El problema que yo le veo a hacer una denuncia preventiva es que en cuanto ella se entere de que ha sido denunciada, correrá inmediatamente a poner la correspondiente denuncia por despecho. Así que aunque nos sirva como arma para un posible juicio, los tres días de calabozo por cada denuncia suya nos los comeremos al 100%, dado el exceso de celo de nuestras fuerzas del orden con este tipo de casos.
En realidad es justo al revés.
Os olvidáis de tener presente la dimensión psicológica del falsodenuncismo que, llegados a un escenario de batalla, es tan importante como la dimensión jurídica.
Me explico: las mujeres falsodenuncian porque se sienten intocables. Sin embargo, tras una o varias denuncias preventivas, ese sentimiento de invulnerabilidad desaparece o, al menos, queda mermado. La mujer se pone nerviosa y una mujer nerviosa tiene muchísimas más posibilidades de cometer errores (errores, que, por supuesto, aprovecharemos en nuestro beneficio). Gritará, escribirá mensajes cabreada... Mensajes que, desde luego, aprovecharemos y usaremos para denunciar preventivamente.
Por lo pronto les llegará una citación a casa, tendrán que presentarse a un juicio como acusadas (aunque luego todo se quede en agua de borrajas). Su confianza interna se tambaleará. Ocurrirá algo no previsto en sus planes. De repente, se planteará todo lo que tiene que perder, algo que JAMÁS hará si siente que somos seres que no nos movemos, que simplemente estamos ahí como conejitos esperando el mazazo final.
No se puede permitir que una mujer crea que es invulnerable. Si intuye o sospecha que podemos defendernos, que podemos atacar, que podemos rebelarnos y que ella podría sufrir algún RASGUÑO, toda la bravuconería falsodenuncista se derrumba.
Sé que piensas que tras una denuncia preventiva lo que ocurre es que cogen un rebote que no veas y entonces sí o sí, falsodenuncian, pero la realidad es justo la contraria. Las mujeres falsodenuncian y destrozan vidas porque, en su fuero interno, consideran que no les pasará nada.
Una denuncia preventiva destruye esa idea, esa convicción. A nivel psicológico dudan, ya que, de entrada, ya están sufriendo RASGUÑOS.
He hablado antes del TANTEO que hacen las falsodenunciadoras a las víctimas antes de ordenar al Estado su destrucción. Lo que están tanteando es justamente el grado de capacidad de defensa que podrían llegar a presentar las víctimas.
Si desde el instante 0 inoculamos en la psique de la mujer que, aunque ella lleve ventaja de género, a poco que se descuide, las cosas podrían volverse en su contra, lo habitual es que se lo piensen dos veces y que incluso huyan.
Si huyen, hemos ganado la partida. A enemigo que huye, puente de plata. Ése es el sentido de las denuncias preventivas.
Aseguras que los tres días de calabozo nos los comeremos sí o sí, y es verdad, en el caso de que la falsodenunciadora llegue a atacar, pero, claro... ¿qué es mejor de cara al juicio que tendremos que afrontar? ¿Enfrentarse al juicio habiendo presentado denuncias preventivas o sin haberlo hecho?
Evidentemente lo primero. Y eso, cualquier abogado os lo corroborará.
TENEMOS DEMASIADO MIEDO A DENUNCIAR, Y AHÍ COMETEMOS UN ERROR.
Todo esto es un poco como el ajedrez. El jugador con las piezas blancas, en teoría, tiene una pequeña ventaja... Ataca primero. Si es capaz de mantener esa ventaja, gana.
Con las denuncias preventivas somos NOSOTROS quienes marcamos el ritmo de la batalla, quienes elegimos el campo de batalla, vamos por delante. ACTUAMOS, en lugar de, meramente, REACCIONAR.
La mujer es un ser profundamente filtro. Si siente que nosotros somos alguien que podría, de verdad, conseguir que ellas salgan dañadas, las posibilidades de que HUYAN, en lugar de pulsar el botón de VIOGENIZACIÓN, se multiplican.
Ellas tienen la bomba atómica, pero nosotros podemos mostrar una determinación que haga que ellas prefieran no usarlo.
No sé mucho de lucha, como el compañero Ayn Randiano, pero por lo poco que sé, una gran parte de la lucha no se hace con armas, ni con músculos... sino que es una batalla psicológica e invisible que palpita por debajo de la piel.
Sed guerreros de lo invisible. Los resultados serán más que visibles.