añade. Además, para contabilizar a los efectos de los objetivos “las cuotas de esos socios debían ser de mínimos 20 euros mensuales”. “Nosotros hacemos nuestro trabajo, pero la mayoría de la gente no puede permitirse estas cantidades. Y a quien se lo puede permitir le importan una hez los refugiados”, apostilla.


Sonrisas y borderíos

Aunque ninguna guía recoge coletillas específicas que reproducir, a fuerza de costumbre algunas parecen haberse impuesto. “Gracias por pararte, nadie se para” se ha vuelto una de las más extendidas. “Solo es un minuto” o preguntar directamente por el nombre a la persona interpelada son otras de las fórmulas más extendidas para el primer contacto. “La gente está harta de encontrarse con nosotros y te pueden contestar un borderío aunque vayas con tu mejor cara”, lamenta Laura, que trabajó para la ONG de ayuda a la infancia Plan International hasta 2019. “Sonrisa falsa y a volar”, era su respuesta en esos casos. Para ella lo más complicado era “conseguir que se paren, una vez lo hacen todo suele ir más rodado, salvo a lo mejor personas mayores que se asustan al pedir un número de cuenta”.

Desde su punto de vista, “el 90% de las personas que apuntamos se hicieron socias porque les caíamos bien”. Cree que “el hecho de ser mujer o tener mucho desparpajo ayudaba porque no se sentían atacados” y que “en Serrano es más difícil que en Aluche”. Como anécdota, cuenta que en los cuatro años de trabajo solo una vez se le acercó una persona por decisión propia, sin ser interceptada antes: “Pensaba que era vacile”. Otras vivencias son menos agradables, como “algún señor turbio que me ha buscado en LinkedIn para decirme que le había hecho sentir muy especial”.

Sobre el perfil de los captadores, Lola destaca de nuevo el carácter precarizado, aunque concreta en “mucho estudiante y gente joven, pero también algún padre o madre de familia que se fue a la calle con la crisis de 2008 sin conseguir remontar”. En cuanto a la manera concreta de interactuar, señala que Acnur “te da un cursito al principio para decirte de qué hablar, cómo debatir o qué actitudes evitar y ya luego había alguna formación puntual”.

“El Comité forma a todos sus captadores y captadoras desde el momento en que se incorporan. Se les enseña la parada y se les forma en argumentarios o storytelling. Esta formación es continua, ya que regularmente se les pone al día de las numerosas emergencias que Acnur está cubriendo”, especifican desde la ONG. “Su trabajo es conseguir financiación para cubrir las necesidades de 114 millones de personas refugiadas y desplazadas que hay en el mundo”, sentencian.

En Plan Internartional, Laura pasó una prueba de calle, además de entrevistas, y ya como contratada experimentó varios role plays en los que los propios empleados interpretaban los papeles de captadores y posibles clientes, donde se enfrentaban a distintos escenarios y situaciones posibles: “Te dan bastante libertad a la hora de encontrar tu manera de abordar a la gente. Lo más importante para llevártelos a tu terreno es conectar a nivel personal y empatizar”.

las horas extra”, mantienen desde la institución. “En las pocas ocasiones en las que pueden hacer horas extras, siempre de manera voluntaria (porque haya habido un evento en el que nos han ofrecido captar, o en un determinado espacio que nos cede un lugar bajo cubierto) se les compensan con días de descanso”.


Un trato “hipócrita”

Ver archivo adjunto 1885743



Según Laura, en Plan International les exigían que 15 de los 18 socios que debían conseguir mensualmente (con una permanencia exigida de dos meses, como en el caso de Lola) fueran personas con unas circunstancias socioeconómicas muy concretas. Esto es, “mayores de 24 años no extranjeros, personas con mayor estabilidad económica y geográfica que tuviesen más probabilidades de devolver los recibos”.

Morón niega que este tipo de prácticas estén generalizadas: “No lo permitiríamos”. En Acnur profundizan en esta misma línea: “Jamás discriminaríamos a un socio por su situación laboral. Y respecto a la residencia, el Comité cumple escrupulosamente con la ley 10/2010, de 28 de abril, de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo, por la que pedimos a nuestros socios los datos que esta ley exige, incluyendo un NIE o DNI”.

