Ojalá fuesen recortes y no subidas de impuestos.
Seran los dos, y no descartemos de que suban el iva al 24%
Gabriel Moreno González: "Nunca se han implementado modelos de redistribución territorial de la riqueza. Eso ha sido una mentira"
Entrevistamos a Gabriel Moreno González, joven extremeño que ganó el Premio Extraordinario de la Universidad de Extremadura y el Premio Nacional Fin de Carrera. Hablamos con él de despoblación, de emigración, de la juventud extremeña y de la situación histórica de Extremadura. También del neoliberalismo y de la necesidad de crear comunidad.
Gabriel Moreno González (Valencia de Alcántara, 1991) acaba de regresar a Cáceres tras ganar una plaza de profesor en la Universidad de Extremadura. Su carrera académica es meteórica: Premio Extraordinario de Bachillerato, Premio Nacional Fin de Carrera, máster en el prestigioso Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, doctor cum laude por la Universidad de Valencia… Recientemente, además, ha sido seleccionado por Lawyerpress como uno de los juristas jóvenes más influyentes de España. Tal vez por ello le pillamos para esta entrevista justo el día después de recibir en Madrid un reconocimiento a la excelencia académica de manos del "ministro astronauta". Al día siguiente le espera Bolivia, donde impartirá un seminario. Pese a todo, hablamos largo y tendido, como a él le gusta.
Estudiaste Derecho en la Universidad de Extremadura y a partir de ahí, comenzaste tu carrera académica…
Sí, con Premio Extraordinario de la Universidad de Extremadura, lo que me permitió optar al Premio Nacional. Luego, el máster en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales y, después, los cuatro años del doctorado en la Universidad de Valencia. Dentro del programa de doctorado he hecho estancias de investigación y he ampliado estudios en la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad de Sussex, el Max Planck de Derecho Público de Heidelberg y en la Universidad Federal de Recife, en Brasil.
¿Y tu intención era volver a Extremadura en cuanto pudieras, o ha sido casualidad?
Cuando empiezas el doctorado no sabes qué es lo que te va a deparar el futuro, pero siempre he tenido la intención de regresar a Extremadura porque, a parte, es mi tierra y es la que me gusta, donde está mi familia y mi gente.
Hay un mito en torno a las grandes universidades, de que ofrecen muchas más posibilidades, cuando, en realidad, son las pequeñas las que te permiten un mayor margen de acción, puesto que está casi todo por hacer.
¿A nivel académico y profesional, crees que la UEx te va a permitir desarrollar tu carrera académica en igualdad de condiciones?
Sí. Hay un mito en torno a las grandes universidades, de que ofrecen muchas más posibilidades, cuando, en realidad, son las pequeñas las que te permiten un mayor margen de acción, puesto que está casi todo por hacer. Se pueden desarrollar muchas iniciativas, son espacios institucionales más humanos, más manejables, donde priman las relaciones personales... Mientras que en las grandes hay barreras burocráticas difíciles de superar. Las universidades pequeñas suelen estar mucho más conectadas al territorio, cumplen una importante función de vertebración intelectual de las necesidades y las problemáticas propias del espacio donde están. La UEx es fundamental para el desarrollo de Extremadura, por eso hay que cuidarla.
Has hecho el doctorado en el Departamento de Derecho Constitucional, que tiene una gran carga política.
La Ciencia Política está estrechamente vinculada con el Derecho Constitucional. Originariamente, además, se denominaba de la misma forma a las dos disciplinas, el Derecho Político. Es con la aprobación de la Constitución cuando en España se decide dotar de autonomía a una disciplina propia que estudie jurídicamente el fenómeno del poder político, mientras que la Ciencia Política lo analiza desde una perspectiva más sociológica, con un método diferente. Pero, al final, el objeto es el mismo, que es el estudio del poder político y de cómo se articulan institucionalmente las sociedades.
Perteneces a La Facultad Invisible, ¿qué es exactamente esta asociación?
