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La censura en la Unión Soviética fue un fenómeno persuasivo de
presión ideológica estatal que tuvo vigencia a lo largo de toda la historia de ese país (1922-1991), aunque con ciertos altibajos. Tuvo dos períodos de relajamiento: el primero, después de la muerte del dictador Iósif Stalin en 1953 (desestalinización), y el segundo durante la política de glásnost (“transparencia”) implementada por Mijaíl Gorbachov en 1986.
La
censura se realizaba de dos maneras principales:
- La protección de los secretos estatales eran manejados por la Administración Principal para la Salvaguarda de los Secretos de Estado en la Prensa (más conocida por su sigloide Glavlit), la cual era la responsable de censurar cualquier intento de publicación o transmisión de secretos sensibles.
- La censura, de acuerdo a los lineamientos ideológicos y políticos impuestos por el Partido Comunista de la Unión Soviética(PCUS), fue implementada a través de varios departamentos estatales especializados, a saber:
- Goskomizdat censuraba todo lo relativo a material impreso: ficción, poesía, etc.
- Goskino, a cargo del control de la cinematografía.
- Gosteleradio, a cargo de las emisiones o transmisiones radiales y televisivas.
- El Primer Departamento (en varias agencias e instituciones, como el Comité Estatal de Estadísticas (Goskomstat), era responsable de asegurarse de que los secretos estatales y la información sensible sólo alcanzasen las pocas manos autorizadas.
Control sobre el flujo de información (URSS).
Absolutamente
todos los medios dentro de la Unión Soviética estaban
estrictamente controlados por el Estado, ya se tratase de la radio, la televisión, libros, revistas y periódicos. Esto se lograba mediante la exclusiva propiedad estatal de todas las instalaciones dedicadas a la producción, por lo que necesariamente sus miembros debían ser empleados del Estado. Esto se extendía también hacia las
bellas artes, incluyendo el
teatro, la
ópera y el
ballet. Los conciertos de
música y las exhibiciones de
arte sólo podían realizarse en lugares controlados y previamente autorizados por el Estado.
En algunas oportunidades, la censura hacia tal o cual autor que no contaba con el beneplácito del régimen soviético era apoyada por campañas contra su material “ofensivo” en los medios de comunicación (sobre todo, en los periódicos). Asimismo, se solían aplicar otras sanciones adicionales, como la expulsión de las organizaciones profesionales respectivas (por ejemplo, de los círculos de escritores oficiales). En el caso de la publicación de libros, los manuscritos o redacciones a máquina originales de los autores debían pasar por el filtro de la
férrea censura ideológica. Usualmente las editoriales estatales sólo publicaban las obras de los autores
plenamente identificados con el gobierno. Los libros que contaban con el visto bueno oficial (por ejemplo, la colección de discursos del líder
Leonid Brézhnev) eran impresos en grandes cantidades, mientras que otra material no tan “importante” era publicado en números mucho menores y no era adecuadamente distribuido.
Por otro lado, la literatura popular “escapista”, como los principales éxitos editoriales
(best sellers) occidentales, como novelas de romance y misterio eran virtualmente inexistentes dentro de la Unión Soviética.
La posesión de
máquinas de escribir y, con más razón, de
imprentas era estrictamente controlada, para intentar prevenir la circulación de las copias ilegales
samizdat, ya se tratase de revistas o libros.
[4] Por otro lado, las tecnologías “exóticas” como las de las
fotocopiadoras y las computadoras virtualmente no existían dentro del país. Tan sólo unos pocos de esos aparatos electrónicos serían importados durante los años de Mijaíl Gorbachov (
1985-
1991). La posesión de una simple copia
samizdat manuscrita, como alguno de los libros de
Andréi Siniavsky era considerada un delito “ideológico” serio, que incluso podía costarle a alguien una
desagradable visita por parte de agentes del KGB.
Otra cosa que disgustaba bastante a las autoridades era la publicación de libros
prohibidos en el extranjero. Tal fue el caso de
Archipiélago Gulag, escrito por el célebre disidente
Aleksandr Solzhenitsyn, el cual fue inicialmente publicado en Occidente en
1973.
Era una práctica relativamente común en las bibliotecas soviéticas restringir el acceso a los diarios y periódicos que tuviesen más de tres años de antigüedad.
Verificadores de Información "Independientes" = Censuradores de Izquierda (Newtral, Maldita.Es) se adjudican la potestad de decidir que es VERDAD y que es Mentira como si fueran un Ministerio de la Verdad Orwelliano en pleno año 2020.