El medico que receta no ir al medico.

Dr. Bancolchonista ⚕️

Funcivago Matasanos
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La mehón zanidá der mundo gñeee
Tu como médico qué piensas de lo que dice el entrevistado?
yo comparto y aplico en mi actividad diaria prácticamente el 100% de lo que dice en la entrevista. e intento transmitirlo a pacientes, familiares, estudiantes y residentes. que la sociedad está hipermedicalizada es una realidad. por parte de la industria se crean enfermedades para vendernos tratamientos. por parte de los médicos se solicitan demasiadas pruebas y se prescriben muchos tratamientos de dudosa o de nula eficacia. y por parte de los pacientes y familiares se demandan soluciones rápidas, sencillas y baratas para todos los problemas de la vida, y se pone demasiada confianza en que la "ciencia" médica DEBE ser capaz de ofrecerlas.

lo que dice este colega no es algo nuevo. desde hace tiempo hay movimientos criticando este problema: nihilismo médico, "too much medicine", "choosing wisely", "nogracias"... en esa entrevista está muy bien resumido y concentrado, y me da que muchos de los que sueltan bilis en este hilo ni siquiera se la han ojeado.
 

Cipotex

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La Mancha Burbujista
viendo el nivel de muchas respuestas de este hilo, así me explico luego lo que me encuentro en mi quehacer diario... aclaraos ya, los médicos somos malos por poneros tratamientos que os matan para forrarnos a costa de la farmaindustria? o somos malos por NO poneros tratamientos porque somos unos sádicos que queremos que os muráis por algún conspiranoico motivo?

ahora estáis muy sanitos y sois muy valientes y bocachanclas. el día que os dé un arrechuche de verdad, estéis acojonados perdidos y vayáis a urgencias con el regazo entre las piernas a decirme "doctor, haga todo lo que pueda, estoy en sus manos", ya veremos si opináis lo mismo.
De acuerdo contigo al 100%............Ya veremos a los que tanto pontifican en este hilo el día que enfermen ellos o sus familiares si prefieren quedarse en su casa a esperar la muerte porque ya están mayores o si llaman corriendo a urgencias exigiendo una ambulancia y que les atiendan ipso facto, que ya nos conocemos.....
 

Navarrra

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yo comparto y aplico en mi actividad diaria prácticamente el 100% de lo que dice en la entrevista. e intento transmitirlo a pacientes, familiares, estudiantes y residentes. que la sociedad está hipermedicalizada es una realidad. por parte de la industria se crean enfermedades para vendernos tratamientos. por parte de los médicos se solicitan demasiadas pruebas y se prescriben muchos tratamientos de dudosa o de nula eficacia. y por parte de los pacientes y familiares se demandan soluciones rápidas, sencillas y baratas para todos los problemas de la vida, y se pone demasiada confianza en que la "ciencia" médica DEBE ser capaz de ofrecerlas.

lo que dice este colega no es algo nuevo. desde hace tiempo hay movimientos criticando este problema: nihilismo médico, "too much medicine", "choosing wisely", "nogracias"... en esa entrevista está muy bien resumido y concentrado, y me da que muchos de los que sueltan bilis en este hilo ni siquiera se la han ojeado.
Es un consuelo saber que hay gente honesta y crítica ahí afuera aun en los tiempos que vivimos, sobre todo en el campo de la salud.

Yo lo que veo es que la gente no quiere entender que estamos hechos para morirnos (y mejor que así sea), y se creen cualquier promesa que les vendan los mercachifles como promesa de una vida eterna.
 

Nazan

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Muy de acuerdo en muchas cosas pero en otras no tanto. Por ejemplo, los tratamiento oncológicos no los elige un médico. Se deciden en comité medico teniendo como referencia al resto de comités médicos del país y del mundo.
Protocolos médicos. Mi hija está jodida y el comité dice lo que digan los nuevos papers en base a nuevos goteros. No me alargo más, pero patinan. Y ella está en uno de los de referencia. Y cada vez veo más casos en neonatos y pediátricos.
 

Dr. Bancolchonista ⚕️

Funcivago Matasanos
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La mehón zanidá der mundo gñeee
Yo lo que veo es que la gente no quiere entender que estamos hechos para morirnos (y mejor que así sea), y se creen cualquier promesa que les vendan los mercachifles como promesa de una vida eterna.
eso es muy cierto, en general cuesta mucho aceptar que de algo hay que morirse, sobre todo cuando te están bombardeando continuamente con nuevos "avances", "terapias", "poca broma"... y claro, de crear esas necesidades la farmaindustria saca un gran provecho, ahí estoy de acuerdo en que los médicos tenemos que ser el cortafuego que evite hacer "demasiada medicina", pero en muchas ocasiones no se hace esa función, por ignorancia o por comodidad. es posible que en países como EEUU el factor económico influya más, pero aquí en España y en la sanidad pública ya digo que no.
 

