Porque no tenían una superpoblación de bigotudas pegamacarrones que viven del cuento y del dinero de los demás, y que aun encima se creen la élite intelectual y moral del universo
En Roma, tanto en el Imperio como en los tiempos de la república, las élites, además de comer, amar, divertirse y conspirar sabían ESCRIBIR, INVENTAR, PENSAR... y su concepción del mundo (y curiosidad) era su motor vital.
Aquí el único "motor" que hay es el chiringuito y la red clientelar de turno. Y la "curiosidad" sólo se fundamenta en preguntar cuando te van a llamar de la lista de turno, o si Menganita le ha dado like a la foto de Instagram.