Abra el prospecto de cualquier medicamento, la lista de efectos secundarios hasta en el más aparentemente inocuo es brutal. Lo que hay que fijarse es en las propabilidades de cada uno y los factores de riesgo, quer tembién se indican. Tomar anfetaminas es un suicidio con problemas cardiacos, tomar aspirinas es mortal con úlcera, hay gente que si toma gingseng se queda doprmida al instante, etc.
Las banderillas igual, lo criminal en este experimento es que no parece que se esté haciendo un seguimiento del historial de cada paciente, se inyecta a todo el mundo sea cual sea su condición a ver qué pasa, gente con cáncer, patologías cardiacas, problemas del sistema respitarotio, hormonal, digestivo, mentales, todos a tomar el mismo medicamenteo y si sale con barba es San Antón y si no es la Purísima Concepción.
La ciencia ha muerto, sólo existe la demagogia criminal de la falsabilidad.