Documentos desclasificados implican al PSOE en las peores matanzas de la Guerra Civil española

El 6 de Agosto de 1936,salian de Alicante en la columna Maroto alrededor de 70 milicianas, una de ella fue,Maria Bellod Perez del pueblo de Elda (Alicante),perteneciente a la organizacion Mujeres Libertarias.Combatió hasta el año 37,Año que volveria a su pueblo donde trendria un hijo.Terminada la guerra seria fusilada en su pueblo por "Bandolera".

FB_IMG_1565165481192.jpg
 
El abuelo de Pedro Sánchez era general con Franco, si resucitara se volvería a morir de ver a su nieto Pedro Sánchez el TRAIDOR de España que pacta con los que quieren DESTRUIR este pais. :mad
EBRmUX2W4AEukCI.jpg


Vaya, de lo que se entera uno.
 
La violación, un arma del Frente Popular para humillar al enemigo
Juan E. Pflüger
/ 16 octubre, 2015

La pasionaria tenía clara la represión brutal y salvaje que se estaba cometiendo en su zona. Son muchos los testimonios recogidos en la Causa General que la sitúan al frente de asesinatos, torturas y violaciones, incluso son muchos de sus antiguos colaboradores los que la señalan como una de las organizadoras de esa barbarie en la que se convirtió la retaguardia en la que se desarrolló el terror rojo durante la Guerra Civil. Su ofensiva propagandística ha consolidado uno de los mitos que todavía hoy perduran en la historiografía marxista: acusó a las tropas jovenlandesas alistadas en los tábores de regulares de cometer violaciones en masa cuando tomaban una población.

Un mito que José Luis Mesa, en su libro “Los jovenlandeses de la Guerra Civil Española” (Actas-2004), dejó zanjado de manera documentada y contundente. Los jovenlandeses se dieron al pillaje y el saqueo sistemático, no a la violación. Y cuando esto ocurrió fueron duramente castigados por los mandos españoles de los que dependían.
violaciones2.jpg
/p>
Sin embargo, las pruebas son abundantes al respecto, los milicianos marxistas abusaron sexualmente de centenares de mujeres que acabaron siendo brutalmente asesinadas antes, durante y después de la violación. Era la consigna soviética que llamaba, incluso desde las páginas de Izvestia, al uso del abuso sensual sobre el enemigo –incluía hombres y mujeres- para romper la jovenlandesa de resistencia.
El propio Ilya Ehrenburg, corresponsal de guerra de ese periódico en España durante la Guerra Civil, loa los logros de la guerra sensual en los años de la Segunda Guerra Mundial.
violaciones3.jpg
/p>
Como ha demostrado José Javier Esparza en “El terror rojo en España” (Áltera-2005), los casos de violación son brutales y basta el análisis de algunos de ellos para hacerse idea de la utilización de esta técnica soviética de guerra en la retaguardia.
violacion.jpg
/p>
PUBLICIDAD
Violaciones masivas hubo en los primeros meses de la guerra en localidades de Badajoz, como Granja de Torrehermosa o Campillo de Llerena. En la primera de ellas fueron asesinadas 12 mujeres en los instantes inmediatos a la entrada de las tropas de Franco. De ellas, ocho fueron violadas. Se salvaron, según la investigación posterior cuatro niñas de 15, 11, 10 y 3 años que fueron acribilladas a balazos. En Campillo, pocos días después, varias mujeres fueron violadas y posteriormente asesinadas.
En Somiedo (Asturias), tres enfermeras falangistas fueron detenidas y violadas numerosas veces por milicianos, además de torturadas, antes de ser fusiladas desnudas por varias milicianas que se jugaron sus ropas en un macabro concurso de puntería con los cadáveres de las tres jóvenes.
violaciones.jpg
/p>
Ni siquiera se salvaban las mujeres que, por ser ciudadanas extranjeras y tener su documentación como tales, tenían un estatus de inmunidad. Así ocurrió con las hermanas del cónsul de Uruguay. Las dos jóvenes de 18 y 23 años, Consuelo y Dolores Aguiar-Mella fueron secuestradas y violadas por milicianos comunistas dirigidos por La pasionaria, abandonando sus cadáveres en una cuneta.

violaciones1.jpg
/p>
Para terminar, recogemos el testimonio de un comisario de Madrid, Teodoro Illera, que prestó su servicio profesional a la causa frentepopulista, pero que denunció como: “Dos milicianosviolaron a dos señoritas, matándolas después, pero con tal ensañamiento, que uno de ellos disparó sobre la joven a quien había violado cuando aún la estaba poseyendo, saltando la masa encefálica de la desgraciada muchacha en la propia cara del malo”.
Puedes comentar el blog con el autor en @Juanerpf o en la página de Facebook Los Crímenes del Comunismo.
Leer más:
– FRAP, ‘viejos republicanos’ que seguían matando en la Transición.
– Fusilando entre «porvos» con la lola y dormidas con el camarada Palomeque.
– Los 18 mártires de Cóbrece, ahogados y descuartizados por repruebo a la fe.

