Documentos desclasificados implican al PSOE en las peores matanzas de la Guerra Civil española

I. de A.

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La huida.

El 6 de Noviembre, Barea fue llamado al despacho de su jefe Rubio Hidalgo.
El ambiente era de mudanza apresurada. Rubio anunció oficialmente a Barea lo que ya sabía todo Madrid: que las tropas rebeldes habían llegado al Manzanares, la caída de la capital era inminente.
El gobierno se trasladaba a Valencia y los funcionarios debían seguir al gobierno. Barea –que sólo era un voluntario interino–, debía quedarse para cerrar la oficina y después intentar salvar su propio pellejo.
Le entregaron dos meses de salario: “para que si las cosas vienen mal se pueda bandear un poco.”
Si el Gobierno hubiera tomado la decisión de marchar a Valencia tres o cuatro semanas antes, su alejamiento habría simulado responder a un plan. Pero ahora, con los insurgentes en Carabanchel, aquello parecía una humillante huida.
Barea estaba pensando en esto [o algo parecido,] cuando se fijó en unas fotos.
Fotos de niños tomadas en el depósito de cadáveres de Madrid, según el testimonio de Barea habían muerto en un bombardeo sobre Getafe.

"Encima de la mesa, una hilera de fotografías con brillo de seda me mostraban una sucesión de niños muertos."
Entonces preguntó a su jefe:
— ¿Qué va usted a hacer con esas fotografías?
— Quemarlas, y los negativos también. Queríamos haberlas usado para propaganda, pero conforme están las cosas, al que le cojan con estas fotos le vuelan los sesos en el sitio.

En "La LLama," [el último libro de su trilogía autobiográfica,] Barea asegura que eran las fotos de unos niños fallecidos por el bombardeo de un Junker sobre la escuela de Getafe, les habían prendido un número para identificarlos:
— ¡Déjeme usted llevármelas!
Rubio se encogió de hombros y le alargó la caja con los negativos:
— Si quiere usted arriesgar el pellejo, es cuenta suya.

[En cursiva extractos de la trilogía "La Forja de un Rebelde", de Arturo Barea.]
Barea se queda en Madrid y llegan los nuevos jefes.
Arturo Barea decidió quedarse en la oficina de prensa desobedeciendo las órdenes recibidas. No quiso huir –al contrario–, mientras Madrid resistiera decidió que mantendría funcionando el servicio de censura y daría a conocer al mundo el horror de aquellas fotos.
El nuevo gobierno militar-municipal del General Miaja le confirmó en el cargo y dos rusos: Mijail Kolstov y Vladimir Gorev pasaron a controlar la censura.
El primero era corresponsal de Pravda y espía personal de Stalin en Madrid. El segundo era agregado militar de la embajada soviética y jefe de la delegación del GRU, el servicio de inteligencia militar.
Con los nuevos jefes la censura se profesionalizó. Ya no se trataba tanto de bloquear la información, como de convertirla en un aparato al servicio de la causa.
La tragedia de España atraía la atención mundial y el objetivo era que el proletariado del mundo [unido] levantara el puño saludando a Madrid. Cuantos más políticos e intelectuales rechazaran la política de no intervención de sus gobiernos, mejor.
“La Guerra Civil española afectó de forma directa solamente a una pequeña parte del globo, pero atrajo hacia España la atención del mundo entero. (...) Por ello, durante la Guerra Civil el campo abierto a los propagandistas era amplio y diverso.” (Herbert Rutledge Southworth)
La oficina de censura contrató americanos, polacos, franceses, austriacos, etc... expertos en idiomas, muchos de ellos adiestrados en Moscú.
Entre ellos, Ilse Kulcsar, una austriaca rellenita de voz suave que acabó siendo la mujer más importante de la vida de Barea [estaba casado, con hijos y tenía una amante cuando la conoció.] Ilse hablaba cinco idiomas.
Arturo Barea decidió entregar las fotos de los niños muertos en Getafe a su amigo del partido comunista. “Había un chiquitín con la boca abierta de par en par en un grito que nunca acabó.”
Tiempo después tuvo viajar a Valencia a entrevistarse con su antiguo jefe. Luis Rubio no aceptaba de buen grado que Arturo Barea ocupara ahora su antiguo despacho. La huida le había dejado en desairada situación.
Pasó unos días en Valencia antes de que su antiguo jefe se dignara a recibirlo en el palacio que habían incautado para instalar las nuevas oficinas del Servicio de Prensa y Propaganda y mientras esperaba se dedicó a pasear por la ciudad.
Las tiendas rebosaban de fruta, pollos, pescado y toda clase de alimentos que escaseaban en Madrid. En la plaza de Emilio Castelar, tocaba una banda de música y, frente al ayuntamiento, pudo ver un gigantesco cartel de propaganda con las fotos de los niños de Getafe.
Según Barea los niños habían muerto en un bombardeo a Getafe. No aparecen en el registro de cementerio municipal, en Getafe nunca les han hecho un homenaje, nadie conoce a sus familias.
Las fotos habían acabado en manos de Jaume Miravitlles, jefe del Comisariado de Propaganda de la Generalitat de Cataluña y las había distribuido por todo el mundo con esta sentencia: "Que el mundo civilizado juzgue."
La guerra continuó y los problemas de Barea con los jefes de Valencia no se solucionaron. En 1938, tuvo que exiliarse, junto con Ilsa Kulcsar, en Francia. La guerra no había terminado y el S.I.M. le seguía los talones.
Nunca regresaron, Barea acabó teniendo pasaporte inglés, pero esa ya es otra historia...
BIBLIOGRAFÍA.
La Forja de un Rebelde.” Arturo Barea Ogazón. Ed. Debolsillo. (2010)
Corresponsal en España,” H. Edward Knoblaugh. Ed. Fermín Uriarte (1967)
Hotel Florida, verdad, amor y muerte en la guerra civil,” Amanda Vaill. Ed. Turner (2014)
[Hemos escrito una reseña de los tres libros anteriores en este artículo de nuestro blog.]
"Idealistas bajo las balas" Paul Preston. Ed. Debate (2007.)
"Guerra Gráfica, fotógrafos, artistas y escritores en guerra." Michel Lefebvre-Peña. Lungwerg Editores (2013)
Corresponsales en la Guerra de España. Centro Virtual del Instituto Cervantes.
Colección de posters de la guerra civil de la UC San Diego.
La matanza de los inocentes de Getafe. Interesante estudio de José María Real Pingarrón, un vecino de la localidad.
 

fredesvindo

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María del Niño Jesús Baldillou y compañeras, Beatas
Mártires Escolapias, 8 de agosto


Por: . | Fuente: Escolapias.org




Religiosas Mártires
Martirologio Romano: En Valencia, España, beatas María del Niño Jesús Baldillou y Bullit y sus compañeras, vírgenes del Instituto de las Hijas de María de las Escuelas Pías y mártires, que, en la persecución contra la fe, salieron gloriosamente al encuentro de Cristo, su Esposo, martirizadas por la violencia de los enemigos de la Iglesia (1936).

María del Niño Jesús Baldillou y Bullit
Nació en Balaguer (Lérida), el 6 de febrero de 1905. Allí transcurrió su infancia y juventud. En 1924 ingresó en el noviciado escolapio de Masnou (Barcelona), donde profesó el 18 de abril de 1927 a los 22 años de edad. Ya en el noviciado dio muestras de una virtud poco común y de una obediencia esmeradísima. Destinada al colegio de Valencia, en esta casa permaneció hasta su muerte, ocupada en los oficios domésticos. Tanto para la comunidad como para las niñas fue modelo de vida totalmente entregada al Señor, en la sencillez y alegría de la cotidiana educación. Joven a los 31 años, el 8 de agosto de 1936, el Señor la encontró preparada para su encuentro con Él, en las playas del Saler (Valencia)

Presentación de la Sagrada Familia (Pascalina) Gallén y Martí
Era natural de Morella (Castellón). Nació el 20 de noviembre de 1872, en un hogar profundamente cristiano. Dios lo bendijo con cuatro hijas y las cuatro fueron religiosas: una Hija de la Caridad y tres Escolapias. Junto con su hermana Josefa, hicieron el noviciado en San Martín de Provensals (Barcelona), y allí profesaron el 30 de Agosto de 1892. Tras siete años en el colegio de Olesa de Montserrat fue destinada al colegio de Valencia; en este colegio estuvo el resto de su vida, sembrando la Buena Nueva del Reino entre las niñas confiadas a su apostolado. Fue un modelo constante para sus hermanas de comunidad: sencilla y modesta, humilde y servicial. Y como recompensa, a los 64 años, Dios la invitó al supremo sacrificio de amor, el 8 de agosto de 1936.

María Luisa de Jesús Girón y Romera
Nació en Bujalance, (Córdoba) el 25 de agosto de 1887. Fue alumna del colegio de Bujalance. Ingresó en el noviciado de Carabanchel (Madrid), en el 1916, y profesó el 31 de marzo de 1918. La mayor parte de su vida escolapia la pasó en Cuba. De 1934 a 1936, entre las niñas valencianas, derrochando simpatía con su característico gracejo andaluz. Siempre se la vio alegre y jovial, con la sonrisa en los labios y una serenidad que admiraba a sus hermanas. En varias ocasiones comentó que no le importaría morir mártir. Y el Señor escuchó sus deseos a sus 49 años de edad y 18 de profesión religiosa, un caluroso 8 de agosto de 1936, en las playas valencianas del Saler.

Carmen de San Felipe Neri (Nazaria) Gómez y Lezaun
Natural de Eulz (Navarra), nació el 27 de julio de 1969. Sintió la llamada del Señor e ingresó en el noviciado de Carabanchel (Madrid), donde profesó el 8 de septiembre de 1895. Ese mismo día destinada al colegio de Valencia. Encargada de la portería durante 41 años, vivía intensamente la vida escolapia y sabía hermanar el trabajo y la oración. Afable y sonriente, supo transformar aquella portería bulliciosa, por el constante ir y venir de las alumnas y sus familiares, en una Betania, donde se recreaba el Señor, que le acompañaba siempre. Su vida fue unja preparación continua, y ante la llamada apremiante del Señor, el 8 de agosto de 1936, supo responder con heroísmo, a los 67 años de edad, junto a sus otras cuatro hermanas escolapias.

Clemencia de San Juan Bautista (Antonia) Riba y Mestres
Nació en Igualada (Barcelona), el 8 de octubre de 1893. Alumna del colegio igualadino escolapio se distinguió por su aplicación y simpatía natural. Sintió pronto el deseo de abrazar la vida religiosa, pero no pudo realizar sus deseos hasta el 31 de mayo de 1919, fecha de su profesión religiosa. Después de una breve estancia en el juniorato de Zaragoza, fue destinada al colegio de Valencia. Las hermanas que convivieron con ella aseguraban que todas la querían: las superioras hallaban en ella un descanso y consuelo, las hermanas un corazón amplio, siempre dispuesto a hacer el bien; y las alumnas una madre. En la playa del Saler trocó la vida terrena por el cielo, cuando contaba 41 años de edad.

M. María Baldillou, M. Presentación Gallén, M. Mª Luisa Girón, M. Carmen Gómez, y M. Clemencia Riba formaban parte de la comunidad escolapias de Valencia. Dada la situación persecutoria y antirreligiosa en la ciudad, el 19 de julio de 1936, buscaron refugio en un piso de la calle de San Vicente, cerca del colegio. Allí pasaron días calamitosos. El 8 de agosto de 1936, a las cinco de la mañana, fue asaltada la vivienda por unos milicianos. Habían sido denunciadas y debían declarar en el Gobierno Civil. Un coche las esperaba a la puerta. Peor no fueron llevadas al Gobierno Civil, sino a la playa del Saler, donde al amanecer de ese mismo día, sellaron con su sangre su vida de fidelidad al Señor, y en la ciudad del Turia recibieron la palma del martirio.

Seducidas por Cristo - Maestro vivieron entregadas a la educación, bajo el lema calasancio "Piedad y Letras". Fueron vidas sencillas, ejemplares, empapadas de bienaventuranzas y sonrisas, que sembraron entre las niñas y jóvenes los frutos de su madurez y de sus experiencias pedagógicas, hasta derramar su sangre por amor. Mujeres fieles y prudentes, humildes y fuertes como buenas hijas de Santa Paula Montal, vivían con sencillez y amor, entregadas totalmente a la educación de las niñas y jóvenes, a la promoción de la mujer, sin intervenir, ni mezclarse para nada en la política, agitada y hostil a la iglesia.

Porque eran discípulas de Cristo, derramaron su sangre, con serenidad y paz, glorificando a Dios con la profesión de su fe y perdonando a los que las injuriaban y asesinaban. Estas Mártires Escolapias, ofreciéndose en holocausto al Señor, son el testimonio más elocuente de su amor a Cristo y un estímulo real para la Escuela Pía y para la iglesia en general, en su vida de seguimiento de Jesús.