La Facultad Invisible es una asociación que nace como consecuencia del atraso continuado en la convocatoria de los Premio Nacionales de Fin de Carrera y también de la dejadez del último Ministerio de Educación del PP con estos galardones. Varios premios nacionales se reunieron y crearon esta asociación, que enseguida ya cobró un carácter más generalista, no solamente de denuncia de esta situación, sino de carácter propositivo, para proponer reformas en la Universidad pública. Ahora mismo somos más de 200 socios y tenemos varias actividades, un canal permanente de "mentoring", desde donde asesoramos a jóvenes investigadores sobre su futuro laboral y demás cuestiones de la carrera investigadora.
En su momento elevamos un decálogo de propuestas para la mejora de la Universidad, que se publicó en la prensa y se trasladó a las autoridades académicas correspondientes. Nos encargamos también de ayudar en la organización de la ceremonia de los Premios Naciones, junto al Ministerio, y tenemos convenios de colaboración con muchas universidades para realizar jornadas, actividades conjuntas, congresos, etc.
En la Uex hay momentos puntuales en los que el estudiantado que parece indiferente se despierta y saca adelante determinado tipo de reivindicaciones, muchas veces, eso sí, demasiado sectoriales y centradas en su ámbito específico
Quería preguntarte por Extremadura desde tu condición de emigrante retornado. ¿Cómo ves la Universidad de Extremadura y a la juventud universitaria extremeña?
La situación es relativamente parecida a la de otras Comunidades Autónomas, al menos de las que yo conozco. La juventud, en la cual me inserto, también como estudiante aún, nada entre la indiferencia política y ciertos visos de compromiso puntual. La norma general es la indiferencia, puesto que la mayor parte del estudiantado no tiene ningún tipo de compromiso, ni siquiera con la propia institución pública que es la Universidad. Pero luego hay momentos puntuales en los que ese estudiantado que parece indiferente se despierta y saca adelante determinado tipo de reivindicaciones, muchas veces, eso sí, demasiado sectoriales y centradas en su ámbito específico. Pero, bueno, la situación es parecida a la del resto de Comunidades y universidades. Y eso que, en principio, en la Universidad de Extremadura, por ser más pequeña, se podrían dar (no digo que se den) prácticas de participación más intensas de los estudiantes en la institución y, desde ahí, en la propia sociedad. Por ahí hay mucho trabajo por hacer…
Viviste el inicio de la crisis y el 15M en Cáceres...
Mis dos últimos años de la carrera coinciden con el 15M, en el que humildemente participé en Cáceres. Porque en Cáceres el 15M tuvo bastante recorrido, aunque hoy ya casi nadie lo recuerde (o lo quiera recordar). Sin embargo, luego he visto cómo todos los recortes y todas las políticas contra la Universidad pública, contra las que el 15M se levantó, se han ido implementando conforme iba avanzando en la carrera académica, algo que ha sido verdaderamente desalentador.
Para la hablar de la "España Vaciada" siempre se centran en la típica aldea de cinco o seis personas que están a punto de abandonar, pero se olvidan por completo de ciudades y pueblos intermedios, como Valencia de Alcántara o como Cáceres, donde de verdad pueden existir posibilidades de desarrollo que mantengan a la población en el territorio y lo vertebren
¿Cómo nos contamos este proceso que irrumpe con el 15M desde la periferia?
Este es un problema que tenemos siempre, que todo lo que ocurre en España parece que tiene lugar en Madrid o en Barcelona o, si quieres, en las grandes ciudades, cuando España sigue siendo un país, no mayoritariamente rural, porque el campo se ha abandonado, pero sí de gente que vive en pequeñas y medianas urbes, que son precisamente las grandes olvidadas. A mí me llama mucho la atención que para la hablar de la "España Vaciada" siempre se centran en la típica aldea de cinco o seis personas que están a punto de abandonar, pero se olvidan por completo de ciudades y pueblos intermedios, como Valencia de Alcántara o como Cáceres, donde de verdad pueden existir posibilidades de desarrollo que mantengan a la población en el territorio y lo vertebren.
Parece que solamente hubo 15M en la Puerta del Sol de Madrid, cuando fue un movimiento que afectó a toda España, desde sitios de cierta ruralidad hasta ciudades capitales de provincia, como Cáceres. El movimiento aquí fue muy interesante. Se crearon, además, estructuras permanentes derivadas del 15M.
