Sawa tiene razón. Al ingerir alimentos ingerimos energías.
Hace semanas veía un video de La caída del sistema donde hablaba de los escritos de Isaac Luria,. el Arí, y contaba que tenía su propio encargado de sacrificar los animales kosher (no recuerdo cómo se les llama ahora en hebreo). No era un simple matarife, de hecho era un erudito de la Torá y al sacrificar al animal no solo lo hacía de manera que no sufriera, sino que recitaba una oración para elevar el alma del animal. La carne que comían era prácticamente sagrada. Los justos no se alimentan de cualquier manera, saben de la importancia de las energías de deben admitir, y no hablo solo del alimento.
También ando leyendo un libro del maestro Omraam M.A. y estaba en un capitulo donde habla largo y tendido del versículo de que EL HOMBRE ES LA SAL DE LA TIERRA... Hace unas exégesis maravillosas y habla de los mundos mineral, vegetal, animal, humano y entidades celestiales, y como el ser superior se alimenta del inferior y así consigue elevarlo y sacarle de su estado. Porque no existe materia inerte y viva, como nos han enseñado. Todo esta vivo, aunque con estados vibracionales y de conciencia distintos.
Cierto es pues que al ser todo energía, el cuidado que hemos de poner en lo que ingerimos a través de boca, oído, nariz, vista, mente, etc, sea lo más positivo posible y de alta vibración, porque sino nos veremos afectados, como bien ha dicho Sawa.