Fueron solemnemente Beatificadas, el 11 de marzo de 2001, por el Papa Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro como parte de un total de 233 mártires por su fe.
 

fredesvindo

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Historias de la Historia de España Cap. 94. Un general, un desastre y unos asesinos republicanos.
21/08/201508/08/2016Cervantes

El 29 de julio la columna del general Navarro se retiró hasta Monte Arruit. Allí organizó la defensa de la misma con una fuerza de 3.017 soldados. Sin víveres, agua y municiones suficientes, sin que las tropas españolas que estaban llegando a Melilla fueran capaces de salir a combatir y rescatar a las tropas asediadas del general Navarro, éste se vió obligado a capitular tras 14 días de asedio. Cuando el 11 de agosto los soldados comenzaron a salir de Monte Arruit, los jovenlandeses se echaron sobre ellos masacrándoles a todos.
Navarro

Felipe Navarro y Ceballos-Escalera, Barón de Casa Davalillo, nació en Madrid, 21 de julio de 1862. Su padre fue Carlos Navarro y Padilla y su madre Francisca Ceballos-Escalera y de la Pezuela, hermana de Joaquín Ceballos-Escalera y de la Pezuela, Marqués de Miranda de Ebro y General de Artillería.

Ingresó como alumno en la Academia de Caballería el 1 de septiembre de 1877, siendo promovido al empleo de alférez en julio de 1880. Fue destinado al Regimiento de Pavía hasta agosto de 1882, en que fue nombrado ayudante de campo del Ministro de la Guerra con 20 años y dos años de servicio en filas.





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Cuando en octubre de 1883 Martínez-Campos dejó el Ministerio de la Guerra y pasó a ser Capitán General de Ejército, se llevó consigo a Navarro, primero destinado a sus órdenes directas y luego nombrándole su Ayudante de Campo en febrero de 1885.

En septiembre de 1888 se le destinó al Regimiento de la Reina, y en noviembre ascendió al empleo de Teniente con 26 años. Continuó en el regimiento hasta diciembre de 1890, en que pasa de nuevo al Regimiento de Pavía. Posteriormente ejerció el cargo de ayudante de campo de los Generales de División D. Federico Ochando y D. Bernardo Echaluce.

En diciembre de 1892 volvió a destinársele al Regimiento de la Reina. En septiembre de 1893 fue nombrado alumno de la Escuela Superior de Guerra, pero en el mes de noviembre fue destinado al Ejército de Operaciones de Africa, que mandaba el Capitán General D. Arsenio Martínez Campos, de nuevo como ayudante de campo suyo. Participó en las operaciones de Melilla hasta marzo de 1894, y recibió una Cruz Blanca al Mérito Militar de Primera Clase. A finales de ese mes se incorporó a la Escuela Superior de Guerra.

El 26 de junio de 1886 se casó con María Cristina Morenés y García Alessón, Baronesa de Casa Davalillo, nacida en Madrid el 20 de octubre de 1862. Era hija de Carlos Morenés y Tord, Barón de Cuatro Torres y Gentilhombre de Cámara, y de María Fernanda García Alessón y Pardo, Condesa del Asalto y Baronesa de Casa Davalillo.

En septiembre de 1888 se le destinó al Regimiento de la Reina, y en noviembre ascendió al empleo de Teniente con 26 años. Continuó en el regimiento hasta diciembre de 1890, en que pasa de nuevo al Regimiento de Pavía. Posteriormente ejerció el cargo de ayudante de campo de los Generales de División D. Federico Ochando y D. Bernardo Echaluce.



En diciembre de 1892 volvió a destinársele al Regimiento de la Reina. En septiembre de 1893 fue nombrado alumno de la Escuela Superior de Guerra, pero en el mes de noviembre fue destinado al Ejército de Operaciones de Africa, que mandaba el Capitán General D. Arsenio Martínez Campos, de nuevo como ayudante de campo suyo. Pero dos meses después de iniciar sus estudios los interrumpió, al producirse en Melilla las derrotas españolas con las que comenzó la que se conocería como Guerra de Margallo o Primera Guerra del Rif, presentándose voluntario al Ejército de Operaciones de África cuyo mando se entregó a Martínez-Campos, de quien de nuevo fue nombrado Ayudante de Campo en noviembre de 1893.

Participó en las operaciones hasta la finalización de la campaña en marzo de 1894, por las que fue recompensado con una Cruz del Mérito Militar con distintivo Blanco de 1.ª Clase. A finales de ese mes se reincorporó a la Escuela Superior de Guerra, pasando poco después a pertenecer al Regimiento de Caballería de Santiago.

En abril de 1895, al iniciarse la guerra de independencia cubana o Guerra del 95, interrumpió de nuevo sus estudios para incorporarse voluntariamente al Ejército de la Isla de Cuba como Ayudante de Campo de su General en Jefe, de nuevo Martínez-Campos. Emprendió a su llegada operaciones de campaña contra los insurrectos separatistas, condecorándosele con la Cruz al Mérito Militar con distintivo Rojo de 1.ª Clase por su actuación en las operaciones sobre Mayari Arriba y por su comportamiento en el combate del 3 de junio librado en Seboruco. El 7 de enero de 1896 participó en el combate sostenido en el ingenio de San Dimas, concediéndosele por el mérito que entonces contrajo la Cruz de María Cristina (tercera recompensa al valor, antecesora de la Medalla Militar) de 1.ª Clase.(RED.] (RED.] Alojamiento de tropas en Melilla

Ese mismo mes Martínez-Campos fue relevado por el General Valeriano Weyler y Nicolau como Gobernador de Cuba, así que Navarro también regresó a la península a finales del mismo. Fue nombrado Ayudante de Campo de su tío, el General de División D. Joaquín Ceballos-Escalera y de la Pezuela, prosiguiendo sus estudios en la Escuela Superior de Guerra. En marzo de 1896 ascendió a Capitán (con 33 años) y en septiembre concluyó por fin su accidentado curso de Estado Mayor. Al mes siguiente, y con el fin de realizar las prácticas reglamentarias del Cuerpo de Estado Mayor, se le destinó al IV Cuerpo de Ejército a la vez que se le nombraba, por quinta y última vez, Ayudante de Campo de Martínez-Campos, que moriría en 1900.
 

fredesvindo

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Guerra en Filipinas.


En enero de 1897 embarcó voluntario para Filipinas, donde la sublevación había estallado unos meses antes, para continuar allí las expresadas prácticas. Durante su estancia en las islas se distinguió en diversos hechos de armas y fue condecorado por ello: Cruz al Mérito Militar con distintivo Rojo de 1.ª Clase pensionada por los combates del 3 y 4 de mayo en el barranco Limbong y en el pueblo de Indang; ascenso a Comandante por méritos de guerra (segunda recompensa al valor después de la Cruz Laureada de San Fernando) por la toma de Maragondón el 11 de mayo (con 34 años, habiendo estado pues de Capitán apenas un año); Cruz al Mérito Militar con distintivo Rojo de 2.ª Clase pensionada por la acción sostenida el 30 de mayo en Talisay, en la que resultó herido; y Cruz de María Cristina de 2.ª Clase por el combate reñido en Minuján el 9 de diciembre.


Aunque el 23 de diciembre el General Fernando Primo de Rivera y Sobremonte y los rebeldes firmaron el Pacto de Biak-na-Bato que puso fin a las hostilidades, Navarro permaneció aún hasta marzo de 1898, en comisiones de servicio, cooperando en la sumisión y entrega de armas de diversas partidas rebeldes. Por ello fue recompensado con una Mención Honorífica.


A su regreso a la metrópoli recibió por fin el Diploma de Estado Mayor, quedando de reemplazo hasta que en mayo fue destinado al Regimiento de Caballería de Reserva de Madrid nº 39 y en septiembre al Regimiento de Cazadores de Lusitania. Allí permaneció hasta diciembre de 1902, en que pasó a la Escuela Militar de Equitación como Profesor y Jefe del Detall (Departamento Estadístico de Trámite Administrativo de Libros y Listados, lo que viene a ser nuestra actual Sección de Personal o S-1). El 4 de octubre de 1905 fue nombrado por el Rey Alfonso XIII Gentilhombre de Cámara con ejercicio. En enero de 1906 volvió al que fue su primer destino, el Regimiento de Pavía, y ese mismo año, durante las fiestas organizadas en la Corte con ocasión de la boda de Alfonso XIII, se le comisionó a las inmediatas órdenes de los Príncipes Genaro, Raniero y Felipe de Borbón-Dos Sicilias (hijos de Alfonso de Borbón-Dos Sicilias y Austria, pretendiente al trono del Reino de las Dos Sicilias y cabeza de su Casa Real). En 1909 ante S.A.R. el Prínncipe Rupprecht de Baviera; y acompañó a la Familia Real en sus viajes por España y Francia.


Consumado jinete, formó parte del jurado de los Concursos Hípicos Internacionales celebrados en Bruselas en 1905 y en Lisboa en 1909.


En mayo de 1914 fué destinado como Jefe de Caballería de la Comandancia Militar de Larache. Obtuvo una Cruz Roja al Mérito Militar de Tercera Clase por los combates del 2 de agosto que se libraron en Sidi-bu-Haya y hayera Tuila; y una Cruz de María Cristina de Segunda Clase por el combate de R´gaia del 18 de noviembre.


manuel-fernandez-silvestre


Guerra de Melilla
El 21 de noviembre de 1909, tras los graves sucesos que dieron lugar a la Guerra de Melilla, se le agregó al Cuartel General del Comandante en Jefe de las Fuerzas del Ejército de Operaciones en Melilla, prestando servicios de campaña y asistiendo el día 26 a la toma de Sebt, Eulad-Daud y Atlaten. El 30 de diciembre, terminadas las hostilidades, regresó a la península. En agosto de 1913 ascendió a Coronel (con 51 años), siguiendo en el cargo de Ayudante de Órdenes del Rey.


Asistió en 1914 a varias operaciones en el territorio de Larache, contrayendo méritos por los cuales fue recompensado con la Cruz del Mérito Militar con distintivo Rojo de 3.ª Clase. En mayo de 1914 fue nombrado Jefe de las Fuerzas de Caballería de la Comandancia General de Larache, constituidas en una Agrupación para los efectos del mando y servicio, saliendo de nuevo a campaña. Por su notable participación en diversos combates recibió varias recompensas: Cruz al Mérito Militar con distintivo Rojo de 3.ª Clase por los combates del 2 de agosto que se libraron en Sidi-bu-Haya y Hayera Tuila; y Cruz de María Cristina de 2.ª Clase por el combate de R´gaia del 18 de noviembre. Al cargo que venía desempeñando de Jefe de las Fuerzas de Caballería de la Comandancia General de Larache, en mayo de 1915 se le sumó el de Subinspector de las Tropas de la citada Comandancia, prestando meritorios y distinguidos servicios en ambos cometidos.


Promovido a General de Brigada en octubre de 1916 (con 54 años), permaneció en situación de cuartel hasta que un año después, el 17 de octubre de 1917, se le confió la 3.ª Brigada de Caballería, la cual mandó hasta el 31 de agosto de 1918 en que, designado Jefe de Sección del Ministerio de la Guerra, se hizo cargo de la Cría Caballar y Remonta. En dicho cometido y en comisión de servicio, revistó en septiembre el 3.er Establecimiento de Remonta en Écija, Sevilla; en diciembre el 5º Depósito de Caballos Sementales de Zaragoza y en mayo de 1919 los Depósitos de Caballos Sementales y Establecimientos de Remonta de Jaén, Córdoba, Sevilla y Cádiz, presenciando a la vez la entrega de los potros a los Cuerpos de Caballería. Mientras tanto, ese mismo año fue nombrado caballero gran cruz de la Orden de San Hermenegildo con antigüedad del año anterior.


Comandancia General de Ceuta
En julio de 1919 su viejo conocido de las campañas de Cuba y Larache, el General de División de Caballería Manuel Fernández Silvestre, fue nombrado Comandante General de Ceuta. Estando vacante el puesto de Segundo Jefe, Navarro lo reclamó y al mes siguiente, el 25 de agosto, se le concedió. Como Segundo Jefe de la Comandancia General de Ceuta, inspeccionó las posiciones del territorio y asistió a las operaciones de campaña desarrolladas en el mismo, dirigiendo varias de ellas. Del 11 al 23 de febrero de 1920 asumió el mando accidental de dicha Comandancia.


En febrero de 1920 Silvestre pasó a ser Comandante General de Melilla. Cuando quedó vacante el puesto de Segundo Jefe, Navarro lo solicitó y se le concedió el 5 de noviembre. Este cargo de Segundo Jefe de la Comandancia General de Melilla llevaba consigo el de Presidente de la Junta de Arbitrios de la ciudad, lo que significaba a efectos prácticos que era el Alcalde de Melilla. Esta función le consumía gran parte de su tiempo, en una época en la que la ciudad iba creciendo a ritmo acelerado. Aunque Navarro participó en todas las acciones militares de importancia, el general Silvestre no le hacía partícipe de la información ni del curso de los acontecimientos político-militares.


abdelkrim


Desde el primer día se dedicó a recorrer el territorio y visitar las posiciones ocupadas, asistiendo a cuantas operaciones se desarrollaron, algunas de las cuales dirigió personalmente. El 6 de abril de 1921 se le concedió la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo Rojo “en atención a las circunstancias que concurren en [él], y muy especialmente a los servicios de campaña prestados y méritos contraídos en nuestra Zona de Protectorado en África durante un período de operaciones mayor de seis meses, en virtud de propuesta del Alto Comisario de España en jovenlandia y de acuerdo con el Consejo de Ministros”.