Play_91

Madmaxista
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Es que el sistema de la medicina es una mafia, a ver que médico ves tu que busque prevenir y no curar. El buen médico es el que previene no el que cura.
 

duolipo

Himbersor
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Muy interesante entrevista a un gran cirujano, con una perspectiva de la practica media que comparto plenamente.

El médico que receta no ir al médico: "Un paciente de 85 años no debe ir a la UCI"

El doctor Antonio Sitges-Serra (Barcelona, 1951) ha ejercido 40 años en la sanidad pública, entre la cirugía, la investigación y la consulta. Conoce el sistema y sus enfermedades tan bien como los cuerpos de los miles de pacientes que han pasado por sus manos. Pero Sitges-Serra no es un médico normal: en su libro, 'Si puede, no vaya al médico', publicado por Debate y Libros del Zorzal, y prologado por el filósofo Manuel Cruz, planta cara a la industria farmacéutica y diagnostica la peor enfermedad del siglo XXI: el tecnoutopismo médico.


PREGUNTA. Hace poco, Amancio Ortega regaló unas máquinas a los hospitales.

RESPUESTA. Escáneres de alta precisión, sí.

P. Unos decían que Amancio es un filántropo y otros que se lava la cara, pero leyendo su libro, caí en la cuenta de algo que nadie planteó: que quizá tener esas máquinas es peor que no tenerlas.

R. Nadie lo planteó porque la tecnología es la ideología dominante. Pocos discutimos esta utopía, pero las máquinas muchas veces dan más problemas a los hospitales de los que solucionan. Unos escáneres de alta precisión pueden ser nefastos para la salud de los ciudadanos.
P. Pero todo el mundo quiere que haya más y mejores máquinas en su hospital.
R. Y nuevos fármacos, un progreso sin límites. Es un mecanismo de autodefensa, queremos seguir en ello, más, más, más, como si así fuéramos a vencer a la muerte. Pero yo creo que es un mal camino. Por lo pronto, nos ha conducido al sobrediagnóstico.

P. ¿Qué es el sobrediagnóstico?
R. Con la tecnología de detección más avanzada, se encuentran enfermedades que en realidad no son tales. No hay síntomas, el paciente está bien, va a una simple revisión y, con el nuevo superescáner de última generación, encuentran un cáncer de dos milímetros en el tiroides. El médico te dice: “Hemos visto un cáncer de dos milímetros”. Y tú crees ser un enfermo de cáncer, y te tratan como tal, aunque en realidad no te pasa nada.
P. ¿Un cáncer puede ser inofensivo?
R. Sí. Puede no dar la cara nunca. Pero una vez que estás sobrediagnosticado, caes en un círculo vicioso de revisiones que te harán dependiente del hospital, además del estrés, el miedo y la ansiedad. Y eso, en caso de que el médico de turno no quiera darte quimio o incluso operarte, siempre con la mejor intención, desatando una carnicería innecesaria. Pues bien, esa carnicería no la provocó tu cáncer sino su diagnóstico. De este modo es como la tecnología de detección precoz se convierte en un problema grave para tu salud.

La tecnología de detección precoz se ha convertido en un problema grave para tu salud
P. ¿Hay mucha gente por ahí con cánceres inofensivos que nadie ha visto?
R. Muchísima, claro. Cuando alguien se muere por cualquier causa, de vejez, por ejemplo, es muy frecuente encontrar cáncer de tiroides en el cadáver. El 20% de pacientes que mueren de lo que sea lo tiene. Si tú compras esta máquina tan fantástica que detecta tumores de menos de dos milímetros, puedes acabar extirpándole el tiroides al 20% de la población por nada. En Corea del Sur, un país absolutamente esclavo de la tecnología, es justo lo que pasó. Fue una masacre. Miles de tiroides extirpados por cánceres inofensivos que jamás hubieran dado la cara.

P. Es decir, que si me detectan un cáncer de dos milímetros, ¿no tengo cáncer?
R. Exacto. Los diagnósticos aumentan con las máquinas ultramodernas, pero no la mortalidad. ¿Por qué? Porque detectan cánceres que no matan, ni dan síntomas ni nada. Otro ejemplo: el 80% de los varones tiene cáncer en la próstata al morir. Ha muerto de otra cosa, por ejemplo, de un infarto, pero tenía ese cáncer no se sabe desde cuándo, sin que nadie lo viera y sin dar síntomas. Para la vida del paciente, lo mejor es que no se lo detecten.
P. Usted dice muchas cosas que desafían la intuición.
P. Lo sé. Se ve además otro problema en los hospitales con las máquinas más modernas: el de la interpretación. La lectura radiográfica de una mamografía o de cualquier otra cosa te exige experiencia. Si no la tienes, vas a levantar falsos positivos. Las máquinas siempre necesitan profesionales formados, y la innovación constante juega en detrimento de la curva de aprendizaje de los médicos, y por tanto en contra del paciente.