A la joven se le quedó especialmente grabado el trato “hipócrita” recibido un 8M: “El discurso de la propia ONG, el que nos hacían decir en la calle, era sobre la importancia de la manifestación. Sin embargo, si nosotras faltábamos para ir a la marcha no se nos descontaba el objetivo, era un día más y en caso de ausentarnos teníamos que compensar los socios en otra fecha”.

Lola explica que otro de frentes abiertos era el convenio laboral aplicado: “Acnur nos encuadró en el de personal administrativo y eso una farsa. Nos vendían que el trabajo es ayudar a otras personas a tener una vida mejor, con lo cual lo propio sería tener el de intervención social (el que más nos favorecía por sus condiciones), pero luego no nos colocaban en ese convenio laboral. Ni siquiera en el de comerciales, que al final es lo que hacíamos abordando a la peña, y que también es más ventajoso que el administrativo”. La entidad reconoce a este diario que sus captadores se rigen por el convenio de “Oficina y Despachos”.


Presión callejera

Ver archivo adjunto 1885746



Para Lola, “toda esta presión y este estrés se traslada a nuestra experiencia desesperada en la calle, el acoso a veces, y es normal que la gente se queje”: “Hay quien no tiene escrúpulos y no le cuesta, pero yo lo llevaba fatal aunque la situación laboral te impulsa a ir a degüello”. Apostilla, eso sí, que también tienen que lidiar habitualmente con “gente muy maleducada”.

Fernando Morón saca a colación el Código de Conducto que la Asociación Española de Fundraising ha elaborado en colaboración con diferentes entidades para regular las condiciones y las estrategias de estos trabajadores. “Las campañas y la publicidad de fundraising Face to Face deberán tener un contenido veraz y riguroso. Brindarán a los potenciales donantes toda la información que estos demanden de manera transparente y previa a la celebración de cualquier contrato”, recoge este documento.

“Las Entidades No Lucrativas y las Agencias serán responsables de garantizar que los responsables de proyecto, jefes de equipo y captadores, tanto propios como subcontratados, estén informados y cumplan en todo momento con las disposiciones del Código de Conducta”, concreta. La frase respalda unas declaraciones de Lola: en su caso fue contratada directamente por Acnur, pero asegura que “es muy habitual que echen mano de subcontratas para ahorrarse costes”.




En la lista de respuestas y silencios que abre este artículo, hay una que quedó fuera. Se trata de la contestación de Cruz Roja: “Lamento comentarte que desde Cruz Roja solo hacemos entrevistas para difusión de actividad. Al no ser este el caso, no podemos ayudarte con tu solicitud”, excusó su departamento de prensa. Un silencio que no pueden permitirse quienes solo cuentan con el poder y la convicción de su palabra para llegar a fin de mes.

"Gracias por pararte, nadie se para": la experiencia "desesperada" de captadores de ONG que toman las calles de Madrid
Hay que ser muy simple para dar dinero a las mal llamadas ONG.
 

CBDC

Himbersor
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27 Feb 2021
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Esto de ir mendigando dinero a cambio de nada es una costumbre feísima bastante extendida por internet también.

Escritorcilla pedorra haciendo crowdfunding para que el timo de la auto edición lo paguen entre 4 idiotas y no ella, que es la interesada.

Podcastero de los narices machacado con el ko-fi del malo.

Youtuber que si con el patreon.

Que sí, que lo entiendo, que tener un trabajo normal es un ardor de estomago y si cuela, cuela.
La escritorcilla, el podcastero, el youtuber, etc, mendigan a su audiencia. Y si los lees o ves es que algo te aportan.
Estos reciben dinero y apoyo del gobierno, te asaltan por la calle, llaman a tu puerta, tienen a los medios a su favor y haciendoles publicidad...
No es comparable.
 

Urano disonante

La cosita de Uranuuus
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10 Abr 2023
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Las ONGs son una lacra como pocas.

Hace años estuve con una chica que trabajaba en el departamento de RRHH de una ONG muy conocida en aquel tiempo, y las cosas que me contaba eran tremendas. Desde despilfarro de dinero y herencias que incautos ancianitos dejaban a la ONG y que no sabían que hacer con ellas (Ej. coches de alta gama), hasta la dinámica conocida por toda la empresa de que el gerente se llevara de viaje por Sudamérica (donde tenían “proyectos solidarios”) a la amante de la propia oficina con la que estuviese liado en aquel momento.