Tuvimos el mismo problema con el 15M. Parece que solamente hubo 15M en la Puerta del Sol de Madrid, cuando fue un movimiento que afectó a toda España, desde sitios de cierta ruralidad hasta ciudades capitales de provincia, como Cáceres. El movimiento aquí fue muy interesante. Se crearon, además, estructuras permanentes derivadas del 15M y de la gente que empezó a participar políticamente con él y que luego han tenido recorrido. Se hicieron muchísimas actividades formativas y hasta recuerdo que organizamos unas jornadas en la propia universidad.
Durante mucho tiempo se reunía la gente en la Plaza Mayor para debatir, para hablar y compartir conocimientos. Una experiencia muy bonita en la que participaron sobre todo estudiantes de la Universidad de Extremadura, aunque en los momentos más álgidos del 15M se acercaron ciudadanos a título particular de todos lados, incluso gente muy mayor. Pero las riendas del 15M en Cáceres las llevaron los estudiantes.
Es una pena también que ese ímpetu inicial se haya perdido, se haya difuminado, pero me parece que el sustrato permanece ahí, simplemente hay que tocar de nuevo la tecla y, sobre todo, aprovechar estos momentos de politización porque son cuando aumenta el compromiso entre los ciudadanos y la propia comunidad política a la que se pertenece. Me acuerdo de estar en la Plaza Mayor esos días y ver a un profesor explicando el sistema electoral a las personas que concurrían a las concentraciones. Eso de verdad es la democracia, no solamente votar cada cuatro años, no solamente tomar decisiones y que prime la regla de la mayoría, sino que los ciudadanos que pertenecen a la comunidad política conozcan las instituciones que la gobiernan.
También la democracia tiene una parte consustancial de conocimiento, conocimiento del marco institucional, de todo lo que nos rodea y de cómo se ha articulado nuestra sociedad. Esa es la pata que más nos falta y la que yo creo que se tendría que volver a activar, creando foros y espacios donde la ciudadanía no solamente critique, sino que antes de criticar tenga conocimiento de lo que se critica, aunque sea desde un carácter más popular, más abierto, en las plazas o en cualquier espacio público.
La juventud que pertenece a zonas eminentemente rurales, donde no existe ese proceso de hiperconcentración, se ve abocada a la emigración. Aunque no solamente a la emigración económica sino, sobre todo, que es lo más preocupante, a la pérdida de los vínculos de arraigo
Hoy puede que esos estudiantes, antiguos "jóvenes sin futuro", ya hayan sido expulsados de Extremadura.
La situación es dramática a nivel general, pero, en el caso de Extremadura se ha de partir de que el ritmo de los tiempos económicos va en su contra. Y eso hace que la juventud, que es el futuro, pierda por completo las expectativas. ¿Por qué? Porque estamos ahora mismo insertos en un proceso de concentración, o hiperconcentración, de la población, de los capitales, de los centros de servicios, de las infraestructuras... y eso hace que la juventud que pertenece a zonas eminentemente rurales, donde no existe ese proceso de hiperconcentración, se vea abocada a la emigración. Aunque no solamente a la emigración económica sino, sobre todo, que es lo más preocupante, a la pérdida de los vínculos de arraigo. ¿En qué sentido? Cuando la gente se va a trabajar a otro lugar, aunque quiera mantener ciertos vínculos con su lugar de origen, al final es muy difícil que éstos no se difuminen con el paso del tiempo, sobre todo a la hora de poder cambiar la propia tierra de origen, porque ya estás fuera y pierdes esos mimbres de vinculación primaria con tu propia comunidad. Eso es un drama.
Extremadura está perdiendo una inmensa capacidad humana (no me gusta nada el término capital humano) porque juventud muy preparada, mucha de ella formada por instituciones educativas extremeñas, que en la región son buenas y hay que reconocerlo, tienen que marcharse porque no encuentran trabajo o porque no existen las condiciones económicas mínimas para poder mantenerse en Extremadura. El problema no es solo económico, porque habitualmente nos centramos únicamente en las consecuencias económicas, sino también político y de apego con la propia tierra.
Esa capacidad humana que se empieza a perder (con motivo de la emigración) con el paso de los años tiene consecuencias políticas, porque son los jóvenes los que en un futuro cercano podrían cambiar Extremadura y evitar lo que ellos están sufriendo
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