Me da la risa cuando alguien cree que serán los políticos los que serán señalados como coresponsables por tener servicios mal dimensionados. Esos políticos demostrarán con números en mano, que se atenían a lo que dictaminan los protocolos de los expertos o incluso recurrirán a lo que dictamina la OMS. Como mucho, irán a por el médico ese y, en todo caso, la cosa se limitará a soltar unos millones a la familia, como compensación, al no demostrarse ante el juez, propósito de dolo en esa actuación. Obviamente, ese dinero no es de nadie y los políticos firmarán sin rechistar. Sólo a modo de ejemplo, le cuento el caso de uno de mis familiares al que denunciaron por la muerte de un usuario, 36 horas después de haberse marchado este, saliente de su guardia, a su casita. El usuario se pone peor, nadie le pide ninguna prueba más, dende que fue visto por mi hermano y, al final, tras esas 36 horas, el tío la palma cuando es trasladado a la UVI, después de 6 horas dentro de esa unidad. Al final, como nadie ha escrito nada y la última nota es la de mi hermano, la familia lo denuncia. Lo interesante del caso es que, nadie de arriba se molesta ni en informar a mi hermano que probablemente tendrá una denuncia. Así cuidan, responsablemente los superiores a los trabajadores sanitarios. Pasa una semana, dos y, finalmente, cuando aparece su nombre en la prensa, tras decirle los de arriba que no passaba nada, que nadie había reclamado oficialmente y tal, ve que la familia sigue reclamando. Vuelve mi hermano a decir que quiere ver la denuncia, para responder y limpiar su nombre, porque eso de que la prensa publiquen su nombre y tal, como si hubiera cometido un asalto, en cuyo caso sólo habrían aparecido sus inicales, hablando de "presunto" y tal, no le parece de recibo. Pues nada. En resumen: pasan los meses y, al final, sale en la prensa que el Servicio Gandalúh ha pagado una indemnización sin que nadie se molestara en llegar a un juicio ni que mi hermano tuviera derecho a defender su reputación. De locos. Al final, decide que ya está bien, que es la gota que ha colmado el vaso, y se pira a UK donde descubre lo que es ser un médico de verdad verdadera cuando, sólo con llegar a un bar y decir, tras conversar con el dueño, que es médico, le ponen una mesa especial por su condición de tal. Vamos, que se sentía un maharajá y, obviamente, eso, más las enormes y abrumadoras diferencias entre lo que ganaba aquí y lo que gana allí, y sin necesidad de hacer guardias, han marcado la diferencia. No piensa volver ni harto de vino. Y por el mismo camino van cada día más médicos españoles que están optando por la misma salida.