Desde el 21 de abril al 4 de mayo estuvo encargado interinamente del mando de la Comandancia.


Navarro ha pasado a la posteridad por su actuación en el llamado Desastre de Annual, en julio y agosto de 1921, frente a la fuerzas de Abd el-Krim. El mismo día en que se iniciaba este desastre, el 22 de julio, Silvestre moría tras ordenar la evacuación de la base avanzada de Annual. Navarro asumió entonces el mando y dirigió la retirada de las desmoralizadas fuerzas españolas, intentando organizarlas y recuperar por el camino a las máximas guarniciones posibles. Retrocedió combatiendo durante seis agotadores días, deteniéndose en Ben Tieb, Dar-Drius, El Batel y Tistutin hasta llegar el día 29 a Monte Arruit. Al estar ocupado por el enemigo todo el terreno entre esta posición y Melilla, la única forma de continuar la retirada era abandonando a los heridos. Navarro se negó a ello y decidió aguantar la posición hasta la llegada de refuerzos, lo que supuso la salvación de Melilla pues las cabilas rebeldes se centraron en acabar con este foco de resistencia en vez de proceder contra la indefensa ciudad. Monte Arruit fue muchas cosas extremas. Fue una posición que lo resumió todo, en definitiva un defensa a ultranza…


Llegada de la columna de Navarro a Monte Arruit
“Mientras parte de la columna penetra en Monte Arruit desordenadamente, el general Navarro se ha quedado solo. «¡Españoles, que os habéis dejado atrás a vuestro general!»,* les gritarán. Y pronto varios oficiales se organizan para defenderle. Ahí están el capitán Sánchez-Monge, Gilabert y el jefe de los restos del Alcántara, Primo de Rivera. La situación es angustiosa y cargada de incertidumbre. La harka está muy encima y empieza a mezclarse con soldados y oficiales en un combate casi cuerpo a cuerpo. Uno de los rifeños apunta al general español, prácticamente a bocajarro. Pero «Primo de Rivera detuvo un caballo abandonado y en él montó al general, en el preciso momento»* en que suena un disparo que «destrozó el cráneo del jovenlandés, cuya masa encefálica salpicó la barba y la gorra del general»*,…”.
(Morir en África, la epopeya de los soldados españoles en el Desastre de Annual, pág. 399).


La posición estaba guarnecida por una sección de la 1ª Compañía Provisional del Rgto. “Ceriñola” núm 42, al mando del teniente Antonio García Fernandez, con unos 48 hombres de tropa.


Tenía unos 500 metros de perímetro y 10.000 metros cuadrados en su interior, correspondiente aproximadamente a una tercera parte del espacio de la Puerta del Sol. En su interior se hallaban tres barracones y casas dedicadas a depósito de Intendencia, casa de Policía, horno y residencia del jefe de la posición.


Ya hemos comentado en su momento cómo efectuó su retirada y en qué condiciones llegaron los restos de la columna Navarro a Monte Arruit la mañana del 29 de julio, trayendo unos 900 hombres, muchos heridos, enfermos e inútiles.


Una vez reunidas las fuerzas, se cifraron en un número aproximado de unos 3.017 los hombres presentes en la posición, procedentes de la columna Navarro y de las posiciones en retirada que pudieron retenerse en Monte Arruit. Para ellos se disponía de 23 sacos de arroz, 16 sacos de judías y 10 sacos de garbanzos, algo de café, azúcar y 109 litros de aceite. Respecto a municiones, las tropas de “San Fernando” tenían 11 cargadores, es decir, 55 cartuchos por soldado; el “Ceriñola” tenía tan solo 200 fusiles para 280 hombres, con 30 cartuchos por arma y una caja de reserva que no llegaba a 200 cargadores.


Quebrantada la jovenlandesal de los combatientes, el general Navarro organizó la defensa de los 500 metros de perímetro de la posición, asignando las unidades en sectores de defensa, comenzando por la derecha de la puerta de entrada hasta cerrar el perímetro por la izquierda: “Melilla”, “África”, Ingenieros, “Ceriñola”, “San Fernando”, Caballería y Artillería.


El frente ocupado por Caballería, Artillería y la sección del Ceriñola de guarnición en la posición era el favorito de los ataques de los rifeños, pues estaba a unos 20 metros de los edificios de unas cantinas abandonadas que ocupaba el enemigo y desde los que arrojaba granadas de mano, dinamita y piedras continuamente, obligando con ello a la tropa estar permanentemente presente en el parapeto y causarles numerosas bajas. En una ocasión los disparos de cañón abrieron una brecha en el muro y los jovenlandeses lo eligieron como objeto de sus ataques, que debían rechazarse en reñidos combates cuerpo a cuerpo con arma blanca.


1479457_509921952454229_273682840_nLas comunicaciones con Melilla se hacían con heliógrafo con grandes dificultades debido a las frecuentes nieblas; no se hacían directamente sino a través de las posiciones de Zeluán primero, y la Restinga y el Atalayón más tarde.


El enemigo no dejó de disparar con fuego de cañón ninguno de los días del asedio, excepto uno.


La tarde de ese mismo día se ocupó un pozo cercano a la puerta de la posición, con tan mala suerte que al pocos instantes un soldado desesperado de sed se acercó al mismo y cayó en él, inutilizando el pozo con su muerte.


El en telegrama que el general Navarro envía al general Berenguer le dice que está “convencido de la imposibilidad de replegarse más, si no recibe refuerzos”. Y en la conferencia que celebra el general Berenguer con el ministro de la Guerra a las 12:30 horas, manifiesta al gobierno que tiene intención de autorizar al general Navarro dar por terminada su heroica resistencia, una vez que reconocía que había quedado a salvo el honor militar.
30 de julio, sábado


Al día siguiente de la llegada de la columna Navarro, los rifeños comenzaron los disparos de los cañones. El teniente coronel Primo de Rivera se encontraba en la zona destinada al Cuartel General. Al oír la señal, el teniente coronel procedió a tumbarse en el suelo, y ya su mano tocaba la tierra cuando un proyectil le seccionó un brazo; el proyectil fue a estallar más allá, en un grupo de caballos matando a ocho de ellos. El teniente coronel fue conducido al cuarto destinado al depósito de víveres, donde existía la única cama que había en la posición, propiedad del Auxiliar de Intendencia.


Era una mísera estancia, completamente desmantelada, en que la única luz de exterior penetraba por una estrecha ventana abierta a gran altura en el muro, y en la que, para impedir la entrada del calor, se colocó una manta de soldado.


Al teniente coronel se le amputó el brazo sin anestesia, con una navaja barbera, mordiendo un pañuelo y rogando al médico que acabase cuanto antes.


31 de julio, domingo


1463573_509836272462797_1838369913_nEse día el general Navarro telegrafió a Melilla que el “enemigo hizo 48 disparos de cañón a 2000 metros de distancia con gran eficacia, causando numerosas bajas y grandes destrozos en posición y ganado”. El general Berenguer contestó autorizando al general Navarro a adoptar las medidas que creyera más convenientes, una vez que la defensa había llegado al límite del heroísmo; en caso de cesar la defensa, le recomendaba tratar con el caid Ben Chelal “que, aunque rebelde, podrían obtenerse más ventajosas condiciones”.


La falta de agua era el enemigo más cruel. A cargo de su reparto estaba el teniente Manuel Sánchez Ocaña, ayudante del 1º Batallón del Rgto. “San Fernando”. Las tropas de Infantería e Ingenieros estaban encargadas de hacer las aguadas, y sufrían en ellas muchas bajas. En los combates que se libraron para conseguirla se distinguieron los soldados de “San Fernando”. Tanto mejoró su espíritu combativo que lograron apoderarse de una casa vecina a la aguada, donde una compañía destacada protegía el servicio de ésta.


Para batir la aguada los jovenlandeses habían construido una trinchera en la que, parapetados, disparaban contra los soldados españoles que iban por el agua, llevándose a los que caían heridos. En la mañana del día 31 de julio la aguada se cobró las bajas de un jefe, tres oficiales y 86 de tropa. Otro día tan solo regresaron entre 20 ó 30 soldados de los 180 hombres de “África” y “San Fernando” que salieron a buscar el agua.


Se intentó de nuevo por la tarde. Esta vez el general Navarro ordenó que saliesen una compañía de “Ceriñola” y otra de “San Fernando” a proteger la aguada; los españoles tomaron la trinchera y las casas inmediatas, con lo que se pudo hacer la aguda varios días seguidos. Pero los jovenlandeses construyeron una segunda trinchera y volvieron a impedir de nuevo la aguada los tres últimos días del asedio.


Mientras tanto, en Melilla seguían llegando tropas peninsulares de refuerzo. Ese día se pasó revista a los quince batallones expedicionarios ya llegados y se constató su mal estado, por lo que el general Berenguer decidió no acudir en socorro de Monte Arruit. Los informes que el Estado Mayor de la Comandancia y uno de los generales llegados a Melilla dirigieron al general Berenguer son demoledores: la fuerza expedicionaria llegada era un amasijo de hombres mal pertrechados y sin instrucción alguna. Dieciocho días después de su llegada a Melilla aún no estaban preparados para salir al campo. Como previendo lo que dirían los informes, esto es lo que le dijo el 29 de julio el general Berenguer al ministro de la Guerra:


“Marchar con estas fuerzas a auxiliar a Zeluán y Montearrui sería exponerlas a un fracaso y dejar descubierta la plaza, que hoy está amenazada por todo su frente; no dispongo de efectivos, porque los batallones recibidos son muy pequeños y la gente no está instruida para poder batirse … no tenemos garantía alguna de que las tropas puedan combatir con eficacia. Es un caso extraordinario, pues no se trata de reforzar un ejército con elementos nuevos, sino de crear un ejército para combatir al día siguiente.”


annual 11


3 de agosto, miércoles


El general Berenguer afirmó haber enviado un telegrama al general Navarro en el que le autorizaba “adoptar resoluciones que propone u otras que de momento estime oportunas, recomendándole trate de retener rehenes u otras garantías análogas que alejen toda posibilidad de traición”.


Según los supervivientes de Monte Arruit, este mensaje nunca llegó a su destino. Sin embargo, tiene su importancia a la hora de enjuiciar la estimación que se hacía del enemigo, pues en el archivo de mensajes de la Comandancia aparece sin firma y con la expresión original “una traición muy probable” tachada y sustituida por la de “toda posibilidad de traición”.


Ese día salieron de servicio de agua unos 200 hombres desarmados, que fueron acometidos por un numeroso grupo de jovenlandeses, resultado muertos la mayor parte de ellos.


Por la noche se envió un telegrama desde Alhucemas al general Berenguer avisando de la salida de varios emisarios hacia Monte Arruit con la intención de suspender el fuego contra ella.
 

fredesvindo

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7 de agosto, domingo


Otro disparo de Artillería cayó en la “Plazoleta de la Muerte”; mató al cornetín del Cuartel General, hirió al general Navarro en la pierna, a los capitanes de Estado Mayor Sánchez Monge y Sáinz Gutierrez, al intérprete Alcaide y al asistente del general; y causó además 29 bajas entre un grupo de soldados del regimiento “Melilla”, matando a la mayor parte de ellos, entre ellos un suboficial.


Al capitán Sánchez Monge hubo que seccionarle una pierna.


cap mongeRespecto a las posibles negociaciones de rendición, el general Navarro sabía que el general Berenguer había enviado emisarios a Abd el-Krim y que el jefe Ben Chel-lal y Si Dris Ben Said se habían ofrecido a mediar a fin de alcanzar las condiciones más aceptables de capitulación; por ello, a mediodía el general Navarro envió un telegrama al general Berenguer diciéndole “ruego a V.E. haga saber emisarios que deben empezar por venir ellos a hablar”, pues la “Policía y gente que le rodea ha querido varias veces negociar entrega campamento, y como carecen garantías, me he negado y ha vuelto cañoneo.”


8 de agosto, lunes


Los jovenlandeses que iban a negociar la rendición de las tropas españolas llegaron a Monte Arruit la noche anterior. De ese modo, a las 08:00 horas del 8 de agosto el general Navarro envió un telegrama al general Berenguer diciendo que “estoy esperando la llegada de los Jefes que me comunicaron anoche desde fuera.”


