Yo creo que hay que entender el enfoque de Elvira Roca como el ejercicio de un mecanismos de defensa contra la hispanofobia, que esa defensa sea nuestro ataque, y por ello no es necesario recurrir a la mentira y a la deformación típica de la leyenda antihispánica, basta con defender una moral propia, la nuestra, y toda la cosmovisión y estilo de vida asociado. Pues efectivamente, si actuásemos con sus mismas armas nuestra lucha dejaría de tener sentido, no tendríamos ninguna legitimidad.
Porque en el caso de nuestros enemigos, no hace falta invertarse ninguna leyenda, porque todo lo que ellos proyectan sobre nosotros es justamente lo que ellos ejercieron contra nosotros y el resto de pueblos colonizados. Esto se ve en EEUU donde tienen un problema tremendo con el revisionismo historico del indio, ya que se dan cuenta que si asumen de una vez la limpieza étnica cometida como parte del nacimiento de su nación, tienen que tirar abajo la propia legitimidad de su Constitución. Y ello supone una angustía vital que muchos estadounidenses empiezan a experimentar. Y por eso la tentación de echarles la culpa a los "otros", es decir, a Colón y Cortés.
Creo que los demócratas progres a la larga podrían ser nuestros aliados, a pesar de que ahora estén posicionados en el indigenismo más irracional.
Se podría plantear la siguiente hipótesis: que la hegemonia actual de las religiones evangélicas promovidas por liberales alubios comenzó en los años 60 cuando el bloque católico norteamericano de algún modo renunció a su papel de muro de contención, o mejor dicho fue destruido (época del asesinato de Kennedy, católico representante de este bloque). Kennedy era, como todos sabemos, demócrata.
Por tanto, se podría trazar la relación de causa-efecto, con todos los matices que queramos hacerle, entre la caida del bloque de poder católico en los EEUU durante los 60 y el actual anticatolicismo indigenista de las élites demócratas, que hasta hace muy poco, eran aliadas del los obispos catolicicos norteamericanos. Pero aun con esto, los demócratas progres están más cerca del hispanismo que Trump y sus aliados evángelistas. El problema es que los demócratas han sido infiltrados por la ideología hispanófoba como método efectivísimo de vacunación frente a la natural y lógica alianza Demócratas-Hispanos. Y de lo que se trataría es de saber contraatacar esto, con una contravacuna frente a ese indigenismo que tiene encarcelado a los demócratas y que coloca a los hispanos como enemigo de los "nativos indígenas", como si tal maniqueismo fuera posible. Es decir, los demócratas necesitan tanto como los hispanos combatir la leyenda negra puesto que son su primera víctima (lo mismo sucede con el PSOE en España, que dejó de ser español en el 2003 con el populismo de ZP). Aquí el enemigo es la alianza Trump-evangélicos o el sometimiento que los evangélicos ejercen sobre Trump y los demócratas.
No sé cómo lo véis.
Coincido en que tiene que haber "caminos de regreso" planteados y trabajados para todas las corrientes políticas. En esto podemos recordar el Mito del Auriga platónico, gobernando los diferentes caballos. El hispanismo sería ese Auriga intentando gobernar, a veces con órdenes y cumplidos, otras con latigazos, a esos caballos desbocados.
En este caso, me parece buena fórmula de reenganche o reevangelización del progresismo señalando directamente a una de sus patas, que es la estructura "socialista" norteamericana, los demócratas (la otra sería el tratamiento de la propia masonería europea). En el caso americano, un regreso a Kennedy -el irlandés-, el programa Apolo como paralelo de los cuatro viajes de Colón, y señalar esa "caída" hacia el racismo indigenista de la que deben salir.
La estrategia es trasladable a nuestro país y al PSOE conceptualizando cierta caída desde el felipismo hacia el racismo indigenista ibérico o autonomista, y ahí tendríamos aliados como Borrell. Es, creo, la retórica general que maneja Elvira Roca. Ella trabaja consciente o inconscientemente hacia la creación de una socialdemocracia/masonería hispanizante, si es que esto es posible. Desde luego, individualmente o en pequeños grupos sí lo es.
Se podría también justificar desde la pura retórica del poder, del que tanto PSOE como el Partido Demócrata son tan ávidos, a través de esa idea de imperio hispanoizquierdista que tendería a las magnas uniones, sea de Alaska a la Patagonia en un caso, o de toda España en el otro, mucho más grandes espiritual y materialmente que la "Pequeña América" del MAGA o la "Pequeña España" destruida post-secesionismo.
Las cabezas visibles mundialmente de este imperio son ahora mismo la tríada AOC - Bergoglio - Lula y todos sus asociados en países más pequeños.
Ahora bien, dicho esto, los riesgos son claros:
1. El primero es acabar arrastrado por los vicios de la izquierda. No tenemos que andar describiendo el conjunto de herejías, son muy conocidas, y son poderosas y efectivas en el ramplón y simplista discurso de las masas. Hay que continuar señalándolas, como peligro para el hombre pero también para la propia estructura de poder, ambas cosas se realimentan. La Realidad es implacable juzgando los vicios.
2. El segundo es abandonar o descuidar a la derecha. Primero, porque tiene en su poder verdades que la izquierda ha rechazado. Segundo, por el propio riesgo que conlleva abandonar a esos grupos. En España protagonizó los primeros conatos secesionistas, que aún colean en el PNV y los restos de CiU. La derecha hoy día también tiene la capacidad de explotar el imperio progresista por la incapacidad manifiesta del último en comprenderla -y de comprender sus verdades. Una conquista hispánica del izquierdismo podría dejar restos de derecha capaces de rebelarse. Hay grupos hispánicos en la derecha, también norteamericana (Bush, con todos sus defectos, era bastante prohispánico, y ahí están los republicanos cubanos, el exilio venezolano... una "derecha desde Texas y Florida" es muy distinta a una desde los Apalaches), y de hecho suelen blandir la idea de la Hispanidad más que la izquierda, ahí tenemos a VOX.
Así que me temo que es otro caballo que el sufrido Auriga hispano debe reconocer y domar.