Vetada ‘La Caperucita Roja’ por sexista
Una ojeada al amplio catálogo de cuentos sobre el héroe que acaba con el dragón revela que la mayoría de títulos recoge los estereotipos en que el personaje masculino es el héroe valiente que debe salvar a la temerosa princesa. Pero en el mercado empiezan a irrumpir títulos alternativos como
Santa Jordina (Inés Macpherson, editorial La Galera) o
La revolta de Santa Jordina (Lyona y David Fernàndez, editorial Amsterdam), donde la chica es la heroína y donde, por cierto, el dragón no tiene por qué morir.
La leyenda de Sant Jordi es uno de los retirados en la escuela Tàber, pero también
La bella durmiente o
La Caperucita Roja, según avanzó ayer la televisión municipal Betevé. No obstante, Anna Tutzó, una de las madres que forma la comisión que revisó el catálogo prefiere no dar títulos porque considera que lo importante es poner el foco en el problema de fondo, que va más allá de los cuentos tradicionales. “Además estos son minoritarios, también afecta a libros para aprender el abecedario, los colores o los hábitos. La sociedad está cambiando y es más sensible a la cuestión de género, pero esto no se está reflejando en los cuentos”, apunta.
La preocupación por el tipo de libro que leen los pequeños se está extendiendo en muchas escuelas. En el colegio Montseny de Barcelona también van a empezar a revisar el catálogo, aprovechando el proceso de informatización. Y también anuncia que retirarán los que consideren sexistas.
En la escuela Fort Pienc, el AMPA también ha creado una comisión de igualdad de género que, entre otras cosas, mira con lupa el contenido de los libros. La escuela no tiene biblioteca, pero el curso pasado las familias compraron de decenas de libros para crear un espacio tranquilo en el patio para que aquellos alumnos que no quisieran pudieran cambiar la pelota por un libro. Entonces, miraron que ninguno de ellos fuera sexista. “Es muy importante el tipo de libros que leen los niños porque los libros tradicionales replican los estereotipos de género y está bien tener a disposición libros que rompan con ellos”, explica Estel Clusellas, presidenta del AMPA de la escuela Fort Pienc. Esta madre, además, defiende la importancia de cuidar del tipo de lectura cuanto más pequeño es el alumno. “Con cinco años los niños ya han consolidado los roles de género, saben qué es ser niño o niña y qué implica. Así que es esencial trabajar con perspectiva de género en la etapa infantil”.
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