Argentina: No es un default

saquetas de Goldman

Madmaxista
Desde
2 Ene 2007
Mensajes
4.708
Reputación
2.451
Página/12 :: Economía :: No es un default

Por Alfredo Zaiat

El inédito acontecimiento financiero derivado de la orden del juez Thomas Griesa de bloquear el cobro del vencimiento de intereses de deuda soberana a bonistas del canje no es un default. No lo es en términos jurídicos, financieros y económicos. No se trata de un debate semántico, aunque sí político, como queda reflejado en cada una de las opiniones del elenco estable de economistas mediáticos. Para eludir la soberbia de los cultores de la ignorancia, es necesario precisar por qué y cuándo un país está en default.

La actual situación es extraordinaria, lo que ha habilitado un debate político o de bajo vuelo con fines electoralistas, como se expresa en la mayoría de las coberturas periodísticas, siendo los grandes medios promotores de esa campaña de desinformación. También ha gatillado los lugares comunes de la prensa internacional en la descripción del destino económico argentino. El default es una definición que excede la especulación de si es una estrategia política del Gobierno, que la vulgaridad analítica menciona como la pretensión oficial de negar la realidad o de convertir la situación en una gesta épica, o si es una excusa para concretar habituales negocios en el mercado financiero, como las sentencias de calificadoras de riesgo o las apuestas con los seguros contra default. Pese a la insistencia con títulos catástrofes o evaluaciones interesadas de hombres de negocios dedicados a la comercialización de información económica, no se está en presencia de una cesación de pagos de la deuda argentina. No lo es porque lo que está sucediendo a partir del fallo y la orden de cumplimiento de la sentencia Griesa, no ingresa en esa categoría. No existen antecedentes históricos de semejante extravagancia.

Es un evento que no reúne las condiciones de un default, a las que es fácil describirlas en base a antecedentes de la historia financiera mundial: en lo jurídico, incumplimientos en el contrato de emisión de bonos del deudor con el acreedor; en lo financiero, no pago de intereses y capital al vencimiento; y en lo económico, insolvencia del deudor. Nada de eso ha sucedido.

Las calificadoras de riesgo, el comité financiero de la asociación de swaps (por los seguros contra default), economistas locales y analistas internacionales seguirán insistiendo con la existencia de un default. Incluso ahora empezaran a atemorizar con la posibilidad de que los bonistas del canje puedan solicitar la “aceleración” del cobro del total de la deuda. Es el derecho que tienen, según el prospecto de emisión, si hay incumplimientos de parte del deudor. Si eligen ese camino, terminarán judicializando toda la deuda con legislación extranjera (28 mil millones de dólares) y no cobrarán nada porque Argentina defenderá en Tribunales lo que es obvio: no hubo default. Esos bonistas no deberían seguir consejos que están siendo alentados por analistas más interesados en la política doméstica electoral que en la lógica de las finanzas. Cualquiera que conozca cómo funciona el mercado de bonos sabe que el principal objetivo de los acreedores es cobrar los intereses y el capital; no litigar. A esto último se dedican los fondos buitre.

Como lo han mencionado en más de una oportunidad el ministro de Economía, Axel Kicillof, y la presidente CFK, e ignorado en tantas otras por los publicistas del fantasma del default, Argentina ha pagado en tiempo y forma los intereses del bono Discount bajo legislación argentina, estadounidense, japonesa e inglesa. El dinero lo han recibido los agentes encargados de distribuirlo entre los bonistas. Esos dólares ya no son de Argentina; pertenecen a los bonistas del canje. Por ese motivo la dupla Griesa-Singer no puede embargarlos porque, si bien hasta ahora ha estado afectando derechos de terceros, despojarlos de esos dólares tendría consecuencias no deseadas para esa sociedad juez-buitre.

En términos jurídicos de un contrato entre deudor y acreedor, Argentina ha cumplido con su parte. El default no es un concepto abstracto sino un término preciso, definido en el contrato de fideicomiso que vincula con la Argentina con el fiduciario, el Bank of New York Mellon, y los bonistas. No pagar teniendo los recursos y forzando una cesación de pagos voluntaria es una situación que no está contemplada en la legislación argentina, lo que sería contrario al orden público y una clara violación a los prospectos de emisión de deuda. No existe una causa jurídica para gatillar el default de los bonos. Es tan elemental el caso que ni los bonistas perjudicados ni las entidades financieras afectadas por Griesa-Singer hacen sus reclamos al país deudor, sino que las dirigen hacia el juez.

