El propósito de la Vida.
Voy a empezar presentando un modelo espiritual del ser humano. Usaré como analogía un asentamiento compuesto por Castillo, Ciudad, Campo y Exterior, dispuestos en anillos concéntricos. Este modelo organiza todo lo existente en la Creación, material y espiritual, desde la perspectiva de cada ser humano.
Castillo
Génesis 1,26-28
Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las fieras terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra. Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó. Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra.»
En el centro encontramos el Castillo, que tiene dos zonas: Templo y jovenlandesada. En la jovenlandesada reside la voluntad, el libre albedrío. Este libre albedrío da forma a la propia identidad mediante las criaturas que acoge en la jovenlandesada. Aquí se encuentra lo que el individuo ha asimilado a su propia identidad de entre las criaturas que ha encontrado en la Creación. Aquí estaba Eva cuando aun estaba en Adán, y por este motivo los seres humanos nos reconocemos como tales unos a otros. En el gran esquema de la Creación, todos estamos en la jovenlandesada de Adán. El problema es que esta jovenlandesada está sujeta a la fin, que se consumará definitivamente en el Juicio Final. La jovenlandesada es la semejanza a Dios y la sede del don de la realeza humana.
Ageo 1,4
¿Es acaso para vosotros el momento de habitar en vuestras casas artesonadas, mientras esta Casa está en ruinas?
La otra zona que encontramos en el Castillo es el Templo, que es el lugar del vínculo con Dios. Es la imagen de Dios en el ser humano, y la sede de los dones de sacerdocio y profecía. El oficio del sacerdocio consistiría en traer alguna criatura para presentarla ante Dios junto con alguna petición. Se ata y desata, se pide a Dios que modifique de algún modo a esta criatura, alterando su relación con el resto de las criaturas. El Rey gobierna desde su jovenlandesada sobre lo que le es dado, según los dones de que dispone. Cuando se encuentra con algo que supera sus fuerzas acude al Templo para pedir la intervención de Dios.
Amós 3,7
No, no hace nada el Señor Yahveh sin revelar su secreto a sus siervos los profetas.
Juan 15,15
No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
La otra actividad que se desarrolla en el Templo es la de la amistad con Dios. El ser humano está hecho para tener amistad con aquél de quien es imagen. Lo que es parecido tiende a buscarse. Dios nos ha creado para que le busquemos. El Rey acude al templo para dar gracias a Dios por lo recibido, o simplemente para conversar con él. Vivir en presencia de Dios transforma la experiencia de la vida humana.
Mateo 28,20
Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Una posible imagen accesible a todo el mundo sería la de la agradable sensación de la luz del sol sobre nuestra piel, cuando los días comienzan a cambiar tras un largo invierno. En el silencio luminoso del Templo, el Rey recibe espiritualmente ese calor suave de la mirada sonriente de Dios.
Ciudad
En la ciudad se encuentran las criaturas que admitimos como “buenas”. Las amistades, los bienes preciados, las ideas que consideramos como correctas, los contenidos que hemos consumido (libros, películas, etc) y que nos han gustado, etc. Si en el Castillo está la identidad, aquí está lo que llamamos “bueno” y tratamos cordialmente. Si el Castillo fuera el cuerpo, la Ciudad sería el vestido. El polvo del camino está aquí. Las amistades están aquí. Nuestros familiares, una mascota, los objetos que trasladamos en una mudanza estan aquí. La música que llevamos en el móvil y los objetos que llevamos en el bolsillo cuando vamos a trabajar, este tipo de cosas están aquí. No dejamos de ser nosotros mismos si lo perdemos, pero nos gusta llevarlo con nosotros. Buscamos su presencia.
Lo que hay en el Castillo determina nuestros actos desde la inconsciencia. Ha superado el filtro, lo hemos admitido a nuestra identidad. Lo que hay en la Ciudad nos afecta de manera consciente. Al no estar en nuestra identidad nos damos cuenta del modo en que influye en nuestros actos, pero aun asi podemos sufrir malas influencias por la red de intereses creados: renunciar a una cosa supondría renunciar a otra.