No son ejemplo de nada, son cortijos empresariales como cualquier otro, con el agravante de que captan a la gente haciendo chantaje emocional, aprovechándose de ello.

Trabajar y ahorrar toda tu vida para dárselo a esos.
 

favelados

Será en Octubre
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15 May 2007
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Lugar
Madrid D.F.
Yo los veo últimamente por el centro y parece que se han vuelto mas selectivos.

En una calle por la que pasa mucha gente hay dos chicas de pie por ejemplo abordando y otras sentadas.
A la mayoría de los que pasan ni se molestan en decirles nada.

Van ellas a los que ven que son abordables, 90% hombres.

Son los únicos dispuestos a pararse unos minutos y aguantar el rollo.

En este trabajo a estas alturas un hombre no capta socios, solo les queda explotar el mercado pagafantas...

Las ves engordando el ego del futuro socio, queda poca gente como tú que se interese por estas cosas les dicen...

A mi supongo que me ven cara de muy de derechas poco solidario.
 

Destro

Himbersor
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6 Mar 2022
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Debería estar prohibido trabajar por dinero para las ONGs. Eso lo deberían hacer voluntarios afines a la causa y de forma gratuita.

Son empresas con ánimo de lucro donde los jerifaltes viven mejor que un ministro.
+1. Total y doblemente de acuerdo. Deberían ser voluntarios sin cobrar, o sea donar su tiempo para la ONG, pero todos, no solos los curritos sino también los directivos, porque luego, como muy bien citas, están los de arriba en la ONG que la montan para lucrarse directamente via sueldo de directivo y/o via contratación de empresas amigas que dan los servicios y pagan el "favor" de diferentes maneras, etc.
 

AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!!!!

✟ Católico converso ✟
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1 Mar 2021
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Limpiar la hez de los demás no es indigno. Es indigno que los demás te pongan a limpiar su hez y encima te miren por encima del hombro.

A las personas de la limpieza habría que tenerlas en un pedestal.
Coincido en que no te quita dignidad limpiar hez de otros, al menos a mí no me la quitó. Pero no es un trabajo que volvería a hacer... Lo de mirar por encima del hombro es cierto.
 

Destro

Himbersor
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6 Mar 2022
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  • Dos extrabajadoras abordan su etapa en el sector: “La situación laboral te hace ir a degüello, todos los meses estás en la cuerda floja”, dice una de ellas pese a la existencia de un Código de Conducta y un Observatorio 'Face to Face' promovidos por las propias entidades.

Ver archivo adjunto 1885726


Dos captadores sociales de la calle Preciados piden esperar una hora para atender preguntas, hasta su descanso, pero cuando llega cambian de opinión y prefieren no hablar. Otro trabajador muestra telefónicamente su disposición a participar en un reportaje al respecto, pero “después de hablar con la empresa” acaba declinándolo. Lola y Laura, exempleadas del sector, cuentan su experiencia pero en realidad no se llaman Lola y Laura. La ONG Plan International no responde las consultas trasladas por este medio. Aldeas Infantiles redirige a la Asociación Española de Fundraising para conocer su postura. Esta entidad sí contesta, pero indica a su vez que “para conocer los detalles habría que acudir a cada organización”.

Esta es la marea de opacidad que envuelve al que es paradójicamente uno de los oficios más visibles -y sobre el papel bienintencionados- en el Madrid de hoy. Personas, la mayoría jóvenes, que tratan de conseguir nuevos socios para las ONG o asociaciones de distinto tipo con movimientos rápidos y efusivos, sonrisas de oreja a oreja y palabras agradables. Han tomado las vías más transitadas de la capital y de otras muchas ciudades: la plaza de Callao, la Puerta del Sol, la calle Fuencarral, Goya, Alonso Martínez o los techos de Nuevos Ministerios cuando llueve. Pero no son un elemento más del paisaje urbano, algo a ignorar como si se tratase de farolas o una de las Meninas que coloca el Ayuntamiento. Esconden una realidad detrás.

