La última entrada del diario del peor analista militar de habla hispana deja entrever amargura, pesimismo y un tufillo a resentimiento .
Los ucras han derrotado al ejército ruso en Jersón y Doritov no puede hacer otra cosa que admitirlo a regañadientes y suplicar que sea la última retirada, pero como siempre está equivocado; ni será la ultima, ni será la peor derrota que Rusia sufra en lo que quede de guerra.
Leedlo entero, no tiene perdida.
No comprendo lo de la retirada de Jerson al otro lado del Dniéper. Sí, era un posibilidad que se ha comentado en este diario, como el caso más pesimista. Pero después de aguantar más de dos meses y la inutilidad de los ataques ucranianos, que han convertido el frente de Kherson, militarmente, a juzgar por los resultados conocidos de los combates hasta ahora no hay ninguna razón para ordenar la retirada, ni mucho menos anunciarla con publicidad, a menos que lo que se quiera es incitar al enemigo a lanzarse al ataque sin precauciones y ser machacado en campo abierto
No se han agotado todas las posibilidades de resistencia. Soy muy consciente de que las fuerzas rusas están superadas en número y que sólo resisten tanto tiempo porque los ucranianos no pueden organizar ni llevar a cabo una verdadera ofensiva. Mientras ataquen por batallones sueltos serán derrotados una y otra vez. Hay todavía menos razones para retirarse en Kherson teniendo en cuenta que el frente de Lugansk era mucho más débil e improvisado y también ha aguantado.
¿Existen razones militares para la retirada? Las que se aducen son las dificultades logísticas. Que debido a los bombardeos el puente Antonov de carretera está tan dañado que no puede usarse y el de ferrocarril suponemos que tampoco. No deja muy bien ni a la intendencia ni a los ingenieros que no sean capaces ni de reparar los puentes o construir otros y aprovisionar a una fuerza de 3 o 4 divisiones (30 o 40.000 hombres), sobre todo tras evacuar a los cien mil civiles.
Es posible que lo que se haya agotado sean las municiones de artillería, pero el consumo no puede ser tan elevado, no estamos en las guerras mundiales.
¿Abastecimiento por aire? Kherson tiene un aeropuerto internacional, supongo que los aviones de transporte estarían no sólo al alcance de los misiles antiaéreos ucranianos si no también vulnerables en tierra a los bombardeos de artillería de largo alcance. Los cohetes HIMARS los dispararían los ucranianos contra el aeródromo en vez del puente.
¿Abastecimiento por mar? es la solución más lógica y tampoco se vería afectada por la inundación si se volara la presa de Kakhovka. A pesar de las deficiencias de la marina rusa, con extremos tan tan absurdos como que un almirante tuvo que manejar personalmente una grúa durante los desembarcos en la Isla de las Serpientes, si pudieron organizar el «Expreso de Siria» con buques civiles, enviar refuerzos y suministros a Kherson debería ser trivial. Aunque los ferry civiles que se usaron antes de la construcción del puente de Kerch para comunicar Crimea con la «tierra firme» ya no están disponibles porque se vendieron al extranjero, seguro que se pueden requisar mercantes suficientes. De nuevo, la razón podría ser el miedo a los HIMARS, ya perdieron un barco por un cohete Tochka. Aparte los misiles antibuque que Ucrania ha recibido que hacen difícil el acercarse a la costa.
Son soluciones tan obvias, que forzoso es concluir que ni la aviación ni la marina pueden o quieren ayudar al ejército a mantener la cabeza de puente, por las razones de coste y eficacia que sean.
Es algo realmente mortificante, el ejército ruso ha ganado todos los combates, ha rechazado todos los ataques y ha infligido decenas de miles de bajas al ejército ucraniano, durante más de dos meses, sin apenas ceder terreno. Podrían seguir resistiendo y lo peor ya ha pasado, pero sin vías de suministros seguras no pueden ni recibir refuerzos ni abastecimiento y a la larga por desgaste y agotamiento las tropas rusas serían derrotadas.
Las consecuencias morales y políticas a corto plazo son tan graves que si el general Surovikin ha tomado una decisión que de por sí es mala, es porque las alternativas son peores. Creo que la razón principal es evitar la inundación de la ciudad por la voladura de la presa del embalse del Dniéper y la destrucción del resto de la ciudad en un combate casa por casa.
Aparte, en Kherson están empeñadas las mejores tropas del ejército ruso, los paracaidistas y la infantería de marina. Aunque soy muy escéptico sobre el valor militar de estas formaciones, visto que Rusia carece de los medios y voluntad de llevar a cabo asaltos aéreos o desembarcos, y considero que los recursos empleados en estas unidades de infantería ligera estarían mejor invertidos en formaciones de infantería mecanizada convencional, ese es otro tema.
Para lo que nos ocupa lo importante es que estas unidades son soldados profesionales de élite y ahora curtidos veteranos. Es un derroche emplearlos en la defensa de un frente estático. Entiendo que Surovikin podría ganar la batalla de Kherson o al menos disputar la ciudad durante semanas de batallas defensivas, causando decenas de miles de bajas al enemigo, pero sacrificando estas tropas.
Muy a mi pesar reconozco que lo mejor es retirarlas y preservarlas para los cuadros de nuevas unidades, o emplearlas en acciones ofensivas.
A nivel táctico se han ganado todas las batallas, pero la retirada es una derrota, esperemos que temporal, pero se paga el precio ahora de los errores anteriores que no se pueden revertir de un día para otro.
No creo en especulaciones sobre la estupidez, la traición ni la cobardía de los dirigentes del Kremlin. Que el general Surovikin haya logrado imponer una decisión militar tan amarga a sus superiores políticos indica que es correcta y necesaria. Lo habitual en las guerras es que por razones políticas se imponga a los militares sacrificar a sus fuerzas en batallas perdidas de antemano o de dudosas posibilidades de victoria.
Esperemos que esta sea la última retirada.