La macabra diversión de los represores frentepopulistas
– Terrorista a los que los comunistas consideran héroes
– El linchamiento de los prisioneros en el Cuartel de la Montaña
– Las 13 rosas, otro mito de la izquierda que gusta a la clase política.
– Así depuraban los comunistas españoles, los 46 fusilados de la 84 Brigada Mixta.
– Martirio y asesinato de las 27 Hermanas Adoratrices.
– La mina de Camuñas, un Katyn republicano en plena Mancha.
– Mártires concepcionistas, 14 víctimas del repruebo comunista a la religión católica.
– Violaciones en la Polonia ‘liberada’, la brutal estrategia militar comunista
– Las violaciones en masa cometidas por el Ejército Rojo
– ¿A qué se refieren los podemitas con ‘Arderéis como en el 36’? (Primera parte)
– ¿A qué se refieren los podemitas con ‘Arderéis como en el 36’? (Segunda parte)
– ¿A qué se refieren los podemitas con ‘Arderéis como en el 36’? (Tercera parte)
 
SOCIEDAD
Internados franquistas: una red de adoctrinamiento y trabajos forzados que investigan en Argentina


MEMORIA HISTÓRICA+
El régimen de Franco fabricó una red de escuelas y sanatorios para menores de familias pobres como solución continuada contra el 'gen rojo'
Las colonias infantiles, la mayoría en manos de instituciones religiosas, servían para adoctrinar a internas sometidas, en algunos casos, a trabajos forzados
El relato de algunas internas sobre vejaciones y abusos ha sido incorporado a la querella argentina sobre crímenes cometidos por el franquismo


https://m.eldiario.es/fotos/Inauguracion-Abril-CEIP-alopécico-Sotelo_EDIIMA20170925_0747_7.jpgInauguración en 1933 del colegio 14 de Abril de Madrid, hoy llamado CEIP José alopécico Sotelo.
Por Juan Miguel Baquero24 jul 2019 23:33

Aulas vestidas con el crucifijo y el retrato de Franco. Alumnos rezando el padrenuestro y cantando el himno falangista Cara al sol. Niñas sometidas a vejaciones. Y, cuando tocaba, explotación laboral. Los colegios y sanatorios de Franco estaban diseñados para someter y adoctrinar. Como una solución contra el 'gen rojo', prolongada en la dictadura. Como un experimento donde cultivar niñas esclavas.

Los internados franquistas dibujan una cruda realidad. Un escenario que dividía a sus actores entre ricos y pobres, ofreciendo una educación diferenciada. Con una mano en los libros para los hijos de clase acomodada, de afines al régimen. Con la otra, señalando el camino de la servidumbre a los menores de familias excluidas, de los 'gente de izquierdas'.


Las condiciones en estas "cárceles" eran "terribles", según denuncian las víctimas. Como ocurría, también, con los preventorios antituberculosos. Unas colonias infantiles que la dictadura puso en marcha como una suerte de "campos de concentración".

Los testimonios de alumnos e internas revelan vejaciones y malos tratos sistemáticos en centros, muchos, bajo tutela de instituciones religiosas. Abusos sensuales, comida en mal estado, higiene insuficiente, censura en las cartas enviadas a sus casas... Y, también, trabajo forzado: desde limpiar edificios a lavar coladas o bordar ajuares para ricos.

La imputación forma parte de la única causa judicial abierta en el mundo contra los crímenes del franquismo, la Querella Argentina. Porque eran centros, coinciden las víctimas, fabricados para perpetuar la "venganza" contra los derrotados en la guerra civil. "Para anularnos solo necesitaban conocimientos fascistas, y hacerse expertas en lavar cerebros infantiles con jabones de sumisión patriótica y estropajos clericales", define Victoria Madrera, interna en el Preventorio de Guadarrama.

Preventorio-Guadarrama-JUAN-MIGUEL-BAQUERO_EDIIMA20190722_0310_8.jpg
Victoria Madrera –izquierda– en el Preventorio de Guadarrama. | J.M.B.
Las 'rojas', a "lavar, planchar y tender"
La diferenciación entre niños ricos y pobres era una constante en la dictadura de Francisco Franco. Las condiciones higiénicas, alimenticias o educativas no eran las mismas. Ni el trato de los educadores o "cuidadoras". A las niñas de familias empobrecidas, marcadas como 'rojas', les esperaba la sumisión.

"Pelar patatas, fregar todo lo que dejaban los ejercitantes que iban a hacer los ejercicios espirituales… aquello era un hotel para ricos", resume Luz (nombre ficticio) su estancia en una residencia religiosa en Andalucía que hacía las veces de colegio para niñas de familias humildes.

"Nos metieron para limpiar, como camareras de piso", cuenta. Las pequeñas kellys del franquismo mantenían "todo reluciente, también la iglesia, la capilla… éramos 30 niñas usadas como mano de obra". El colegio franquista estaba dividido "entre ricas y pobres". "Las monjas nos levantaban bien temprano y teníamos que hacer la faena antes de ir a clase", rememora.

