Lo que no se mastica es que, pudiendo presentar muchos temas por Lexnet sin procurador en partidos judiciales "lejanos", muchas veces sea necesario servirse de ellos por cosas tan absurdas como la presentación de copias en papel (que manda muchos narices).
Hay muchos asuntos en los que la representación a través de procurador ya es inexplicable. Por ejemplo ,en el ámbito penal, donde determinadas actuaciones tienen que ser notificadas personalmente al encausado (el procurador ahí no sirve), y los proc son por lo general eximidos de asistir a diligencias y a juicios. Ahí no son más que un gasto de un profesional al que hay que designar por imperativo legal, que puede desarrollar un trabajo mínimo y absolutamente supérfluo a lo largo del proceso, y que supone un gasto prescindible.
Lo de que un procurador "se interesa" por los asuntos y consigue menearlos en los juzgados tampoco lo compro. Esa no es una función real, ni se lleva a cabo de verdad en los procedimientos en los que participan, ni existe impedimento alguno para que la lleve a cabo el propio abogado o un trabajador enviado al efecto.
Yo me relaciono con procuradores que, viendo por dónde van los tiros en su profesión, tratan de justificar su trabajo: son diligentes, descargan de trabajo al abogado (llevando ejecuciones casi íntegras), y con efectividad en esa función de "brujuleo" por las secretarías que permite obtener en alguna ocasión ventajillas por buen trato con los funcionarios. Otros, por el contrario, se han acomodado con Lexnet, bajan al juzgado lo imprescindible, pasan meses sin acudir al despacho de los abogados (al ser cada vez menos necesario), se vuelven difíciles de localizar y, al final, en vez de descargar trabajo lo generan.
Lo raro es que de los primeros hay pocos, y los segundos abundan. Y no acabo de entender cómo viendo que su profesión está a extinguir (con bajas y cierres de oficinas cada vez más notorios) no hacen el menor esfuerzo por ser uno de los pocos que permanezcan en cada partido judicial.