En el mensaje del general Berenguer a la misma hora le dice que “si no han llegado emisarios, le autorizo para tratar con enemigo que le rodea, aun a base de entregar las armas, pues mi principal deseo, una vez extremada la defensa al punto que lo han hecho, es salvar vidas esos héroes, en los que tiene puesta la vista España entera, que los admira”.


Un sargento de Intendencia salió con 16 hombres, sin armamento, para intentar la aguada con un carro-cuba; los jovenlandeses les hicieron prisioneros, pero mataron a un cabo por estar enfermo.


La falta de medios terapéuticos para luchar contra las heridas y las enfermedades amenazan con gangrenar cualquier herida por leve que sea, llegando a producirse 167 muertos por infección durante todo el asedio.


El único médico superviviente declaró que más de medio millar de hombres descansaban en la enfermería sin posibilidad de asistencia alguna. Sus sufrimientos eran oídos por todos los defensores, quienes abrían constantemente sepulturas para enterrar a los muertos. Los gritos eran a veces tan insufribles que los colocaban junto a los parapetos. Allí encontró la muerte el capitán Maroto, que yacía gravemente herido y que encontró la muerte por la explosión de una granada que cayó junto a él.


El comandante Villar, de la Policía Indígena, es enviado fuera de la posición a parlamentar con los jovenlandeses. El comandante no regresó, siendo hecho prisionero y llevado a Axdir.


9 de agosto, martes


annual 22Se recibe en la posición una carta del comandante Villar en la que daba seguridades de la formalidad de los jefes que habían de pactar y comunicaba que en Nador se había pregonado en el zoco el respeto a los cristianos.


Antes de que los jefes jovenlandeses llegasen a la posición, el general Navarro envió al general Berenguer el siguiente telegrama: “Ruego a V.E. haga llegar la profunda gratitud de soldados esta columna a S.M. el Rey, por el alentador saludo que nos dirigió en momentos angustiosos de peligro y tribulación”.


Los jefes jovenlandeses llegaron a la posición. Entre ellos se encontrada el ya citado Ben Chelal, con quien el general Berenguer ya había entablado negociaciones (incluso con el propio Abd el-Krim) a través de un intermediario llamado Idris Ben Said. Los jovenlandeses son recibidos en la puerta por el capitán Sáinz, pero se niegan entrar en la posición con los ojos vendados, lo que obliga al general Navarro a personarse en la puerta de la posición arrastrando su pierna herida, apoyado en un bastón y del brazo de un oficial. Apoyado en el pilar derecho de la puerta, comienzan las negociaciones y se pacta la siguiente capitulación:


Retirada de la compañía destacada en la casa que protegía la aguada a la posición principal.


Organización de un convoy con los heridos, que viajarían con la columna, proporcionando los jovenlandeses medios de transporte para los mismos.


El resto de la columna, con los heridos como ya queda dicho, sería escoltada por los jefes jovenlandeses hasta el Atalayón.


Los heridos más graves quedarían en la posición con los médicos y una guardia de 50 hombres.


Los soldados entregarían todo el armamento (solo les quedaban a los españoles unos cinco cartuchos por fusil); los oficiales podrían conservar sus pistolas.


Ante la imposibilidad de convocar un consejo de oficiales que los alejarían peligrosamente de sus hombres, el capitán Sainz recabó las opiniones de jefes y oficiales; los supervivientes declararon posteriormente que fueron de la opinión de que no había ninguna posibilidad de prolongar la resistencia.


10 de agosto, miércoles


La falta de agua obligaba a beber los líquidos más da repelúsntes. Mientras se estaba en negociaciones con los jovenlandeses no se pudo hacer tampoco la aguada; algunos de ellos se acercaban a la posición a vender agua y tabaco a los españoles.


11 de agosto, jueves


Hecho el pacto y extendida un acta en árabe por los secretarios de los jefes jovenlandeses, el capitán Aguirre transmitió lo acordado en un telegrama al general Berenguer. Acto seguido se comenzó a dar cumplimiento a lo pactado.


Un jefe jovenlandés fue con el teniente Gilaberte a la aguada para incorporar a la posición a la compañía allí destacada.


A las 13:00 horas el convoy de los heridos comenzó a salir de la posición, llegando su cabeza hasta la estatua del león que se levantaba en mitad de la cuesta que separaba la posición de la carretera y que fue levantado en honor del general Jordana.


Los soldados del regimiento “San Fernando”, tras entregar el armamento a los notarios jovenlandeses, llegaron a la puerta principal de la posición; allí hicieron un alto para impedir la salida de posibles fugitivos.


Detrás comenzaron a concentrarse el resto de las unidades, una vez entrado el armamento.


El general Navarro, dando visibles muestras de cansancio y acompañado de los miembros de su Cuartel General, camina hacia la entrada, bien para presenciar el desfile de los soldados según unos, bien para firmar el acta de capitulación que ya debería estar redactado según otros; se sentó a la sombra de uno de los muros arruinados colindante con la posición.


annual 1

En un momento dado el general y sus acompañantes son rodeados por un grupo de indígenas y empujados y violentamente conducidos hacia las casas del poblado. Mientras tanto, a sus espaldas se consuma la traición: los jovenlandeses entran en la posición matando soldados españoles desarmados a diestro y siniestro. Algunos oficiales y soldados lograron salvarse al refugiarse en los escasos accidentes del terreno. Los soldados del regimiento “Africa”, que aún no habían entregado el armamento, se enfrentan a sus agresores al mando del capitán Marciano González Valles (Compañía de Ametralladoras, 1º Batallón); agotaron sus municiones en lucha desigual hasta caer todos ellos muertos. Fueron los últimos combatientes de la Comandancia General de Melilla, completamente derrumbada.


Sus cuerpos quedaron mutilados, desnudos, insepultos, durante un mes y medio, hasta que los españoles llegaron el 24 de octubre durante la campaña de la reconquista del territorio. En la columna española iba encuadrado el comandante Franco, de la 1ª Bandera de La Legión, quien, en su libro “Diario de una Bandera” dice lo siguiente:


“Renuncio a describir el horrendo cuadro que se presenta a nuestra vista. La mayoría de los cadáveres han sido profanados o bárbaramente mutilados. Los hermanos de la Doctrina Cristiana recogen en parihuelas los momificados y esqueléticos cuerpos, y en camiones son trasladados a la enorme fosa.


“Algunos cadáveres parecer ser identificados, pero sólo el deseo de los deudos acepta muchas veces el piadoso engaño, ¡es tan difícil identificar estos cuerpos desnudos, con las cabezas machacadas!


El 8 de agosto de 1921 el gobierno aprobó un plan para reforzar las tropas españolas destinadas en el Protectorado español de jovenlandia con unidades expedicionarias procedentes de unidades con guarnición en la Península. De esta forma, solo del arma de Infantería, fueron desembarcados en Melilla 40 batallones expedicionarios entre los meses de julio y octubre; 12 batallones expedicionarios en Ceuta entre el mismo periodo; y otros 9 batallones expedicionarios en Larache en el mes de agosto. También fueron desembarcadas otras unidades expedicionarias de Caballería, Artillería e Ingenieros.


annual 21

Número de bajas


Si de los 3.017 hombres se deducen los que abandonaron la posición el 2 de agosto saltando el parapeto y los aproximadamente 300 ingresados en la enfermería, quedarían unos 2.500 combatientes. El número de muertos durante el asedio ascendió a 419 individuos; unos 433 fueron heridos durante el mismo. Se estima que murieron asesinados por los jovenlandeses unos 2000 soldados el día de la salida de la capitulación.


Sobrevivieron 61 hombres de los 3.000 sitiados. Se respetó la vida de algunos oficiales (entre ellos Navarro) con el fin de presionar a España y canjearlos por dinero, algunos artilleros o sanitarios de los que precisaban colaboración y, en fin, algunos soldados afortunados. Los cadáveres quedaron insepultos hasta la reconquista de la posición varios meses después.


Navarro permaneció año y medio prisionero de los rifeños en Axdir, capital de la cabila de Abd el-Krim (la Beni Urriaguel) y por tanto capital también de la República del Rif. Durante su cautiverio sufrió numerosas vejaciones por parte de sus captores, llegando a pasar encadenado largos períodos de tiempo, con una argolla de 50 kilos al cuello, pero se portó muy dignamente en todo momento, exponiendo su vida muchas veces con reclamaciones en defensa de sus hombres.


Navarro y los demás cautivos fueron liberados finalmente el 27 de enero de 1923, tras las negociaciones llevadas a cabo con Abd el-Krim por parte de Horacio Echevarrieta, a cambio de 80 000 duros de plata, fue trasladado a Melilla, de donde pasó a Madrid. La grave crisis política creada tras el desastre llevó, en septiembre de ese año, a la instauración de la Dictadura de Primo de Rivera.


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Tras su liberación fue sometido a un Consejo de Guerra a raíz del Expediente Picasso de depuración de responsabilidades, enfrentándose a graves acusaciones por parte del fiscal. No obstante, la defensa que hizo el Auditor del Cuerpo Jurídico Militar Luis Rodríguez de Viguri fue tan aplastante que el fiscal retiró los cargos al día siguiente de la vista, que se celebró el 23 de junio de 1924.


Rehabilitado por completo, al mes siguiente (4 de julio) fue ascendido a General de División (con 61 años) sin ocasión de vacante, es decir, produciendo un exceso de plantilla que se consideró justo desagravio, y ese mismo día se le encomendó el mando de la 9.ª División. Un mes después, el 9 de agosto, fue nombrado General Inspector de las Fuerzas de Caballería de la Península, trasladándose a Extremadura durante el mes de septiembre para reconocer la zona en que debían desarrollarse las maniobras de las fuerzas de Caballería y Artillería de la I Región.


Comandante General de Ceuta
Días después (el 27 de septiembre) fue nombrado Comandante General de Ceuta, en cuyo cometido recorrió e inspeccionó el territorio, tomó parte activa en las operaciones de campaña realizadas en el de Ceuta-Tetuán, dirigió varios combates y en diciembre dirigió el repliegue de las tropas españolas desde el Zoco de Arbaá a Ben-Karrik, pasando por Tarranes y Karikera. El 2 de noviembre de 1925 fue nombrado Ayudante de Campo del Rey, pero quedó en comisión a las órdenes del Alto Comisario del Protectorado de España en jovenlandia y General en Jefe del Ejército de Operaciones en África.


Menos de un mes después, el 26 de noviembre de 1925, cesó en su comisión y se incorporó a su destino como Ayudante de Campo del Rey. El 3 de febrero de 1926 se le concedió la Gran Cruz de María Cristina “en atención a los señalados servicios prestados y méritos contraídos en operaciones activas de campaña en nuestra Zona de Protectorado en jovenlandia, en el lapso de tiempo comprendido entre 1 de agosto de 1924 y 1 de octubre de 1925, a propuesta del Ministerio de la Guerra, de acuerdo con el Consejo de Ministros y en vista del favorable informe emitido por el Consejo Supremo de Guerra y Marina”.


El 31 de agosto de 1926 y tras sólo 2 años como General de División, ascendió a Teniente General (con 63 años), asumiendo el 8 de septiembre el cargo de Capitán General de la VI Región (Burgos). El 29 de abril de 1927 fue nombrado Capitán General de la I Región (Madrid), puesto que ocupó durante tres años hasta que el 27 de marzo de 1930, dos meses después de la dimisión de Primo de Rivera y gobernando el Almirante Aznar, fue nombrado Jefe de la Casa Militar del Rey y Comandante General del Real Cuerpo de Guardias Alabarderos.


Cuatro meses más tarde, el 24 de julio, pasó a situación de primera reserva por haber cumplido la edad reglamentaria, lo que ponía punto final a su carrera. Tenía 68 años de edad y nada menos que 53 de servicio activo. Pero su carrera no llegó a su fin técnicamente hasta que cuatro años después, el 26 de julio de 1934, pasó a situación de segunda reserva por haber cumplido la edad reglamentaria. Acababa de cumplir 72 años, hacía tres que se había instaurado la Segunda República y gobernaba entonces el bienio radical-cedista o de derechas.


Epílogo


coloreado navarroEl General Navarro, quien toda su vida la dedicó a la milicia, 53 años de servicio, sobrevivió a cinco guerras, la de Margallo, la Guerra de Cuba, la de Filipinas, la de Melilla y la Guerra de jovenlandia. Quedó herido en la pierna por una granada en la defensa de Monte Arruit, donde fue hecho prisionero junto a 60 hombres tras rendir la posición. Se le trasladó a Axtdir donde pasó un año y medio de cautiverio. Y fue a morir asesinado junto a su hijo en Paracuellos por las milicias republicanas en Noviembre de 1936. ¿Razón? no se sabe, quizá por haber sido general africanista, por haber evitado que los jovenlandeses tomasen Melilla, por haber sido Ayudante de Campo del Rey, Jefe de la Casa Militar del Rey y Comandante General del Real Cuerpo de Guardias Alabarderos.


O simplemente, porque a los comunistas, todo lo que vaya vestido de verde o de caqui, les produce repulsión.