"Yo tenía 11 años, entré en el 63", dice Luz. Un ejemplo literario, basado en hechos reales, aparece en la novela Las tres bodas de Manolita de Almudena Grandes. En esas páginas está la historia de Isabel Perales, "una niña que cree la van a poner a estudiar y lo que hace es lavar, planchar y tender, con la particularidad de que lavaban con sosa y se comía las manos, la piel, la carne...", contaba la escritora a eldiario.es.

El escenario es la escuela de la calle Zabalbide de Bilbao. Allí, como en otros muchos colegios franquistas, las niñas ricas reciben educación y las pobres son amaestradas como sirvientas. Las hijas de los gente de izquierdas siguen siendo explotadas. "Esas historias, las más salvajes, las más radicales, son las verdaderas", exponía Almudena Grandes.

Los "niños-presos" de Franco
Estas colonias infantiles "cobraban del Estado, los explotaban laboralmente y satisfacían con ellos sus instintos más violentos", escribían los autores del documental Los internados del miedo, Montse Armengou y Ricard Bells, como recogía Heraldo de Madrid. En esos espacios los menores eran convertidos, dicen, en "niños-presos".

"La infancia más vulnerable fue la gran víctima" durante décadas de un régimen franquista "que los abandonó a la suerte de unos centros" –la mayoría religiosos– dedicados a "sacar provecho" de los menores. En la cinta atestiguan "malos tratos físicos y psíquicos, abusos sensuales, explotación laboral y prácticas médicas dudosas" sufridas por "miles de niños" hasta "bien entrada la democracia".

Con su trabajo, Armengou y Bells confeccionan "una base de datos con los escalofriantes relatos de centenares de niños". La coincidencia en las "prácticas violentas" solventaba la "ausencia de un documento que pudiera probar los malos tratos". Una "terrible experiencia" ampliada a la "cercanía generacional" de personas nacidas en las décadas de los 50 y 60 del siglo pasado. La democracia, apuntan, amnistió aquellas prácticas con un velo de silencio.

Victoria-Madrera-JUAN-MIGUEL-BAQUERO_EDIIMA20190722_0306_8.jpg
Victoria con trabajos realizados cuando era niña. | JUAN MIGUEL BAQUERO
"Cárceles" para niñas
Los golpistas fundaron el Patronato Nacional Antituberculoso durante la guerra civil. El propio Francisco Franco firmaba un decreto en diciembre de 1936 para su constitución, y luego fue un organismo autónomo del Ministerio de la Gobernación. Los sanatorios, repartidos por todo el país, tomarían velocidad de crucero a partir del final de la contienda.

Como los preventorios de Madrid, el Divina Pastona o el Doctor Murillo en Guadarrama. O el de La Sabinosa (Tarragona), Niño Jesús (Almería), Torremanzanas y Alcoy (Alicante). Y más, con lazaretos como el de Tarrasa (Barcelona), Agramonte en Tarazona (Zaragoza), La Barranca en Navacerrada (Madrid) o el de Sierra Espuña (Murcia).

Decenas de mujeres han denunciado las condiciones que sufrieron en estos internados de la dictadura. Edificios donde las niñas de familias pobres quedaban sometidas bajo un férreo sistema: corte de pelo y "desinfección" como bienvenida, higiene insuficiente, comida en mal estado, censura en las comunicaciones con las familias y malos tratos continuados. Y abusos sensuales, según algunos testimonios.

Las menores, cuentan, eran reclutadas por vías diversas. Podían acceder a ellas a través de sus propios hogares y colegios, o bien por tener a familiares en contacto con la enfermedad de la tuberculosis. O atraídas por la propaganda de la Sección Femenina de Falange y desde los dispensarios médicos.

El "campo de concentración" de Guadarrama
Uno de los más célebres preventorios fue el de Guadarrama. "Un campo de concentración para niñas en el franquismo", relata Victoria Madrera (76 años). Victoria tenía 13 años cuando penó seis meses en 1956 en el centro ubicado en la sierra madrileña. Padeció, y fue testigo, de las vejaciones.

Fachada-Cabeza-Asociacion-Pro-Huerfanos-Guardia_EDIIMA20160623_0698_8.jpg
Fachada del Preventorio de Guadarrama, actual residencia de mayores Virgen de la Cabeza. | ASOCIACIÓN PROHUÉRFANOS DE LA GUARDIA CIVIL
En aquella "guandoca" algunas internas eran obligadas a realizar trabajos. "Me ponían a coser, eran ajuares para ricas, supongo, nunca nos dijeron para quienes estábamos cosiendo", reconoce. "Manteles, servilletas", una pieza tras otra. "Nos ponían a las que sabíamos bordar". Todo con menores de edad y sin conocimiento de sus familias.

"Lo peor es que se ha quedado sin justicia, que es lo que te rebela. Ni en la democracia se ha hecho nada… y esto con niñas, por dios", denuncia Victoria. Algunas víctimas, personadas en la Querella Argentina contra los crímenes franquistas, consideran que los métodos usados en las colonias preventoriales de la dictadura contravenían los derechos humanos y de la infancia.

Una de estas niñas, Ángela Fernández, declaró en diciembre de 2013 en Buenos Aires ante la jueza que dirige la única causa abierta en el mundo contra el franquismo, María Servini de Cubría. La magistrada conoció las "torturas" en el sanatorio antituberculosos.