“Es un mundo muy pequeño y enseguida te pueden echar, la gente está acojonada”. Lola trabajó en Acnur (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) entre 2018 y 2021, unos meses como captadora “rasa” y año y medio como jefa de equipo. Madre de una hija pequeña, explica a Somos Madrid que se trata de puestos “muy precarizados”. “Yo no he vivido una vida laboral más angustiosa. Todos los meses estás en la cuerda floja”, asegura.

Critica que ni siquiera en su época con una mayor responsabilidad disponía de un contrato a jornada completa. Fernando Morón, director gerente de la Asociación Española de Fundraising (organización sin ánimo de lucro que agrupa a diveras Entidades No Lucrativas), reconoce que predominan los contratos labores indefinidos “a tiempo parcial entre 20 y 25 horas semanales”. Esta Asociación, que rechaza la etiqueta de “patronal del sector”, ha impulsado el Observatorio Face to Face: “Velamos porque los contratos estén dentro de la legalidad y cuando eso no es así podemos intervenir si nos llega un caso, pero no somos la inspección de trabajo”, detalla Morón.

“Cuando era jefa de equipo trabaja 25 horas, cinco horas a la semana cinco días a la semana, con lo que eso implica para cotizaciones salariales o para cobrar el paro. Además, ya se te queda en nada con la hez que ganas y teniendo en cuenta que casi todo viene de prorrateos y complementos”, cuenta Lola. Explica que el problema radica principalmente en los objetivos de socios que las entidades obligan a alcanzar y así añadir incentivos a un sueldo base “raquítico”.




Ver archivo adjunto 1885736


Desde Acnur especifican a este diario las condiciones: “Tenemos dos opciones contractuales. La más frecuente es un salario base es de 910€ por 25 horas de trabajo semanal. La otra opción (a elección del trabajador o trabajadora) son 706€ por 20 horas semanales. Son varios los incentivos que reciben nuestros captadores y captadoras, tanto por volumen de captación, como por donación media, además de determinados complementos de función en algunos casos. Todos los incentivos vienen claramente reflejados en el contrato laboral”.

Indican que para lograrlos los empleados necesitan 18 socios para contratos de 25 horas y 14 para los de 20: “Marcamos unos objetivos asequibles que hacen que la mayor parte de nuestra plantilla los cubran ampliamente. Es cierto que tenemos captadores que en un determinado momento ya sea puntual o prolongado en el tiempo no alcanzan los objetivos. En ese momento se traza un plan de recuperación para poder retomar esos objetivos”.

Lola apunta que durante su etapa le requerían un mínimo de 20 afiliaciones al mes, una diaria, para comenzar a obtener esos pluses de productividad y “no temer que tu puesto de trabajo corriera peligro”. “Por si fuera poco, todos los meses te llegaba un listado con los negativos: gente que no había estado más de dos meses pagando la cuota, así que se te descuenta y ese mes en vez de 20 hay que llegar a 21”, añade. Además, para contabilizar a los efectos de los objetivos “las cuotas de esos socios debían ser de mínimos 20 euros mensuales”. “Nosotros hacemos nuestro trabajo, pero la mayoría de la gente no puede permitirse estas cantidades. Y a quien se lo puede permitir le importan una hez los refugiados”, apostilla.


Sonrisas y borderíos

Aunque ninguna guía recoge coletillas específicas que reproducir, a fuerza de costumbre algunas parecen haberse impuesto. “Gracias por pararte, nadie se para” se ha vuelto una de las más extendidas. “Solo es un minuto” o preguntar directamente por el nombre a la persona interpelada son otras de las fórmulas más extendidas para el primer contacto. “La gente está harta de encontrarse con nosotros y te pueden contestar un borderío aunque vayas con tu mejor cara”, lamenta Laura, que trabajó para la ONG de ayuda a la infancia Plan International hasta 2019. “Sonrisa falsa y a volar”, era su respuesta en esos casos. Para ella lo más complicado era “conseguir que se paren, una vez lo hacen todo suele ir más rodado, salvo a lo mejor personas mayores que se asustan al pedir un número de cuenta”.

Desde su punto de vista, “el 90% de las personas que apuntamos se hicieron socias porque les caíamos bien”. Cree que “el hecho de ser mujer o tener mucho desparpajo ayudaba porque no se sentían atacados” y que “en Serrano es más difícil que en Aluche”. Como anécdota, cuenta que en los cuatro años de trabajo solo una vez se le acercó una persona por decisión propia, sin ser interceptada antes: “Pensaba que era vacile”. Otras vivencias son menos agradables, como “algún señor turbio que me ha buscado en LinkedIn para decirme que le había hecho sentir muy especial”.

