Yo creo que el tema es ajeno al planteamiento geopolítico...son dos guerras distintas; por una parte en Europa la Compañia aparece como fuerza de choque contra la herejía protestante, asumida la cual tras Westfalia, los teólogos ignacianos siguen como garantes de la doctrina en los diferentes territorios peleando el día a día ...y con mucho trabajo, al ritmo que la sociedad europea va cubriendo nuevas etapas políticas y filosóficas...incluyendo el marxismo y el liberalismo , y por otro el campo de actuación y experimentación de los jesuitas es lo que he señalado antes, la América Hispana, donde el papel en blanco del nuevo continente les permite intentar concretar la doctrina católica tal como la fueron entendiendo y macerando en sus listas y eminentes cabecitas, con perennes conflictos con las autoridades civiles y militares en favor de los indios y de la justicia...hasta que la Monarquía les llamo a capítulo y acabo expulsando con Carlos III porque pretendían ir por libre sobrevolando la autoridad y el gobierno de aquellas tierras. Se había acabado la época de España primero católica que imperial y los reyes primero tenían que gobernar ...y despues rezar.
Continuando con este planteamiento, el resurgir de la orden se produce en tiempos modernos en Hispanoamérica con la Teología de la Liberación....utopía comunista moderna ...último grito ideológico del siglo XX para la vanguardía evangélica de la Iglesia, ellos, que estaban a la espera de volver a liderar la construcción de la Ciudad de Dios en la tierra, dan un paso al frente y lideran la revolución aliados con los marxistas, con los resultados que todos conocemos...que los sueños de la razón sólo producen monstruos.
Todo esto de manera genérica...estamos hablando del paso de siglos y pasando por encima de mil detalles . Y contestando a tu pregunta inicial...pues yo creo que , en concreto , el problema de los jesuitas después de cumplir perfectamente su papel, su aparición como fuerza de élite ideológica ante el cisma protestante, la confianza en sus propias fuerzas les lleva, incluso actualmente, ahítos de idealismo, a intentar construir esa utopia cristiana en el presente...siglo tras siglo en cuanto les dejan sacar la cabeza intentan plasmar en lo real lo que ellos entienden como doctrina social de la Iglesia, el Reino de Dios en la tierra, con lo cual el conflicto con los diferentes poderes seculares está servido ... y su trato con muchas otras corrientes de la iglesia se hace díficil.
Ojo, que no hay dos guerras distintas. La Compañía se funda efectivamente como fuerza de choque contra la herejía protestante, pero en América no son impulsores de nada, entre otras cosas porque la Compañía, fundada en 1534, ni siquiera existía cuando comenzó la evangelización de América. Fueron los dominicos y los franciscanos los que comenzaron a montar misiones y a evangelizar América, haciendo efectiva la misión civilizatoria asumida por la Monarquía Española. Bartolomé de las Casas era dominico, no jesuita.
Los jesuitas no hicieron absolutamente nada excepcional en América que no estuvieran haciendo el resto de Órdenes antes. La supresión de las reducciones guaraníes (que comenzaron los franciscanos antes que los jesuítas) se debió a que ese territorio fue cedido a Portugal, y los portugueses no compartían el modelo de misión civilizatoria española, por lo que las reducciones jesuítas les sobraban. A parte de que las reducciones jesuítas eran un emporio comercial de explotación de nativos, denunciado ya por los propios colonos españoles (
revuelta comunera paraguaya).
La expulsión de los jesuitas por Carlos III no fue por ninguna cuestión de América, si no por su implicación en el Motín de Esquilache, y se entiende englobada en el contexto de expulsiones generalizado en Europa, motivado mayormente porque a los Déspotas Ilustrados no les molaba nada lo del Cuarto Voto de obediencia al Papa, que significaba básicamente que los Jesuítas eran una organización al servicio de una potencia extranjera (algo que habían sido siempre, pero que no había sido un problema para los monarcas europeos hasta el Siglo de las Luces).
El resurgimiento de la Compañía no se produce a raíz del Concilio Vaticano II, si no a partir de 1814, que es cuando el Papa reestablece la Compañía. Por cierto, dato curioso, entre 1773 y 1814 los jesuitas se refugiaron en Rusia, donde no se aplicó el decreto de supresión papal.
Que los jesuitas no hablen mucho de lo que hicieron en el Siglo XIX se debe al cambio de chaqueta tras el Vaticano II. No convenía remover el asunto de que en el Siglo XIX los jesuitas, como guardia pretoriana papal, habían ejercido de acérrimos enemigos de la libertad de expresión, la libertad religiosa, la separación entre Iglesia y Estado, y por supuesto también se habían opuesto a la reunificación italiana, en defensa de la integridad territorial de los Estados Pontificios. Todas esas causas ya no interesaban al Vaticano a las alturas del Vaticano II, y convenía echarle tierra al asunto.
Con Juan XXIII es cuando los Jesuitas se inventan la Teología de la Liberación, que experimentan inicialmente en América Latina para ver si cuela, y luego hacen un "retcon" para inventarse que eso de la Teología de la Liberación era lo que llevaban haciendo en América desde el principio y que ellos son el ala progresista de la Iglesia, cuando en realidad los jesuitas no se habían movido jamás de la línea que les marcaba el Papa. Ellos eran el ala oficialista, no el ala progresosta, y la obediencia estricta de los jesuítas respecto al Papa quedó muy clara cuando San Juan Pablo II se ciñó la tiara, ordenó al Padre Arrupe dimitir, y puso la Compañía bajo disciplina de los Dominicos.
Lo que jodió entonces a los Jesuitas fue haber sido castigados por el nuevo Papa cuando ellos solo se habían limitado a cumplir estrictamente las órdenes de los dos Papas anteriores. Entonces, a partir de los años 80, es cuando se convierten realmente en el "ala progre" de la Iglesia, pero solo porque habían sido descartados como Guardia Pretoriana Papal en favor del Opus Dei. Recuperar su posición le ha costando a la Compañía treinta años y tener que poner a uno de los suyos directamente como Papa.