Yo si vivi con Franco

Yo estaba en Puerto de la Cruz (Tenerife) cuando murió Franco y alli no se sintió nada. Vimos en a tele que habia muerto
Yo compré comida por si acaso, pero nada. Los restaurantes y todo normal.

Cuando Franco murió la duda era qué tipo de democracia íbamos a tener. La de estilo Carrero Blanco, o el modelo Suárez.

Afortunadamente se impuso el modelo Suárez. Por eso a día de hoy seguimos estando entre las mejores democracias del mundo en los principales ránkings internacionales.
 
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El otro día hablando con una petarda progre estereotipo total que parecía sacada de Twitter. Se puso a rajar de los venezolanos Muy de derechas que no apoyan a maduro ni el socialismo. Que son unos capitalistas y nosequé. Yo mientras pensando en mis compis de curro venezolanos que han tenido que dejar su país por el puñetero comunismo.
 
Ahora que aun se puede decir, Ojala Dios nos mande otro caudillo tan sabio, valiente, generoso y buena persona como aquel. Su nacimiento fue un regalo de Dios y la profanacion de su tumba no nos va a salir gratis.

Dios no existe, asi que no te canses rezando porque milagros no van a haber. Yo seguire esperando igualmente, a ver si algun dia aparece alguien que tenga los mismos narices, el mismo patriotismo, la misma amplitud de miras y la misma bondad, para regenerar este pais de una vez antes de que sea demasiado tarde
 
Ya, por eso mi padre era rojo declarado y casualmente nunca le pasó nada.
Historias habrá para todos los gustos, y en mi post he dicho que era una sociedad imperfecta, pero mejor a muchos niveles que la actual que vivimos.

Lo siento por tu padre, y me creo tu historia, pero creo que en general la mayor parte de la represión fue después de la guerra, necesaria para sofocar la ideología comunista.

Una posguerra es una situación complicada, y hay que saber leerla dentro del contexto histórico de la misma.

"...la represión fue después de la guerra, necesaria para sofocar la ideología comunista."

Claro, claro, porque quitando a los comunistas, los anarquistas y los socialistas más radicales todas las demás ideologías no afectas al régimen pudieron convivir con éste con total normalidad.

¿No?
 
A mi padre lo metieron en una comisaría y lo inflaron a palos para que dijera lo que sabía de una reunión organizada en su empresa por UGT a principios de los 70.

Y eso que asistió por curiosidad. Su padre, mi abuelo, había sido delegado ugetista del sector ferroviario. Se libró de la guandoca o algo peor porque mi abuela era muy capillita y su párroco pariente del obispo. A varios compañeros suyos (de mi abuelo) les cayeron hasta 20 años por delitos que durante la República eran derechos. Dos de esos compañeros murieron en prisión por enfermedades infecciosas de las que no fueron tratados.

Todavía recuerdo a mi progenitora llorando abrazada a mi padre cuando llegó de regreso a casa.

No creo que jamás se haya sentido más libre.

A tu padre le dieron el tratamiento habitual en esa época. Unas palos, el interrogatorio y si no había nada, a la calle.

Por donde vivían mis abuelos maternos pasó igual varias veces con varios vecinos izquierdistas, pero en una de esas les pillaron unas multicopistas done imprimían el "Mundo Obrero", que les cayeron 5 años y cumplieron la mitad.
 
Ya, por eso mi padre era rojo declarado y casualmente nunca le pasó nada.
Historias habrá para todos los gustos, y en mi post he dicho que era una sociedad imperfecta, pero mejor a muchos niveles que la actual que vivimos.

Lo siento por tu padre, y me creo tu historia, pero creo que en general la mayor parte de la represión fue después de la guerra, necesaria para sofocar la ideología comunista.

Una posguerra es una situación complicada, y hay que saber leerla dentro del contexto histórico de la misma.

Cada pueblo o ciudad era un mundo. A mí abuelo libertario despues de la guerra le sacaban de su casa durante años para pegarle. Y al abuelo comunista de Pablo Iglesias le hicieron alto funcionario franquista...
 