Sobre el perfil de los captadores, Lola destaca de nuevo el carácter precarizado, aunque concreta en “mucho estudiante y gente joven, pero también algún padre o madre de familia que se fue a la calle con la crisis de 2008 sin conseguir remontar”. En cuanto a la manera concreta de interactuar, señala que Acnur “te da un cursito al principio para decirte de qué hablar, cómo debatir o qué actitudes evitar y ya luego había alguna formación puntual”.

“El Comité forma a todos sus captadores y captadoras desde el momento en que se incorporan. Se les enseña la parada y se les forma en argumentarios o storytelling. Esta formación es continua, ya que regularmente se les pone al día de las numerosas emergencias que Acnur está cubriendo”, especifican desde la ONG. “Su trabajo es conseguir financiación para cubrir las necesidades de 114 millones de personas refugiadas y desplazadas que hay en el mundo”, sentencian.

En Plan Internartional, Laura pasó una prueba de calle, además de entrevistas, y ya como contratada experimentó varios role plays en los que los propios empleados interpretaban los papeles de captadores y posibles clientes, donde se enfrentaban a distintos escenarios y situaciones posibles: “Te dan bastante libertad a la hora de encontrar tu manera de abordar a la gente. Lo más importante para llevártelos a tu terreno es conectar a nivel personal y empatizar”.

las horas extra”, mantienen desde la institución. “En las pocas ocasiones en las que pueden hacer horas extras, siempre de manera voluntaria (porque haya habido un evento en el que nos han ofrecido captar, o en un determinado espacio que nos cede un lugar bajo cubierto) se les compensan con días de descanso”.


Un trato “hipócrita”

Ver archivo adjunto 1885743



Según Laura, en Plan International les exigían que 15 de los 18 socios que debían conseguir mensualmente (con una permanencia exigida de dos meses, como en el caso de Lola) fueran personas con unas circunstancias socioeconómicas muy concretas. Esto es, “mayores de 24 años no extranjeros, personas con mayor estabilidad económica y geográfica que tuviesen más probabilidades de devolver los recibos”.

Morón niega que este tipo de prácticas estén generalizadas: “No lo permitiríamos”. En Acnur profundizan en esta misma línea: “Jamás discriminaríamos a un socio por su situación laboral. Y respecto a la residencia, el Comité cumple escrupulosamente con la ley 10/2010, de 28 de abril, de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo, por la que pedimos a nuestros socios los datos que esta ley exige, incluyendo un NIE o DNI”.

A la joven se le quedó especialmente grabado el trato “hipócrita” recibido un 8M: “El discurso de la propia ONG, el que nos hacían decir en la calle, era sobre la importancia de la manifestación. Sin embargo, si nosotras faltábamos para ir a la marcha no se nos descontaba el objetivo, era un día más y en caso de ausentarnos teníamos que compensar los socios en otra fecha”.

Lola explica que otro de frentes abiertos era el convenio laboral aplicado: “Acnur nos encuadró en el de personal administrativo y eso una farsa. Nos vendían que el trabajo es ayudar a otras personas a tener una vida mejor, con lo cual lo propio sería tener el de intervención social (el que más nos favorecía por sus condiciones), pero luego no nos colocaban en ese convenio laboral. Ni siquiera en el de comerciales, que al final es lo que hacíamos abordando a la peña, y que también es más ventajoso que el administrativo”. La entidad reconoce a este diario que sus captadores se rigen por el convenio de “Oficina y Despachos”.


Presión callejera

Ver archivo adjunto 1885746



Para Lola, “toda esta presión y este estrés se traslada a nuestra experiencia desesperada en la calle, el acoso a veces, y es normal que la gente se queje”: “Hay quien no tiene escrúpulos y no le cuesta, pero yo lo llevaba fatal aunque la situación laboral te impulsa a ir a degüello”. Apostilla, eso sí, que también tienen que lidiar habitualmente con “gente muy maleducada”.

