España sufre el mayor éxodo migratorio de la UE

Barcino

Madmaxista
Desde
22 Mar 2007
Mensajes
11.522
Reputación
37.281
A corto plazo pondrán impedimentos al aborto. En paralelo pondrán facilidades a la eutanasia.
Así mismo, a corto plazo pondrán impedimentos a la emigración joven y cualificada (a lo Cuba, donde si eres ingeniero o médico no te dejan salir). En paralelo pondrán facilidades a la emigración joven y cualificada.
Es un tema demográfico ya discutido. A todo Dios le sobra morralla de gente, especialmente mayores y sin formación pero a todo Dios le faltan recursos humanos cualificados y con potencial para tirar adelante un país.

Estamos en la globalización, jueguen sus cartas. Si no tienen ataduras ni muchas esperanzas yo no me lo pensaría. Aprendan idiomas y manta.

Eso sí, remesas no envíen ni una. Si han sido expulsados por los inútiles de la generación tapón, ni un duro para consumo interno, ni un duro para sus pensiones.

Nos han dolido, sí. Pero ellos se van a llevar una derivada de segunda vuelta muy interesante. Un país envejecido y, por ende, sin futuro. Eso expulsa a los capaces y deja a los parásitos. Lo han ganado a pulso.
 

Arturo Bloqueduro

Será en Octubre
Desde
10 Ago 2009
Mensajes
93.643
Reputación
65.322
......Así mismo, a corto plazo pondrán impedimentos a la emigración joven y cualificada (a lo Cuba, donde si eres ingeniero o médico no te dejan salir).....
Eso de que de Cuba no salen médicos...vamos, le invito a que se dé una vuelta por cualquier Hospital o Ambulatorio, y no le estoy hablando de médicos cubanos en Venezuela, Angola o Haití, le estoy hablando de Ejpaña. :rolleye:
 

SolNaciente

Madmaxista
Desde
16 Oct 2006
Mensajes
4.812
Reputación
2.698
No se van a ir ni con agua caliente, estas noticias sólo son para tranquilizar los ánimos. 90.000 se han ido? jaaaaaaaa aquí hay más de 10 millones tranquilamente, nos engañan como quieren.
10 millones?
Bah! Pongo 300 millones y veo!

Ya puestos a decir tonterías.
 

Thom son

Madmaxista
Desde
25 Nov 2009
Mensajes
17.907
Reputación
27.805
10 millones?
Bah! Pongo 300 millones y veo!

Ya puestos a decir tonterías.
Si no se quita las anteojeras puede que no vea ni uno. Eso es que debe llover a su gusto; el de quienes le sacan tajada a la inmi gración.

Cuente a los ya nacionalizados y a los familiares de hasta tercer grado de consanguinidad (o vecindad, que aquí todo ha valido) y dependencia ...y luego hablamos.

Cada cual está dispuesto a ver lo que le interesa. ¡Y anda que no hay intereses creados en el tema!

Eso sí, en determinadas urbanizaciones de lujo es difícil verlos.
 

Arturo Bloqueduro

Será en Octubre
Desde
10 Ago 2009
Mensajes
93.643
Reputación
65.322
Hablando de las situaciones que se están viviendo en Ejpaña por la Desaceleración, tal parece que muchos ejpañoles no hemos olvidado por completo lo que fué nuestra emigración a Alemania como se destaca en el presente artículo: :tragatochos: :tragatochos:

“Habrá crisis pero no sé para quién. Todo el mundo se ha marchado de vacaciones, y si sales por la noche te encuentras un montón de gente. Debo ser el único simple que se queda en casa en lugar de salir a cenar por ahí”. Esta clase de afirmaciones, reproducidas por Rafael Ibáñez, profesor de sociología de la Universidad Autónoma de Madrid y uno de los autores del estudio Crisis y consumo: una reconstrucción de las prácticas de consumo en España desde una perspectiva cualitativa, no sólo recoge la contradicción entre el duro ajuste económico que domina los discursos oficiales y la percepción social de una realidad que parece ir en sentido contrario, sino que pone encima de la mesa algunas de las transformaciones sustanciales que está provocando la recesión.

En ese orden, el primer cambio ha operado en el consumo tiene que ver con un miedo al futuro que ha penetrado por completo en la sociedad, que ha llevado a cierta contracción en el gasto, y que ha sido vivido de forma muy distinta según el nivel de ingresos. Así mientras una joven participante de mayores posibilidades económicas detallaba cómo las restricciones habían limitado sus costumbres de ocio.

“Y luego el ir de fin de semana y el esquiar, o sea, yo este año lo he notado muchísimo porque claro, subir por ejemplo, vale, yo es porque es donde tengo la casa, pero subir a la lechonaña ya supone unos sesenta euros entre gasolina y peajes, es sesenta euros sí o sí, luego más el forfait, y si subes con amigos o lo que sea entre copas, cenas y tal, y yo este año he subido solamente dos fines de semana y antes era uno sí y otro también”.

