Añado de las mismas memorias:
Si alguna vez hubo de aparecer como infalible el éxito de una empresa, fue seguramente en esta, en que la traición lo había preparado todo de tal forma, que no dejaba lugar alguno a la fuerza de las armas. Debía parecer imposible que España, invadida antes de sospecharlo, privada de su gobierno y de una parte de sus plazas fuertes, con un ejercito regular flojo en número y más flojo aún en calidad, sin concierto entre sus provincias y sin modo de establecerlo, pudiera pensar ni un momento en la resistencia.
Los que conocian España y a los españoles lo juzgaban de otra forma, y no se engañaron. Predijeron que el orgullo español no se pararía ni en su indigencia ni en los peligros y encontraría en la indignación y en la desesperación vigor y recursos acrecentados sin cesar. (.....)
El título de invencible, vinculado al nombre de Napoleon por continuas victorias sobre ejercitos regulares, se hizo discutible, y de España aprendió Europa que Napoleón podía ser vencido y como podía serlo. La resistencia de los españoles, al preparar a modo de ejemplo la que los rusos le hicieron más tarde, determinó la caida del hombre que había soñado con la dominación universal. Así se verificó lo que había dicho Montesquieu sobre los proyectos de monarquía universal: "que no podían fracasar en un punto sin que fracasasen en todo".
A los primeros indicios que se tuvieron en Francia de los proyectos de Napoleon sobre España, dijeron algunas personas:
-Este hombre emprende una cosa que, si fracasa, le perderá; y si triunfa, perderá a Europa.
Ha fracasado lo bastante para perderle y aún quizá para perder a toda Europa.
Y para terminar una buena píldora, totalmente acertada, sobre los ingleses:
Los ingleses, que se envanecen de ser los libertadores de España, que habrian debido estipular con ella y que podian hacerlo, no lo han hecho. Se han limitado a enviar representantes, la inutilidad de cuya acción era fácil de prever y a la cual han quedado indiferentes., porque no odian la tiranía en el exterior más que en el caso de que amenacen su existencia -como en el de Napoleón-, y se complacen, y no hace falta que citemos ejemplos, en volver a los pueblos a la servidumbre cuando esto tiene como consecuencia su orgullo y su beneficio.