Coincido con tu experiencia: lo mismo hasta mis 12 años, cuando él murió. En aquel momento yo hacía 7º de EGB en Barcelona. Mi colegio era privado mixto laico, pero de barrio, y desde el 74 se enseñaba catalán. Por otro lado, mi marido y sus hermanos, en la misma ciudad, estudiaron en un colegio también mixto, laico y privado en catalán (excepto el castellano) toda su escolaridad. En el pueblo de la familia de mi progenitora (en la provincia de Castellón) se hablaba la variante local del catalán, el valenciano de esa zona del Maestrazgo, y mis suegros representaban en los años 50 obras teatrales en catalán, con su público y cobro de entradas. Esa es la realidad que yo viví. Ni en mi colegio se ponía el himno, ni había bandera ni retratos de Franco, ni crucifijos en las clases.

Es verdad que, recién muerto el Caudillo, como se le llamaba, mi familia se mudó a un pueblo y me matricularon en un colegio público segregado (había sección niños y sección niñas incluso en el patio), y allí sí que se izaba la bandera y se estaba en fila en el patio hasta que se subía a las aulas, aunque no recuerdo si se oía el himno nacional o no. Como comprenderéis, el shock para mí fue brutal. En ese colegio público sí que había una foto de Franco y un crucifijo en cada aula (cosa que no había visto yo nunca en mi colegio anterior) y cuando mandaron la oficial de los reyes (o del rey, no recuerdo) una imagen sustituyó a la otra. Las niñas teníamos profesoras y los niños profesores, y como a la hora del patio te vieran siquiera hablar con un niño a través de la reja que nos separaba, al subir a clase nos hacían aguantar una bronca tremenda sobre algo que te hacía sentir incómoda, aburrida y confusa, porque viniendo de donde yo venía no entendía qué podía tener de malo eso, si en mi cole anterior igual compartía pupitre con un chico que con una chica. Eso también pasó así. Pero que mis tíos y primos no sabían hablar el castellano, sólo chapurrear alguna frase, es tan verdad como que os lo estoy contando, y que la Guardia Civil del pueblo jamás se metió con nadie por oírlos hablar entre ellos en su lengua, también es verdad.

En vacaciones, también antes del 75, llegaban al pueblo los de Francia. Se murmuraba sobre ellos, aunque fueran familia de tu familia, y nadie te explicaba nada más allá de que se marcharon y ahora sólo venían en verano a ver a los suyos. Veías que traían marcas de coches desconocidas aquí y que tenían un acento resbaloso al hablar, y con eso se te olvidaba preguntar por qué se marcharon y si pensaban regresar para quedarse alguna vez. Los más mayores lloraban al recibirlos y de nuevo cuando se subían al coche para volver a su nuevo país. Los niños seguíamos jugando en la calle mientras los mayores, al caer el calor, bajaban a la plaza a tomarse un Cholek o un bombón (café con leche condensada) dejando la puerta de casa cerrada sin pasar la llave. Cuando crecí un poco y de vez en cuando se producía algún que otro hurto, se empezó a dar una vuelta a la llave, que colocaban en el alero por si alguien volvía a casa antes que los demás…
 
Cuando murió el caudillo yo tenia 14 años. Ahora tengo 60. Yo no estaba en todas partes y no lo vi todo pero donde yo estaba esto es lo que vi y lo que no vi,

- Jamas en ninguna escuela donde yo estuve se cantaba el caras al sol ni nada parecido. Ni en ninguna de las que yo estuve ni en niguna en las que estaban mis amigos. Eso siemplemente no ocurria. Es mentira. A lo mejor ocurrio recien acabada la guerra, no lo se, Pero a partir del año 66 que es cuanto yo puedo recordar no.
- EL Vascuence no estaba prohibido. Se daban clases en ese idioma con Franco vivo. Lo que pasa es que en vez de enseñarse ese idoma artificial construido a medida de los intereses del PNV y subsidariamente de ETA se enseñaba el vascuence que nos habia llegado tal y como se hablaba en las casas.
- Las primeras ikastolas empezaron con Franco vivo y fueron toleradas.
- Todo el mundo iba a la escuela y la educacion era obligatoria hasta los 14 años. EL nivel de matematicas, y ciencias naturales era a esa edad el equivalente del que se eseña ahora con una edad mucho mas avanzada. MAs o menos el nivel de entonces a los 14 era como ahora a los 18.
- Jamas oi mentar al caudilllo en clase. Estaba su foto en la clase pero nadie pronuncio su nombre
- Y aunque a mi no me afectaba no se pagaba ni IVA ni IRPF. Con el impuesto de lujo de algunos productos, los impuestos a los carburantes y el impuesto de sociedades al Caudillo todavia le sobro dinero y eso que cogio un pais como un solar, en la total ruina económica, y aqui no hubo ningun plan Marshal.
- Habia seguridad social y los medicaments eran cubiertos 100% por el estado para todo el mundo.