Victoria y Ángela coinciden en que estos centros servían como "venganza" contra los derrotados. "La forma de erradicar ese 'gen rojo' era apartar a los niños de sus familias para inocularles 'la nueva España'", declaraba, como recogía la Agencia Nacional de Noticas Jurídicas del Ministerio de Juscitia y Derechos Humanos de Argentina. Como Chus Gil y Paloma Fernández, internadas en 1971.

Y Alicia García Romera (70 años), que declaró en julio de 2015 ante el Juzgado de Instrucción número 14 de Madrid a petición de la jueza argentina. Era la primera de una serie de declaraciones en diversas sedes judiciales españolas, como señalaba entonces la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina (CeAQUA). Y relató idénticas vejaciones: comida insalubre, higiene escasa, desprecio y sometimiento. Alicia también estuvo en Guadarrama, en 1957. Tenía ocho años.
 
La violencia extrema contra las mujeres como venganza machista del franquismo desde el 18 de julio

MEMORIA HISTÓRICA+
La España de la conspiración golpista nunca perdonó que las mujeres rompieran durante la II República las reglas de juego patriarcales
Los rebeldes ejercieron una represión especial de género que parte del terror caliente durante la guerra civil: secuestro, vejaciones, tortura y asesinato
El régimen de Franco diseñó un modelo único de mujer a través de 40 años de dictadura que pasó del incipiente feminismo al sumisa y devota nacionalcatólico


Cfakepath006pag79Monturquejpg_EDIIMA20181214_0294_7.jpg
Fosa común en Monturque (Córdoba). | JUAN MIGUEL BAQUERO
Por Juan Miguel Baquero17 jul 2019 20:40

Fue un golpe maestro. La violencia extrema contra las mujeres sirvió al franquismo como venganza machista contra quienes osaron contravenir el orden patriarcal. En la guerra civil y en 40 años de dictadura. Con violación, tortura, guandoca y ejecuciones desde el golpe de Estado del 18 de julio. Con imposición de un modelo único de mujer tras la victoria fascista.

El paradigma de la pedagogía del terror está en las fosas comunes. La mayoría de los cuerpos arrojados a la tierra corresponden a hombres. En torno a ocho de cada diez. Pero también hay desaparecidas. Y los golpistas ejercían una represión especial sobre las mujeres.


La España de la conspiración golpista nunca perdonó que las mujeres rompieran las reglas de juego. Que transgredieran la feminidad tradicional durante la II República española. Muchas sufrieron las consecuencias desde el minuto uno. Era el modo de doblegar la incipiente lucha feminista para convertirla en sumisión. Para pasar de la reivindicación a la sumisión, de las calles al hogar.

"En la guerra se utilizó el cuerpo de la mujer como campo de batalla, como forma de castigar al enemigo", sostiene Encarnación Barranquero, profesora titular de Historia Contemporánea en la Universidad de Málaga (UMA). Y con una saña particular, reafirma. "Las mujeres sufrieron sin atenuantes los mismos castigos que los hombres pero hubo algunos específicos, como el rapado del cabello, la obligación de ingerir aceite de ricino y ser paseadas en público bajo los efectos, o la violencia sensual", enumera.

Más allá del terror caliente, enmarañado en el conflicto bélico, la violencia de género tenía un objetivo: imponer un modelo único de mujer. La dictadura de Francisco Franco ejerció una represión doble, de castigo y aleccionadora. De venganza primero y, en 40 años de régimen, de educación nacionalcatólica.

"Mi progenitora quería libertad para la mujer"
Rapado de pelo, aceite de ricino… vejaciones y más. Secuestro. Tortura. Violación. Y fin. Es lo que encontraron las 'niñas del Aguaucho'. Muchas menores de edad, caso de Coral García Lora (16 años) y su hermana Josefa (18), María Jesús Caro González (18), Josefa González Miranda (17) o Joaquina Lora Muñoz (18).

Memoria-Archivo-Regional-Comunidad-Madrid_EDIIMA20140212_0319_20.jpg
Proyecto 'Madres e Hijas de la Transición Española'. | ARCHIVO REGIONAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
Eran jóvenes mujeres de Fuentes de Andalucía (Sevilla) que trabajaban como sirvientas de terratenientes y señoritos locales. En la República participaron en manifestaciones. Algunas secundaron huelgas. Otras cosieron banderas tricolores. Un día fueron apresadas por los falangistas, subidas a un camión y sometidas a vejaciones múltiples. Sus cuerpos sin vida acabaron desaparecidos para siempre.

La represión franquista asestó la mayor parte de los golpes contra la población masculina. Las cifras también cantan el peso de la balanza social. Algunas asesinadas pasaban por un tribunal. Otras muchas, ni eso. "Vemos que en los juicios militares un 10% de personas procesadas eran mujeres, fusiladas entre un 3 y 5% según las áreas, con variaciones", relata Barranquero. "Son porcentajes generales", especifica la profesora de la UMA, con un matiz: "hay 727 asesinadas en la provincia de Sevilla de las que 12 estaban embarazadas, según nos dice José María García Márquez".

