Bueno, yo soy algo escéptico al respecto. Tanto la moral, como las leyes, que son su expresión formal y escrita, son siempre fruto del consenso mayoritario, y éste queda determinado por las relaciones de producción de cada momento histórico, igual que los 'valores de cada época'. Si Marx y Engels tienen razón (está claro para mí que como analistas, la tienen; como profetas, está por verse...) llegaremos un día a esa sociedad formada por 'justos y benéficos', donde cada cual tendrá conforme a sus necesidades, y aportará conforme a sus talentos. Gracias al progreso, vigorosamente impulsado por el capitalismo, puede que esa etapa esté a unas cuantas décadas vista, en el caso de España y de otros países de parecido nivel.
---------- Post added 22-mar-2017 at 11:18 ----------
Efectivamente. Toda empresa bien gestionada lo asume así. Incluso recuerdo a un empresario que me decía que, en su opinión, toda empresa habría de despedir a cierto porcentaje de los empleados cada año, para así mantener un clima de tensión y terror, que convenía a los beneficios. Pero él mismo decía también que le resultaba imposible, porque se encariñaba con el personal... Acordándome de aquello, concluyo hoy que sufría una 'recaída en el feudalismo', en el concepto paternalista de 'señor protector'. Y por lo tanto, era una mala gestión para un burgués capitalista...
Bueno en mi opinión las leyes son las que ayudan a cambiar la moral; en una época en donde las leyes eran inexistentes fue fácil ver las ventajas de la civilización y el orden. Salvando las películas de piratas y de vaqueros es muy lógico imaginar como a un padre de familia que imagina a la mitad de su familia muerta en un periodo corto de años por asesinato, violación o secuestro, pone todas sus esperanzas en un mundo de orden. Dentro de ese mundo, la moral cambia y la gente comienza a ver la delincuencia como algo negativo.
Pero en estos momentos tengo que reconocer que el proceso se ha invertido un poco; parece que la moral dice que la policía es mala y delinquir bueno, parece que un ladrón tiene honor y lleva guante blanco pero un policía solo tiene vicios y le gusta tirar con la pistola a los niños de color. Le hacemos una canción a tres atracadores que van hasta el trastero de caballo y les llamamos "caballeros", y a un señor que robó todo un furgón de dinero le hacemos una rumba que la gente canta con alegría.
Yo creo sinceramente que los profetas como tales no existen. Sí que existe el buen juicio, pero por lo que he comprobado Marx, que era un analista fabuloso de su tiempo, no lo tuvo. Para juzgar a tan largo plazo no se puede pretender hilar fino, y este señor lo que hizo fue dar rienda suelta a su imaginación detallando pormenores que en ningún caso podrían soportar el paso del tiempo. Es imposible poder preveer el comportamiento de una sociedad a medio plazo y con tanta precisión y detalle. Y para afirmar esto presento dos premisas.
La primera es que nunca nadie lo ha hecho.
La segunda es que Marx se basa en que la gente tiene buen fondo.
Nunca nadie ha podido adivinar nada a corto plazo cuando se trata de un grupo grande de personas, como podría ser un país. Quiero decir que los economistas que son miles, y han dedicado su tiempo en estudiar los estudios sobre el comportamiento del ser humano en los contextos pertinentes y que pretenden ganarse la vida y el reconocimiento a través de ello, nunca lo consiguen. Fijaros bien que son dos motivaciones muy fuertes y que estamos hablando de muchísimas personas empeñadas y dedicadas a tal fin: pues siempre se acaban equivocando estrepitosamente. Sus aciertos son pocos comparados con sus errores. Así pues, ¿como va un señor sentado en una mesa a adivinar que al cabo de cien años el proletariado podrá autogobernarse y sus necesidades serán satisfechas de forma satisfactoria con un sistema inventado cien años antes y que no cede a ningún cambio? Justino, que fue el que hizo el primer compendio de leyes, estuvo mucho tiempo creando todo un sistema legislativo que habría de durar cincuenta años sin cambiarse, pero asumiendo que al final tendría que cambiar. No duró ni cinco sin que ya se vieran necesidades de cambio, y desde entonces todos los países cambian las leyes como cambia su sociedad, sin más rumbo que el que fija la providencia.
La segunda, está más fácil de explicar, es que el individuo es egoísta por naturaleza y por ese único motivo se levanta por las mañanas; para conseguir dinero. Si alguna vez encontrase la forma de no levantarse y conseguir ese dinero, quizás al día siguiente no, ni al mes ni al año, pero al final en su cabeza se asentarían miles de motivos para que, sencillamente, se levantase otro por él si no hubiera responsabilidad alguna sobre sus actos. Esto rompe completamente la filosofía en la que basa Marx todo su sistema, en donde el individuo tiene que hacer las cosas por un único aliciente: el bien común. Allí donde se ha intentado imponer este sistema, se ha demostrado que más arriba o más abajo de la pirámide de poder, alguien decide no levantarse por la mañana.
---------- Post added 22-mar-2017 at 21:42 ----------
Bueno, yo soy algo escéptico al respecto. Tanto la moral, como las leyes, que son su expresión formal y escrita, son siempre fruto del consenso mayoritario, y éste queda determinado por las relaciones de producción de cada momento histórico, igual que los 'valores de cada época'. Si Marx y Engels tienen razón (está claro para mí que como analistas, la tienen; como profetas, está por verse...) llegaremos un día a esa sociedad formada por 'justos y benéficos', donde cada cual tendrá conforme a sus necesidades, y aportará conforme a sus talentos. Gracias al progreso, vigorosamente impulsado por el capitalismo, puede que esa etapa esté a unas cuantas décadas vista, en el caso de España y de otros países de parecido nivel.
---------- Post added 22-mar-2017 at 11:18 ----------
Efectivamente. Toda empresa bien gestionada lo asume así. Incluso recuerdo a un empresario que me decía que, en su opinión, toda empresa habría de despedir a cierto porcentaje de los empleados cada año, para así mantener un clima de tensión y terror, que convenía a los beneficios. Pero él mismo decía también que le resultaba imposible, porque se encariñaba con el personal... Acordándome de aquello, concluyo hoy que sufría una 'recaída en el feudalismo', en el concepto paternalista de 'señor protector'. Y por lo tanto, era una mala gestión para un burgués capitalista...
Usar el despido como herramienta para sembrar el terror es como usar un tenedor para aflojar un tornillo. Puede servir pero acabará rompiéndose y hay cosas mejores.