P. ¿Cuándo se empezó a complicar la cosa?
R. El siglo XX ha sido muy potente en el progreso tecnológico de la medicina, pero ahora los beneficios de las novedades son muy pequeños y el coste es enorme. Por ejemplo, muchas intervenciones quirúrgicas han triplicado su duración respecto a las de los años noventa, por robotizarse. Por tanto, el número de quirófanos necesarios aumenta. El robot hace la cirugía mucho más complicada, mucho más cara, mucho más prolongada, y los resultados no son mejores que sin robot. Pero los industriales quieren vender sus inventos, y los políticos y los ciudadanos se dejan deslumbrar. Así es el tecnoutopismo.
Ahora, los beneficios de las novedades médicas son muy pequeños y el coste es enorme

P. ¿Qué le supone a la economía de un hospital, por ejemplo, un robot para operar próstatas?
R. Un gasto inicial de un millón y medio, y unos mantenimientos anuales de más de 100.000 euros. Más el coste de enseñar a los médicos a usarlo. El gran problema de la sanidad es el incremento de los costes: el coste aumenta cada año, en gran parte porque se compran productos innecesarios, pero glamurosos. La sanidad está entre el 20 y el 25% del PIB, y cada año crece. El año pasado, un 6%, mientras el PIB creció solo un 2%. Si no fuera por el tecnoutopismo, los costes se reducirían enormemente. Se podría dedicar más dinero del PIB a la Justicia o a la dependencia. Y además, sobran médicos.

P. ¿Cómo? Siempre se dice lo contrario, que faltan médicos.
R: Ya, pero esto es así porque hemos creado una sociedad hipermedicalizada e hipocondríaca. Mira: cuando preguntaron a Oriol Boigas, el gran urbanista, cómo solucionaría el problema del tráfico en Barcelona, dijo: “Pues muy fácil, haciendo que las calles sean más estrechas”. Esta paradoja también se puede aplicar a la medicina. Si tú vas generando necesidades, siempre vas a tener más demanda. Si ensanchas las carreteras, tendrás más coches.
P. Usted aboga por poner límites.
R. Y por replantearnos nuestra relación con la muerte. El médico especialista vive de espaldas a la muerte. Es poco compasivo y siempre tira para adelante. Siempre hay otro medicamento, otro instrumento, etcétera.

P. Siempre esperamos ese milagro.
R. Esperamos que inventen algo, y es irracional. El tecnoutopismo nos exige vivir de espaldas a la muerte. Hablas con oncólogos y la muerte no existe. Para ellos, hay un fármaco, un TAC y un tumor. Y con eso van jugando hasta que la cosa explota. Si nos reconciliáramos seriamente con la muerte, podríamos en cuestión este sistema sanitario. Pero tú no puedes decir que un paciente de ochenta y tantos años no debe ingresar nunca en la UCI, porque te llaman de todo.
P. ¿Por qué no debe ingresar?
R. Porque sabemos que un enfermo de 85 años que pasa una semana en la UCI tiene un 70% de posibilidades de morirse en el hospital, y otro 30% de morirse durante el año siguiente. El margen coste-efectividad del tratamiento es nulo. Pero, como el sistema paga, esto no se valora en medicina pública. Y debería ser la guía.

P. ¿Qué otros ejemplos hay de tecnoutopismo en la medicina contemporánea?
R. La mal llamada 'prevención del cáncer de mama' es un ejemplo brutal. Yo digo que es mejor olvidarnos de las mamografías y dedicar esos recursos a poner más guarderías, para que las mujeres puedan parir antes. Influye más en que no mueras de cáncer de mama que adelantes la maternidad que 20 mamografías en 20 años. La medicina preventiva tiene que ver con cambiar hábitos sociales malos para la salud, y no con someter a todas las mujeres a escáneres gratuitos a partir de los 40.
Un 5% de estas mil mujeres mamografiadas sufrirá una masectomía improcedente

P. ¿Las mamografías periódicas no evitan que las mujeres mueran de cáncer de mama?
R. A lo largo de la vida de una mujer, entre los 40 y los 90 años, tiene un 10% de posibilidades de morir de cáncer de mama y un 90% de morirse de cualquier otra cosa. Es decir: la mamografía trata con una enfermedad de poca prevalencia. Eso para empezar, pero, además, se han hecho estudios comparados: mil mujeres mamografiadas y mil mujeres no mamografiadas. Pues bien: en un grupo se mueren cuatro, y en el otro se mueren cinco. Quien hace mamografías, dice entonces que ha muerto un 20% menos, pero esto es una trampa: una enferma de mil no justifica que a las otras 999 mujeres les hagas una mamografía al año. Pero hay más: de esas mil mujeres mamografiadas, 200 dan alguna vez el falso positivo. Es decir: que les tienen que repetir la mamografía o hacerles una biopsia. Finalmente, un 5% de estas mil mujeres mamografiadas sufrirá una masectomía improcedente. Así que es mejor para las mujeres que no les hagan mamografías.