El caso de las 'niñas del Aguaucho' es un ejemplo de la violencia de género sistemática que ejecutó el fascismo español. Como el de La Luna, una feminista republicana ejecutada por Franco como castigo para todas las mujeres.

Carmen Luna denunciaba las injusticias en su pueblo, Utrera. Aleccionaba a los obreros y defendía los derechos sociales. Cuando la mataron, los franquistas dejaron su cuerpo tirado en la puerta del cementerio un par de días. Como escarmiento, como aviso para navegantes.

"Mi progenitora quería la libertad para la mujer", cuenta Dalia Romero Luna al hablar de su progenitora, La Luna. "Mi progenitora era una rebelde, pero no para matarla", justifica con un asimétrico acento francés y andaluz desde su casa en Mallemort, localidad cercana a Marsella (Francia), donde acabó exiliada.

Dalia suma más de un siglo de vida y tenía 18 años cuando empezó la guerra. El mismo año que los rebeldes ejecutaron a su progenitora como castigo ejemplarizante. "Los fascistas la vigilaban (sobre todo en los meses previos a la sublevación armada) y por estas razones la cogieron y la asesinaron", dice. "A mí no me mataron porque me escapé a zona republicana", culmina.

"Lo recuerdo todo", confiesa Dalia. "Mi progenitora vendía en la plaza del pueblo y tenía mucho contacto con la gente, les ayudaba y aconsejaba para que no se callaran, para que protestaran y reclamaran lo que era suyo", sostiene. La Luna quería "que el pueblo tuviera la cultura y la educación como una herramienta, que supiera defenderse y no agachara la cabeza para todo".

Seccion-mujeres-fascismo-espanol-LELOUTRE_EDIIMA20180425_0506_8.jpg
Obra de teatro 'La Sección (mujeres en el fascismo español)'. | G. LELOUTRE
La doble represión de género
"El régimen de ellas, como de los curas, como de personas de clase media o alta, esperaban tener 'aliadas' de su causa", resume Encarnación Barranquero. "Que las mujeres hubieran sido militantes, activistas, mitineras, milicianas, era aún más grave para los vencedores que en el caso de los hombres", sostiene.

Por eso los franquistas mataron a La Luna, para atemorizar y dejar claro el camino del silencio y la obediencia. Porque la mujer buscaba torcer el curso patriarcal de la historia. Como la República, que quiso transformar el país y cambiar el discurso social. El golpe fascista contra la democracia frenó el nuevo paradigma.

La doble represión de Franco sobre la mujer tenía un objetivo: imponer un modelo patriarcal. Un tipo único de ser mujer. La maquinaria franquista arrasó con las bases emancipadoras para la mujer que apenas iniciaba la etapa republicana. Y para este plan había tres pilares: la Iglesia, el sistema educativo y la Sección Femenina.

"El niño mirará al mundo, la niña mirará al hogar", resumía uno de los aparatos propagandísticos de la rama femenina de Falange Española, la revista Consigna dirigida por Pilar Primo de Rivera. En el papel social, la mujer debía estar en un segundo plano.

Femenina-Sevilla-ICAS-SAHP-Fototeca-Municipal_EDIIMA20190429_0948_8.jpg
Sección Femenina de Sevilla (1940-1945). | ICAS-SAHP, FOTOTECA MUNICIPAL DE SEVILLA, FONDO GALÁN
Del feminismo al sumisa y devota
El franquismo quería a las mujeres vestidas con recato, sumisas y virtuosas. La "salud jovenlandesal" de la población recaía sobre ellas: "el atuendo femenino debía ser reflejo de la mujer virtuosa y modesta", escribe Lucía Prieto, profesora de la Universidad de Málaga (UMA), en la revista Andalucía en la Historia.

Porque los años de posguerra sirvieron de ensayo para la jovenlandesal nacional católica en una sociedad ya dominada por el silencio y el miedo. En un país, sobre todo en los años 40, marcado por el hambre, la represión y la miseria. Y porque "para la mujer hay un antes y un después de la II República", asegura Inmaculada Cordero, profesora de Historia Contemporánea en la Universidad de Sevilla.

El franquismo acabó imponiendo esta doble venganza sobre la mujer. El escarmiento adoctrinador devolvió a las mujeres al hogar y a la tradición. Justo los límites que la dictadura había diseñado para ellas. Por eso la dictadura echó a las mujeres del ámbito público. Y la lucha femenina en España, como narra el espacio digital Mujer y Memoria, está bañada por el "sumisa y devota" franquista.
 
Sin duda. En combate eran una fruta cosa , pero asesinar mujeres , niños y viejos indefensos , en eso eran infalibles.
 
Esta es la historia de unos que fueron a por lana y salieron trasquilados..

Y Franco sería muy malo y todo lo que queráis pero las siglas del PSOE deberían ser ilegales en este país.
 
