No nos engañemos, los delirios de esta charo no son un caso aislado. Nada como leer las obras fundadoras del feminismo moderno de la pluma de sus ideólogas para saber lo que es toda esta hez realmente. Por ejemplo, en “La dialéctica del sesso” Shulamith Firestone propone el siguiente programa para la revolución feminista:
1) Abolir la función reproductiva de la mujer con arreglo a la tecnología y el aborto.
2) Lograr la absoluta independencia económica de mujeres y niños sustituyendo capitalismo por comunismo.
3) Incluir las mujeres y niños en todos los aspectos de la sociedad destruyendo las distinciones culturales hombre/mujer adulto/niño.
4) Lograr la libertad de todas las mujeres y niños para hacer lo que sea que deseen sexualmente.
El fin expreso es la destrucción de la familia, dado que para el feminismo es “la fuente de la represión psicológica, económica y política” de la mujer según sus propias ideólogas. De ahí su obsesión por los niños, ya sea castrándolos como dice la charo o para ser usados como les salga del cachopo, porque entienden que el socialismo necesario para la liberación económica de la mujer no puede ser construido si no se logra cortar los lazos de una generación con la anterior, “para que el Estado pueda formatearnos hasta la raíz misma”.
Firestone describe cómo debe darse este proceso de destrucción: “Al principio, en el período de transición, las relaciones sensuales serían probablemente monógamas, incluso si la pareja decide vivir con otros. Sin embargo, después de muchas generaciones de vida no-familiar, nuestras estructuras psicosexuales podrán alterarse tan radicalmente que la pareja monógama se volvería obsoleta. Sólo podemos adivinar lo que podría reemplazarla: ¿quizás matrimonios por grupos, grupos maritales transexuales los cuales también involucran niños?”
Dice Firestone, después de “unas pocas generaciones”, se logrará que “las relaciones entre personas de edades muy dispares se conviertan en algo común”, de forma que “el concepto de infancia sea abolido y los niños tengan plenos derechos legales, sensuales y económicos”. Y van más allá, Firestone escribe: “Si el niño puede elegir relacionarse sexualmente con los adultos, incluso si él escoge su propia madre genética, no habría razones a priori para que ella rechace los avances sensuales, debido a que el tabú del incesto habría perdido su función. (…) Las relaciones con niños incluirían tanto sesso genital como el niño sea capaz de recibir -probablemente considerablemente más de lo que ahora creemos-, (...) El tabú de las relaciones adulto/niño y gayses desaparecerían. Pero las relaciones pedófilas tendrían dos límites (nos dice la buena de Firestone pretendiendo moderarse): el límite del consentimiento del niño por un lado, y el límite biológico por el otro. De modo que si un adulto desea tener relaciones sensuales con una niña o niño de cuatro años por ejemplo, sólo debe lograr su adhesión y comprobar que las dimensiones de su vagina o ano sean penetrables.”
Estas locas legitiman la pederastia como parte de su revolución. Millet dice que los niños deberían “expresarse a sí mismos sexualmente, probablemente entre ellos en un principio, pero también con adultos”. La propia Simon De Beauvoir, unos meses antes del surgimiento del Frente de Liberación de los Pedófilos en Francia, firmaba un artículo en el diario Le Monde (26 de enero de 1977) en favor de la libertad de tres pederastas que en ese momento eran juzgados por violar niños y producir pronografía infantil. “Tres años de prisión por unas caricias y unos besos, ¡ya basta!”, minimizaba el asunto la buena de De Beauvoir.
Pero a la legalización de la pedofilia, las ideólogas feministas suman también la del incesto. Firestone, por ejemplo, recomienda que, a los fines de que los niños no crezcan “reprimidos sexualmente”, sean los padres (biológicos o no) quienes los inicien en su vida sensual. De hecho, recomienda expresamente que la primera felación del niño sea practicada por su propia madre. Saben que no hay manera más eficaz de explotar todo vínculo familiar que promoviendo relaciones sensuales entre padres e hijos. De Freud, saben la importancia que tiene para la cultura la represión del erotismo que el niño siente respecto a su madre; y de Claude Lévi-Strauss, también saben la importancia que en la cultura de toda sociedad humana juega la prohibición del incesto.
Las reivindicaciones actuales de niños “transexuales” son otra punta de lanza con que la progrez pretende normalizar un argumento falaz que posteriormente utilizará para legitimar la pederastia, consistente en poner a la par la capacidad de discernimiento y elección de un niño respecto a un adulto, como si ambos dispusieran de mismas dotes de poder físico, manipulación psicológica y madurez emocional.
Pederastia, incesto, destrucción de la familia y, en resumen, la naturaleza humana abolida, son los verdaderos ideales del feminismo actual según las propias fundadoras, que interesadamente se presenta travestido del viejo ideal sufragista de la igualdad de derechos por los grandes medios.
La charo sólo nos ha mostrado un poco la patita de lo que es toda esta hez en realidad.