Los curas si eran muy tocacoojones, sobre todo con lo de las tias. Pero eran los curas, esos que ahora mismo son dechado de progresismo, no el gobierno. La verdad es que tampoco les haciamos mucho caso.. No habia prono y era dificil ver berzas, pero esa eras una imposicion de los curas no de Franco.

Eso es lo que yo vi.

Ahora que aun se puede decir, Ojala Dios nos mande otro caudillo tan sabio, valiente, generoso y buena persona como aquel. Su nacimiento fue un regalo de Dios y la profanacion de su tumba no nos va a salir gratis.

Estoy de acuerdo con Vd. Mi hermano tiene más o menos su edad, y todavía se ha quedado corto.

Respeto también a quien tenga una opinión diferente.
 
Al contrario, existía un gran desequilibrio entre las provincias. Con Franco muchos pueblos tenían agua sólo cuatro horas al día...Todavía se puede ver en ciertas regiones depósitos de agua de la época encima de los tejados...

Castilla, Galicia, Extremadura y Andalucía estaban olvidadas por Franco.. De Madrid a Jaén te podía dar algo viajando en coche. Toda la pasta fue para las provincias con burguesía separatista. Igual que se les daba licencia de importación y se miraba para otro lado cuando copiaban lo de fuera. Cuándo oigo decir que dichas burguesías eran emprendedoras me parto de risa...

Otro día hablamos el sistema para conseguir trabajo en la función pública: carta de recomendación y DEDAZO. Casi como ahora...De hecho La Psoe es el genuino partido franquista...

la mayoría de los depósitos de agua que quedan son de las sequías de los 80 y 90, por lo menos por mi zona. Y no se por otras provincias pero por aquí por Cádiz se hizo la autopista Cádiz Sevilla, se desarrollaron los polos industriales de las dos bahías (la de Cádiz y la de Algeciras).

Sobre las oposiciones, muchos historiadores de izquierdas y derechas coinciden en que fue una de las pocas instituciones verdaderamente democráticas y meritocráticas del régimen. Que habría casos de enchufismo, pues por supuesto, pero fueron relativamente pocos y desde luego, mucho menos que en el régimen del 78.
 
Cuando Franco murió la duda era qué tipo de democracia íbamos a tener. La de estilo Carrero Blanco, o el modelo Suárez.

Afortunadamente se impuso el modelo Suárez. Por eso a día de hoy seguimos estando entre las mejores democracias del mundo en los principales ránkings internacionales.
Bueno, el Carrero Blanco se esplotó! yo no seguia la política, por ser muy joven.
 
la mayoría de los depósitos de agua que quedan son de las sequías de los 80 y 90, por lo menos por mi zona. Y no se por otras provincias pero por aquí por Cádiz se hizo la autopista Cádiz Sevilla, se desarrollaron los polos industriales de las dos bahías (la de Cádiz y la de Algeciras).

Sobre las oposiciones, muchos historiadores de izquierdas y derechas coinciden en que fue una de las pocas instituciones verdaderamente democráticas y meritocráticas del régimen. Que habría casos de enchufismo, pues por supuesto, pero fueron relativamente pocos y desde luego, mucho menos que en el régimen del 78.

Fuente, quiero la fuente con esos historiadores que hablan de las justas oposiciones franquistas...Por mi parte le puedo decir que conozco un montón de gente que entro a dedo: por tener familiares ya funcionarios, por haber hecho la guerra con Franco, por tener padre cura y un largo etc.

Lo que deben hacer muchos de ustedes es hablar con la gente mayor de 75 años. Pregúnteles a que edad empezaron a trabajar y si cotizaron por ellos los empresarios durante toda su vida laboral. En mi ambiente de familias obreras la gente de aquellos años empezaba a trabajar con 8 añitos...¡ El Tercer Mundo! Y ya no les hablo del analfabetismo existente en aquellos tiempos...

Lo que no quita para decir que había buena gente franquista. Girón de Velasco hizo mucho por el trabajador. Pero siempre con los gruñidos de Franco...

Lo de la película Los Santos Inocentes lo he visto con mis propios ojos...
 
Coincido con tu experiencia: lo mismo hasta mis 12 años, cuando él murió. En aquel momento yo hacía 7º de EGB en Barcelona. Mi colegio era privado mixto laico, pero de barrio, y desde el 74 se enseñaba catalán.