Entrevista a Javier Barraycoa'ERC tenía su propia checa y para eliminar los cadáveres, los lanzaban a los hornos'
/ 25 Noviembre, 2016 - 00:00
'ERC tenía su propia checa y para eliminar los cadáveres, los lanzaban a los hornos'

Javier Barraycoa Martínez (Barcelona, 1963) es sociólogo y politólogo, da clases en la Universidad Abad Oliva de Barcelona, y es promotor de la plataforma Somatemps. Ha hecho un gran esfuerzo por redescubrir la complicada personalidad de Lluís Companys (El Pajarito), su responsabilidad en el genocidio de más de 9.000 catalanes que la izquierda y los nacionalistas prefieren olvidar, y cómo se aplicó la lógica del terror revolucionario entre julio de 1936 y mayo de 1937. ¿Companys fue un mártir o un verdugo? Barraycoa lo revela en Los (des)controlados de Companys, que acaba de publicar.
portada_libro_de_javier_barraycoa.jpg
p>
El sociólogo catalán conversa con LA GACETA sobre su nueva obra, que sabe que será silenciada por las terminales mediáticas de Carles Puigdemont. Detalla algunas de las espeluznantes torturas que tuvieron lugar bajo el mandato de Companys y cómo hacían desaparecer los cuerpos. Además, analiza la actuación del Gobierno frente al procés, y explica cuál es, a su juicio, el verdadero dique de contención contra el separatismo.


-Los separatistas tienen a Companys por un mártir, pero ¿‘El Pajaratito’ está salpicado por la sangre de las checas?

Sí. Es imposible negar que Companys no supiera nada. Desde el principio los Comités de Milicias Antifascistas, compuestos por miembros de los partidos dominantes, especialmente de la CNT, hasta mayo de 37, se organizaron centros de detención y tortura. El nombre de checas les vino posteriormente cuando Companys se alió con los estalinistas y apartó del poder a los anarquistas. Todos los partidos tenían estos centros que funcionaban con autonomía total. Incluso ERC tenía su checa. Esta se caracterizó porque para eliminar los cuerpos de los asesinados los lanzaban a los hornos de la cementera de Montcada i Reixac.

-¿Companys firmó sentencias de fin?

Sí, firmó personalmente penas de fin y otras las firmaron por delegación suya. De los más de 8.000 asesinados en Cataluña casi 400 fueron sometidos a juicio bajo la autoridad de Companys. El resto fueron asesinados sin juicios o pasando por burlescos tribunales populares. Nada más producirse el Alzamiento militar, la República emitó un decreto donde se suprimía el Ejército (en las zonas donde había triunfado la sublevación). Esto fue aprovechado por Companys para asumir funciones, como los tribunales militares, que no le correspondían.

-Recuerde algunas de las perrerías más espeluznantes que se llevaron a cabo bajo su mandato.

Hay tantas... En Barcelona, al fracasar el alzamiento, el último lugar de resistencia fueron militares atrincherados en un convento de capuchinos. Las autoridades dejaron que la turba linchara a todos. Les cortaron la cabeza a los oficiales y las colocaron en picas; aserraron cuerpo y los llevaron al zoo y los echaron literalmente a los leones. Companys permitió la checa más terrible de todas, la de San Elías, un convento convertido en el foco del terror de la CNT y la FAI. Una monja fue aserrada en cuatro trozos y echada a comer a los cerdos, y no solo ella, sino que así se deshacían de muchos cuerpos. El primer mes tras la victoria en Cataluña de las fuerzas republicanas y revolucionarias se dio instrucciones a las patrullas de que no asesinaran en las calles de Barcelona. El Hospital Clínico se llenaba de cadáveres y en agosto, con el hedor, se hacía insoportable. Fue entonces cuando empezaron a asesinar a gente a las afueras, como en el cementerio de Montcada. Sólo ahí mataron a más de 1.600 personas. Algunos testigos aseguran que muchos sacerdotes asesinados llegaban al Hospital Clínico, con los testículos cortados y metidos en la boca.

-¿Y Companys promovió la persecución religiosa?, ¿se asesinaron a católicos sólo por serlo?

Desde el primer momento. Los anarquistas llevaban años calentando el ambiente contra la Iglesia. Se hicieron censos de todas las Iglesias y Conventos de Cataluña en espera de una previsible revolución. En diócesis como la de Tortosa se asesinó al 69% del clero regular. Sólo en la Diócesis de Barcelona murieron asesinados casi 1.000 sacerdotes religiosos y religiosas.

-¿Cuantos templos se destruyeron?

De 500 templos y conventos de la provincia de Barcelona sólo quedaron en pie 10. Companys lo sabía, evidentemente. Él mismo se contagió del espíritu revolucionario antirreligioso de los anarquistas y hay recogidas cientos de frases de Companys dando por finiquitada la Iglesia en Cataluña. Se puede afirmar, sin lugar a dudas, que la Cataluña sufrió en pocos meses una de las grandes persecuciones religiosas de la Historia.

-¿Había campos de concentración?

No los llamaban así, pero sí que los había. Los llamaban campos de trabajo. Hubo seis en Cataluña, con otros campos subsidiarios y móviles. Al principio de la Guerra como casi todos los detenidos eran católicos y de derechas, se ayudaban entre ellos. Los campos de trabajo fueron establecidos por los comunistas. Ahí había anarquistas represaliados, brigadistas internacionales desertores... Por eso los católicos tenían enemigos fuera y dentro. Lo pasaron incluso peor. Muchas gente murió ahí por hambre, enfermedad y agotamiento.

