¡Alabados sean los clementes dioses que han puesto a nuestro alcance el maravilloso marrano para nuestro sustento y deleite de los paladares!
¡Amén! ¡Viva España!
¡Qué tiempos aquellos en que se mataba al marrano en la puerta de casa para que todos los vecinos supieran que no éramos ni judíos ni fiel a la religión del amores!
¿No degüellan ellos a las cabras y lo ponen todo perdido de sangre? Nosotros no desperdiciamos nada y hacemos las mejores morcillas de la Galaxia.