Gracias por responder, así que aún en fosa común puede ser que sean identificables los restos... he observado por catálogos de publicidad de modelos de funerarias de los años 1930 que los féretros eran más "barrocos", maderas más oscuras, tallas de ángeles y adornos que costarían un huevo. También que se llevaban modelos más "cuadrados" hasta mediados del XX. Sé que los nichos antiguos eran peores porque no llevaban sistema de ventilación ni drenaje de fluídos como los de ahora. En Baeza (Jaén) hubo otro derrumbamiento de una cuartelada de nichos y observé que había ataúdes de finales del XIX entre los cascotes (enteros) diferentes a los de ahora, de color más claro, repujados, etc. A lo largo de mi vida los abuelos que se han ido muriendo en mi familia casi todos los ataúdes eran iguales de esos redondeados, que me dan una grima... en cambio a un tío de mi madre la caja, cuadrada, iba tallada con preciosas escenas de la Biblia en los laterales, daba lástima enterrarla. Como dijo mi señor padre cuando en 2005 falleció su suegra (mi abuela) "vale la caja más que la muerta..."
Un saludo y mucha entereza y ánimo en esa dura, pero imprescindible y humanísima profesión. Tienen ustedes que ver cada cosa (me refiero a que se muere un viejo de 90 años, pues lógico, pero ninño, veinteañeros, accidentes tráfico... debe ser durísimo ver a las familias en ese trance). En cuanto a lo de coser y demás entiendo que a todo se hace uno, yo mismo he destripado varias personas con mis amigos de la facultad de medicina que una vez me dejaron con la bata, guantes y demás sacar los órganos a los cadáveres de la morgue, no me impresionaba para nada (están verdosos en formol y parecías piezas de goma). Como curiosidad le indico que era en Asunción, Paraguay, dond ejercía de profesor de Económicas en una universidad. Los cementerios allí venden las calaveras limpias y cocidas en agua de cal a los alumnos de Medicina/odontología que las usan para prácticas (los de plástico no sirven, no tienen los poros que llevan los huesos de verdad por los que va el nervio natural). Costaban unos 60 euros al cambio. En cuanto a los cadáveres los repartía la Justicia entre los maleantes que aparecían baleados y no los reclamaban los familiares, siendo el comentario de los alumnos y profesores "al menos así sirven para algo a la sociedad", y el pasatiempo era localizar alguna bala y quedársela de trofeo...