El 26 de junio pasado, Argentina ha pagado los servicios de capital e intereses de esos títulos de deuda bajo ley extranjera por el equivalente a 832 millones de dólares, de los cuales 539 millones están depositados en las cuentas números 15.098 y 15.002 del Bank of New York Mellon en el Banco Central argentino. El deudor ha girado los fondos para que sean recibidos por el acreedor. Por una orden judicial esa transferencia financiera ha quedado incompleta. Los bonistas locales y extranjeros con legislación argentina han recibido los dólares cursados a través de la Caja de Valores y del Citibank-Euroclear, respectivamente. El resto no pudo por una orden de Griesa que impide a los agentes pagadores entregarlos, ampliando su jurisdicción de Nueva York a Europa. El juez es tan expansivo que en la audiencia de anteayer reclamó que dejen de hablar en público funcionarios de un gobierno que no es el de Estados Unidos, extendiendo también su jurisdicción a la libertad de expresión de otro país.

En términos financieros, Argentina giró los dólares pero los bonistas no los tienen acreditados en sus cuentas. Es una irregularidad provocada por el juez, no por el deudor. Eso no es un default. Queda aún más evidente cuando se observa el recorrido de las cotizaciones de los títulos públicos, que apenas tuvieron leves caídas. Esos activos se desploman a unos pocos centavos cuando no se pagan. La explicación buitre es que esa caída no se produjo porque el mercado está a la expectativa de un acuerdo entre privados, o que en el 2015 deja de estar vigente la cláusula RUFO, lo que permitiría solucionar el tema, o que le queda poco tiempo al gobierno de CFK. Son sólo descargos para no reconocer que en términos financieros es grotesco denominar default el bloqueo Griesa.

Además de esos aspectos jurídicos y financieros mencionados, otro aún más relevante para caracterizar lo insólito de esta situación es que Argentina tiene solvencia económica para hacer frente a los vencimientos de deuda. Pagó el correspondiente al bono Discount, hizo lo mismo hace pocos días con la primera cuota del plan de refinanciación con el Club de París y tiene los recursos para los futuros vencimientos, con reservas en divisas en el Banco Central por más de 29 mil millones de dólares.

En términos económicos, Argentina tiene solvencia para pagar sus deudas. Como se sabe, la insolvencia del deudor es lo que provoca el default. Este requisito básico de la cesación de pagos no se cumple en este caso.

Ninguna de las condiciones (jurídicas, financieras y económicas) para definir un default están presentes en el caso argentino. Otro aspecto relevante es que tampoco existen las circunstancias del ciclo económico doméstico que hacen necesario interrumpir el pago de la deuda. Los defaults han permitido reestablecer el curso de la acumulación del capital a lo largo de toda la historia del capitalismo (de 1946 a 2006 hubo 169 cesaciones de pagos de países, según la investigación de Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart). Este recorrido está marcado por períodos de intensa acumulación, que llevan a la sobreexpansión empujada por el crecimiento del crédito y el aumento de los flujos de capitales. Las crisis bancarias se deben a que las fases alcistas son seguidas por crisis de sobreproducción, con violentas caídas de los precios. La acumulación de deudas por parte de los gobiernos, y su posterior liquidación violenta, no es ajena a esta dinámica, puesto que los defaults de las deudas externas de los países forman parte de la desvalorización de capitales que acompaña toda crisis. El repudio de las deudas es la vía para esas desvalorizaciones. Por eso para reestablecer la acumulación del capital se necesita del default y posterior reestructuración de las deudas. Eso es lo que ha sucedido en Argentina en 2001. Y eso hoy no es necesario en Argentina 2014, economía que no sólo no vive en una burbuja especulativa de deuda, sino que desde 2005 ha desplegado una intensa estrategia de cancelación neta de pasivos externos.