Yo también tenía más o menos esa edad cuando murió Franco. Mi familia paterna, aunque vivía en Cádiz, era de origen alicantino, y entre ellos y con otros alicantinos hablaban la variedad del valenciano de su zona (Calpe, Altea, Benisa etc) y nunca tuvieron ningún problema con las autoridades, de hecho mi abuela era analfabeta y casi no hablaba castellano.

Como bien dicen algunos, en los años finales del franquismo no se cantaba el cara al sol ni ninguna canción de ese tipo, sin embargo desde el 77 en adelante tuvimos que aprendernos por narices el himno de Andalucía (que siempre me pareció ridículo). El control social lo ejercía la iglesia, pero ésta, a raíz del Vaticano II, adoptó posiciones mucho más abiertas.
 
Yo tenía 9 años cuando murió Franco e iba a un colegio de monjas. Supongo que tendríamos su foto en las clases, recuerdo más la del rey (o los reyes),pero nunca canté el Cara al Sol y sí muchas veces aquello de que Franco tiene el ojo ciego blanco porque su mujer se lo lava con Ariel.

Mi padre era hijo de un albañil anarquista de la CNT que siguió predicando el anarquismo hasta el día que murió, muchos años después de la guerra. Eran tan anarquistas él y mi abuela, que solo mandaban a los hijos al cole los días que llovía; mi padre siempre contaba que en la escuela aprendió las letras y los números, y que aprendió a leer de corrido con los carteles de los tranvías y con los periódicos que su padre le obligaba a leer. A sumar, restar, multiplicar y dividir aprendió por necesidad; podía hacer multiplicaciones de cinco cifras x tres de cabeza, era un tío muy inteligente con gran afición a aprender y a hacer cosas.

Empezó a trabajar con 13 o 14 años sin ninguna formación -ni el graduado escolar tenía- y a los veintipocos montó con un compañero escayolista su propia empresa, que algunos años llegó a tener 200 trabajadores. Nació en la clase más baja en Vallecas, ascendió a clase media y al final de su vida vivía en un chalet en uno de los barrios más caros de Madrid capital. Ninguno de sus hijos hemos llegado ni a la mitad que él.

Siempre decía que con Franco se vivía bien si no te metías en política, asunto que no le interesó hasta que llegó la democracia.
Primero votó a UCD y después siempre al PP (AP se llamaba al principio).
 
Fuente, quiero la fuente con esos historiadores que hablan de las justas oposiciones franquistas...Por mi parte le puedo decir que conozco un montón de gente que entro a dedo: por tener familiares ya funcionarios, por haber hecho la guerra con Franco, por tener padre cura y un largo etc.

Pues puede leer este artículo de Juan Francisco Martín Seco, que fue secretario de estado con el Psoe:


".....Un destacado administrativista escribió que las oposiciones han sido el único elemento democrático que permaneció durante el franquismo. Al menos en el tardo franquismo la inamovilidad en el empleo de los cuerpos superiores fue un factor que incidió positivamente en la neutralidad de la Administración, y permitió ocupar puestos relativamente relevantes a funcionarios con ideología alejada e incluso opuesta a la del régimen.

En 1976, recién muerto Franco fui testigo directo de la diferencia que había entre una Administración basada en las oposiciones como la española, a otras Administraciones en las que el acceso se fundamenta en procedimientos más arbitrarios como las que mantenía, al menos entonces, la mayoría de los países latinoamericanos. Trabajaba en el Servicio de Estudios del Banco de España y tuve que participar durante seis meses en el FMI en un curso de análisis monetario y política financiera, y en el que el resto de los asistentes (excepto uno que también era español) eran latinoamericanos.

Como yo adoptase en público, con frecuencia, posturas críticas sobre las ideas y teorías que desde el FMI se vertían en el curso, aquellos de los participantes que habían adquirido más confianza conmigo se acercaban asustados a recomendarme más prudencia, pues temían que desde el Fondo escribiesen quejándose a las autoridades de mi país, y que estas me expulsasen de la Administración. Comprendí entonces la libertad que concedía haber ganado el puesto de trabajo por oposición, y al mismo tiempo la garantía de objetividad que otorgaba a los ciudadanos este sistema de acceso a la función pública. Ha sido una creencia que me ha acompañado a lo largo de toda mi vida profesional y que he podido corroborar en otros muchos momentos.