-Además de echar los cadáveres a los hornos de la cementera, ¿de qué otras formas se deshacían de esos miles de cuerpos?

Otros, muchos, se quemaban, o se dejaban simplemente en las cunetas. Otros se dejaban mal enterrados. En caso de asesinatos masivos en cementerios se echaban en fosas comunes y se cubrían con cal.

-¿Qué pruebas aporta de todo esto?

Tenemos infinidad de testimonios de la época. En el libro se trabajan fuentes catalanistas y de izquierdas, para evitar que se me acuse de parcialidad. A parte, tenemos la Causa General y cada vez más están saliendo estudios locales basados en documentación hasta ahora oculta y testimonios de las gentes que vivieron esas épocas. También han ayudado mucho las causas de beatificación que han permitido recoger una documentación muy valiosa. En Barcelona la Asociación Hispania Martyr lleva décadas recogiendo datos martiriales.

-Los nacionalistas venden estos hechos como una fase de descontrol revolucionario y libran a Companys de responsabilidad alguna ¿Por qué sabiendo estos sucesos que ponen los pelos de punta tienen al expresident como uno de sus mayores referentes? ¿Por haber proclamado el Estado catalán? ¿Porque necesitan construir un mito para su relato victimista?

El separatismo necesita un mito y sólo tienen a Companys. El libro desmonta la tesis de que Companys no era responsable. Él fue jugando con todos, pactó con todos y traicionó a todos. Amigos íntimos como Rebertés o Casanova (presidente del Parlamento autonómico) los vendió a la CNT. Hemos de pensar que el terror fue "legal" pues las acciones quedaban respaldadas por leyes y decretos. De hecho, Companys el 4 de agosto de 1936 consiguió que el Parlamento autonómico se hiciera el Harakiri. Aprobaron un Decreto conforme todas sus atribuciones pasaban al Gobierno autonómico. Companys se hacía así responsable directo de todo lo que pasaba en Cataluña. Fue un auténtico "golpe de estado" del que nadie habla. En la transición, ni siquiera los catalanistas querían reivindicar su figura. Tarradellas siempre quiso que lo identificaran con Companys. Él sabía que en todos los pueblos de Cataluña aún levantaba ampollas. También hay innumerables escritos y autobiografías de protagonistas de la época que afirman que Companys fue un hombre desastroso para Cataluña, pero que su fusilamiento le convertía en un mártir.

-Le rinden homenaje, guardan minutos de silencio en su recuerdo, incluso ERC ha puesto su nombre a un premio. Por cierto, en esta edición entre los galardonados está la ‘payasa’ Empar Moliner.

Este es el misterio del mito, cuanto más se aleja su imagen de la realidad, más entusiasmo despierta. Es una ley antropológica infalible. ERC va ahora de un partido honesto y democrático, pero sus militantes patrullaron junto a anarquistas y participaron en crímenes. Y no olvidemos que él fue el partido gobernante durante los tres años de Guerra Civil. Por tanto, reconocer que son responsables de más de 8.000 asesinatos no se lo pueden permitir. Para ellos no existe más pasado que un idílico personaje, Companys, contra el que la mayoría de militantes de ERC habían conspirado para derrocarle.

-¿Y cómo era Companys? ¿Qué aficiones tenía este sujeto?

Era un personaje histriónico. Le daban ataques de ira cuando no se hacía su voluntad. Terriblemente celoso, hasta tal punto que se sospecha que dio visto bueno a los hermanos Badía, líderes natos de ERC, porque uno de ellos estaba enamorado de la misma mujer que él. Se sabe que era mujeriego empedernido. Rebertés, al que traicionó y le asesinaron los anarquistas, le conseguía mujeres. También le gustaba el espiritismo, hasta que comunistas y militantes se lo desaconsejaron. Cuando se encontraba pletórico era con un micro en la boca y las masas aplaudiéndole en las plazas de toros. Tenía altibajos. Cuando fue detenido por la Gestapo y deportado a España entró en una fase mística y antes de ser fusilado confesó y comulgó. Misterios de la vida.

-¿Nos puede contar alguna anécdota más para que entendamos mejor su personalidad?

Cuando era joven y militó en el republicanismo lerrouxista, se dedicaba a disolver en las fiestas -a base de golpes de cinturón- a los catalanistas que bailaban sardas. Por aquel tiempo sólo los catalanistas de derechas bailaban sardanas. También, tras un ataque de celos obligó a su mujer, sobre la cama que había ocupado Companys, a jurarle eterna fidelidad. El historiador Ucelay-Da Cal, a este episodio le llamó la Misa negra de Companys.

-¿Y cómo lo veían los catalanistas?

Los más radicales desconfiaban de él. Pensaban que no era plenamente catalanista. Por eso él tenía que esforzarse en demostrar que era más catalanista y radical que nadie. Era tremendamente desconfiado y acabó peleado con muchísimos catalanistas. Los hombres más fuertes del catalanismo siempre le tuvieron por un oportunista y para ellos -según sus memorias- era inimaginable que este hombre pudiera suceder a Macià.