Entender la lógica de los defaults en la historia financiera mundial permite eludir a los promotores de la ignorancia, especialistas en construir la economía del miedo para que sectores vulnerables caigan en la trampa de defender intereses que no le son propios. Los defaults son el último eslabón del ciclo económico del auge económico y posterior manía especulativa. A fines de los sesenta, la relación entre el PBI mundial, o sea las riquezas en bienes y servicios generadas en un año en la economía, y el circuito monetario era de un ratio 1 a 1. Había correspondencia entre la producción y la masa de recursos financieros. Con la desregulación financiera global y la cada vez más sofisticada ingeniería especulativa, esa relación se distanció en una proporción de 1 a 10 hasta el estallido de la última crisis internacional. Esto significa la existencia de un considerable capital ficticio en circulación, que no tiene ninguna reciprocidad con la cantidad y valor de bienes y activos físicos. Ese capital se multiplica en la esfera de las finanzas por la tasa de interés o la valorización de activos bursátiles sin ser acompañado de una expansión similar de la inversión y de la actividad productiva. Un default viene a destruir ese dinero ficticio-monetario sin contrapartida en el valor de bienes tangibles. La depreciación de parte de ese capital ficticio hasta alcanzar un nuevo equilibrio es un proceso donde se precipitan quiebras, default de deudas, depresión de cotizaciones de acciones y bonos e inflación de bienes y activos refugios, como el oro u otros metales preciosos.

Por definición jurídica, financiera y económica, y fundamentalmente por el propio funcionamiento del ciclo económico del capitalismo, el acontecimiento financiero provocado por el juez Griesa en alianza con fondos buitre y el ejecutador de la sentencia Daniel pililack es cualquier otra cosa menos un default.
 

tocatejistaextremo

Madmaxista
Desde
17 Mar 2012
Mensajes
19.398
Reputación
54.325
Pues en este caso tengo que darle la razón a los argentos.
El "juez" (por llamarle algo) a sueldo de los fondos buitre USA, debe ingresar en prisión de inmediato por PREVARICACIÓN.
 

saquetas de Goldman

Madmaxista
Desde
2 Ene 2007
Mensajes
4.708
Reputación
2.451
Desde el oficialista pagina 12. Otro interesante artículo de opinión para tener en cuenta:
Página/12 :: El país :: Otro manual de zonceras
Otro manual de zonceras

Por Eduardo Aliverti

A pagar le llaman default. A que la Bolsa porteña caiga 1 por ciento le dedican títulos alarmistas de portada. A que Griesa se enoje lo fotografían como el alumno pendenciero, Argentina, que –con toda justicia– es llamado a la dirección. Al respaldo internacional cosechado por el país lo ningunean, o lo denominan infantilismo ideológico. Al mediador que puso el juez neoyorquino no debió provocárselo con retóricas altisonantes. Kicillof es un chiquilín, para peor economista y no abogado, que además de responder a una mujer emperrada no tiene atributos profesionales. Sobrevendrá que el mundo nos castigue, naturalmente, y habremos de olvidarnos de conseguir créditos. Esa falta de dólares para compensar reservas faltantes provocará un ajuste ortodoxo. Sin financiamiento externo espera emisión descontrolada, inflación y penurias subsecuentes.

Sí. Como se lee. La derecha advierte que la deuda se pagará con el hambre del pueblo. Lo más impresionante es que los mismos lenguaraces del mercado pegan una vuelta que desmiente sus dichos procaces. Advierten que el default no conviene a nadie porque los buitres no cobrarían nada, porque todas las deudas soberanas y reestructuradas entrarían en peligro, porque quedaría ahorcada la capacidad de pago de Argentina. No se entendería, entonces, qué es lo que tanto les preocupa de la búsqueda de un arreglo, como no sea que una salida sensata sería un pésimo ejemplo contra la conveniencia política de sancionar al díscolo. Argentina entró en quiebra verdadera, no en esta de mentirita, en 2001. Fue tras la fiesta que se regalaron Menem, Cavallo & Cía., alta compañía, los hoy alarmados por la osadía del país. Les surgió dos años después una anomalía que aceptó los pagarés, pero con una quita inédita. La inmensa mayoría de los acreedores accedió, pipona, salvo una parte especializada en judicializar bonos basura y que llegó a lograr el embargo de una fragata emblemática. Argentina ganó tiempo y, por lógica imperial, capacidad de lobby o el motivo que se quiera, la carroña consiguió que un juez achacoso, del centro del mundo, le diera la razón. El juez, la segunda instancia y la Corte Suprema de los Estados Unidos. Pero esa razón contractual, si es que cabe la figura, no se condice con los propios intereses del capitalismo financiero global. Per se, y porque Argentina es un emergente con potencial productivo gigantesco, deberían manifestarse a favor de un acuerdo. Pero llegan a ser tan Tea Party allá, y tan cipayos acá, como para escoger el simbolismo de la sanción contra Argentina. O bien, ese mercado de papeles pintados adquirió, ya, un nivel de autonomía completo, respecto de los Estados nacionales. Desde allí parten las fenomenales burbujas que tarde o temprano terminan estallando para cínica sorpresa de quienes ocultan que no puede ser otro el destino, cuando no hay activos físicos que respalden esos festivales de papelitos. En cualquier caso, ahora nos quieren convencer de que Argentina merece el castigo.

