El humano es ocioso. El estilo de vida de nuestra especie es no hacer nada.
Todos los animales tienden a la ley del mínimo esfuerzo. Es absurdo gastar energía para nada.
Incluso los guepardos ,vaguean todo el día hasta que tienen que cazar y es cuando activan su cuerpo y su velocidad.
Los animales con metabolismos lentos, como las serpientes, una vez que cazan, se enrollan en una rama y ahí se quedan durante semanas haciendo la digestión. no tiene mayor interés en ir de viaje a otros lados.
Los animales se mueven por una razón biológica : alimentarse, beber, buscar territorio, huír de los depredadores, buscar pareja. FIN
Es completamente absurdo y contraproducente el rollo gimnasios y footing y toda la historia que tienen montada con ese sobre esfuerzo que envejece prematuramente. Cuanto más oxigenes el cuerpo , más reduces los telómeros.
Los latidos del corazón " están contados " El corazón de una musaraña etrusca late a una velocidad difícil de imaginar y difícil de creer: ¡1.200 latidos por minuto! por eso, si tienen mucha suerte, mueren de viejas a los 2 años. la mayoría mucho antes.
Sin embargo las tortugas o las ballenas son menos de 20 latidos por minuto y algunas viven cientos de años.
El extraordinario corazón de la musaraña etrusca
CUÁNTO VIVEN LAS MUSARAÑAS, dónde viven y qué comen
¡No corras tanto! Tu esperanza de vida es de 2.000 millones de latidos del corazón (latido arriba o abajo)
Aunque suena a fantasía de la
new age parece ser que venimos al mundo con un número máximo de latidos disponibles y, cuando se produce el último, game over. A razón de 60 latidos por minuto,
los 2.000 millones se cumplen en torno a los 64 años, más o menos la
esperanza de vida media mundial en 2012 (68 años).
Pero no menos de la mitad de esos 64 años se han alcanzado gracias a los avances en la salud y la higiene en los últimos 200 años. Anteriormente,
la vida humana estaba equiparada a la del resto de los animales: unos 1.000 millones de latidos, según el sorprendente cálculo de
Geoffry West, físico teórico del Instituto de Santa Fe (EEUU), que aparece citado en el libro
«Simplejidad«, de Jeffrey Kluger.
En realidad el cálculo de West está en deuda de una
elegante fórmula elaborada varias décadas antes por el químico suizo
Max Kleiber, quien también se preguntaba por la relación inversa entre metabolismo y tamaño de los animales. La fórmula resultante es la siguiente:
el total de energía consumida por unidad de peso es proporcional a la masa de este animal elevado a la potencia ¾. Al tratarse de una potencia menor de 1, cuanto mayor es el animal menor es su consumo energético relativo.
Salvo los humanos, por la acumulación de conocimientos que devino en ciencia, la fórmula vale para cualquier mamífero: las gacelas viven entre 15 y 20 años y los rinocerontes llegan a 50.
Pero lo más interesante de
la fórmula de Kleiber es que, como ha demostrado West, es aplicable a las células -las mitocondrias también se rigen por el ratio de crecimiento ¾-
y otros ámbitos fuera de la biología, como el tamaño de las ciudades o la distribución de las palabras en casi cualquier texto escrito.
Es como si todo el mundo físico fuera un gigantesco fractal regido por las mismas fórmulas matemáticas. A qué se debe es una incógnita: «No sabemos por qué es una ley tan poderosa y común», afirma un científico entrevistado en el libro.