Buenos días.
En la familia de mi mujer tenemos un ni-ni próximo, y ayer en ese fenómeno consumista al que muchos llaman la cena de Nochebuena, tuve la oportunidad de analizarle:
No cenó con nosotros, sino que permaneció encerrado en su habitación, con su compañero incondicional y único que es internet. En su familia se le considera con un problema mental, pero yo creo que lo que tiene es una grave frustracción.
El perfil que lo define es el siguiente:
1. Cumplio el sueño de todo padre de los 90 al dejar que el chico estudiase lo que más le gustaba. Resultó que lo que realmente le gustaba eran las Bellas Artes, y eso estudió durante varios años.
2. Como todos los que estudian lo que le gusta y no lo que demanda el mercado (el verdadero mercado), a mitad de la carrera se dio cuenta de la inutilidad de sus estudios para ganarse la vida.
3. Comienza la mentalización de que te espera una vida austera y se asume sin problemas. Trabajos que el 80 % de la humanidad considera un lujo pero aquí se considera un trabajo basura: Trabajos eventuales en el sector de las franquicias de las grandes marcas y en la telefonía móvil.
4. Se considera explotado y la culpa de todo la tiene un colectivo: Los empresarios, cuyo único planteamiento en esta vida es explotar al obrero para enriquecerse.
5. Continua con trabajos varios y también va al extranjero. En el extranjero, en uno de esos países que nos sirven como ejemplo, se da cuenta que allí tiene que hacer lo que hacen el 99 % de los emigrantes españoles: limpieza de retretes y trabajos afines.
6. Tras cansarse de todo ello vuelve a España, se reincorpora al domicilio familiar que dejó hace años, y se da cuenta que los trabajos que él considera válidos no existen en la actualidad.
8. Está descolocado generacionalmente y no tiene ya amigos, así que sólo le queda encerrarse en su cuarto.
9. Los trabajos puramente "paletiles" los considera una explotación: trabajos agrícolas u otros que requieren esfuerzo físico importante. Todos estos los rechaza.
En la familia de mi mujer tenemos un ni-ni próximo, y ayer en ese fenómeno consumista al que muchos llaman la cena de Nochebuena, tuve la oportunidad de analizarle:
No cenó con nosotros, sino que permaneció encerrado en su habitación, con su compañero incondicional y único que es internet. En su familia se le considera con un problema mental, pero yo creo que lo que tiene es una grave frustracción.
El perfil que lo define es el siguiente:
1. Cumplio el sueño de todo padre de los 90 al dejar que el chico estudiase lo que más le gustaba. Resultó que lo que realmente le gustaba eran las Bellas Artes, y eso estudió durante varios años.
2. Como todos los que estudian lo que le gusta y no lo que demanda el mercado (el verdadero mercado), a mitad de la carrera se dio cuenta de la inutilidad de sus estudios para ganarse la vida.
3. Comienza la mentalización de que te espera una vida austera y se asume sin problemas. Trabajos que el 80 % de la humanidad considera un lujo pero aquí se considera un trabajo basura: Trabajos eventuales en el sector de las franquicias de las grandes marcas y en la telefonía móvil.
4. Se considera explotado y la culpa de todo la tiene un colectivo: Los empresarios, cuyo único planteamiento en esta vida es explotar al obrero para enriquecerse.
5. Continua con trabajos varios y también va al extranjero. En el extranjero, en uno de esos países que nos sirven como ejemplo, se da cuenta que allí tiene que hacer lo que hacen el 99 % de los emigrantes españoles: limpieza de retretes y trabajos afines.
6. Tras cansarse de todo ello vuelve a España, se reincorpora al domicilio familiar que dejó hace años, y se da cuenta que los trabajos que él considera válidos no existen en la actualidad.
8. Está descolocado generacionalmente y no tiene ya amigos, así que sólo le queda encerrarse en su cuarto.
9. Los trabajos puramente "paletiles" los considera una explotación: trabajos agrícolas u otros que requieren esfuerzo físico importante. Todos estos los rechaza.