Fernando Morón saca a colación el Código de Conducto que la Asociación Española de Fundraising ha elaborado en colaboración con diferentes entidades para regular las condiciones y las estrategias de estos trabajadores. “Las campañas y la publicidad de fundraising Face to Face deberán tener un contenido veraz y riguroso. Brindarán a los potenciales donantes toda la información que estos demanden de manera transparente y previa a la celebración de cualquier contrato”, recoge este documento.

“Las Entidades No Lucrativas y las Agencias serán responsables de garantizar que los responsables de proyecto, jefes de equipo y captadores, tanto propios como subcontratados, estén informados y cumplan en todo momento con las disposiciones del Código de Conducta”, concreta. La frase respalda unas declaraciones de Lola: en su caso fue contratada directamente por Acnur, pero asegura que “es muy habitual que echen mano de subcontratas para ahorrarse costes”.




En la lista de respuestas y silencios que abre este artículo, hay una que quedó fuera. Se trata de la contestación de Cruz Roja: “Lamento comentarte que desde Cruz Roja solo hacemos entrevistas para difusión de actividad. Al no ser este el caso, no podemos ayudarte con tu solicitud”, excusó su departamento de prensa. Un silencio que no pueden permitirse quienes solo cuentan con el poder y la convicción de su palabra para llegar a fin de mes.

"Gracias por pararte, nadie se para": la experiencia "desesperada" de captadores de ONG que toman las calles de Madrid
+1. Es una información buena y útil. Nos muestra cómo operan las ONG, como sus captadoes son comerciales a sueldo, no voluntarios que colaboren gratis como exigen a sus víctimas.

Gracias por compartirlo.

Falta añadir lo que cobran los directivos que montan estas ONG y se colocan ellos y a sus familares y amigos en esos puestos:

Un ejm:

Y recordemos que en muchos casos esos sueldos los cobran a cambio de no hacer casi nada.

Luego de auténtico escándalo lo que cobran directos de algunas ONG internacionales, por ejm:
la Cruz Roja (Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR))
«la presidencia de Peter Maurer en el CIRC, se batieron récords al pagarse salarios de hasta 437.000 francos suizos al año. Yves Daccord llegó a ganar hasta 330.000 francos suizos al año como director general.»

Y luego pretenden que el currito done 20-50€ al mes, que hay que juntar un montón de donantes para mantener edificios administrativos lujosos y sueldos tremendos de altos directivos.

A mí me parece muy bien que un directivo en una empresa privada cobre un dineral entre sueldo y otros beneficios, pero es que en una ONG nadie debería cobrar un duro, deberia hacerse altruistamente sin ningún ánimo de lucro ni directo ni indirecto.
 

Lma0Zedong

Madmaxista
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“el 90% de las personas que apuntamos se hicieron socias porque les caíamos bien”. Cree que “el hecho de ser mujer o tener mucho desparpajo ayudaba porque no se sentían atacados” y que “en Serrano es más difícil que en Aluche”. Como anécdota, cuenta que en los cuatro años de trabajo solo una vez se le acercó una persona por decisión propia, sin ser interceptada antes: “Pensaba que era vacile”. Otras vivencias son menos agradables, como “algún señor turbio que me ha buscado en LinkedIn para decirme que le había hecho sentir muy especial”.
Esta parte es demoledora, si las mujeres tienen más facilidad es que muchos pagafantas se apuntarán porque igual piensan que ligarán, si ya se ve que hay confirmación de ello con lo del señor que dice que le "hizo sentir muy especial".

En Serrano es más difícil que capten en Aluche porque los de ahí saben que estas cosas son un timo y los del otro lado no tanto, así están unos y otros. Los directivos de las ONGs vivirán en Serrano mientras que sus empleados lo hacen en Aluche meparto:

La parte de la hipocresía es también buenísima meparto: Todas estas organizaciones que se las dan de benéficas, progresistas, solidarias... son siempre las más precarias, explotadoras y mezquinas que te vas a encontrar. Los directivos están forrados eh, esos hambre no pasa ni uno, son los nuevos obispos del siglo XXI.
 

jotace

¡Sujétame el cubata!
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Madrillín, latinoamericanos y jovenlandeses no van a soltar un euro, ellos están para recibirlos y el remero de galeras está hasta el pirri de impuestos y carestía de la vida.