Empleada que se folló a su jefe, es indemnizada con 40.000 euros y lleva la empresa a la ruina

ATARAXIO

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Indemnizada con 40.000 euros por el acoso que sufrió de su jefe tras romper su romance con él



Tras un largo camino judicial, finalmente le dieron la razón a una mujer que se vio obligada a abandonar un trabajo estable con más de diez años de antigüedad debido a que su jefe la acosó sexualmente. La demandante había mantenido una relación sentimental con el dueño de la empresa. Hasta que conoció a otra persona y decidió romper un idilio de muchos años. El hombre le envió durante tres días más de 250 mensajes de WhatsApp. Unos, rogándole que volviese con él; algunos, afeándole que lo hubiese cambiado por otro; varios, proponiéndole un triángulo amoroso, así como otros muchos de carácter sensual.


Fue tal el acoso que la empleada cayó enferma por un trastorno de ansiedad generalizada. Estando de baja, denunció al jefe. Por la vía penal y por lo social. Por la primera, lo acusó de un delito continuado de coacciones. Por la segunda, por despido, al entender que aquel trabajo no podía conservarlo porque la situación entre trabajadora y empresario era insostenible. Ganó en ambas salas.

El hombre fue condenado por el delito de coacciones a 40 días de trabajos para la comunidad y a no poder acercarse a la víctima ni comunicarse con ella durante dos años a una distancia inferior a 300 metros. Esa sentencia penal complicaba el futuro laboral de ambos. O se iba ella del trabajo o el hombre cerraba al no poder estar en la empresa durante el horario laboral de la empleada. Al final, se optó por el despido.


La mujer exigió que la indemnizasen no solo por lo que le correspondería por el despido, sino también porque este se debió a un acoso sensual. Tanto el juzgado de lo Social número 1 de A Coruña como el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) le dieron la razón y condenaron al empresario a pagar a la demandante 40.000 euros por los daños y perjuicios derivados de la vulneración del derecho fundamental de la mujer a su integridad jovenlandesal.

La sentencia no atendió las reclamaciones de su jefe, que alegaba que aquellos correos enviados al móvil de su exempleada «no pueden considerarse como actos de hostigamiento». El hombre dijo que «se produjeron dentro de un contexto de confianza y de familia que reinaba entre ambos».


El tribunal no lo entendió así y en la sentencia se exponen los mensajes que le envió a la empleada «de manera compulsiva» durante tres días y a todas horas, y que «acreditan que su contenido revela claramente una situación de acoso sensual en el ámbito laboral, por su reiteración y su naturaleza sensual que afectaban a la libertad de la demandante, sin que existiera el más mínimo indicio de reciprocidad o de aceptación por la trabajadora».

Estos fueron algunos de los WhatsApp enviados por el empresario a su empleada entre el 3 y el 7 de julio del 2022: «Ya te enseñare hasta qué punto metes la pata. Vaya chasco. Bueno, uno más». «Puedo ser muy duro. Los que me conocen saben que no soy bueno como enemigo». «Yo no voy a hacer nada más. Seria trabajo perdido. No iba a llegar a perjudicarte, pero te pido que no despiertes mis instintos de guerra porque no soy capaz de no entrar en batalla cuando se me presenta un enemigo fuerte». «Eres un bicho, pero te quiero tanto que cuando te deseo me quedo sin aire». Además de otros de claro contenido sensual.

 
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