Campo
Aquí están aquellas criaturas de nuestra experiencia con las que tratamos por otros motivos. Nos dejan indiferentes o nos desagradan, pero por un motivo u otro están ahí y hemos de tratar con ellas. Llega una caravana de mercaderes y en el Campo nos ofrecen sus productos. Salimos de la Ciudad para ver qué nos interesa comprar. Salimos a explorar, a trabajar, a investigar, y decidimos qué traemos de vuelta a la Ciudad (y al Castillo).
Exterior
Esta es la región de la Creación fuera de la experiencia directa del individuo, y hasta de su conocimiento. No existen distancias físicas en este modelo, y esto es algo que Internet nos ha demostrado claramente. Estamos hablando de proximidad espiritual. El Exterior puede ser un libro que ni hemos leído ni conocemos su existencia. Puede ser lo que ocurre en un pueblo de otra provincia. Puede ser un meteorito que se estrella contra Neptuno o un escándalo político que ocurre en Nepal. No está en nuestra esfera de consciencia. Del Exterior llegan en ocasiones rumores, titulares, visiones lejanas.
Fronteras
Los tres ámbitos están dispuestos en anillos concéntricos, y cada anillo está separado por una Frontera. El Castillo tiene un muro que lo separa de la Ciudad, y esta una muralla que la separa del Campo. Y entre el Campo y el Exterior, una frontera, el Horizonte. En cada frontera hay puertas, umbrales, pasos, puentes y brechas. Los pasos habituales están guardados, las brechas escapan a nuestra atención por un motivo u otro. Un individuo sano tiene centinelas en cada paso de cada frontera.
Génesis 4,7
A la puerta está el pecado acechando como fiera que te codicia, y a quien tienes que dominar.
El mal siempre busca entrar, siendo el objetivo último la destrucción del Templo y la ocupación de la jovenlandesada. El pecado que se introduce abre una brecha en la muralla. Un pequeño mal espíritu que se instala en un anillo acaba abriendo camino por el que entran todos los demás.
Isaías 62,4-7
No se dirá de ti jamás «Abandonada», ni de tu tierra se dirá jamás «Desolada», sino que a ti se te llamará «Mi Complacencia», y a tu tierra, «Desposada». Porque Yahveh se complacerá en ti, y tu tierra será desposada. Porque como se casa joven con doncella, se casará contigo tu edificador, y con gozo de esposo por su novia se gozará por ti tu Dios. Sobre los muros de Jerusalén he apostado guardianes; ni en todo el día ni en toda la noche estarán callados. Los que hacéis que el Señor recuerde, no guardéis silencio. No le dejéis descansar, hasta que restablezca, hasta que trueque a Jerusalén en alabanza en la tierra.
En Cristo, Dios, reconstruye las murallas y las fortalece.
Mateo 12,43-45
«Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos en busca de reposo, pero no lo encuentra. Entonces dice: “Me volveré a mi casa, de donde salí.” Y al llegar la encuentra desocupada, barrida y en orden. Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio. Así le sucederá también a esta generación malvada.»
Pero se nos advierte contra la recaída. Hay que tener cuidado con los malos espíritus que conocen las debilidades de las murallas.
Esdras 4,11-16
Esta es la copia de la carta que le enviaron: «Al rey Artajerjes, tus servidores, las gentes de Transeufratina, etc. Ha de saber el rey que los judíos que subieron de tu lado hacia nosotros y llegaron a Jerusalén están reconstruyendo esta ciudad rebelde y perversa; tratan de levantar las murallas, y ya han echado los cimientos. Sepa, pues, el rey, que si esta ciudad se reconstruye y se levantan sus murallas, no se pagarán más impuestos, contribución ni peaje, y al fin esta ciudad perjudicará a los reyes. Ahora bien, a nosotros, puesto que comemos la sal del palacio, nos resulta intolerable ver esta afrenta que se hace al rey; por eso enviamos al rey esta denuncia, para que se investigue en las Memorias de tus padres: en estas Memorias encontrarás y te enterarás de que esta ciudad es una ciudad rebelde, molesta para los reyes y las provincias, y que en ella se han fomentado insurrecciones desde antiguo. Por este motivo fue destruida esta ciudad. Nosotros informamos al rey que, si esta ciudad se reconstruye y se levantan sus murallas, bien pronto ya no tendrás más territorios en Transeufratina.»
