Ansiedad: no pensar en ella, es difícil pero es de lo poco que funciona "de gratis" sin pastillas, vaciar tu cabeza de chorradas aunque sea un rato al día con ejercicios de respiración, mente en blanco, con música buena de fondo.
Miedo escénico: Piensa que la mayoría del público tendría más miedo que tú, que lo harían peor seguro, y que a gran parte de los asistentes se la sopla lo que digas porque están allí por lo que sea menos para sacar provecho, algunos te los puedes imaginar como una especie de Homer Simpson, felices, inoportunos y con menos luces que un barco de contrabando.
No pretendas hacerlo bien ni regular, y por tanto ni mal tampoco, abandona el perfeccionismo. Además, hablar en público necesita práctica, con varias experiencias ya irá todo rodado. Como en el sesso.