P. Todo está lleno de anuncios, sin embargo, diciéndoles que se las hagan. Y que nos miremos el colesterol, y que poca broma.
R. Una sociedad hipocondríaca y sobremedicada. Desde luego. La hipocondria social tiene muchos factores: la prensa, los médicos, la industria, las sociedades científicas, etcétera. El bombardeo de noticias y anuncios sobre los peligros de caer enfermo genera ansiedad. Y es una ansiedad avalada por la Sociedad Española de Cardiología.
P. Leyendo su libro, he tenido la sensación de que el debate sobre las banderillas está envenenado, y que el hecho de que los antivacunas sean estúpidos da carta blanca a las farmacéuticas para meternos banderillas que no necesitamos.

R. Así es. A la industria farmacéutica le vienen muy bien los antivacunas. El debate gira en torno a un falso dilema. Las banderillas, la higiene, los antibióticos y la cirugía menor son los cuatro grandes pilares de la sanidad del siglo XX. No hay duda. Ahora bien, cuando el calendario pediátrico de banderillas supone 45 dosis en seis años, yo digo: ¿estáis seguros? Porque a lo mejor estamos sometiendo el sistema inmune de estos chavales a un bombardeo que no sabemos en qué va a terminar. Porque una cosa es que vacunes de las enfermedades como la viruela, el tétanos, la tos ferina, difteria, poliomelitis, etcétera, y otra que empecemos a ampliar el mercado: que si la meningitis, que si el neumococo, que si el papiloma... Ahí nos estamos pasando. Hay banderillas que solo interesan a las farmacéuticas, y las pasan, en parte, porque el debate está polarizado. ¡No vaya alguien a pensar que uno es antivacunas, como esos estúpidos acientíficos!

Hay banderillas que solo interesan a las farmacéuticas, y las pasan, en parte, porque el debate está polarizado
P. Es parte de la medicalización de la sociedad, que usted describe.
R. Claro. No queremos morirnos, ni tampoco queremos tener dolor, ni tristeza. Entonces se medicalizan la muerte, el dolor y la tristeza, y sale ganando la industria, no las personas. ¿Qué pasa cuando bajan el límite aceptable de colesterol en la sangre? Que tienes millones de enfermos que necesitarán millones de dosis de medicación. Por no hablar de esa otra cosa que hacen, que es inventar enfermedades.
P. Respecto a las farmacéuticas, usted dice que muchos medicamentos se comercializan antes de saber si son seguros.

R. Es algo impresionante. El 40% de medicamentos que se han demostrado mortales después de empezar a venderse tarda todavía dos años en ser retirado del mercado. ¿Por qué? Porque el desarrollo del fármaco ha sido caro, e intentan amortizarlo en los primeros años. La industria aprieta mucho porque sabe que o bien el medicamento va a acabar desvelando algún problema, o no es tan efectivo como se vende, o bien va a salir un competidor. ¿Cómo lo consiguen? Con propaganda, y convenciendo a médicos, a veces con métodos poco honestos. En la oncología, esto es muy normal. La oncología es una de las prácticas más corruptas de la medicina.
P. ¡Esa frase tiene tela!
R. Ya, ya. Cuando rascas un poco la especialidad por dentro... La gran mayoría de oncólogos de cierto renombre cobran directamente de la industria farmacéutica, o a través de ensayos, o en especies, o a través de congresos. La oncología es una de las especialidades con más inversión de todo tipo.

P. El lunes fue Blue Monday, el día más triste del año, así que tenemos que irnos a comprar para curarnos. Creo que es una buena síntesis de lo que cuenta su libro.
R. ¡Ja, ja! Sí, es la medicalización de la vida, hasta de los lunes. Convierten en enfermedad (con su fármaco correspondiente) la tristeza, el sesso, la nutrición, la regla, la menopausia, la antiestéticaldad, la estupidez... Todo lo humano es susceptible de tratamiento, y la industria amplía su mercado. Como dijo Huxley, la medicina avanza tanto que pronto estaremos todos enfermos.
Qué estulto el médico éste.
Qué lección de sabiduría.
Es el primer médico que sabe bien del asunto.
 

Gurney

Purasangre de la sangre más pura
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22 Mar 2014
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viendo el nivel de muchas respuestas de este hilo, así me explico luego lo que me encuentro en mi quehacer diario... aclaraos ya, los médicos somos malos por poneros tratamientos que os matan para forrarnos a costa de la farmaindustria? o somos malos por NO poneros tratamientos porque somos unos sádicos que queremos que os muráis por algún conspiranoico motivo?

ahora estáis muy sanitos y sois muy valientes y bocachanclas. el día que os dé un arrechuche de verdad, estéis acojonados perdidos y vayáis a urgencias con el regazo entre las piernas a decirme "doctor, haga todo lo que pueda, estoy en sus manos", ya veremos si opináis lo mismo.
Para bocachancla tú, deja de meter miedo.
Perteneces a un colectivo de orates y vendidos, aunque tangencialmente podáis hacer algún bien. Pero el sistema está podrido, y lo sigues defendiendo como buen esbirro.
Tú sigue recetando ibuprofeno de 600 y las estatinas que provocan demencia senil, y dando la fotocopia de comidas a evitar para todo el mundo.