La muralla nos protege del poder del enemigo, y el enemigo hace lo posible para mantenerla llena de brechas para prolongar su dominio y obtener su tributo. El enemigo obtiene su poder de la expoliación de los dones de aquellos que ha sometido.
Se puede reflexionar mucho más siguiendo este modelo simplificado, y a la luz de las Escrituras (por ejemplo, el matrimonio/unión sensual visto como unión de jovenlandesadas, Génesis 2,24, y de ahí los problemas espirituales de divorcio, adulterio o cualquier desviación sensual). También se podría reflexionar sobre el distinto papel de cada sesso. Por brevedad, concluiré poniendo en contexto el proceso de redención del ser humano. Los alubio*s, tras su liberación y su penitencia en el Desierto, entraron a tomar posesión de la Tierra Prometida. El primer obstáculo fue Jericó, y mediante el Arca de la alianza Dios derribó sus murallas permitiendo la entrada. Esta es una constante en el proceso de expansión del Reino. Los obstáculos son destruidos por el Juicio de Dios porque actúan en contra de su propia naturaleza. El edificio erigido al margen de Dios cae siempre cuando se exponen sus contradicciones internas ante la luz de la Verdad. Cae la Torre de Babel cuando la humanidad pierde la comunión (confusión de lenguas) por obrar contra Dios, porque es Dios el que mantiene ese vínculo. Solo hay unidad en torno a Dios, y por eso no se puede buscar unidad para actuar en oposición a Él.
Mateo 10,30
En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.
1 Corintios 3,16-17
¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el santuario de Dios, Dios le destruirá a él; porque el santuario de Dios es sagrado, y vosotros sois ese santuario.
El Reino se expande mediante la acción de los cristianos, santos por llevar el nombre de Dios mediante el bautismo. Quien por su predicación y su ejemplo se convierte, acoge el Reino. Quien se opone, es destruido. Podemos mirar a nuestro alrededor y en nuestro interior. Esta sociedad está moribunda, y tantas personas se encuentran en desolación interior. Ha entrado el enemigo desde el Exterior, se ha introducido el humo de Satanás por alguna ventana que se ha abierto, y ha llegado en muchos casos a derribar el Templo en lo más profundo del ser humano. Quien quiera estar bien, tener vida en abundancia, que reconstruya el Templo y, con ayuda de Dios mediante los Sacramentos y la sana Doctrina, que expulse el mal del Castillo y la Ciudad, y que restaure las murallas.
Finalmente, cabe la pregunta del papel de lo colectivo en este modelo tan individual. La respuesta que tengo es que la realidad es fractal, tiene muchas capas. En nuestra individualidad podemos encajar el modelo antes descrito, pero también en Cristo. En Cristo hay un Castillo con jovenlandesada y Templo, y en Cristo vivimos en la Ciudad. Para sostener nuestra identidad tenemos que ocuparnos de lo nuestro, pero acudir al Templo supone, en algunos aspectos, acudir a los templos físicos. El Papa es el Vicario de Cristo, los sacramentos administrados por los sacerdotes son manifestación material de ese Templo espiritual y las vías para la relación con Dios. Toda la estructura material/humana de la Iglesia es una manifestación material de una realidad espiritual superior.
Este texto se titula “El propósito de la vida”, y bajo el modelo expuesto se puede comprender que el propósito de la vida de un ser humano es la construcción del Templo, la relacion con Dios. Y con la luz y la fuerza obtenida de esta relación se restaura todo lo demás, jovenlandesada, Castillo, Ciudad y Campo, y se organizan los canales de relación con el Exterior.