El viernes por la mañana, en declaraciones a Radio Mitre, Rosendo Fraga señaló que el gobierno argentino parece preferir una prolongación del conflicto en lugar de darle un cierre, pero admitió que esto le ha servido al kirchnerismo para retomar la iniciativa política. Agregó que la oposición se mantiene expectante y, con cierta sutileza perdonavidas, lo atribuyó a que tampoco tiene volumen para confrontar. Fraga es lo que se llamaría un orgánico del pensamiento de derechas. Tiene buena formación intelectual, lo cual es una curiosidad en los voceros locales de ese espacio. Su palabra puede merecer atención porque, en general, trata de argumentar con una mirada que contempla a los escenarios desde su totalidad y no con esa letanía meramente reaccionaria, de peluquería, previsible, tan característica de sus camaradas ideológicos. Al apuntar que el Gobierno reconquistó el empuje, del que en los últimos tiempos lo habían privado los avatares de Boudou y otras alternativas desfavorables, subyace aquello de que el kirchnerismo se mueve como pez en el agua toda vez que parece arrinconado. Y, al advertir que la oposición no tiene con qué enfrentarse al accionar gubernamental en la batalla frente a los buitres, hace una confesión de partes muy interesante. Ya lo había hecho en el sitio web de su centro de estudios Nueva Mayoría, al recorrer que el conjunto del empresariado no acompañó las bestialidades pronunciadas por el presidente de la Sociedad Rural en la inauguración formal de la muestra gauchócrata; que la mayoría de los presidenciables no logra articular una posición común; que las centrales sindicales opositoras anunciaron un paro general para agosto, pero sin animarse a ponerle fecha, y que la Iglesia mantiene una actitud cautelosa. Tal como remata su editorial del jueves pasado en ese portal, “la oposición empresaria, política y sindical (vaya con el orden de prioridades) no está acompañando al Gobierno en su estrategia, pero carece de unidad de acción para contenerlo o condicionarlo”.

