Una vez más, otra campaña de la ultraderecha ha sido frustrada. Sin embargo, las fuerzas sociales democráticas no deben bajar la guardia, pues a no ser que se implanten reformas profundas y duraderas, volverán a intentar hacerse con el poder una vez tras otra.
Ahora es el momento de reformar el sistema para volverlo más humano, democrático y ecosostenible. Es importante dejar claro que no hay lugar para la ultraderecha en las instituciones y en la sociedad del siglo XXI. Arremeter contra los poderes fácticos que se empeñan en devolvernos a la época más oscura de nuestra historia. En especial, contra los estamentos judiciales y desinformadores opuestos al progreso y a la verdad.
De nuevo, hemos salido más fuertes. Es hora de mostrar abiertamente nuestra fuerza.