Navarro nunca tuvo la “carne de gallina”, quizá más bien le sobrasen atributos como al caballo de Espartero. La falta de ellos, está hartamente demostrada por los descendientes de aquellos asesinos afines a las hoces, martillos y estrellas rojas de cinco puntas.
 

Malditos Bastardos

Será en Octubre
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Franquismo sociológico. En nuestro país hay un déficit educativo sobre la Guerra de España. No ha habido proceso de desnazificación
Preston 2 word press
España tiene un problema con la memoria histórica de la dictadura por una razón obvia: el régimen de Franco se basaba en el terror. Sus tácticas bélicas estaban calculadas para dar de baja de la suscripción de la vida al mayor número posible de republicanos. Su control posterior de la educación, el púlpito y los medios fue total. De este modo, hubo un lavado de cerebro nacional, creándose lo que se ha llamado el franquismo sociológico. En el momento de la Transición, al establecer una democracia limitada (la mejor posible dadas las circunstancias), no iba a haber un contralavado de cerebro; lógicamente, porque era una democracia y existía una libertad de expresión que se extendía a los franquistas.
Claro, estos no querían saber nada de la memoria histórica. Sobre las víctimas de los republicanos se había investigado a fondo. Primero, por las propias autoridades republicanas y, después, a través de todo el follón de la causa general, etc. Pero con las víctimas de Franco, ocurrió lo contrario. En los primeros años de la Transición, los políticos no quisieron hacer nada, incluso los de izquierdas. Recuerdo haber tenido discusiones con Alfonso Guerra, y decirme este: “No es el momento, es muy peligroso”. Quedan provincias enteras donde no se ha investigado nada; claro, gobernadas por el PP.
El gran dominio de las derechas sobre el Estado durante el periodo democrático ha conllevado la continuación de lo que Paul Preston ha llamado, con razón, el franquismo sociológico, resultado del adoctrinamiento que tuvo lugar bajo la dictadura a través del absoluto control que esta tuvo sobre los medios de comunicación, el sistema escolar y la Iglesia. La permanencia de este franquismo sociológico se debe a que no hubo un “proceso de desnazificación” como ocurrió en Alemania y en otros países gobernados por dictaduras nazis o fascistas, resistiéndose el Estado a recuperar la historia real del país (conocido como la recuperación de la memoria histórica). En este sentido, los intentos del PSOE cuando gobernó fueron excesivamente moderados para cambiar ese franquismo sociológico. Pero, en fin, si uno es franquista, con una cosa poco buena de Pío Moa o de César Vidal ya es suficiente para lo que busca.
 

SrEstepario

Forero Paco Demier
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Vosotros no conocéis la matanza de Badajoz que hicieron los franquistas, ¿verdad? Alrededor de 4.000 personas fueron ejecutadas.
Por cierto, no hay hecho más infame que traer a extranjeros a violar y ejecutar españoles (la mayoría civiles) como hacía la Guardia jovenlandesa de Franco pueblo por pueblo.
 

fredesvindo

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Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García
"¿Pucherazo o fraude localizado? Da igual: la izquierda manipuló las elecciones de 1936"
Dos historiadores reconstruyen en un libro los días críticos de las elecciones republicanas de febrero de 1936 en el año crítico en el que estalló la guerra civil
Foto: Celebración en Cibeles (Madrid) tras los comicios de febrero de 1936 que dieron la victoria al Frente Popular


Celebración en Cibeles (Madrid) tras los comicios de febrero de 1936 que dieron la victoria al Frente Popular
Daniel Arjona
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19/03/2017 05:00 - Actualizado: 09/04/2017 10:21
"¿Fue un pucherazo o un fraude localizado. Da igual, ese es un debate nominalista y lo sustancial es que la izquierda manipuló los resultados de las elecciones. Sin esa manipulación el resultado habría sido distinto". Hablamos con Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García, dos historiadores de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid que acaban de sacudir la historiografía española contemporánea con una tesis a la contra: las elecciones del 16 de febrero de 1936 que dieron el triunfo a la coalición de izquierdas del Frente Popular no fueron limpias; la izquierda alteró los resultados finales a su favor en un clima de intimidación y violencia. Cinco meses después una parte del ejército dio un golpe de estado contra la II República. Comenzaba la guerra civil.

https://www.ecestaticos.com/imagestatic/clipping/4a6/075/4a6075fbcbc7f0d8a98228221ba921bf/ucronias-ibericas-pasionaria-presidenta-y-si-los-gente de izquierdas-hubieran-ganado-la-guerra-civil.jpg?mtime=1471860035Ucronías ibéricas: Pasionaria, presidenta, ¿y si los 'gente de izquierdas' hubieran ganado la Guerra Civil?
Daniel Arjona
Quién quiere una máquina del tiempo -o un ministerio- para alterar la historia cuando tiene un método mucho más útil y barato a mano: la literatura


"Ningún estudio había hecho algo parecido hasta la fecha sencillamente porque da mucho trabajo y, quizás también, por otras razones". Álvarez Tardío y Villa García han reunido los resultados de cinco años de investigación, de minucioso rastreo de todo tipo de documentos y actas electorales en el libro '1936: fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular' (Espasa). En sus páginas se invierten los papeles que la historiografía ha otorgado tradicionalmente a los diferentes actores políticos: la izquierda queda retratada como intratable y agresiva, pretendida despositaria única de las esencias republicanas -y que nunca se arrepintió de la revolución de octubre de 1934- y la derecha católica como posibilista y conciliadora.


'1936'. (Espasa)
'1936'. (Espasa)
¿Qué variación produjo en los resultados finales el supuesto fraude cometido en el escrutinio oficial iniciado el 20 de febrero? No fue una alteración radical pero sí suficiente, según afirman los historiadores, para que el Frente Popular alcanzara una mayoría absoluta de la que no gozaba. Al menos 50 escaños de los 240 logrados por la coalición de izquierdas serían dudosos, fruto de la alteración, de urnas con más votos que votantes, escrutinios sin testigos, actas cuajadas de tachaduras y reescrituras...
Un hecho sorprendente, apenas señalado según los autores, fue la velocidad con la que el dirigente de la izquierda republicana Manuel Azaña regresó a la presidencia del gobierno sustituyendo al centrista Portela en pleno escrutinio: "El nuevo Gobierno heredaba del anterior la gestión del proceso electoral y su primera labor era asegurar el recuento oficial. Sin embargo, la impresionante oleada de violencia entre la tarde del 19 y la mañana del 22, apenas contenidad, propició que este se realizara en un notorio ambiente de coacción, con efectos, como demostramos, en resultados de varias provincias. Por consiguiente, lo que fue una votación generalmente limpia se convirtió en un recuento adulterado que, en un contexto de resultados apretados y aún abiertos, influyó decisivamen te en el reparto final de escaños, otorgando una victoria al Frente Popular por la que tanto habían presionado en las calles las izquierdas obreras", argumentan Álvarez Tardío y Villa García.
Derechas e izquierdas
En las páginas de '1936' asoma una complejidad que desenfoca el punto de vista habitual sobre la historia de la Segunda República en la que, desde su proclamación el 14 de abril de 1931 ni las izquierdas ni las derechas fueron homogéneas. Es precisamente el caso de las segundas el que interesa a estos historiadores que niegan la tesis habitual acerca de la existencia de una reacción antirepublicana furibunda que habría apostado por demoler la nueva forma de gobierno desde su mismo nacimiento. "El plural es fundamental para no simplificar", afirma Álvarez Tardío. "Desde luego, la CEDA fue tan posibilista como que el gobierno republicano de Lerroux del segundo bienio no habría existido sin su apoyo. Querer revisar la Constitución no significaba ser autoritario ni antidemócrata. El primer revisionista era el presidente de la República".
Si la CEDA triunfó fue porque la España conservadora no apoyaba una deriva autoritaria sino una República conservadora
"Los monárquicos eran un mundo muy complejo, donde también había liberales", prosigue Villa García. "Ser monárquico no significaba ser un fascista. Ahora bien, hubo un sector de la derecha de corte autoritario que venía de apoyar la Dictadura de Primo de Rivera. Muy pocos al principio y muy poco relevantes en las elecciones. Si la CEDA triunfó y consiguió tantos votos fue, precisamente, porque la España conservadora no apoyaba una deriva autoritaria sino una República conservadora compatible con el constitucionalismo".
Acta alterada para otorgarle más votos al Frente Popular. (Espasa)


Acta alterada para otorgarle más votos al Frente Popular. (Espasa)
Los autores son conscientes de que sus conclusiones pueden alimentar el debate -no precisamente sosegado- acerca de la legitimidad del regimen republicano pero aseguran que son "ajenos a cualquier determinismo". "Quienes proyectaron y siguen proyectando la guerra civil hacia atrás es probable que no tengan el más mínimo interés en asimilar los datos y argumentos aquí expuestos, convencidos, como ya lo estaban los dos bandos en pugna, de que todo debate sobre la llegada del Frente Popular al poder ha de conllevar una toma de partido". Le señalamos a Tardío y García la faja de su libro en la que Stanley G. Payne afirma que se trata del “fin del último de los grandes mitos políticos del siglo XX". Hace ya bastantes años una obra titulada precisamente así, ‘Los mitos de la guerra civil’, de Pío Moa, arrancaba una nueva ola historiográfica sobre la guerra civil que fue tachada de revisionista. ¿Se adscriben?
- Nosotros estamos totalmente en contra de cualquier etiqueta, somos historiadores profesionales no publicistas, y además nos apoyamos en el trabajo de los historiadores previos. Pero es verdad que toda historia, si está bien hecha, revisa el pasado.
 

fredesvindo

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una matanza desconocida
El bombardeo de Jaén en 1937: más muertos que en Guernica un mes antes
Una sola pasada letal de seis bombarderos Junckers pilotados por españoles, y no alemanes, dejó más víctimas que el célebre ataque sobre la villa vasca
Foto: Foto de Jaén el 1 de abril de 1937 desde uno de los aviones que los nacionales utilizaron para bombardear la ciudad


Foto de Jaén el 1 de abril de 1937 desde uno de los aviones que los nacionales utilizaron para bombardear la ciudad

01/04/2017 10:20 - Actualizado: 26/04/2017 18:21
El 1 de abril de 1937 la aviación republicana y la nacional se enzarzaron en dos de los peores bombardeos de toda la Guerra Civil. Fue un día después de otro duro ataque de la Legión Cóndor en Durango, Vizcaya, y apenas un mes antes del propagandístico y salvaje bombardeo de Guernica. Este sábado se cumplen 80 años de aquella matanza ocurrida en Andalucía y menos conocida. Un acontecimiento que quedó en el olvido en una secuencia de terror contra la población civil desde ambos bandos que se saldó con muchos más muertos que en la localidad vasca, objeto de debate aún en la historiografía, aunque el balance de las más recientes investigaciones sitúan los fallecidos en torno a 120. El baile de cifras de muertos y la polémica sobre el origen de la orden ha sido constante.


Los bombarderos republicanos en cambio de Córdoba -ciudad controlada por el bando nacional bajo el mando del general Queipo de LLano, fueron más concisos, más silenciados y con una cifra de muertos que apenas ha variado a lo largo de los años y que contrasta con la guerra de números que protagonizó el símbolo de la barbarie de la Legión Cóndor. En Córdoba murieron alrededor de 40 personas y en Jáen, unas 157, a las que habría que añadir 128 más: siguiendo el inmediato fusilamiento de los presos “derechistas” en la ciudad: unas sacas que ayudaron a silenciar desde el bando republicano el macabro bombardeo, tal y como señala a El Confidencial, Luis Miguel Sánchez Tostado, experto en la Guerra Civil en Jaén y autor en 2006 de 'La Guerra Civil en Jaén (historia de un horror inolvidable)', referencia historiográfica sobre el conflicto en la provincia.


