Todo eso es independiente de que le pongan un cartel con la palabra "ciencia" a un edificio en cuyo despacho central se sienta un fulano que con casi con toda probabilidad es un incompetente que estudió derecho.
Vaya, que me da la mismo ministerio o no ministerio. Véase lo mucho que ha hecho el de vivienda.
Hombre, pues tú mismo te quitas la razón. El Ministerio de Ciencia e Innovación estaba dirigido por Cristina Garmendia, doctora en biología y fundadora de una empresa de biotecnología. La investigación es ahora un apartado en el Ministerio de Economía y Competitividad, dirigido por Luis de Guindos, un banquero.
Dejando a un lado las personas, hay otra gran diferencia entre un ministerio propio y no. Un ministerio propio implica partidas presupuestarias propias, estables y garantizadas para la ciencia. Un ministerio "cajón de sastre" conlleva el peligro de que la ciencia se convierta en un "apéndice" al que se dedican recursos sólo si sobran (y ya sabemos que no sobran).
