Cristo no está donde no se le quiere. Él dijo "sígueme", no dijo "te seguiré donde vayas". En la parábola del hijo pródigo, no sale el padre a buscarlo mientras malgastaba su herencia sino cuando decide volver a casa. Cristo no es indiferente y al mínimo movimiento de la voluntad de acercarse a Él, no espera a que llegues sino que sale a tu encuentro. Esa parábola salió de Su boca y como otras parábolas, otros gestos y otras palabras son la esencia viva del cristianismo, no puede haber "otras" esencias porque entonces ninguna lo sería. Sería simple doctrina a modo de códigos de conductas.
Hablar de técnicas místicas es como hablar de técnicas para el amor. No me refiero al sesso precisamente. La mística verdadera es la materialización de una comunión estrecha entre el devoto y su adoración. Es como salir de uno mismo para estar un rato contemplando el Amor de Dios como antecedente en esta vida de la vida eterna. Pero el Amor de Dios no es un abstracto que acaba confundiendo el término en cualquier cosa, sino algo similar al calor y a la luz del sol cuando aparece por el horizonte. Luz y calor son al sol como el amor es a Dios. Eso es mística, o así la entiendo y creo experimentarla en ocasiones. No se destruye mi persona, solo afloja mis ansias y deseos para quedar libre y sin ataduras en el camino de conversión, que no es un llegar al TODO sino a la persona que es TODO cuanto necesita el hombre para re-encontrar el sentido de la vida en medio de un diálogo racional o de un silencio contemplativo. Nada ajeno a nuestra experiencia en esta vida pero en plenitud gradual hasta llegar al cielo.
No conozco otras vías ni otros métodos y creame que bastante tengo con lo que tengo en esta lucha espiritual entre mi mundo y la ciudad de Dios.