Bueno, los médicos estáis endiosados (no todos, evidente), pero quien mejor puede hacer el diagnóstico es el enfermo, al que no escucháis y no hacéis ni caso y para colmo os compincháis unos con otros cuando metéis la pata hasta el fondo.....te cuento?.....

Meningitis bacteriana por epidural en parto.....hipoacusia bilateral brusca severa....un mes hospitalizada, finalmente hipoacusia bilateral moderada.....nadie sabe qué pasó....joer hasta el borrico más simple sabe que se ha manipulado la médula, o bien no desinfectó la zona en condiciones el anestesista, tras cinco intentos o se quitó la mascarilla en uno de los pinchazos....pues en el juicio tres médicos que no estuvieron ni por asomo, testificaron que ese señor anestesista lo hizo todo dabuten....señores, tienen ustedes algo de vergüenza?....porque Seguro de Responsabilidad Civil presupongo que sí.....ahí lo tienes......cuanto más lejos mejor.
El corporativismo en el sector es atroz, más aún que en colectivos tipo Policía, que ya es más que notable.
 

ciudadlibre

Madmaxista
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por definicion medicamento es toda droja de origen animal o vegetal, de ahi que a las farmacias se las llamaban droguerias, y si le sumas que la coca cola la formulo un boticario americano con cocaina, pues sumale las adiciones y muertes que hay que sumarle, y que a dia de hoy hay que seguir sumando
 

Evitadinamita

Pompero
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12 Oct 2015
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Muy interesante entrevista a un gran cirujano, con una perspectiva de la practica media que comparto plenamente.

El médico que receta no ir al médico: "Un paciente de 85 años no debe ir a la UCI"

El doctor Antonio Sitges-Serra (Barcelona, 1951) ha ejercido 40 años en la sanidad pública, entre la cirugía, la investigación y la consulta. Conoce el sistema y sus enfermedades tan bien como los cuerpos de los miles de pacientes que han pasado por sus manos. Pero Sitges-Serra no es un médico normal: en su libro, 'Si puede, no vaya al médico', publicado por Debate y Libros del Zorzal, y prologado por el filósofo Manuel Cruz, planta cara a la industria farmacéutica y diagnostica la peor enfermedad del siglo XXI: el tecnoutopismo médico.


PREGUNTA. Hace poco, Amancio Ortega regaló unas máquinas a los hospitales.

RESPUESTA. Escáneres de alta precisión, sí.

P. Unos decían que Amancio es un filántropo y otros que se lava la cara, pero leyendo su libro, caí en la cuenta de algo que nadie planteó: que quizá tener esas máquinas es peor que no tenerlas.

R. Nadie lo planteó porque la tecnología es la ideología dominante. Pocos discutimos esta utopía, pero las máquinas muchas veces dan más problemas a los hospitales de los que solucionan. Unos escáneres de alta precisión pueden ser nefastos para la salud de los ciudadanos.
P. Pero todo el mundo quiere que haya más y mejores máquinas en su hospital.
R. Y nuevos fármacos, un progreso sin límites. Es un mecanismo de autodefensa, queremos seguir en ello, más, más, más, como si así fuéramos a vencer a la muerte. Pero yo creo que es un mal camino. Por lo pronto, nos ha conducido al sobrediagnóstico.

P. ¿Qué es el sobrediagnóstico?
R. Con la tecnología de detección más avanzada, se encuentran enfermedades que en realidad no son tales. No hay síntomas, el paciente está bien, va a una simple revisión y, con el nuevo superescáner de última generación, encuentran un cáncer de dos milímetros en el tiroides. El médico te dice: “Hemos visto un cáncer de dos milímetros”. Y tú crees ser un enfermo de cáncer, y te tratan como tal, aunque en realidad no te pasa nada.
P. ¿Un cáncer puede ser inofensivo?
R. Sí. Puede no dar la cara nunca. Pero una vez que estás sobrediagnosticado, caes en un círculo vicioso de revisiones que te harán dependiente del hospital, además del estrés, el miedo y la ansiedad. Y eso, en caso de que el médico de turno no quiera darte quimio o incluso operarte, siempre con la mejor intención, desatando una carnicería innecesaria. Pues bien, esa carnicería no la provocó tu cáncer sino su diagnóstico. De este modo es como la tecnología de detección precoz se convierte en un problema grave para tu salud.

La tecnología de detección precoz se ha convertido en un problema grave para tu salud
P. ¿Hay mucha gente por ahí con cánceres inofensivos que nadie ha visto?
R. Muchísima, claro. Cuando alguien se muere por cualquier causa, de vejez, por ejemplo, es muy frecuente encontrar cáncer de tiroides en el cadáver. El 20% de pacientes que mueren de lo que sea lo tiene. Si tú compras esta máquina tan fantástica que detecta tumores de menos de dos milímetros, puedes acabar extirpándole el tiroides al 20% de la población por nada. En Corea del Sur, un país absolutamente esclavo de la tecnología, es justo lo que pasó. Fue una masacre. Miles de tiroides extirpados por cánceres inofensivos que jamás hubieran dado la cara.