Si se trata de “garantizar la igualdad de oportunidades en cuanto al sesso y la igualdad económica”, que es lo que parece preocuparles a los firmantes del acuerdo, pocos sistemas lo cumplen mejor que el de oposiciones. Ha sido uno de los mecanismos más eficaces de movilidad social, permitiendo el acceso a puestos socialmente elevados a personas de extracción humilde. Y en cuanto al género, actualmente ingresan más mujeres que hombres en la función pública. En la Administración no ha sido necesario establecer ninguna regla de paridad para que el número de puestos de relevancia ocupados por mujeres sea mayor o al menos igual que los que mantienen los hombres.

Fui de aquellos que, en los primeros años de la Transición, consciente de los defectos que a pesar de todo tenía nuestra Administración, temía que los cuerpos superiores y especiales, los asignados a una determinada función, terminasen por patrimonializarla. No ocurrió nada de eso. Los funcionarios actuaron con toda profesionalidad y disciplina. El verdadero peligro, por el contrario, se encontraba en que los políticos sean los que pretendan patrimonializar la Administración. El riesgo se fue haciendo tanto más real según se fueron constituyendo las Comunidades Autónomas, ya que, al surgir las Administraciones ex novo, el factor de pertenecer a un determinado partido o profesar la misma línea ideológica pesaba más que el mérito y la capacidad.

Dado que se ha venido produciendo un deslizamiento hacia arriba de niveles, los secretarios de Estado actuales equivalen a los directores generales de antes, y las hoy direcciones generales son las subdirecciones, cuando no las jefaturas de servicio, de los 25 o 30 años atrás. Ello debería conducir a la obligación de que al menos de director general hacia abajo todos los puestos tuviesen que cubrirse por funcionarios. En principio así está estipulado, pero como quien hace la ley hace la trampa, en el caso de los directores generales se prevé la excepción; eso sí, debidamente justificada, pero el papel lo aguanta todo, de manera que lo que teóricamente es una excepción se convierte muchas veces en la regla. Cada nuevo gobierno tiene la tentación de considerar la Administración como su propio cortijo y de realizar todo tipo de cambios. Especial importancia adquieren en esta dinámica las empresas públicas, en la mayoría de ellas han desaparecido los funcionarios y casi todos los trabajadores se han reclutado a dedo por los respectivos gobiernos, que han aprovechado estas instituciones para colocar a los afines y a los escogidos.

Si las oposiciones, al menos en la Administración Central, garantizan a los funcionarios la seguridad en el empleo, no aseguran, sin embargo, la inamovilidad del puesto de trabajo, porque la forma de proveerlos en muchos casos es la de libre designación, que comporta también la libre remoción. Ello concede al poder político una posibilidad cierta de presión, pues a menudo el cambio de puesto de trabajo repercute de modo apreciable en las retribuciones. Buen ejemplo de ello es lo ocurrido con Pedro Sánchez y los abogados del Estado.

Periódicamente surgen voces que ponen en duda el valor de las oposiciones. Lo consideran un mecanismo obsoleto y antiguo, y dirigen la mirada a aquellos métodos a través de los que el sector privado capta a su personal, que con frecuencia están condicionados por la recomendación y el tráfico de influencias. En uno de los gobiernos de Zapatero, Jordi Sevilla, que era el de las grandes ideas, el de enseñar la economía en dos días y el del tipo único en el impuesto sobre la renta, fue ministro de las administraciones públicas. Sus ocurrencias se centraron en convertir toda la Administración en agencias y en cambiar el sistema de acceso a la función pública, criticando el sistema de oposiciones y sustituyéndolo por la entrevista, y la valoración de méritos entre otros criterios; en definitiva, los procedimientos del sector privado, todos ellos de difícil cuantificación y valoración y que permiten la discrecionalidad cuando no la arbitrariedad. Menos mal que no supo, o no le dio tiempo, llevar a cabo sus propósitos...."

Un ejemplo claro de la imparcialidad de las oposiciones durante el franquismo es el caso de Angel Viñas, que sacó las oposiciones al cuerpo de técnicos comerciales del estado en el 68, y luego se ha dedicado a escribir libros de historia con una visión muy negativa del franquismo.
 
Pues yo si he cantado el cara el sol y durante años en el patio de los Salesianos de un pueblo de las cercanias de Bilbao y eso era norma habitual al menos en ese colegio y por lo que yo sé en todos aquellos de signo religioso.
 
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