Portada de Frente Sur: 'Jaén bombardeado'
Portada de Frente Sur: 'Jaén bombardeado'
Muchas obras citan además, errónemante, según el mismo autor, el bombardeo como una operación de la Legión Cóndor, cuando fue en cambio ejecutada por pilotos y personal del bando nacional, y no por parte de los pilotos alemanes, a pesar de que se emplearan seis bombardeos Junkers de fabricación germana. Tal y como señala otro de los expertos en la provincia de Jaén durante la Guerra Civil, Juan Cuevas, el bombardeo fatal sobre la ciudad andaluza se produjo a las 17:00 de la tarde. Una sola pasada letal por parte de seis bombarderos Junckers pilotados por españoles y no alemanes que dejó más muertos que el célebre ataque sobre Guernica acaecido un mes después y convertido en símbolo de la barbarie nancy y fascista por parte del bando republicano durante la guerra.
Fue una operación de castigo y terror sobre la población civil, ya que no existía un frente en ese momento en Jaén, ni objetivos militares
En el bombardeo de Jaén, a diferecia de Guernica, no existen dudas sobre la autoría de la orden, que fue firmada por el general Queipo de Llano el mismo día del ataque a Córdoba y registrada como la número 295, desde el aeródromo de Sevilla. El propio Queipo se encargaría de remarcar esta versión en una de sus radioemisiones un día después.
La secuencia de los hechos
Su cometido consistió en una operación de castigo y terror sobre la población civil, ya que no existía un frente en ese momento en Jaén, ni objetivos militares, tal y como escribe el historiador Juan Cuevas. La secuencia se produjo de la siguiente forma:
A las 12:30 de la mañana, los Tupolev y Katiuskas del ejército republicano rugieron en el cielo de Córdoba y soltaron varias bombas que impactaron en la ciudad causando daños especialmente en el Hospital General Militar. Apenas unas horas depués, Queipo de Llano ordenó a la aviación nacional que se dirigiera sobre Jaén, que carecía de objetivos militares, como pura represalia por el bombardeo anterior. Los bombardeos acaecidos en los estratégicos y brutales ataques sobre Durango y Guernica el 31 de marzo y el 26 de abril respectivamente, fueron un precedente de la barbarie en que se convertiría la lucha área contra la población civil durante la guerra.
Casas destruidas por el bombardeo de Jaén de 1937


Casas destruidas por el bombardeo de Jaén de 1937
No importó que el múmero de victimas fuera mayor: 158, especialmente ancianos, mujeres y niños, ya que no se trataba de un objetivo militar, por otra parte, según señala Luis Miguel Sánchez Tostado a este medio, el episodio se silenció en la República fundamentalmente porque la reacción al bombardeo de Córdoba y de Jaén vino seguida por una serie de sacas a la lo largo de la semana siguiente de presos sospechosos de quintacolumnismo en los que fueron asesinados otras 128 personas. Ni siquiera existía la excusa del frente. Asesinados como reacción a la reacción, a sangre fría, siguiendo la espiral de repruebo y venganza que rigió los primeros meses de la Guerra Civil.
En total, entre el 1 de abril y la semana siguiente murieron alrededor de 285 personas, el doble que en Guernica. Y todo cayó en el olvido
En total, durante el día 1 de abril y la semana siguiente murieron alrededor de 285 personas, casi el doble que en Guernica. Y a pesar de todo, cayó en el olvido, oscurecido por la campaña norte, que en cambio, se convirtió en la piedra angular de la propaganda republicana a partir del artículo de George Steer en The Times y las obras posteriores de Herbert Southworth rebatidas en los años noventa por el historiador Jesús Salas Larrázabal.
 

Malditos Bastardos

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ENTREVISTA | REMEDIOS GÓMEZ MÁRQUEZRemedios, 83 años esperando esta llamada: "Hemos identificado el ADN de su padre en una fosa común"
MEMORIA HISTÓRICA+
Los análisis de ADN a las 14 víctimas del franquismo exhumadas en Castro del Río (Córdoba) permiten identificar al padre de Remedios Gómez Márquez
Juan José Gómez fue ejecutado por los golpistas junto a su hijo Antonio, que tenía 17 años, en julio de 1936, al inicio de la guerra civil
Remedios está "feliz" pero vive la noticia entre “contradicciones” porque la ciencia no ha podido confirmar que entre los restos óseos esté su hermano

Remedios Gómez Márquez (dcha).
Por Juan Miguel Baquero08 ago 2019 20:39

Remedios ha encontrado a su padre. Llevaba 83 años buscando su cuerpo. Una muestra de ADN ha identificado a Juan José, víctima del franquismo. Remedios lo podrá enterrar junto a su madre. Está "feliz". Pero vive la noticia entre "contradicciones". Porque también busca a su hermano y la ciencia no ha podido confirmar que Antonio, ejecutado con 17 años, esté entre los huesos de las 14 personas exhumadas en Castro del Río (Córdoba).

"Ha sido muy especial encontrar a mi padre en una fosa común, no lo esperaba en la vida", confiesa Remedios Gómez Márquez en una entrevista con eldiario.es/andalucía. Y allí estaban los restos óseos, arados y removidos durante décadas en el paraje de Santa Rita. Como demostró el trabajo arqueológico.


Entre la tierra estaba Juan José Gómez Gálvez, asesinado por los golpistas de Franco. Tenía 46 años. Su hijo Antonio Gómez Márquez, menor, tenía 17 años. Ambos fueron ejecutados el 20 de julio del 36. Remedios se acuerda de su madre, Dolores Márquez de la Fuente. Una mujer que "murió de neցro", a los 86 años. Una mujer que, desde aquellas muertes, nunca celebró "nada" en casa.

Una llamada desde la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía ha informado esta semana a Remedios del resultado positivo de las muestras genéticas cotejadas en el Banco de ADN de la Universidad de Granada. Los restos hallados en la fosa y los que ella misma entregó son compatibles. Remedios preguntó por su hermano, pero la respuesta fue negativa. Las 14 víctimas exhumadas eran hombres, dos de ellos menores de edad. Ahora un par tienen nombre y apellidos. Uno es el padre de Remedios. El otro es el hermano de una mujer del mismo municipio.

Remedios, ha encontrado a su padre. ¿Qué siente?

Ha sido muy especial encontrar a mi padre en una fosa común, no lo esperaba en la vida. Lo que siento es una emoción muy grande. Incluso hoy ando regular de salud. Y ayer me dio un ataque de nervios, lo mismo lloraba que reía. Algo extraño en mí, que siempre acepto las cosas muy tranquila, pero ayer me pilló de sorpresa después de tanto tiempo esperando.

El arqueólogo Jesús Román toma la muestra de ADN a Remedios Gómez.
¿Cómo fue recibir la llamada anunciando el resultado positivo, tras más de 80 años de búsqueda?

Me preguntaron cómo me llamaba y dije para qué. Ya me dijeron que era para eso, que tenían la prueba de ADN y había dado positivo. Le pregunté de quién y me dicen de su padre. Me dio mucha alegría. No sabía qué contestarle, me puse nerviosa. Lo primero que hice fue preguntarle por mi hermano, tenía un interés especial en que apareciera, era un niño de 17 años. Pero me dijeron que solo mi padre. Pensé que serían los dos… ahora me queda eso, por qué mi hermano no, después de tanto tiempo. Estoy muy alegre por un lado, y por otro con muchas contradicciones.

¿De quién se acuerda en estos momentos?

De mi madre. Ella los vio atados a los dos cuando los cogieron en la Santa Crucita, en una aldea. Murió de neցro y nunca la vi reír ni celebrar nada en mi casa, ni un cumpleaños. Nada, ni Nochebuena. Yo sigo igual, no celebro ni mi cumpleaños.

¿Qué le contaba?

No contaba nada, no podíamos hablar. Había mucho miedo. En mi casa una conversación normal de lo que pasó… eso nunca. No se podía. Si contaba algo decía que no se entere nadie, que si preguntan no vayas a decir que a tu padre lo han dado de baja de la suscripción de la vita, di que se ha muerto.




otro más chico del pueblo, con 16. Se lo llevaron porque estaba con mi padre. Una mujer vio cómo los ataban y se los llevaban. Y ya está. Ninguno había hecho nada.

¿Cómo los detienen los golpistas?

Había un cortijo cerca del pueblo donde repartieron tierras para que algunas familias las pudieran labrar. Ellos dormían en una era que teníamos allí. Por la mañana llegaron unos camiones y como mi padre no tenía nada se levantó, y mi hermano, que estaba con él. Pero tenían una lista. Sabían a quién se iban a llevar. A los que no tenían a mano, como mi padre, los buscaron.

Cuando mi madre se entera fue a buscar a otras mujeres, de los que se habían llevado, y fueron a Montilla, donde le dijeron que los habían trasladado. Mi madre estaba embarazada de siete meses, cogió un mulo, y al llegar le dicen que no, que están en Espejo. Allí los vio atados de las manos, a pleno sol. Es lo último que sabemos de ellos. A las mujeres cuando volvieron al pueblo las pusieron a barrer la plaza y a alguna la pelaron y le dieron aceite de ricino. Yo lo vi. Y esta mujer murió a los pocos días, también la vi muerta.

¿Sabe si hablaron sus padres en aquel momento?

Mi padre le dijo coge a los niños, que éramos cinco, y vete cuanto antes del pueblo. Y eso hizo. Llega a Santa Cruz y nos coge, con una cabra para por lo menos darnos de comer por ahí, y llegamos así hasta Jaén andando, en pleno julio. Mi madre se puso tan malita que abortó. La ingresaron en el hospital de Jaén y nos quedamos un mes solitos, en una finca. Nos ayudaron un poco por lo menos para comer. Dormíamos a veces en el pajar con los animales, solo con una mantita.

Los años de la guerra pasamos mucha hambre y necesidades. Lo mejor para comer eran aceitunas secas, y lo poco que daba el campo. Para dos de mis hermanos y yo incluso tenían los papeles para enviarnos a Rusia, pero un tío mío se hizo cargo y nos quedamos. No sé lo que sería mejor.

Luego, cuando volvimos al pueblo, un falangista se había metido en nuestra casa, una casa que hicieron mis padres… Le daría un poquito de remordimiento y nos dejó que nos metiéramos, pero en una habitación abajo, porque él se quedó en la casa, ya la consideraba suya. Muchos años después fui al pueblo, porque vivo en Córdoba, y quienes compraron la casa me dejaron entrar a verla.

Y, del secuestro, a una cuerda de presos y la ejecución.

Estaban atados con sogas. Los mataron en un olivar, pidiendo agua con voz lastimera, según contó Francisco Merino en un libro. Ese testimonio dice que al momento escuchó una ráfaga y vio como les daban el tiro de gracia. Que los dejaron allí tirados, no hicieron fosa. Otro decía que vio cómo se los comían los perros, pero no quiero ni pensarlo. Lo que pasa es que eso es lo que se ha contado. Es la historia nuestra, sé que hay muchas, pero es triste, de esto no te repones nunca. Y fue uno del pueblo el que tuvo la culpa.




¿Qué diría precisamente a las víctimas que siguen buscando a sus familiares en fosas y cunetas?

Que tengan ánimo y hagan como yo, que sigan y sigan, que llevo muchos años con esto. Que mantengan la esperanza.

Y a quienes hablan de abrir heridas…

Hay quienes hablan de venganza, sí. Les diría que no entienden. Esa es la excusa que tienen, que hace mucho tiempo. Pues yo tengo 87 años y me sigo acordando, no me han anulado aunque quieran.

O eso que dicen que todos hicieron igual, que todos mataron… Pues no. Mentira. El golpe de Estado lo dieron ellos y no pararon de dar de baja de la suscripción de la vida nunca. Otros se defendieron y es normal, si te van a dar de baja de la suscripción de la vida, te defiendes. Es la realidad de lo que pasó.

¿Qué opina entonces de todo el camino que queda por recorrer en España?

Que no se ha hecho nada, nunca. Y nada es nada. Todo esto se podía haber hecho hace mucho tiempo. Y lo que se ha hecho es con la fuerza de los familiares.

Trabajos en la fosa de Castro del Río (Córdoba). | AYUNTAMIENTO DE CASTRO DEL RÍO
Y, dicen, una fosa común es un libro abierto, que explica la historia. Usted estuvo en la excavación.

Yo he estado allí muchos días. Los huesos eran tan pocos, tan arados… Ha sido como encontrar una aguja en un pajar, en el sitio que estaba era muy difícil encontrarlo, pero tuvimos suerte. Al final no han podido confirmar nada más que a mi padre, eso no lo esperaba yo.

Pero el trabajo de los arqueólogos ha sido… tengo un gran agradecimiento que no les voy a pagar nunca. A Jesús (Román) y Juanma (Guijo) les tengo un cariño especial. No solo es el trabajo, sino en lo personal, cómo se comportan con las personas. Son únicos. De estas personas hay muy pocas.

“Ojalá todos los familiares pudieran dar un entierro digno a sus seres queridos”


En la "alegría" de Remedios cabe un recuerdo especial al equipo científico encargado de la exhumación, dirigido por el arqueólogo Jesús Román y el antropólogo Juan Manuel Guijo, junto a la arqueóloga Elena Vera y Antonio Domínguez.

"Hoy es uno de esos días en los que te sientes orgulloso de tu trabajo, ves que se cierran heridas que nunca dejaron de sangrar", apunta Jesús Román. "Remedios es de esas personas que te marcan para siempre” aunque "su felicidad no es completa, aún falta su hermano, pero, al menos, ha podido recuperar a su padre", matiza el arqueólogo. "Ojalá todos los familiares pudieran dar un entierro digno a sus seres queridos que 83 años después continúan desaparecidos", confiesa.

Los trabajos arqueológicos fueron coordinados desde la extinta Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía. El Gobierno andaluz y la consejería de Cultura, hasta el momento, no han informado del resultado positivo de la identificación genética de dos víctimas del franquismo.
 

