Madrid 2016: radiografía desde un bar de Lugo
Entré en un bar unos minutos antes de que se anunciase la decisión acerca de quién celebraría los juegos del 2016, siendo ya los finalistas Madrid y Río de Janeiro. Era el único cliente del bar, y los dueños y camareros del negocio estaban todos emocionadísimos ante la perspectiva de que Madrid se llevase el gato al agua. Veían a un montón de gente viniendo a España con motivo de las olimpiadas y todos los negocios de hostelería yendo p'arriba (nos suena, ¿no?).
Sin mostrar mi verdadera opinión - no veo que debamos organizar las fiestas de otros, y más si tenemos que poner dinero, y aún más cuando no anda el horno de nuestra economía para bollos -, razoné que en Lugo no íbamos a sacar nada de ello, ni tampoco en Galicia. Me replicaron que no, que todos nos íbamos a beneficiar, aunque no tanto como Madrid, claro está; en particular, me dijeron que La Coruña, Santiago y Bayona iban a recibir a mucha gente. ¿El razonamiento? "Te lo digo yo".
Sale Río de Janeiro como ganador y la decepción es inmensa: el gozo de tener los garitos llenos hasta la bandera con los precios inflados (yet another bubble), en un pozo. Esa montaña rusa de emociones es para mí una especie de termómetro que confirma lo muy dolidos que estamos. Por una parte, para una mayoría del personal, la única salida del abismo económico en el que estamos es la de siempre (burbuja de zulitos, burbuja de hostelería, burbuja de obra pública). Por otra, si había tantas esperanzas para seguir adelante de muchos puestas en ese sarao deportivo a unos 7 años vista... es que entonces se ve el futuro más inmediato bien oscuro.