Para conseguir representación en el Parlamento galledo es necesario lograr al menos un 5% de los votos. No en el total de la Comunidad, sino en UNA provincia. Hay que decir que el Parlamento de Galiciase compone de 75 escaños, pero estos se distribuyen desigualmente, en función de la población. El reparto es el siguiente: La Coruña, 25 escaños. Pontevedra, 22 escaños. Y Lugo y Orense, 14 cada una. Por tanto, en teoría es más "fácil" para VOX obtener representación por La Coruña y Pontevedra que hacerlo por Lugo y Orense, simplemente porque el reparto de escaños es mayor. No sólo eso: en La Coruña, con llegar raspado al 5% de los votos posiblemente sea suficiente para lograr 1 escaño, en Orense tendrían que superar el 7,2%. Así están las cosas en Galicia. Este es también el motivo por el que, las pasadas elecciones, Podemos pasó de 14 escaños a quedarse sin representación.
Y al hilo de esto, conviene recordar algo: en 2020, tras las elecciones autonómicas gallegas, en las que VOX no logró repesentación (se quedó ligeramente por debajo del 3% de votos en el conjunto de Galicia), Abascal habló con Casado, entonces presidente del PP, para decirle que era necesario modificar la ley electoral gallega y bajar el umbral de entrada del 5% al 3%, como sucede en otras CC.AA. Casado le dijo que eso era competencia de la Xunta. Abascal habló entonces con Feijóo, que había sido reelegido por 4ª vez y le indicó que había que modificar la ley. Feijóo le dijo que, sintiéndolo mucho, la ley era esa y así se quedaba. Abascal les dijo, tanto a Casado como a Feijóo, que había que modificar ese umbral del 5%, ya que de otra manera, Galicia podría caer en manos de la izquierda y el separatismo.
Así se lo dijo. Abascal les pidió bajar el mínimo de votos para tener representación del 5% al 3%. El objetivo no era que VOX pudiera entrar en el parlamento gallego (aunque era obvio que ésta sería una de las consecuencias), sino que la suma de PSOE y BNG no desbancara al PP del gobierno de la Xunta en unas futuras elecciones. Abascal entendía que no lo quisieran cambiar, porque así le había ido muy bien al PP, pero eso se podría volver en su contra tan pronto como no lograran la mayoría absoluta. Si en el futuro el PP caía por debajo de los 38 escaños y VOX seguía sin tener representación, Galicia caería en manos del separatismo. Eso es lo que había que evitar. Pero Casado y Feijóo le dijeron que nanay. Y Abascal les debió decir que ellos sabrían, pero que en el futuro podrían lamentar esa decisión. Es posible que ese momento esté a punto de llegar...