I. de A.

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CALAFELL: SE CUMPLEN 80 AÑOS
CUIDABAN EN EL SANATORIO A NIÑOS POBRES, RAQUITICOS Y ESCROFULOSO

“Vista y examinada atentamente
La gravísima situación política de España…
Nuestros religiosos no abandonarán la asistencia de los enfermos
sino cuando las autoridades se hagan cargo de ellos…
Estén a la cabecera de los enfermos
hasta que fuerza mayor imponga abandonarlos…
Esto será heroico en algunos casos,
dado el estado de anarquía reinante,
pero así nos lo impone un sagrado deber.”
Narciso Durchschein, Superior General de la Orden Hospitalaria De San Juan de Dios.
Roma, 4 de abril de 1936.
El día 30 de julio de 1936, a las cinco de la tarde, fueron asesinados en Calafell (Baix Penedés) quince hermanos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, la comunidad religiosa que regía el Sanatorio Marítimo de la villa, donde eran asistidos gratuitamente unos setenta niños pobres, enfermos poliomielíticos o afectados de enfermedades óseas, especialmente la tuberculosis ósea u osteomielitis. Contaba, también, con un Noviciado en el que se formaban los futuros cuidadores de los enfermos. Para Calafell, la presencia del Sanatorio tenía una gran importancia. Los hermanos realizaban una eficaz misión de servicio a los enfermos sin recursos, a base de pedir limosna para ellos recorriendo los municipios de la provincia y visitando las instituciones oficiales para recabar recursos. El Sanatorio funcionaba a base de las limosnas de la gente. Además de las intervenciones quirúrgicas que se realizaban en él, tenía como objetivo acoger a los enfermos procedentes del Asilo de San Juan de Dios, de Barcelona, para aprovechar el clima marítimo de Calafell, con la exposición de las llagas de los enfermos al sol y poder beneficiarse del aire yodado del mar. Era la medicina que se aplicaba en aquellos tiempos.

INCAUTACIÓN DE TEMPLOS Y PROPIEDADES.- Este era el ambiente del Sanatorio cuando estalló la guerra civil y se agravó la persecución religiosa a la Iglesia católica, con la incautación de templos, propiedades, centros de enseñanza y hospitales o sanatorios como el de Calafell. El 4 de abril de 1936 (la guerra civil estallaría el 18 de julio), todos los centros de los Hospitalarios de San Juan de Dios radicados en España, recibieron un comunicado del Hermano General que, desde Roma, les exhortaba a ser fieles al servicio de los enfermos y a no abandonar los centros hospitalarios que las autoridades habían incautado. “Estén a la cabecera de los enfermos hasta que las autoridades se encarguen de ellos”, advertía el comunicado.

La incautación se basaba en el texto de la ley de Confesiones y Congregaciones religiosas (mayo de 1933), dictada en ejecución de los artículos 26 y 27 de la Constitución de la Republica, por la cual las propiedades de la Iglesia pasaban a poder del Estado. Por lo tanto, el Sanatorio no podía ser regido por los Hospitalarios; había que transferirlo al Estado y sustituir al personal que estaba al cuidado de los enfermos. En junio del mismo año, el Papa Pío XI hizo pública la encíclica “Directíssima Nobis”, sobre la injusta situación creada en España a la Iglesia católica, a causa de las decisiones tomadas por los Gobiernos de la República.

NOTICIAS ALARMANTES.– Las noticias que iban llegando al Sanatorio eran cada día más alarmantes. El miedo y la angustia eran difíciles de controlar; pero se hacía a base de oraciones, misa diaria, reuniones y la atención amorosa a los enfermos, hasta que las autoridades de la Generalitat se hicieran cargo de ellos. Fieles a las orientaciones de Roma, allí permanecieron, formando piña alrededor de los enfermos, hasta que se hicieron cargo de los niños “las autoridades liberadoras de la ponzoña religiosa”. Y allí se encontraron con el engaño de que “los nuevos cuidadores” les apartaron de sus niños y llevaron a quince de ellos directamente al martirio, por voluntad “democrática” de la izquierda marxista y anarquista catalana.

EL DRAMA DEL SANATORIO.- La persecución religiosa se dejó sentir pronto en Calafell. El 22 de julio era profanada e incendiada la iglesia parroquial. El día 24 llegó al Sanatorio un grupo de inspección oficial que hizo un registro de las instalaciones, advirtiendo que al día siguiente llegarían los nuevos administradores del centro. Al mismo tiempo, el jefe de la expedición anarco-marxista les dice: “Quitaros los hábitos. ¡Que nadie vista hábitos; aquí todos somos iguales!” El día 25, los hermanos pasan la noche y las primeras horas del día celebrando misa y rezando, preparándose para un posible martirio. El día 26, al despertar, los niños enfermos escucharon de los milicianos vigilantes el primer saludo matinal, con el siguiente lema: “No hay Dios”; y les obligaron a responder: “¡Viva el comunismo!”. Los días 27 y 28, los milicianos eliminaron todos los signos religiosos del Sanatorio, y repetían: “Es hora de terminar con ese Cristo”. El día 29 prometen a los hermanos dejarles libres al día siguientepara marcharse a Barcelona para ser expatriados a Francia.

La madrugada del día 30, al celebrar la misa de despedida, el hermano Braulio (hoy, beato), maestro de novicios, dijo en el momento de recibir la comunión: “Tal vez sea la última que recibimos a Jesús bajo estos velos de pan. Avivemos nuestra fe. Pronto, muy pronto, vamos a tener la dicha de verle sin velos, tal como El es; y de poseerle sin temor a perderle. ¡Ánimo y adelante hasta el martirio si es preciso! Jesús os comunicará luz, vida y fortaleza”. Fueron palabras proféticas. Los “nuevos administradores” dejaron en el centro algunos hermanos para que les enseñaran a cuidar de los niños. A mediodía salía el resto en dos grupos, hacia las estaciones vecinas de tren de Calafell y San Vicente de Calders con destino a Barcelona. Una vez salidos del Sanatorio, los nuevos “administradores” se pusieron en contacto telefónico con el Comité revolucionario de Vilanova i la Geltrú, que, inmediatamente, desplazó grupos de milicianos armados en los cruces de caminos para obligar a los religiosos a concentrarse en las estaciones de Calafell y San Vicente de Calders.

Pero en lugar de subir al tren que les dejaría en Barcelona, ya situados en las estaciones para partir, fueron obligados a subir en una camioneta para trasladarlos a El Vendrell, donde fueron expuestos a los insultos y vejaciones del populacho. Concluida la fantochada de El Vendrell, la camioneta encaró la carretera de Barcelona, y a la salida de Calafell, en el lugar denominado “Corral del Rión”, les obligaron a bajar del vehículo y fueron fusilados inmediatamente los quince Hospitalarios de San Juan de Dios: seis eran profesos y siete, novicios. El informe señala que presentaban heridas por arma de fuego en la cabeza y en diversas partes del cuerpo. Eran las cinco de la tarde del 30 de julio de 1936. Esta descripción tan precisa ha sido posible gracias a que uno de los hermanos que viajaba con ellos, de nacionalidad argentina, logró salvar la vida por ser extranjero; pudo presenciar el drama desde la cabina de la camioneta; y dejarlo escrito una vez finalizada la guerra.

HE AQUÍ LAS VICTIMAS

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Esta es la relación manuscrita original de los quince Hospitalarios asesinados en Calafell el 30 de julio de 1936, suscrita por el Ayuntamiento.

1.- BRAULIO MARÍA CORRES DÍAZ DE CERIO, sacerdote profeso, maestro de novicios y consejero provincial, nacido en Torralba del Río (Navarra), el 26 de junio de 1897. Al salir del hospital guía el grupo a la estación de Calafell. Sobre la camioneta les dice: “Hijos míos, nos van a dar de baja de la suscripción de la vida; haced un acto de contrición y os voy a dar la absolución”. Les invita a mirar al cielo y a perdonar a sus asesinos. Arrodillado y con las manos juntas, muere diciendo: “Padre, perdónalos, que no saben los que hacen”. Tenía 39 años de edad.

2.- JULIÁN CARRASQUER FOS, superior de la comunidad. Nace en Sueca (Valencia) el año 1881 e ingresa en la Orden en febrero de 1917. Ejerció el servicio hospitalario en varios centros de España. A Calafell llegó un mes antes de la revolución. Al salir del hospital guía al grupo a la estación de San Vicente de Calders. Durante el trayecto entona el “Magnificat”. Al descender del vehículo baja el primero y ayuda a todos. Muere de rodillas, acribillado. Tenía 55 años de edad.

3.- EUSEBIO FORCADES FERRATÉ, nace en Reus (Baix Camp) el año1875; ingresa en la Orden en 1899. Como hospitalario realiza su labor durante 24 años en España y 12 en México. En Calafell era el encargado de la ropería. Antes de salir hacia el martirio lo deja todo preparado, para los enfermos y los religiosos que se quedaban. Durante el trayecto reza sin cesar el rosario. En la ejecución tarda mucho en morir; los milicianos comentaban, malhumorados: “Este perro viejo no muere nunca; tiene siete vidas”. En dos meses iba a cumplir 61 años.

4.- CONSTANCIO ROCA HUGUET, nació en Sant Sadurni de Noia (Barcelona) el año 1895; ingresa en la Orden en 1910. En el verano de 1936 viaja a Calafell, con un grupo de niños pobres enfermos, procedentes del hospital de Barcelona. Fuera del hospital es separado del grupo y, mientras caminaba por la vía del tren, fue ametrallado. Mortalmente herido, murió con el rosario en las manos. Tenía 41 años de edad.

5.- BENITO JOSÉ LABRE MAÑOSO GONZÁLEZ.- Nació en Lomoviejo (Valladolid) el año 1879. Ingresó en la Orden en 1913. Como Hospitalario ejerció en varias comunidades, las últimas Sant Boi y Calafell, donde ejerció como limosnero ejemplar. Al ver la iglesia parroquial de El Vendrell profanada gritó: “Viva Jesús Sacramentado”, lo que le valió insultos y golpes del populacho. En el momento de ser fusilado con los brazos en cruz, exclamó de nuevo: “¡Viva Jesús Sacramentado!”. Tenía 57 años de edad.

6.- VICENTE DE PAÚL CANELLES VIVES.- Nació en Onda (Castellón) el año 1894. Terminado el servicio militar comunicó a sus padres que quería dedicarse a la vida religiosa. Ingresa en los carmelitas, y el año 1926, en San Juan de Dios. Ejerció su servicio hospitalario en varias comunidades. En Calafell se incorpora al servicio de noche del hospital. Juntamente con los demás culmina el mismo destino martirial. Tenía 42 años de edad.

7.- TOMÁS URDANOZ ALDAZ.- Nació en Echarri (Navarra) el año 1903; ingresó en la Orden en 1935. Cumplió el postulantado en Sant Boi, y siguió su formación como novicio en Calafell. Al ser fusilado dio un paso adelante con los brazos en cruz, gritando “Viva Cristo Rey”, que corearon sus compañeros de martirio. Tenía 33 años de edad.

8.- RAFAEL FLAMARIQUE SALINAS.- Nació en Mendivil (Navarra) el año 1903. Renuncia al matrimonio e ingresa en la Orden en 1935. Hace el postulantado en Sant Boi; y en 1936 se encuentra en Calafell, formándose en el noviciado. Convencido de su sacrificio, muere gritando “¡Viva Cristo Rey!” Tenía 33 años de edad.

9.- ANTONIO LLAURADÓ PARISI.- Nació en Reus (Baix Camp) el año 1910. Antes de decidir su futuro visita el Sanatorio de Calafell varias veces y efectúa una peregrinación a la Virgen de Montserrat, dedicada por la vocación hospitalaria. Ingresa en Sant Boi; al estallar la persecución religiosa se hallaba en Calafell, formándose como novicio. Sobrelleva con entereza de ánimo la presencia de los milicianos en el Sanatorio. Muere arrodillado y con las manos juntas. Tenía 26 años de edad.

10.- MANUEL LÓPEZ ORBARA.- Nació en Puente la Reina (Navarra), el año 1913. Ingresó en la Orden en noviembre de 1935. Hace el postulantado en Sant Boi; sólo llevaba cuatro meses en el noviciado de Calafell. Sobrelleva con calma la intolerancia de los milicianos. Acompaña al grupo que se dirige a la estación de Calafell. Muere mártir a los 23 años de edad.

11.- IGNACIO TEJERO MOLINA.- Nació en Monzalbarba (Zaragoza) el año 1961. Ingresó en la Orden en 1935. Hace el postulantado en Sant Boi; sólo llevaba cuatro meses en el noviciado de Calafell. Sabe aceptar su sacrificio y muere un día antes de cumplir los 20 años de edad.

12.- ENRIQUE BELTRÁN LLORCA.- Nace en Vila-real (Castellón) el año 1899; ingresa en la Orden en 1935. Después del postulantado de Sant Boi, pasa al noviciado de Calafell, junto con su amigo Domingo Pitarch. Sale del Sanatorio en el primer grupo que se dirige a la estación de San Vicente. Muere mártir a la edad de 36 años.