P. Es decir, que si me detectan un cáncer de dos milímetros, ¿no tengo cáncer?
R. Exacto. Los diagnósticos aumentan con las máquinas ultramodernas, pero no la mortalidad. ¿Por qué? Porque detectan cánceres que no matan, ni dan síntomas ni nada. Otro ejemplo: el 80% de los varones tiene cáncer en la próstata al morir. Ha muerto de otra cosa, por ejemplo, de un infarto, pero tenía ese cáncer no se sabe desde cuándo, sin que nadie lo viera y sin dar síntomas. Para la vida del paciente, lo mejor es que no se lo detecten.
P. Usted dice muchas cosas que desafían la intuición.
P. Lo sé. Se ve además otro problema en los hospitales con las máquinas más modernas: el de la interpretación. La lectura radiográfica de una mamografía o de cualquier otra cosa te exige experiencia. Si no la tienes, vas a levantar falsos positivos. Las máquinas siempre necesitan profesionales formados, y la innovación constante juega en detrimento de la curva de aprendizaje de los médicos, y por tanto en contra del paciente.

P. ¿Cuándo se empezó a complicar la cosa?
R. El siglo XX ha sido muy potente en el progreso tecnológico de la medicina, pero ahora los beneficios de las novedades son muy pequeños y el coste es enorme. Por ejemplo, muchas intervenciones quirúrgicas han triplicado su duración respecto a las de los años noventa, por robotizarse. Por tanto, el número de quirófanos necesarios aumenta. El robot hace la cirugía mucho más complicada, mucho más cara, mucho más prolongada, y los resultados no son mejores que sin robot. Pero los industriales quieren vender sus inventos, y los políticos y los ciudadanos se dejan deslumbrar. Así es el tecnoutopismo.
Ahora, los beneficios de las novedades médicas son muy pequeños y el coste es enorme

P. ¿Qué le supone a la economía de un hospital, por ejemplo, un robot para operar próstatas?
R. Un gasto inicial de un millón y medio, y unos mantenimientos anuales de más de 100.000 euros. Más el coste de enseñar a los médicos a usarlo. El gran problema de la sanidad es el incremento de los costes: el coste aumenta cada año, en gran parte porque se compran productos innecesarios, pero glamurosos. La sanidad está entre el 20 y el 25% del PIB, y cada año crece. El año pasado, un 6%, mientras el PIB creció solo un 2%. Si no fuera por el tecnoutopismo, los costes se reducirían enormemente. Se podría dedicar más dinero del PIB a la Justicia o a la dependencia. Y además, sobran médicos.

P. ¿Cómo? Siempre se dice lo contrario, que faltan médicos.
R: Ya, pero esto es así porque hemos creado una sociedad hipermedicalizada e hipocondríaca. Mira: cuando preguntaron a Oriol Boigas, el gran urbanista, cómo solucionaría el problema del tráfico en Barcelona, dijo: “Pues muy fácil, haciendo que las calles sean más estrechas”. Esta paradoja también se puede aplicar a la medicina. Si tú vas generando necesidades, siempre vas a tener más demanda. Si ensanchas las carreteras, tendrás más coches.
P. Usted aboga por poner límites.
R. Y por replantearnos nuestra relación con la muerte. El médico especialista vive de espaldas a la muerte. Es poco compasivo y siempre tira para adelante. Siempre hay otro medicamento, otro instrumento, etcétera.

P. Siempre esperamos ese milagro.
R. Esperamos que inventen algo, y es irracional. El tecnoutopismo nos exige vivir de espaldas a la muerte. Hablas con oncólogos y la muerte no existe. Para ellos, hay un fármaco, un TAC y un tumor. Y con eso van jugando hasta que la cosa explota. Si nos reconciliáramos seriamente con la muerte, podríamos en cuestión este sistema sanitario. Pero tú no puedes decir que un paciente de ochenta y tantos años no debe ingresar nunca en la UCI, porque te llaman de todo.
P. ¿Por qué no debe ingresar?
R. Porque sabemos que un enfermo de 85 años que pasa una semana en la UCI tiene un 70% de posibilidades de morirse en el hospital, y otro 30% de morirse durante el año siguiente. El margen coste-efectividad del tratamiento es nulo. Pero, como el sistema paga, esto no se valora en medicina pública. Y debería ser la guía.

