Un filólogo, que no distingue entre cloruro y clorito,
sobre banderillas, opinando,
como enfurecido patán, ladrando,
hasta que se le caiga el chiringuito.
¡No hablemos de cloratos!
¡Que me da un soponcio!
¡Que paso un mal rato!
Chilla, ladra y rebuzna: "¡Bebelejías!"
confiado en que los soros boys
le evitarán el colapso y la apoplejia.
Ingenuo, charlatán,
chútate, mi pauta y mis dosis
y déjame que me ría.
Liberal, monigote,
te sobra más de una cuarta
de napia, trompa, morro y jeta
y casi cuatro dedos de cogote.