Desde los 13 años no ha pasado una semana sin que vacíe los bemoles. Cuando era un chaval, a diario, a veces hasta 4 caían. Ya de mayor, al 3° día empiezo a notar me los bemoles pesados, y a tener erecciones sencillas e incómodas, a veces en medio de una reunión en el trabajo si veo una enfermera culona o tetorra. Si al séptimo día, no me he pajeado o amado, me rebosa mientras duermo, y es un engorro embarrar los calzoncillos con el grumazo.
Para mí es terapéutico, y no necesito prono, si me estoy duchando con recordar algún polvo o churrupaica glorioso, o fantasear con alguna fresca del trabajo me pongo verraco y suelto el veneno en menos de 5 minutos. De vez en cuando me gusta darme el gustazo, es un momento de intimidad con uno mismo.