Lo que Fraga no dice es que el precio de esa unidad sería admitir abiertamente la preferencia por volver a una lógica noventista de relaciones carnales con Washington. Eso supondría un retroceso inaceptable para una porción amplia de la sociedad, de un tercio hacia arriba, que las urnas insisten en ratificar desde 2003. Ni siquiera estamos hablando de una fuerte ideologización popular, sino de la cantidad de gente que identifica al kirchnerismo con la certeza de vivir un poco o mucho mejor que con cualesquiera de las opciones conocidas o propuestas. Por lo tanto, no es –solamente– que el disperso frente opositor no encuentra la pócima o vocación para enfrentarse con eficacia al aparato kirchnerista (el término “aparato” es una concesión, porque mucho más se trata del liderazgo personal e indiscutible que ejerce Cristina en la escena política, en el imaginario colectivo y en la energía desplegada por ese factor, antes que un aceitado mecanismo de cuadros vertical y horizontal). Es que la oposición no tiene cómo, so pena de sincerarse rumbo a un consignismo de derecha con más riesgos de costo que de beneficio. El tema retrotrae a la pregunta de si tienen, auténticamente, la disposición de prepararse para el poder. Nadie, según el manual, hace política sin otras aspiraciones que ser comentarista. Nuestra realidad lo desmiente. Allí están Carrió y el universo de Fauna, presos de enfrentamientos internos, crecientes y hasta feroces; algunas franjas que se dicen de izquierda; un ex intendente de Tigre promovido por los medios y de cuyo trabajo como diputado no se tiene noticia alguna, a más de limitarse a recoger viudas K entre intendencias bonaerenses; un alcalde porteño de dudosa construcción nacional y al que cabe reconocerle el mérito de empezar a ser reconocido como un hacedor, metrobuses mediante, pero sin candidato nada menos que en la provincia de Buenos Aires. ¿Esto es nada más que una guerra de egos? ¿O la demostración de que el kirchnerismo les puso un piso de condiciones discursivas, del que no saben dirigirse hacia el techo? Puesto en comparaciones de cuya procedencia y orden de importancia no es del caso abundar, en Venezuela es blanco o oscuro, al igual que en Ecuador y Bolivia; en España es una resignación generalizada respecto de la mediocridad de su “clase” política, con algunos grados de movilización callejera, protestataria, de operatividad anarca, que no acierta a darse como opción de poder efectiva; en Francia son capaces de votar a variedades xenófobas; en Chile no hay más chances que una derecha explícita o una variante socialdemócrata, que todavía anda en el rango de superar un conservadurismo ancestral; en México ya casi se asumieron como un patio inmediatamente trastero, donde no parece haber lugar para rebeldía enérgica alguna. ¿Y aquí qué? ¿Lo que conocemos hace más de diez años, con mucho de lo mejor que se define como populismo distributivo? ¿O un salto al vacío con los que ya nos llevaron ahí mismo? Como señala Edgardo Mocca, un analista muy apreciable que no come el vidrio de comprar el “relato” oficial sin más ni más, el imperativo de la hora es bloquear el miedo. Ese miedo que buscan inocular quienes antes que temerosos son operadores.

Imaginemos por un instante (o memoricémoslo, sencillamente) que en un enfrentamiento como el actual tuviesen que defender al país, en Nueva York, los delegados del menemismo. O los revestidos de anticorruptela ramplona, a-sistémica y profundamente sistémica, demagógica, con perfil 8-N. Hasta Roberto Lavagna, uno de esos tipos “técnicos” que le gustan a la asepsia del comadraje mediático y que coquetea con Massa, avanzó tapones de punta contra lo que definió como “actitud miedosa” de la oposición. Dijo que dijeron “paguen, paguen”, sin medir las consecuencias y “el miedo que eso provoca a futuro”. No se puede hablar de default porque “Argentina pagó”, añadió el técnico Lavagna en declaraciones radiofónicas que la prensa opositora se encargó de no amplificar porque, como si fuera poco, acusó que hay muchos charlatanes en el sector financiero doméstico y foráneo. Pensemos en cualquiera de esos hombres de negociados puestos a ministros de Economía, igual de modositos o más gurkas, con el aval de tanto medio y tanto periodista que supieron aplaudir a manos múltiples el blindaje, el megacanje y todo acuerdo con el FMI a fin de endeudarse al solo efecto de producir más deuda todavía. Todos esos y todo eso en vez de Kicillof, digamos.

Hay el derecho de querer ese país y esos representantes. Y también el de que, de sólo pensarlo, arda el estómago.
 

Metamorfosis

Madmaxista
Desde
6 Feb 2012
Mensajes
9.477
Reputación
9.964
Lugar
Ayamonte
Qué dijeron los acreedores? No tengo en cuenta las agencias calificadoras que sabemos que viven tirando humo.

Hay dos versiones y un hecho:

-Hecho concreto: Una parte importante de los fondos están bloqueados

Versiones:

a) Bonistas europeos podrían actuar contra la justicia de NYC porque no es la jurisdicción de ellos ni tienen la facultad de bloquear los pagos.

b) De los acreedores que están en NYC, estos representan 22% que no cobrarían de ninguna forma porque es la jurisdicción de NYC y Griesa manda y para pedir la acelaración del pago total de la deuda reestructurada se necesitan el 25% de los acreedores.

O sea, que para ese 22% si hay default porque no tienen forma judicial de agilizar el cobro, pero tampoco les alcanza para hacer nada ni acelerar el pago.
 