Otros miembros de los grupos veían cómo la crisis había conseguido que se retomasen prácticas que parecían ocultas u olvidadas, como el ocio de bocadillo o las tardes en el parque.

Estamos como estaban los españoles cuando fueron a Alemania en los años sesenta, se juntaban en las casas, ponían una litrona en el medio, dos latas de sardinas y una televisión que había para todos y ahí veían el partido, pues eso estamos haciendo ahora nosotros, nos juntamos en la casa, tú pones el primero, yo pongo el segundo, tú pones el chorizo, tú pones el postre y ya está, y qué nos hemos gastado, diez euros, de la otra forma nos hubiéramos gastado ochenta euros”.

Pero esa moderación en el consumo también ha llevado a situaciones paradójicas. Porque si bien, asegura Ibáñez, “hay sectores de la sociedad que afirman que la crisis no ha cambiado sus hábitos, en especial aquellas amas de casa que reconocen que siempre han ido buscando por los supermercados la barra de pan más barata”, en otros el temor “suele verbalizarse desde un discurso racionalizador, con mucha gente afirmando “no quiero endeudarme, no me atrevo a acometer ahora grandes gastos, no me voy a arriesgar en estos momentos”. Sin embargo, esa prudencia convive con el mantenimiento de un nivel relativamente similar de gasto en el ocio. Por eso se sigue saliendo a cenar, a tomar algo por la noche o yéndose de vacaciones, sobre todo en las clases media y alta, aun cuando los presupuestos sean algo más limitados”.

En cuanto a las clases populares, la menor disponibilidad de recursos provoca que surja, afirma Ibáñez, un cierto sentido irónico a partir del cual afirman su identidad, “destacando que pueden disfrutar de la vida que tienen y de sus amigos sin el sufrimiento del dinero y que su ocio no está atrapado en el gasto”.

-Esa mujer (se refiere a Carmen Lomana) no se va ni a comer la tortilla, a esa sí que le cambia el estilo de vida, esa sí que no sabe vivir.

-Esa es que no se sabe poner un chándal y unas zapatillas de deporte e irse al campo.

-Exactamente.

-Es que no se lo pone, vamos.

-Por eso los pobres somos más felices, sabemos buscarnos la felicidad mejor que los ricos, ¿que no?, te diviertes sin nada y los otros se tienen que divertir con lo que sueltan.

El segundo gran elemento que recorre la relación entre crisis y consumo es la sensación arraigada de que la causa última de la recesión es que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Como afirma un participante,

- […] hemos estado todos en una nube y claro, una persona que está en una nube, pues eso, cuando se desinfla pues se va al suelo, entonces tenemos todos bastante culpa creo yo, empezando por los gobernantes […] cuando las personas vivimos por encima de nuestras posibilidades pues nos pasan estas cosas y empezamos por los gobiernos y por los ayuntamientos, cómo es posible que unos ayuntamientos que se han estado forrando deban no sé cuántos cientos de miles de millones a las empresas por ejemplo, vamos a ver, usted no ha estado manejando su casa bien, usted no puede gastar nunca más de lo que gana, si usted recauda no sé cuánto y se gasta mucho más, por qué, para decir, yo hago más, y yo más, y yo más, vale, la conclusión es que eso se tiene que acabar […]

Sin embargo, esta interpretación, muy extendida, requiere de matizaciones. Porque, como señala Ibáñez, también hay diferencias también entre estratos sociales. Así, los medios y medios altos, “pueden asumir cierta culpa, pero desplazan la responsabilidad hacia abajo, señalando que hay mucha gente que no sabe gestionar sus recursos, que está continuamente endeudada porque no ha sabido manejarse. Sin embargo, entre los grupos de abajo, sí hay una asunción más frecuente de ese discurso como propio, y no son inusuales argumentos como “igual he tenido un ritmo de vida que no me merecía o hemos gastado más de lo que nos habíamos ganado”.

Además, en este sentido, en casi todos los grupos aparece el ser español como algo negativo, como una naturaleza “que tiende a los excesos y al descontrol si no tiene por encima mecanismos de vigilancia”. Un elemento que Ibáñez relaciona con la fuerza que continúa teniendo el complejo respecto de Europa, “algo que tenemos metido hasta el tuétano. Los argumentos que suelen emplearse hoy tienen que ver con nuestra falta de fortaleza productiva, con la comparación con los alemanes o con haber ido a lo fácil, al turismo y al ladrillo y argumentos similares. Ha variado la expresión, pues, pero el complejo sigue estando presente”.

El tercer elemento en juego es la diferencia entre el pasado y el presente. La referencia a un pasado en el que podíamos pasar con muchos menos bienes, contraponiendo un tiempo humilde pero feliz, con un presente consumista e insatisfactorio, aparece cada vez con más frecuencia en las reflexiones de nuestra sociedad.

