No hay una Blitzkrieg en este conflicto, pese a que los medios se empeñan en afirmarlo. Hay una guerra de desgaste muy agudo para los contendientes. Dentro de tres días un mes que empezaron las hostilidades en un conflicto que aparenta serlo de posiciones muy preparadas y entre dos enemigos secualares que intuían una larga lucha basada en esa resistencia visceral que genera el repruebo y prolonga la guerra. Si se pasara a mayores con una guerra total con ataque indiscriminados a población e infraestructuras las pérdidas de ambos lados se dispararán y quién será el primero en flaquear mostraría el futuro. Aunque si a la vez que actúas con brillantez militar pero inútil en Ardenas te devuelven un Dresde, estás en una situación complicada.
Casi se pone más énfasis en el novedoso y viral medio (el dron) que en el fin (la guerra, quizá algo estancada en los términos ‘blitz’ de Manstein o revisitados por Zhukov). El Stuka y el Sturmovik eran muy precisos y no requerían los conocimientos ni el mantenimientos de los aparatos actuales. También eran más baratos. Pero eran las infanterías mecanizadas las que se debían partirse la crisma. Ninguna batalla se ha ganado desde el aire e incluso se ha perdido con un coste altísimo para quienes recibían el castigo en tierra. Pero mucho mayor en el plano del desprestigio para quienes se subían apresuradamente a los helicópteros en Saigón.
Siguiendo adelante con sus objetivos expansionistas, Turquía comete un error de atomización de fuerzas, abriendo compulsivamente frentes externos (algunos de opereta) para demostrar un músculo cuestionable. Haciendo amigos y buscando gresca en frentes contra varios oponentes, que incluso son aliados nominales si es que la OTAN no es un saco roto. Estar bajo la influencia del auto-optimismo propio de la autopropaganda cara adentro y reverberada hacia afuera, lleva a presentar el éxito de la tal blitzkrieg azerí, colgándose medallas que no corresponden a Ankara y obviando su fracaso (Idlib no ha terminado en Siria), donde Turquía, tras servir de cuartel y lugar de aprovisionamiento y entrenamiento de Daesh y su galaxia de mutaciones nominales para crear confusión, no ha conseguido empalar a Assad, cosa que si hizo la OTAN valiéndose de algún mequetrefe patrio, el Jemad podemita o la ministra Chacón, qepd. Y en Libia, la campaña apunta maneras de prolongarse y no ha terminado Y ahora, Turquía abre otro frente proxy en el Cáucaso. La reacción natural a todos los rivales sería la creación de una entetnte de uniones variopintas en el campo diplomático y político (los hechos vencen a las ideas que no existen cuando tampoco hay dinero) y muy peligrosas para un matón de opereta si coinciden en el tiempo en el plano militar. En ese aspecto, Erdogan demuestra una diplomacia de cañonera que puede tornarse en una bofetada común de varias manos acorazadas, no necesariamente coincidentes en el tiempo ni el espacio. Pero si en el objetivo. En los hechos, que es lo que va a misa.
Turquía -Erdogan- se autoexige demasiado para mantenerse en el cargo de la comunicación y la presentación vía esas credenciales de ‘su‘ poder. Pero se lo exige a sus militares. En Siria, en Libia o a su marina y su ejército en la frontera occidental que debe guarnecer en el sempiterno conflicto Turco-Griego. Todo esto no es poco, y ‘apretó’ a Aliyev, para que comience un nuevo conflicto por el perímetro de las fronteras turcas. Puede ser un huida hacia adelante utilizando a un muñeco. Pero esa desaforada necesidad de bronca empieza a cansar a muchos, de todo color y pelaje, en esa carrera de retrolimentación que para perpetuarse -o no- vive Racep. El verá. A veces, los planes no salen bien si los fías a variables externas como salida a debilidades intramuros.
En occidente se ha llevado al paroxismo mediático la cantidad de puntos calientes en el perímetro de Rusia, una potencia que vuelve a serlo con los problemas que todo dios tiene en el siglo de los problemas y los hechos. Veremos como acaban las elecciones de los M-16, el puñeterto Ku-Klux clan lamentablemente 'popularizado' y la puñetera apuesta 'racial' de Soros allí, enfrente. Y tras las urnas, los cargadores. De eso, sobra en casi cualquier domicilio amaricano al uso.
En esa hipocresía mediática (un Federico o un Ferreras son las bases militares en el subconsciente colectivo de neocones y progretarios en las vanguardias dolidas por el decrecimiento obligado), nadie recuerda los puntos calientes de un endeble por comparación como lo es Turquía. Y son realmente calientes, pues en esa carrera hacia adelante de Racep, en todas partes parece que va a la guerra, pero ¿es suficiente su poder tangible, político y económico, diplomático, para esta cortina de ‘expansión’ militar?
El resultado de esta política entre deplorable, chulesca y cortoplacista puede tener como destino militar la unión política de los oponentes de Turquía y esa ‘prueba de stress’ le arreará un mandoble a Racep vía la caída de régimen, quizás en la forma de un nuevo golpe de estado militar. El ejército turco, a diferencia del ruso, o el US Army, tiene una extensa tradición golpista.
Ninguno de los grandes jugadores geopolíticos necesita a Turquía en su forma actual, en forma ‘nominal’ de potencia regional poderosa, con un ejército ¿fuerte?, apoyándose en el factor de la religión del amor radical cuando ni es un país de la religión del amor y la amortización de Daesh en Siria, engendro que crea en Washington para, tras su derrota en Siria, hacerlo desparecer. Asi siempre su guardan las usanas formas y eso hasta lo ha reconocido Hilaria. La apuesta ahora de USA en Siria, como último baluarte en una instrumentalización Kurda que será -o no- abandonada a su suerte pero que no son amigos -los kurdos- de Erdogan.
Una cosa es utilizar a Turquía para la contención de Rusia, y otra muy distinta, que el instrumentalizado pretenda convertirse en instrumentalizador. Ahí, el visceral Racep puede tener un problema, interno como es el resultado real de ese aventurerismo que esconde unas malas perspectivas electorales en 20203 y con años tan incierto como los que nos vienen a todo quisque. Con un ejército harto y 25 millones de Kurdos dentro, tocando las pelotas a Rusia, rivalizando con otro país no árabe (la R. I. de Irán) para liberar al nunca liderable mundo de la religión del amor, pero con un poder y un vuelo recto y ‘cortés’ que garantiza a Teherán una fuerza de grandeza frente a la miseria -actual y no necesariamente infinita- de Ankara. Estambul dañó mucho vía urnas a Racep. Y en tres años cruciales el aventurerismo no es un buen cóctel con la absoluta incertidumbre de una crisis económica. Incluso el término ‘crisis’ puede ni ajustarse a ‘lo’ que nos enfrentamos. Una incertidumbre que la calle y los cuarteles no tolerarán si llegan los ataúdes que finalmente, si tiene lo que hay que tener, tendrá que aportar. Ninguna guerra, salvo las mediáticas se ganan o pierden sin sangre. Aunque las mediáticas contienen las hemorragias, pero no los tumores.
Edito: posibles -posibles- efectos colaterales en forma de posible ataque aéreo o Kalibr. Incursiones a los zocos de petróleo en Jarablus desde donde el crudo robado en Siria entra en Turquía: