21-Enero-2005
LA REINA NUESTRA.
Cojeo más de la pata derecha que de la izquierda porque, a mi edad, se es más conservador que progresista. Uno más o menos conoce, un poquillo, el mundo en el que vive y tiende a desconfiar de los cambios bruscos y de los vendedores de motos. Mayormente porque ya ha comprado unas cuantas.
Yo opino como aquel ministro (me parece que fue el de la Ley de la Patada en la Puerta): los experimentos en casa y con gaseosa. Revoluciones y cambios sociales sí, pero despacito y a ver que hacéis, que ya nos vamos conociendo todos.
Nunca he sido monárquico, no soy yo como mi abuela, que cuando le preguntaban que a quien iba a votar, ella decía que al rey y probablemente pensaba que estaba votando a Alfonso XIII. Sin embargo votaba al PCE porque estaba empadronada en casa de mi tía y mi tío era muy simpatizante.
Nunca me gustó el rey. En tiempos se contaba el chiste de que era un rey campana, porque era tan tontín, tan tontín, que se había ganado ese nombre. Puede que con los años se me haya ido ablandando el carácter o puede que con la edad se haya vuelto este hombre más campechano y más abierto, de modo que como persona hasta me resulta simpático.
De la monarquía como institución sigo pensando lo mismo, que está obsoleta para los tiempos que corren. Pero como decía el otro: del mal, el menos. En cualquier caso yo no voy a ir a una guerra por semejante tema.
Sin embargo de la reina nunca he tenido buena opinión. Es más seria que un plato de setas y tan estirada que aún habla el español con acento guiri. Además, siempre está en ferias de ésas que parecen pajarerías, lo digo por la colección de loros, arpías, cacatúas, urracas y demás aves de diverso plumaje que abundan en esos guateques.
Bueno, pues bien, La Reína, sin palabras, le ha devuelto a uno de los hijos de Hassan II todos los desplantes, desaires y cancelaciones de visitas que ha impuesto Mohamed VI (algunos lo llaman por ahí Atocha XI) cuando le ha dado la gana y a quien le ha dado la gana, como un niño caprichoso.
La reina, yo no se cuantos estudios tendrá, digo que le ha dado una lección sin palabras a todos esos políticos y diplomáticos con master en siete cosas y carreras en los EE.UU. que a lo único que se dedican es a maniobrar para mantener sus propios puestos y canonjías, y no a pensar o a jugarse los güevos.
La reina le ha dado una lección de feminismo a todas esas progres de pastel, que más parecen tías locas como decía Unamuno, que auténticas comprometidas con el tema con dos dedos de frente.
Yo no se como serán allí las familias. Probablemente los que no tienen posibles solo 'posean' una esposa y en casa sea ella la que mande y los hijos sean más fieles a la madre que al zascandil de su padre que se fuma hasta los pelos del trastero y que por eso no tienen dinero.
Sin embargo los que tienen posibles, cuarentones entrados en carnes, tienen varias esposas porque a todos nos gustan las pibitas veinteañeras y si puedes atornillártela con una cadena de oro, lo vas a hacer aunque te miren mal los cuñados de tu primera esposa... y la mitad del barrio como que también. Y claro, en las familias pudientes los hijos son más leales al padre que los mantiene a todos bien comidos y bien vestidos, que a la propia madre que es una más de la familia.
Bueno, pues Me parece a mi que La Reina Nuestra, la estirada ésa, la seria, la antipática, al coger a la reina jovenlandés del brazo y ponerse a caminar por delante de los maridos le ha colado un torpedo diplomático en la toda la línea de flotación del islam, cosa que todos los ministros de exteriores y delegados de la ONU no han logrado hacer en todos los años que llevan en el cargo.
Me parece a mi que de alianza de civilizaciones, de momento nones, antes hacemos migas con los personas de color animistas, con los hindúes politeístas, los japoneses sintoístas o los chinos ateístas, con lo raros que son, que con estos vecinos de al lado.
Ya le digo, uno es más bien de la querencia republicana que de la monárquica. Pero la república que uno tiene idealizada es la república romana, donde los cargos se elegían por un año y lo importante era llegar al fin de la legislatura,
vivo.
Vaya, una república donde el que la cagaba, la cagaba pero bien, y si no se hacía el sepukku o bebía cicuta y huía cobardemente, aunque no llegara tan lejos como a Laos, pagaba con familia y hacienda. Y si sus hijas eran aún virgenes por ser pequeñas, los verdugos las desfloraban antes de matarlas pues era de todos sabido que traía mala suerte dar de baja de la suscripción de la vida a una virgen.
Total, que vistos los lumbreras que elegimos nosotros mismos solitos sin que naide nos diga ná, uno casi prefiere la lotería genética que es la monarquía hereditaria, a ver si tenemos suerte como la hemos tenido con el actual rey, ...y lo casamos bien,
con alguien que tenga dos dedos de frente.
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FREE ZOUHAM o abandonad toda esperanza. |