P. ¿Qué otros ejemplos hay de tecnoutopismo en la medicina contemporánea?
R. La mal llamada 'prevención del cáncer de mama' es un ejemplo brutal. Yo digo que es mejor olvidarnos de las mamografías y dedicar esos recursos a poner más guarderías, para que las mujeres puedan parir antes. Influye más en que no mueras de cáncer de mama que adelantes la maternidad que 20 mamografías en 20 años. La medicina preventiva tiene que ver con cambiar hábitos sociales malos para la salud, y no con someter a todas las mujeres a escáneres gratuitos a partir de los 40.
Un 5% de estas mil mujeres mamografiadas sufrirá una masectomía improcedente

P. ¿Las mamografías periódicas no evitan que las mujeres mueran de cáncer de mama?
R. A lo largo de la vida de una mujer, entre los 40 y los 90 años, tiene un 10% de posibilidades de morir de cáncer de mama y un 90% de morirse de cualquier otra cosa. Es decir: la mamografía trata con una enfermedad de poca prevalencia. Eso para empezar, pero, además, se han hecho estudios comparados: mil mujeres mamografiadas y mil mujeres no mamografiadas. Pues bien: en un grupo se mueren cuatro, y en el otro se mueren cinco. Quien hace mamografías, dice entonces que ha muerto un 20% menos, pero esto es una trampa: una enferma de mil no justifica que a las otras 999 mujeres les hagas una mamografía al año. Pero hay más: de esas mil mujeres mamografiadas, 200 dan alguna vez el falso positivo. Es decir: que les tienen que repetir la mamografía o hacerles una biopsia. Finalmente, un 5% de estas mil mujeres mamografiadas sufrirá una masectomía improcedente. Así que es mejor para las mujeres que no les hagan mamografías.

P. Todo está lleno de anuncios, sin embargo, diciéndoles que se las hagan. Y que nos miremos el colesterol, y que poca broma.
R. Una sociedad hipocondríaca y sobremedicada. Desde luego. La hipocondria social tiene muchos factores: la prensa, los médicos, la industria, las sociedades científicas, etcétera. El bombardeo de noticias y anuncios sobre los peligros de caer enfermo genera ansiedad. Y es una ansiedad avalada por la Sociedad Española de Cardiología.
P. Leyendo su libro, he tenido la sensación de que el debate sobre las banderillas está envenenado, y que el hecho de que los antivacunas sean estúpidos da carta blanca a las farmacéuticas para meternos banderillas que no necesitamos.

R. Así es. A la industria farmacéutica le vienen muy bien los antivacunas. El debate gira en torno a un falso dilema. Las banderillas, la higiene, los antibióticos y la cirugía menor son los cuatro grandes pilares de la sanidad del siglo XX. No hay duda. Ahora bien, cuando el calendario pediátrico de banderillas supone 45 dosis en seis años, yo digo: ¿estáis seguros? Porque a lo mejor estamos sometiendo el sistema inmune de estos chavales a un bombardeo que no sabemos en qué va a terminar. Porque una cosa es que vacunes de las enfermedades como la viruela, el tétanos, la tos ferina, difteria, poliomelitis, etcétera, y otra que empecemos a ampliar el mercado: que si la meningitis, que si el neumococo, que si el papiloma... Ahí nos estamos pasando. Hay banderillas que solo interesan a las farmacéuticas, y las pasan, en parte, porque el debate está polarizado. ¡No vaya alguien a pensar que uno es antivacunas, como esos estúpidos acientíficos!

Hay banderillas que solo interesan a las farmacéuticas, y las pasan, en parte, porque el debate está polarizado
P. Es parte de la medicalización de la sociedad, que usted describe.
R. Claro. No queremos morirnos, ni tampoco queremos tener dolor, ni tristeza. Entonces se medicalizan la muerte, el dolor y la tristeza, y sale ganando la industria, no las personas. ¿Qué pasa cuando bajan el límite aceptable de colesterol en la sangre? Que tienes millones de enfermos que necesitarán millones de dosis de medicación. Por no hablar de esa otra cosa que hacen, que es inventar enfermedades.
P. Respecto a las farmacéuticas, usted dice que muchos medicamentos se comercializan antes de saber si son seguros.

R. Es algo impresionante. El 40% de medicamentos que se han demostrado mortales después de empezar a venderse tarda todavía dos años en ser retirado del mercado. ¿Por qué? Porque el desarrollo del fármaco ha sido caro, e intentan amortizarlo en los primeros años. La industria aprieta mucho porque sabe que o bien el medicamento va a acabar desvelando algún problema, o no es tan efectivo como se vende, o bien va a salir un competidor. ¿Cómo lo consiguen? Con propaganda, y convenciendo a médicos, a veces con métodos poco honestos. En la oncología, esto es muy normal. La oncología es una de las prácticas más corruptas de la medicina.
P. ¡Esa frase tiene tela!
R. Ya, ya. Cuando rascas un poco la especialidad por dentro... La gran mayoría de oncólogos de cierto renombre cobran directamente de la industria farmacéutica, o a través de ensayos, o en especies, o a través de congresos. La oncología es una de las especialidades con más inversión de todo tipo.