Metamorfosis

Madmaxista
Desde
6 Feb 2012
Mensajes
9.477
Reputación
9.964
Lugar
Ayamonte
Para los que residen en NYC, no tienen forma de cobrar ni pueden accionar contra el Estado.

O piden un amparo al Juez Griesa o no cobran. Eso es default, muy parcial y pequeño pues no representa más del 22% del total de los montos (600 millones y pico de U$S).

El resto, de a poco, y con medidas judiciales, cobrarán.

Por cierto, siguen pagando deudas...

 

saquetas de Goldman

Madmaxista
Desde
2 Ene 2007
Mensajes
4.708
Reputación
2.451
Para los que residen en NYC, no tienen forma de cobrar ni pueden accionar contra el Estado.

O piden un amparo al Juez Griesa o no cobran. Eso es default, muy parcial y pequeño pues no representa más del 22% del total de los montos (600 millones y pico de U$S).

El resto, de a poco, y con medidas judiciales, cobrarán.
Yo creía que el default era una cesación de pagos, no de cobros...
 

Metamorfosis

Madmaxista
Desde
6 Feb 2012
Mensajes
9.477
Reputación
9.964
Lugar
Ayamonte
Yo creía que el default era una cesación de pagos, no de cobros...
El cobro debe hacerse efectivo por parte del acreedor, cosa que seguro a un 22%, no va a pasar.

Lo más probable, si yo fuera acreedor y no pudiera cobrar de ninguna forma porque estoy bajo su jurisdicción (No les ocurre lo mismo a otros inversores), pediría al Juez de hez ese que me deje cobrar.

No tiene ningún sentido accionar contra un Estado que depositó la pasta en tiempo y forma.
 

saquetas de Goldman

Madmaxista
Desde
2 Ene 2007
Mensajes
4.708
Reputación
2.451
El cobro debe hacerse efectivo por parte del acreedor, cosa que seguro a un 22%, no va a pasar.

Lo más probable, si yo fuera acreedor y no pudiera cobrar de ninguna forma porque estoy bajo su jurisdicción (No les ocurre lo mismo a otros inversores), pediría al Juez de hez ese que me deje cobrar.

No tiene ningún sentido accionar contra un Estado que depositó la pasta en tiempo y forma.
Entonces el que cayó en default es el juez que bloqueó el cobro por parte de los acreedores. Por eso los bonistas decían que el juez le disparó a los rehenes.
La definición que veo que circula en internet de "default" es cesación de pagos, no de cobros.
 

Metamorfosis

Madmaxista
Desde
6 Feb 2012
Mensajes
9.477
Reputación
9.964
Lugar
Ayamonte
Entonces el que cayó en default es el juez que bloqueó el cobro por parte de los acreedores. Por eso los bonistas decían que el juez le disparó a los rehenes.
La definición que veo que circula en internet de "default" es cesación de pagos, no de cobros.
Eso lo declara el mercado, el Gobierno puede decir lo que quiera (Creo que con alguna razón), pero no incide porque hay intereses detrás (Para el sí o no default)

Fíjate la trayectoria de nuestros CDSs (Según el Deutsche Bank).

http://www.dbresearch.com/servlet/reweb2.ReWEB?rwnode=DBR_INTERNET_EN-PROD$EM&rwobj=CDS.calias&rwsite=DBR_INTERNET_EN-PROD

Lo vengo siguiendo hace tiempo el asunto, podés seleccionar "Ukraine" para comparar el gráfico y nunca estuvimos por debajo.:XX::XX::XX:
 

saquetas de Goldman

Madmaxista
Desde
2 Ene 2007
Mensajes
4.708
Reputación
2.451
Eso lo declara el mercado, el Gobierno puede decir lo que quiera (Creo que con alguna razón), pero no incide porque hay intereses detrás (Para el sí o no default)

Fíjate la trayectoria de nuestros CDSs (Según el Deutsche Bank).

http://www.dbresearch.com/servlet/reweb2.ReWEB?rwnode=DBR_INTERNET_EN-PROD$EM&rwobj=CDS.calias&rwsite=DBR_INTERNET_EN-PROD

Lo vengo siguiendo hace tiempo el asunto, podés seleccionar "Ukraine" para comparar el gráfico y nunca estuvimos por debajo.:XX::XX::XX:
El mercado no declara nada porque no es un ente abstracto ni una mano invisible. En todo caso, lo declara el isda, que son lo buitres. O sea, que son parte interesada que puede decir lo que quiera porque hay intereses detrás, como dices.