13.- DOMINGO PITARCH GURREA.- Nace en Vila-real (Castellón) el año 1909; ingresa en la Orden el año 1935, en el postulantado de Sant Boi, junto con su amigo Enrique Beltrán. Ingresa en el noviciado de Calafell y acepta la persecución. Al caer herido bajo las balas, empapa en su propia sangra el crucifijo y el rosario de llevaba y se lo da a un miliciano rogándole que lo entregue a su madre. Tenía 27 años de edad.

14.- ANTONIO SANCHÍZ SILVESTRE.- Nació en Villamarchante (Valencia) el año 1910; ingresa en la Orden convencido de su vocación, pese al clima antirreligioso dominante. Inicia el noviciado en Calafell en junio de 1936. Se mantiene firme ante la presencia de los milicianos en el Sanatorio. Sale en el primer grupo que se dirige a la estación de San Vicente. Muere gritando “¡Viva Cristo Rey!” a la edad de 25 años.

15.- MANUEL JIMÉNEZ SALADO.- Nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) el año 1907; ingresó en la Orden el año 1930, en Cienpuzuelos, de donde salió para reincorporarse a la vida familiar, pero reingresa en 1935. Tras una breve estancia en Sant Boi y Barcelona, se incorpora a Calafell. Los milicianos le proponen para que se quede en el Sanatorio, pero él no acepta. Sale con el segundo grupo, en dirección a la estación de Calafell. Muere mártir a la edad de 28 años.

INHUMADOS EN SANT BOI Y BEATIFICADOS.- Enterrados en dos fosas comunes, en el cementerio de Calafell, pasada la contienda revolucionaria sus restos fueron trasladados al Sanatorio restituido a la Orden, por el régimen del general Franco, y enterrados en una cripta, de donde fueron trasladados a la iglesia del Sanatorio de Sant Joan de Deu, de Sant Boi de Llobregat, el 25 de noviembre de 1972, dedicándoles un altar, renovado recientemente. El año 1948, la diócesis de Barcelona abrió el proceso de su santidad. (Calafell pertenecía entonces a la diócesis barcelonesa). La Iglesia católica los proclamo beatos el 25 de octubre de 1992, hará 25 años, en Roma. El Papa Juan Pablo II, (hoy, Santo) firmo el decreto el 14 de mayo de 1991, en el que se incluyen 69 compañeros de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, inmolados en el resto de España en la misma época.
 

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ASESINADOS EL PÁRROCO, EL ALCALDE Y UN EMPRESARIO.

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Hoja original, donde aparecen las personas residentes en la población que resultaron muertas violentamente, además de los quince hospitalarios.

Con posterioridad a estos lamentables hechos, el día 13 de septiembre de 1936 aparecía asesinado en el cementerio de El Vendrell, mosén JAIME SOLER PUIGVERT, de 60 años de edad, sacerdote, quien tenía a su cargo el oratorio de San Santonio, su cadáver presentaba heridas por arma de fuego en la cabeza y diversas partes del cuerpo. Constan las personas sospechosas de haber participado en el crimen. Obedecen a los apodos “Pitxet”, “Canela”, “El Maleta” y “El Maño”, todos en paradero desconocido. En enero de 1943, los restos de mosén Soler fueron trasladados desde el cementerio de El Vendrell a la capilla de San Pere, donde reposan.

El día 27 del mismo mes y año fue hallado el cadáver de JOSÉ GÜELL PALAU, de 40 años de edad, empresario del restaurante Salomé, alcalde y de derechas, en el lugar denominado “Apeadero de Cubellas”. Su cadáver presentaba heridas por arma de fuego. Aparecen los presuntos autores del crimen, Martín Nomdedeu y Salvador Isern, ambos fusilados. El 20 de enero de 1939 fue hallado el cadáver de BLAS SOLÉ GÜELL, de 37 años de edad, maestro albañil, de derechas, en Juncosa, término de Aiguaviva, con heridas por arma de fuego en la cabeza y el cuerpo. Se ignora quienes fueron sus asesinos.

DESTRUCCIÓN DE IGLESIAS Y OBJETOS DE CULTO

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En este documento aparece la relación de templos devastados y objetos de culto requisados, profanaciones y otros hechos delictivos.

IGLESIA PARROQUIAL DE LA SANTA CREU.- El templo antiguo es una construcción del románico lombardo, de una sola nave, realizada en piedra sillar, que fue ampliada con otra nave lateral en el siglo XIV. Se mantuvo como iglesia parroquial, hasta 1806, año en que fue bendecido e inaugurado un nuevo templo de estilo neoclásico, cuya construcción se había decidido a finales del siglo XVIII, aprovechando un momento de prosperidad económica. El 15 de julio de 1806 se bendijo con toda solemnidad, habiendo bajado desde la iglesia del castillo al nuevo templo, el “Sant Crist Gros” y la “Mare de Déu de la Cova”, junto con otros santos, y un retablo barroco de San Isidro. La fiesta de inauguración se hizo coincidir con la fiesta mayor del pueblo. Hasta el año 1957 fue parroquia del obispado de Barcelona; después pasó a formar parte del arzobispado de Tarragona, de acuerdo con el Concordato firmado entre la Santa Sede y España en el año 1953.

INFORME DEL PÁRROCO.- Inmediatamente después de la guerra, el obispado del Barcelona envió dos circulares a todas las parroquias, solicitando información sobre aquellos años. La primera abordaba los hechos ocurridos durante la guerra y la persecución, y la segunda se refería al estado en que quedó el patrimonio de la Iglesia en la localidad. El sacerdote que regía la parroquia, Mn. Ramón Brugarolas y Serradora (ejerció como ecónomo de 1933 a 1941), manifestó en su escrito que la iglesia no fue incendiada ni bombardeada; pero fueron destruidos los once (11) altares, los confesionarios, la pila bautismal, el púlpito y treinta (30) imágenes sagradas. Resultó deteriorado el pavimento del templo. Los desperfectos no afectaron a la fábrica, por lo que las paredes no resultaron dañadas y el tejado quedó intacto. Calculó los daños causados en unas 10.000 pesetas de la época. Los feligreses contribuyeron para atender las primeras necesidades del restablecimiento del culto, así como el Ayuntamiento.

El templo estuvo cerrado al culto desde el 22 de julio de 1936 hasta el 5 de febrero de 1939. Durante el periodo republicano no se celebraron cultos ni se administraron los Sacramentos. Los matrimonios se celebraban civilmente, a la espera de legalizar la situación. Una vez acabada la guerra bautizaron a los nacidos durante la contienda. Para restablecer decorosamente el culto fueron necesarias unas 2.000 pesetas. El armonio no sufrió desperfectos. Campanas: sólo respetaron la grande. Todos los ornamentos sagrados fueron quemados y parte de los objetos de culto, destruidos; el resto desapareció sin saber quien se lo apropió; dos cálices y un copón grande que eran de plata, nada más se supo de ellos. En la exposición realizada en el seminario de Barcelona después de la guerra sobre objetos religiosos perdidos, no fue hallado ninguno de Calafell. No obstante, un cáliz de estilo barroco de 1783, que había sido sustraído, así como una custodia de estilo plateresco, fueron localizados en Tarragona en el año 1940, y devueltos a la parroquia. Durante la incautación, el templo fue destinado a almacén y a cuartel. Después de la guerra, el Ayuntamiento y las entidades locales colaboraron en la restauración del mismo.

PROFANACIONES.- Fue profanada la imagen del Santo Cristo con golpes de martillo en la cabeza, con la colaboración de un vecino del pueblo. De las imágenes destrozadas, la del Carmentenía valor artístico; la de San Isidro tenía valor arqueológico y la de Mare de Déu de la Cova gozaba de gran devoción popular y tenía una cofradía. Todas eran importantes porque eran imágenes sagradas y estaban destinadas al culto de los fieles. Los retablos y las imágenes de talla fueron incendiados. Los vasos sagrados como cálices, copones, cruz procesional, custodia, vera cruz y otros elementos de culto fueron entregados en las Oficinas de los Museos de Tarragona; tenía el recibo de la entrega el Ayuntamiento. Los objetos más valiosos eran dos cálices y un copón “que han desaparecido”. “Las pérdidas generales en la parroquia se calcularon 95.000 pesetas de la época”, según testimonia el sacerdote. Fueron salvados los fondos de las asociaciones, cofradías y fundaciones pías de la parroquia, que ascendían a 200 y 500 pesetas, respectivamente.

EL “VICI DE LA BLASFÈMIA”.- Manifiesta el párroco que antes de la guerra no se produjo ninguna situación de violencia en la parroquia; pero durante el conflicto circularon listas negras de personas que había que eliminar, que eran buscadas y registrados sus domicilios y los de sus allegados. Los altercados fueron provocados, fundamentalmente, por forasteros; los vecinos adoptaron una actitud pasiva. El resultado de las elecciones del 16 de febrero de 1936 fue favorable a Ezquerra Republicana. En el pueblo había dos locales sociales, el de las derechas y el de los republicanos. Nadie molestó al párroco, que huyó con el pasaporte en regla, ni al beneficiado. Después de la guerra, en general, el pueblo vio con buenos ojos el cambio de Régimen. El sacerdote nota que la gente va más a misa y ha descendido el “vici de la blasfèmia”. Todos los que se habían unido en matrimonio civil legalizaron su situación, contrayendo matrimonio canónico, bautizando a los hijos y celebrando sufragios por los fallecidos durante la guerra. En 1941 la parroquia tuvo que pagar una multa de 232,50 pesetas, por haber representado una comedia en catalán.

LIMOSNAS DE AMOR PARA EL SANATORIO.- El sanatorio de San Juan de Dios fue inaugurado por el Rey Alfonso XIII en 1929. Su construcción corrió a cargo de la Orden para acoger a niños con enfermedades respiratorias y óseas. La playa de Calafell, con la que limitaba, es de las más yodadas de la zona y resultaba altamente beneficiosa para los niños. Para su construcción, la Orden vendió una casa en Barcelona y se organizó una colecta popular a través de la radio, por medio de una campaña titulada “Limosna de amor”, que permitió comprar los terrenos y levantar el moderno edificio. El sanatorio se hizo sobre pilares para permitir una total ventilación y que las mareas pasasen bajo el edificio.

Los vecinos de Calafell siempre se identificaron con el Sanatorio sus objetivos solidarios: los hermanos y los niños pobres enfermos. Los pescadores les llevaban cada día cajas de sardinas; muchos vecinos fueron atendidos en él. También se recuerdan las festividades de Navidad y Reyes. Durante muchos años, los programas altruistas del ilustre periodista tarraconense, José Maria Tarrasa, y su inmortal Maginet, a través de Radio Tarragona, ayudaron de forma altruista a los niños del Sanatorio de Calafell, por medio de concursos benéficos que alcanzaron una gran popularidad.

Francesc Basco Gracià. Periodista. Del libro inédito “LA REPRESIÓN DEL FRENTE POPULAR EN TARRAGONA”.
 

klopec

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Vosotros no conocéis la matanza de Badajoz que hicieron los franquistas, ¿verdad? Alrededor de 4.000 personas fueron ejecutadas.
Por cierto, no hay hecho más infame que traer a extranjeros a violar y ejecutar españoles (la mayoría civiles) como hacía la Guardia jovenlandesa de Franco pueblo por pueblo.
Las 4000 personas ejecutadas en Badajoz es mentira. Su origen nace en el artículo del propagandista de extrema izquierda Jay Allen «Slaughter of 4,000 at Badajoz, City of horrors» publicado en el Chicago Tribune el 30 de agosto de 1.936. Hay que decir que Allen estaba en Elvas por lo que no pudo ver ni comprobar los datos. Los muertos en Badajoz, incluyendo milicianos caídos en acción de guerra no pasó de 500 personas, mucho menor a las víctimas de las matanzas de los gente de izquierdas en la provincia hasta el final de la guerra.

En los años 30 no existía ninguna "Guardia jovenlandesa". La inmensa mayoría de los estragos atribuídos a los Regulares son parte de la propaganda roja. Se les atribuyen violaciones y asesinatos hasta en zonas en las que nunca estuvieron.

De cualquier forma las tropas regulares eran parte del Ejército Español antes de la guerra. No así las tropas mercenarias de la Komintern llamadas "Brigadas Internacionales", mucho mas sanguinarias que lo que los gente de izquierdas llaman los "jovenlandeses". Sólo en el campo de entrenamiento de Albacete, el jefe de las Brigadas André Marty, llamado el "carnicero de Albacete" mandó acabar a cientos de sus brigadistas.


Las patrañas de Badajoz orquestadas por la extrema izquierda están desmontadas en su totalidad, afortunadamente para la verdad y la memoria.
 

Covaleda

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Como es posible que un partido que ha protagonizado golpes de estado, ha armado grupos paramilitares, ha perpetrado asesinatos de rivales parlamentarios, ha saqueado el tesoro público, ha protagonizado los más y mayores casos de corrupción de la historia de España, ha puesto la política nacional en manos de separatistas y ha recurrido incluso al terrorismo de Estado sea todavía legal.

Es un misterio.