P. El lunes fue Blue Monday, el día más triste del año, así que tenemos que irnos a comprar para curarnos. Creo que es una buena síntesis de lo que cuenta su libro.
R. ¡Ja, ja! Sí, es la medicalización de la vida, hasta de los lunes. Convierten en enfermedad (con su fármaco correspondiente) la tristeza, el sesso, la nutrición, la regla, la menopausia, la antiestéticaldad, la estupidez... Todo lo humano es susceptible de tratamiento, y la industria amplía su mercado. Como dijo Huxley, la medicina avanza tanto que pronto estaremos todos enfermos.
No sabría por donde empezar. Mi hermana es médico y mi cuñado tambièn. Ambos son de los buenos, de los que tienen ojo clínico, hoy en día inexistente, y aún así a veces se han equivocado. Pocas pero lo han hecho.
El listado de continuos errores a los que mis hijos o yo misma nos vemos sometidos cada vez que vamos a un hospital o centro de salud es interminable. No es que cometan errores por ser personas, la probabilidad de acierto es reducida habitualmente. Por otro lado también considero que la expectativa del paciente, el concepto, debería ser redefinido y aceptado por la sociedad. El año pasado me di cuenta en urgencias. En cada hospital en cada consulta debería aparecer un disclaimer: “estamos intentando averiguar que tiene, investigarle, nos llevará tiempo, mientras la probabilidad de acierto a la primera es reducida”. En realidad es que ellos una vez entras en consulta comienzan a investigar y dictaminan lo más probable, nosotros los pacientes creemos que nos dicen a la primera y en 2 minutos lo que verdaderamente tenemos. Tras años de ir al médico a revisiones, embarazos, criando niños... repito que la lista se me hace interminable. Y son innumerables las veces que acabo yendo a casa de mi hermana a contrastar diagnósticos en un 70% sin exagerar erróneos. Podría contar y contar pero las mayores desgracias que me han podido causar estos diagnósticos erróneos son de telenovela: un aborto provocado por un mal diagnóstico como embarazo ectópico cuando no lo era, era un embarazo normal; años después recomendación de legrado por no progresión de embarazo, salí por patas y decidí esperar unos días, ahora mi hija tiene 3 años, diagnóstico de quemadura de 1er grado cuando era de 3er grado tratándola en el consultorio por varios especialistas y acabando días después con miles de tratamientos contraindicados para quemaduras en la unidad de quemados... y podría seguir con cada diagnóstico de placas u otitis inexistentes, con el antibiótico en vena, ganglios reactivos que empiezan a explorar...ah y mi suegra con un ictus que no supieron ver...1 mes ingresada supuestamente por un bichito... os digo interminable
 

Evitadinamita

Pompero
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No sabría por donde empezar. Mi hermana es médico y mi cuñado tambièn. Ambos son de los buenos, de los que tienen ojo clínico, hoy en día inexistente, y aún así a veces se han equivocado. Pocas pero lo han hecho.
El listado de continuos errores a los que mis hijos o yo misma nos vemos sometidos cada vez que vamos a un hospital o centro de salud es interminable. No es que cometan errores por ser personas, la probabilidad de acierto es reducida habitualmente. Por otro lado también considero que la expectativa del paciente, el concepto, debería ser redefinido y aceptado por la sociedad. El año pasado me di cuenta en urgencias. En cada hospital en cada consulta debería aparecer un disclaimer: “estamos intentando averiguar que tiene, investigarle, nos llevará tiempo, mientras la probabilidad de acierto a la primera es reducida”. En realidad es que ellos una vez entras en consulta comienzan a investigar y dictaminan lo más probable, nosotros los pacientes creemos que nos dicen a la primera y en 2 minutos lo que verdaderamente tenemos. Tras años de ir al médico a revisiones, embarazos, criando niños... repito que la lista se me hace interminable. Y son innumerables las veces que acabo yendo a casa de mi hermana a contrastar diagnósticos en un 70% sin exagerar erróneos. Podría contar y contar pero las mayores desgracias que me han podido causar estos diagnósticos erróneos son de telenovela: un aborto provocado por un mal diagnóstico como embarazo ectópico cuando no lo era, era un embarazo normal; años después recomendación de legrado por no progresión de embarazo, salí por patas y decidí esperar unos días, ahora mi hija tiene 3 años, diagnóstico de quemadura de 1er grado cuando era de 3er grado tratándola en el consultorio por varios especialistas y acabando días después con miles de tratamientos contraindicados para quemaduras en la unidad de quemados... y podría seguir con cada diagnóstico de placas u otitis inexistentes, con el antibiótico en vena, ganglios reactivos que empiezan a explorar...ah y mi suegra con un ictus que no supieron ver...1 mes ingresada supuestamente por un bichito... os digo interminable
Añado que pocos sitios tan peligrosos hay como urgencias cuando tenemos cosas de poca importancia. Solo tienes que llevar a tus hijos con 39 de temperatura para que te casquen la debida radiografía solo por tener fiebre... a la segunda hace tiempo que me negué a irradiar por norma a mis hijos cada 6 meses
 

Yndvurain

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ahora estáis muy sanitos y sois muy valientes y bocachanclas. el día que os dé un arrechuche de verdad, estéis acojonados perdidos y vayáis a urgencias con el regazo entre las piernas a decirme "doctor, haga todo lo que pueda, estoy en sus manos", ya veremos si opináis lo mismo.
Que vivís del miedo a la muerte es algo que todo burbujista sabe. No nos cuentas nada nuevo.