M: Yo, celebraciones en casa, con unas tartas que me hacía mi madre…

M: Y ahora todo tiene que ser…

(Hablan a la vez)

H: Y aparte que te privas de cosas.

H: Las piñatas, los globos, todo.

M: Antes todo el mundo lo hacía en casa y no pasaba nada y tan contentos, hacías una comunión y la hacías en casa, ahora todo tiene que ser en restaurantes.

En igual sentido se aprecian los gastos que se realizan con los hijos, que se perciben como excesivos:

-Mira, yo tengo un niño que tiene tres años, el pequeño, y en reyes fue el rey mago a la clase y empezó a preguntar a cada niño lo que quería para los reyes y uno decía una trompeta, el otro un tambor, el otro un coche, y llegó un niño y dice, yo quiero la Play, la PSP, yo me quedé, con tres años pidiendo una PSP, tengo el mío que tiene siete años y no se la he dado todavía.

-Pues ese niño tiene la PSP.

-Yo tengo una cuñada, yo se lo decía, Marisa, no le des al niño todos los gustos, tú no le puedes dar al niño todo porque el día que verdaderamente no puedas se te va a rebelar el niño […] pues comprar por comprar tampoco, pues le vamos a comprar una cosita cada una, somos cuatro, pues cuatro, eso de saturar a los niños, tres o cuatro cositas y ya está porque cuando no se puede, y ella nunca ha estado acostumbrada…

En este orden, la relación con los hijos, especialmente con los adolescentes, es el mejor indicativo de la irreversibilidad de las transformaciones. Mientras muchas familias pueden hacer esfuerzos de ahorro en los aspectos más cotidianos, les resulta bastante más complicado llevarlos a la práctica cuando se trata de controlar el gasto con los hijos. Así, mientras en la educación en las décadas centrales del siglo XX no se cedía ante las marcas o se evitaban los deseos de los hijos si estos suponían un coste excesivo, “hoy los padres lo tienen mucho más complicado para resistir esas presiones, que habitualmente no sólo llegan de los propios hijos sino desde el mismo entorno”: como los demás lo tienen, no se lo vas a negar a tus hijos.

Sin embargo, lo más preocupante es que la aparición de estos elementos no está produciendo tendencias sociales constatables. No se ha generado, como algunos deseaban, la remoralización alrededor del consumo o el regreso a una ética del ahorro, y tampoco aparecen en el horizonte formas alternativas de consumo. Más al contrario, la sensación más frecuente respecto de los acontecimientos, también en lo que se refiere a la crisis y al consumo, es la de sentirse sobrepasados por unos tiempos duros a los que no se les puede colocar más que parches individuales.

“¿Crisis? Debo ser el único simple que se queda en casa este verano” - Cotizalia.com
 

Arturo Bloqueduro

Será en Octubre
Desde
10 Ago 2009
Mensajes
93.643
Reputación
65.322
Diario de Sevilla - Los pagapensiones se marchan de España

Editorial

Los pagapensiones se marchan de España
Una significativa muestra del grave deterioro de la situación económica en nuestro país, y de las expectativas de muchos ciudadanos ante la actual crisis, es el dato oficial hecho público el pasado viernes por el Observatorio Permanente de la inmi gración en España, que apunta en su estudio anual la importante disminución del número de extranjeros residentes en nuestro país con certificado de registro y tarjeta de residencia. Según la estadística de este organismo sectorial, de España se han marchado en un periodo de apenas tres meses del año en curso hasta 100.000 personas que en su día habían venido para residir y trabajar. Aunque la cifra global de población foránea que permanece registrada es de 4,7 millones de personas, se trata de la primera variación negativa que se produce en el cómputo oficial de pagapensiones desde el año 2008. Un descenso, además, que en términos porcentuales es del 2,03%. La inmi gración, históricamente, es un fenómeno muy complejo y no siempre bien gestionado por las sociedades occidentales que, sin embargo, obedece al deseo de cualquier persona -en este caso los pagapensiones- de mejorar su situación económica y personal en un país distinto al suyo. Por eso la existencia de pagapensiones en un territorio determinado suele ser un síntoma evidente de actividad económica. Nadie emigra donde no puede ganarse la vida mejor que en su hogar, salvo circunstancialmente. El descenso en el número de extranjeros, por tanto, puede vincularse directamente a la sensación de que la crisis económica en España va a ser duradera -nada coyuntural- y que nuestro país, en la actual situación, no ofrece las mismas oportunidades de hace apenas unos pocos años. La mayoría de los pagapensiones que han decidido marcharse de España son de naciones latinoamericanas, fundamentalmente ecuatorianos. Además, según el Observatorio, el proceso de retorno al hogar, o a otros países algo menos afectados por la recesión, en parte favorecido por el Gobierno central, ha cambiado la composición de la comunidad extranjera que vive en España. Ahora hay más ciudadanos rumanos que marroquíes. Todos ellos, al igual que los españoles, sólo intentan cada día sobrevivir a la crisis económica.