-¿Cuánto tiempo le ha llevado esta obra?

Este libro ha supuesto un esfuerzo largo de investigación, recopilación, de cotejar datos y sobre todo ante tanto aparente caos, descubrir que en el trasfondo de todo lo que aconteció había una lógica revolucionaria.

-¿Qué aporta para un historiador este libro?

Muchos datos y una tesis totalmente diferente a la oficial. Pero quizá haya que resaltar lo siguiente: por primera vez se publica la lista de casi 1.400 patrulleros que estaban perfectamente organizados por distritos en Barcelona. Tenían chóferes, cocineras, mecanógrafas…, se especifica lo que cobraban por día. Los "descontrolados" estaban perfectamente organizados.

-¿Este trabajo es un homenaje a esas miles de víctimas y sus familias?

Evidentemente es un homenaje a los mártires, pues la mayoría de asesinados lo fueron sin lugar a dudas. Por eso quise acabar el libro con epílogo titulado el ‘Amor triunfó sobre el terror’. A modo de ejemplo se recogen cartas y misivas de los que iban a morir. En ninguna de ellas hay la más mínima sombra de repruebo o rencor; sólo perdón y amor. Por desgracia la Generalitat, amparada en la ley de memoria histórica de Zapatero, está destruyendo muchísimos monolitos y placas de recuerdos de los asesinados. Este libro pretende demostrar que muchos catalanes perdonamos, pero no podemos olvidar la historia.

-¿Cree que será silenciado por las terminales mediáticas de Puigdemont?

Sí, por supuesto. Pero este libro ya empieza a causar mucha expectación y el boca-oído romperá la espiral del silencio de los nacionalistas.

-En su día denunció que los Mossos incitaron a que no se presentara un cómic no nacionalista…

Sí. Esta es la calidad democrática que vivimos en Cataluña. Pero este libro se presentará en todos los puntos de Cataluña donde se me llame. Supongo que habrá escraches, pero eso ya es normal. Comparado con los que fueron asesinados salvajemente y dieron todo por sus ideales, que te griten es una tontería. Aunque sí duele el sectarismo de los medios de comunicación catalanes.

-Los separatistas venden que la reivindicación secesionista se ha hecho sin ninguna agresión verbal, ni mucho menos física, ni romper un solo cristal, pero numerosos casos desmontan este procés pacífico, ¿usted ha sufrido insultos o ataques?

Hoy los insultos y ataques corren por las redes. Afortunadamente, parece que mi ángel de la guarda está en forma. Pero nadie sabe lo que puede pasar en Cataluña. Es cierto que muchos actos públicos no pasa nada porque los Mossos d’Esquadra despliegan impresionantes dispositivos. Algo falla en una democracia si cada vez que quieres expresar libremente tus ideas necesitas un cordón policial.

-Con este libro cierra una trilogía contra la manipulación, pero su cruzada continúa en Somatemps. ¿Qué iniciativas tienen entre manos?

En poco tiempo saldrá un libro sobre la transición española y su fracaso. Otro librito que intenta explicar las trasmutaciones del catalanismo desde posicionamientos muy parecidos al tradicionalismo hasta llegar al marxismo. También sueño con poder sacar una pequeña historia de España para niños. En fin, hay otros proyectos, pero ya son análisis sociológicos, formas de control social (con un equipo de profesores franceses), y bueno, otras investigaciones que de momento están paradas por falta de tiempo.

-¿Qué espera del nuevo Gobierno frente al separatismo?

De lo gobiernos hace décadas que no espero nada. Todos han vendido a los catalanes no nacionalistas por un plato de lentejas. La clase política está esclerotizada. Europa está atascada y el mundo, revuelto. Ante este panorama todo es posible. Lo más probable es que el nacionalismo no le eche un pulso de verdad al Estado, pero el Estado será incapaz de vencer culturalmente al nacionalismo. Eso es evidente. El Estado ha perdido totalmente el control educativo en Cataluña. Por tanto, sólo espero que la sociedad reaccione. Y eso le da miedo tanto al nacionalismo como al Estado. No pueden soportar que la sociedad se organice por sí misma y dé síntomas de que palpita sin necesidad de subvenciones. Les entra terror.

-Ha dicho que las plataformas civiles son el verdadero dique de contención contra el separatismo...

Pues sí. Y si los partidos llamados constitucionalistas hacen algo es porque empiezan a percatarse de que la sociedad va por otro lado, entonces hacen ver que escuchan a la sociedad civil y regalan los oídos a estas asociaciones. Personalmente sólo creo en las organizaciones que son capaces de salir adelante gracias al sacrificio de sus militantes. Si c iticamos que la Generalitat subvenciona a los movimientos separatistas, su prensa, sus organizaciones culturales... sería contradictorio caer en lo que criticamos. Las asociaciones civiles no pueden ser correas de transmisión de los partidos políticos. Por suerte, en Cataluña cada vez hay más gente que se está dando cuenta de esta realidad. Esta es mi esperanza.
 
Volver