Si os soy sincero, siempre me da un cierto temor pasear a pie por el campo. Las varias veces que me he encontrado con perros por los caminos, los he visto sueltos y asustan. Hasta el presente, sus dueños lograron contener a los canes, hasta el día en que me ocurra una desgracia. Además, teniendo en cuenta que se ha puesto de moda adquirir perros de razas peligrosas a fin de parecer más malote y así ligar más, la cosa se complica aún más.
Sin duda, los dueños piensan:
—¡Bah!, ¿para qué voy a tener al perro atado? Si por aquí no pasa nadie.
Pero vamos a ver. Que haya poca probabilidad de que pase alguien no es lo mismo que que no pasará nadie. Que tiende a cero no es lo mismo que que sea igual a cero, es de primero de Derivadas, la rama de las Matemáticas. La vida de un solo ser humano ya es un valor infinito, no jodamos.
No hay derecho de que mi libertad en decidir si tomarme un paseo o no esté condicionada por los irresponsables dueños de perros imprevisibles y no controlados.