El gobierno brasileño opina que ''Argentina no está en default''
 

luisito2

Madmaxista
Desde
27 Abr 2011
Mensajes
11.858
Reputación
57.128
Las calificadoras de riesgo, el comité financiero de la asociación de swaps (por los seguros contra default), economistas locales y analistas internacionales seguirán insistiendo con la existencia de un default.
Bueno, no, quienes pueden mantener que Argentina está en "default" son periodistas.

El ISDA ha cumplido con su deber que es confirmar un "credit event" para esa serie de bonos concreta. Un contrato de CDS, cuya letra pequeña puede ocupar cientos de páginas, protege a su tenedor en una gran cantidad de supuestos en los que el tenedor de los bonos se ve imposibilitado de realizar los cobros a los que tiene derecho.

El ISDA se limita a establecer si los tenedores de los CDS protegidos por esos derivados tienen derecho a reclamar la protección por haber sido dañados sus intereses.

El ISDA no entra a valorar quien es el culpable de que los tenedores de los CDS hayan resultado dañados solo certifica si han sido dañados y tienen derecho a la activación de los CDS que restituirá los cobros que han perdido.

En cuanto a la sentencia del juez neoyorquino, tampoco decreta el "default" de la Argentina, se limita a decretar que los demandantes deben ser pagados y bloquea fondos estatales argentinos en Nueva York con los que garantizar esos pagos.

Las agencias de calificación solo emiten opiniones y tienen derecho a opinar lo que quieran, si piensan que este sainete aumenta el riesgo de impago futuro de ese emisor pueden rebajarle la calificación y si piensan que esta anécdota reduce el riesgo futuro de impago podrían aumentarle la calificación.

Se está construyendo un melodrama con lo que solo es una sentencia que el Estado argentino puede acatar o no acatar. El mercado observará atentamente si la sentencia es o no acatada y lo tendrá en cuenta en futuras decisiones.
 

saquetas de Goldman

Madmaxista
Desde
2 Ene 2007
Mensajes
4.708
Reputación
2.451
Bueno, no, quienes pueden mantener que Argentina está en "default" son periodistas.

El ISDA ha cumplido con su deber que es confirmar un "credit event" para esa serie de bonos concreta. Un contrato de CDS, cuya letra pequeña puede ocupar cientos de páginas, protege a su tenedor en una gran cantidad de supuestos en los que el tenedor de los bonos se ve imposibilitado de realizar los cobros a los que tiene derecho.

El ISDA se limita a establecer si los tenedores de los CDS protegidos por esos derivados tienen derecho a reclamar la protección por haber sido dañados sus intereses.

El ISDA no entra a valorar quien es el culpable de que los tenedores de los CDS hayan resultado dañados solo certifica si han sido dañados y tienen derecho a la activación de los CDS que restituirá los cobros que han perdido.

En cuanto a la sentencia del juez neoyorquino, tampoco decreta el "default" de la Argentina, se limita a decretar que los demandantes deben ser pagados y bloquea fondos estatales argentinos en Nueva York con los que garantizar esos pagos.

Las agencias de calificación solo emiten opiniones y tienen derecho a opinar lo que quieran, si piensan que este sainete aumenta el riesgo de impago futuro de ese emisor pueden rebajarle la calificación y si piensan que esta anécdota reduce el riesgo futuro de impago podrían aumentarle la calificación.

Se está construyendo un melodrama con lo que solo es una sentencia que el Estado argentino puede acatar o no acatar. El mercado observará atentamente si la sentencia es o no acatada y lo tendrá en cuenta en futuras decisiones.
El juez (y parte) Grasa no decreta el default porque no puede, su rol es simplemente el de propiciarlo, de modo tal que quien lo decrete sea el isda, que son los buitres. Las agencias de calificación ni las menciono porque son una hez espichá en un palo, no es ninguna novedad.