La tecnología es buena pero hace irrelevante el trabajo que pueden ofrecen extensas capas de la población. En consecuencia, el único "problema" que genera es de coordinación.
El trigo sigue creciendo, las calles siguen limpias, los almacenes y las fábricas siguen funcionando. Salvo las limitaciones que impongan los recursos naturales - esto es otra cuestión - la producción sigue llevandose a cabo. Pero claro, en nuestro actual paradigma, los frutos de esa producción van solamente a los que poseen el capital. Anoto aquí, que durante un tiempo, parte de esos frutos irán a los que posean las habilidades técnicas necesarias, pero esto es solo un estado transitorio, ya que la feroz competencia por pocos puestos de trabajos cualificados acabará por tirar los sueldos: mientras hablamos, millones de ingenieros chinos e indios están formándose a gran nivel.
El problema es ideológico, la derrota del humanismo y el triunfo de la civilización angla. La gente trabaja para el sistema. Su tiempo y su trabajo son mercancía. La economía, las instituciones y el poder dejan de estar al servicio de los humanos, y son los humanos los que están a su servicio
En consecuencia, evolucionamos hacia un mundo en el que todos los recursos están concentrados en las manos de unas élites que ejercen un dominio cultural brutal que legitima su posición.